
Los tutores pueden asesorarse con el programa
Escuela para Padres que existe en el nível básico. FOTO: EL MAÑANA
NUEVO LAREDO.- No sólo los padres de familia y maestros forman un
frente para detectar a niños que son víctimas de la violencia
intrafamiliar, también sus compañeros.
Además de los programas que implementa la Secretaría de Educación
Pública para fomentar los valores y la buena relación entre padres e
hijos, en algunas instituciones educativas, principalmente de
primaria, los propios alumnos se convierten en vigilantes de la buena
conducta.
La principal intención es evitar problemáticas como el bullying, pero
los alumnos también pueden detectar si sus compañeros están sufriendo
algún maltrato por parte de los padres de familia.
“Aquí formamos comités no sólo con los padres de familia, también los
propios alumnos sobre todo en la hora de recreo, deben estar
pendientes de las situaciones que puedan presentarse en los patios de
la escuela, pasillos, salones. La encomienda se rota por grupo”, dijo
Juan Manuel Arriaga, director de la escuela Arquímedes Caballero.
El personal docente debe tener la capacidad de observación sobre las
conductas de sus alumnos en grupo que puede ser entre 20 y 30
estudiantes, se busca la manera de orientar a través de diversos
programas como es Escuela para Padres, Escuela Segura e incluso han
participado personas ajenas a las instituciones como las asociaciones
civiles.
Cuando el problema es severo, la denuncia se puede realizar ante la
dirección escolar y de esta manera involucrarse incluso otras
instancias como el DIF, dijo Aurelio Uvalle Gallardo, jefe del Centro
Regional de Desarrollo Educativo.
“El maestro además de tener su planeación educativa, una de sus
principales armas es la observación directa hacia nuestros alumnos
para detectar alguna situación. Cuando suceden algunas situaciones, el
maestro orienta, orienta al padre, da información al director de la
escuela para que pueda llamarlos y ver de qué manera se puede apoyar o
denunciar”, añadió el jefe de Educación en Nuevo Laredo.
La presencia física de los alumnos es el principal signo a detectar,
con ello el maestro puede conocer si el niño o niña durmió, se
desveló, comió, si tienen problemas de carácter emocional o presenta
conductas diversas, personalizando así su trato para saber el entorno
familiar en el que se desarrolla.
Aun cuando no se precisaron números, Uvalle Gallardo destacó que tanto
el personal docente como los padres de familia, deben estar
coordinados ante las conductas de los hijos, para evitar situaciones
de riesgo no sólo al interior sino exterior de la escuela.