Madrid
15 FEB 2016
Recreación de un caso de acoso a un adolescente a través del móvil.
Santi Burgos
EL
PAÍS
“Eres un
ruso de mierda, vete a tu país”, le gritaban, entre otras frases. El
chico tenía 12 años. Sus cuatro
acosadores, entre 15 y 17. Se cruzaban en el patio de un colegio de
Cáceres. Los insultos en el recreo se prolongaron y el acosado acabó
cambiando de centro. Los adolescentes fueron condenados por un delito
contra la integridad moral. La Audiencia Provincial de Cáceres, a
instancia de los padres del menor, da ahora un paso más y obliga a
juzgar también a tres profesoras del centro por su “pasividad” ante lo
sucedido.
Los
problemas comenzaron cuando el menor empezó a cursar primero de
secundaria, en octubre de 2012. Ya entonces le dijo a su tutora que lo
insultaban continuamente en el recreo, según refleja el auto de la
audiencia provincial. Tres meses después, el 13 de diciembre, ocurrió el
peor episodio. “El acosado se sintió tan mal y tan aterrorizado que
estalló y llegó a sufrir un ataque de ansiedad que le provocó sentidos
lloros y gritos del tipo: ‘Me quiero morir… me quiero ir de este
colegio”. Por estos hechos, el Juzgado de Menores impuso a los cuatros
acosadores tareas socioeducativas como coautores de un delito contra la
integridad moral. Pero los padres del niño, que acabó cambiando de
centro, pidieron también responsabilidades al colegio.
La
audiencia considera que tres profesoras del colegio concertado Sagrado
Corazón de Cáceres tuvieron conocimiento “de la existencia de una
situación objetivada y mantenida de acoso escolar”, pero su conducta fue
de “pasividad”. “Nada hicieron por esclarecer los antecedentes y motivos
del incidente”, según recoge un auto del 9 de febrero —adelantado por
el diario extremeño
Hoy—, que anula el sobreseimiento de la causa contra las docentes.
Se trata de la directora del centro, la orientadora y la tutora del
alumno, según identifica el citado periódico regional. La causa por un
posible delito contra la integridad moral del chico “por acción u
omisión” fue archivado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción
número 4 de Cáceres el pasado 2 de diciembre y es ahora reabierta por
una instancia superior. Este periódico ha intentado sin éxito recabar la
versión de los responsables del centro escolar.
Una vía poco usual
Este auto
abre una vía poco usual en los casos de acoso en España, un asunto de
actualidad tras la reciente denuncia de los padres
del menor madrileño Diego, de 11 años, que se suicidó tras dejar
escrita una carta en la que decía: “No quiero ir al colegio”. Ni la
familia ni el colegio de Diego detectaron que éste podía estar siendo
víctima de acoso, un extremo que está
bajo investigación judicial.
En el caso
del alumno de Cáceres, la audiencia subraya que los esfuerzos del
colegio se centraron sobre el acosado, “dando lugar a una mayor
victimización del mismo”. “No se realizaron diligencias encaminadas a la
identificación de los autores”, prosigue el texto judicial, “ni se contó
a otros profesores”.
Los
magistrados subrayan la “desesperación e impotencia” que sintió el niño
por la falta de respuesta de sus profesores. Respecto a lo ocurrido tras
aquel 13 de diciembre, asegura que no consta que se aplicaran “medidas
de refuerzo y apoyo para los patios o el recreo”.
En los
últimos años, se han dictado distintas sentencias condenatorias para los
centros por casos de acoso. En 2012,
un colegio de Alcorcón tuvo que pagar 32.000 por tolerar el bullying
a uno de sus alumnos. Fue la mayor cuantía impuesta hasta la fecha a un
centro escolar por un caso de este tipo.