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Entrevista a Daniel Carretero

Daniel Carretero, periodista e investigador del caso del Niño Pintor. Colaborador de la familia.

 

Les invito a leer este cuestionario que resume mi investigación periodística del caso del «niño pintor de Málaga». Pese a que ha sido ofrecido a varios medios, ninguno ha querido publicarlo. Mías son las preguntas y mías son las respuestas. Como me dijo en una ocasión la psicóloga Flor Bellver (QEPD), los medios están cuando les interesas, pero nunca cuando los necesitas.

 

En estos últimos años la Policía ha reabierto la investigación. ¿Cómo lo valora?

Hace unos años el caso de David Guerrero, el «niño pintor», parecía condenado a los homenajes. En septiembre de 2018, durante la rueda de prensa de presentación de la exposición que prepararon los hermanos sobre la obra de David, Paco Lobatón propuso el cambio de nombre de la calle Sargento García Noblejas (conocido militar de la División Azul), que era donde vivía el niño y donde actualmente todavía reside su madre, por el de David Guerrero Guevara. Lo hizo con toda su buena voluntad, pero cruzar esta raya significaba de manera simbólica el enterramiento definitivo de la investigación del caso. El mayor homenaje que se puede hacer a una persona desaparecida es seguir buscando la verdad y eso es lo que he tratado de hacer. Que se volviera a hablar de David, pero esta vez por la aparición de nuevos testimonios que casi 32 años después cuestionaban absolutamente todo. En una ocasión, al principio de la investigación, compartí con Jorge (el hermano mayor de David), que ha sido la persona que me ha acompañado durante todo este tiempo, una pregunta que solía hacerme a menudo: ¿habría gente en Málaga en aquel momento que supiera datos desconocidos sobre el caso? La respuesta fue que sí y no por un testimonio aislado, sino por diferentes fuentes que señalaron la presencia de David en todos y cada uno de los lugares donde se dirigía la tarde de su desaparición. Esta reapertura del caso es consecuencia de esta investigación y especialmente de la presión ejercida por Jorge ante la Policía. Lo fundamental una vez conseguida la implicación policial hubiera sido que no se quedase en una mera cuestión cosmética y en un titular de periódico grandilocuente para maquillar el fracaso que ha supuesto históricamente el caso del «niño pintor» para la Policía. De nada sirve ahora dedicarse exclusivamente a desempolvar los mismos legajos que durante años se estudiaron en diferentes revisiones que no condujeron a nada, si no va acompañada de la investigación de las nuevas pistas y de la realización de las gestiones que de estas pueden derivarse, que por el tiempo transcurrido deberían gozar de prioridad, aunque no me consta que la «lógica» haya imperado especialmente en esta revisión del caso.

 

¿Cómo ha sido vuestra relación con la Policía?

El Grupo de Homicidios de la Comisaría de Málaga tardó cinco meses en recibir a Jorge, que una vez iniciada nuestra investigación quiso poder aclarar las dudas que en aquel momento ya teníamos. Conforme fueron apareciendo estas nuevas pistas su presión fue en aumento, pero la Policía sólo accedió a entrevistarse con él tras una orden recibida desde Madrid después de una llamada de Paco Lobatón. En aquella reunión se le dijo que no habían estudiado el caso, que en consecuencia no le podían informar de nada y que no se haría nada salvo que aparecieran unos huesos. A partir de entonces quisimos involucrar al Grupo de Desaparecidos de la UDEV, aunque finalmente se decidió que sería la Unidad de Policía Judicial adscrita a los juzgados la encargada de la investigación. En mi caso, tras cerca de dos años de investigación activa, la Policía jamás me ha llamado para entrevistarse conmigo y poder aprovechar mi experiencia y conocimiento del caso. La excusa es que no quieren contaminarse. A pesar de ello, he querido informar a través del correo electrónico como se me propuso en su día desde el Grupo de Homicidios, aunque recientemente he conocido que esta vía tampoco era bien recibida, ya que a algunas personas no les parecía serio eso de que un periodista informase a la Policía. 

 

En septiembre de 2019 se produjo algo inesperado, la pista más conocida en el caso, una caricatura que David regaló a una compañera de colegio poco tiempo antes de desaparecer y que ésta entregó a la Policía cuando le preguntó si tenía algo del niño, aparece en el buzón actual de esta persona. ¿Cómo se explica esto?

A día de hoy me consta que se ha buscado la caricatura original tanto en el juzgado, donde sólo se han encontrado copias, como entre los legajos policiales, sin que tampoco se haya localizado, por lo que los investigadores señalan que se trata de la caricatura original. De entrada la aparición de la caricatura en el buzón es un escándalo, ya que alguien ha roto la cadena de custodia (no necesariamente en fechas recientes) y la Policía debería de dar las explicaciones oportunas, en primer lugar a la familia de David y a la propia Gema (compañera de colegio que recibió el dibujo en su buzón) y en segundo lugar convocar una rueda de prensa y abrirse a las preguntas de los periodistas. Lamentablemente su política de comunicación se está caracterizando por la opacidad y la falta de transparencia, características que dicho sea de paso no hacen honor a una policía democrática. 

 

La investigación que habéis llevado a cabo ha permitido cuestionar el relato oficial de los hechos 32 años después.

Durante cerca de dos años hemos recogido cientos de testimonios de los diferentes ámbitos donde se movía David que pudieron tener una relación con el caso. No hemos llevado a cabo una revisión, sino una investigación integral como si estuviéramos en el día siguiente a la desaparición, y lo hemos hecho sin poder tener acceso a los archivos policiales. Hemos hablado más de tres décadas después con cientos de personas de todos los ámbitos, muy probablemente hayamos hablado con más personas que la propia Policía en todo ese tiempo. Hasta ahora no se había podido reconstruir el trayecto que siguió David Guerrero el día de su desaparición. Nosotros lo hemos conseguido casi 32 años después, y además hemos podido ubicar el último lugar conocido en el que estuvo: la peña El Cenachero.

 

¿Puede hacer un relato de los hechos?

La tarde del 6 de abril de 1987 el niño, de 13 años de edad, iba a ser entrevistado en la galería de arte La Maison por el director de Radio Popular en Málaga, Paco Fadón, sobre las siete de la tarde, ya que tres días antes había expuesto allí un cuadro suyo sobre el Cristo sevillano de la Buena Muerte. David salió de casa entre las 18:30 y 18:40 horas para dirigirse a la parada de autobús del mercado de Huelin, para coger un autobús que lo dejaría en Muelle Heredia, a pocos metros de la pinacoteca. La versión que ha mantenido la Policía todos estos años es que su pista se le pierde cuando sale de su casa. Pues bien, la primera sorpresa de nuestra investigación es que existen referencias en diversos periódicos de la época de una nota de prensa enviada por el Gobierno Civil a los medios de comunicación el 7 de abril de 1987, un día después de la desaparición, en la que se señalaba que el niño había sido visto en la parada del autobús del mercado de Huelin a las 18:45 horas. Esta información la he podido verificar con el jefe de prensa del organismo en aquel momento. Cómo surgió esta información y por qué con los años no se hizo mención a ella lo desconozco. ¿Cómo una fuente oficial como el Gobierno Civil, tan sólo un día después de la desaparición, con información surgida de los propios investigadores del caso, contradice la versión que la Policía ha mantenido todos estos años de que la pista de David se le pierde cuando sale de su casa?

 

¿Hubo constancia de movimientos extraños, gritos o indicios de que en el trayecto de su casa a la parada pudiera haber sucedido algo?

No existe información alguna en ese sentido, a pesar de que había presencia policial con motivo de que el itinerario de la reina, que llegaba a Málaga esa tarde para reinaugurar el Teatro Cervantes, pasaba por la zona y el tránsito de su vehículo estaba previsto para una hora más tarde. Si llegó a la parada como señalaba el Gobierno Civil, las posibilidades de que David fuera introducido en un vehículo por la fuerza en ese lugar o subiese por propia voluntad serían menores, debido a la posible presencia de testigos que como él podrían encontrarse esperando el autobús y que lo pudieran haber contado, algo de lo que no hemos tenido constancia.

 

Los conductores de autobús que cubrían esa ruta fueron preguntados por la Policía, sin que ninguno de ellos viera al niño.

El trayecto en autobús iba a transcurrir en gran parte por el itinerario que escasos minutos después iba a tomar la reina. Según me señaló una persona que fue aquella tarde en su vehículo desde Carretera de Cádiz hacia el centro de Málaga, había bastante tráfico en la zona, lo que pudo significar retenciones y un retraso en la frecuencia de los autobuses que provocaran que a David se le hiciera tarde. Si a ello le unimos que mucha gente pudo optar por coger el transporte público para ir a ver a la reina y que los vehículos presumiblemente tuvieron una gran ocupación, no resulta extraño que el conductor que pudo transportar a David no recordase a preguntas de la Policía a una persona concreta entre las centenares que recogería aquella tarde. 

 

Pero la entrevista en la radio no llegó a realizarse.

La entrevista no se realizó y tanto el periodista como el director de la galería, Antonio María Marín, declararon que el chico no había ido. Sin embargo, por las horas en que salió de casa y fue visto en la parada, y con las circunstancias anteriormente expuestas, es probable que David no llegase a la galería hasta aproximadamente las 19:20/19:25 horas, cuando ya no le esperaban. 

 

Antes de que nos situemos en el entorno de La Maison hay referencias de personas que lo ven dentro de un autobús…

Existen al menos dos testimonios de personas que lo ven dentro de un autobús. El primero es el de un pintor y antiguo delegado sindical de la UGT en Málaga, Paco Jurado, que conocía al niño de vista, ya que la familia de su mujer era del barrio. Señala que vio al niño de pie dentro de un autobús estacionado en la parada del Mercado de Huelin, mientras él estaba en la acera de enfrente. Por otro lado hemos encontrado en una publicación de la época (revista Tiempo) la referencia al testimonio de una mujer que afirmaba haber compartido parte del trayecto en el autobús con el niño, pero que debido a que ella se bajó antes no pudo precisar la parada en la que lo hizo David. 

 

¿Crees por tanto que el niño pudo haber llegado a la galería de arte La Maison? 

Hay un testigo, el pintor malagueño Rafael Jaime Calderón, que afirma haber visto a David en la galería de arte la tarde de su desaparición. El pintor había acudido porque el director de la pinacoteca le había contado telefónicamente que se había vendido un cuadro que había dejado en días anteriores y le dijo que se pasara. Lo curioso es que Rafael ya conocía a David, porque era amigo del también pintor Pepe Guevara, el profesor que enseñaba a David en la academia de pintura y que además era primo de la madre del niño. En aquellas fechas Rafael acompañó algunas tardes a su amigo Pepe en la academia de pintura. Según su testimonio David ya se encontraba en la galería cuando él llegó y afirma que mantuvo con el niño una breve conversación sobre el cuadro del Cristo que estaba colgado, para a continuación decirle que se fuera para la academia de pintura -ubicada en la sede de la peña El Cenachero- que luego iba él, y señala que lo vio salir. 

 

¿Tuvo conocimiento la Policía de la existencia de esta persona?

Este testimonio era presuntamente conocido por la Policía, que no lo tuvo en cuenta. La propia fuente afirma haberlo puesto en conocimiento de las autoridades hasta en dos ocasiones: una en Málaga inmediatamente después de la desaparición y otro en Ibiza años más tarde, con motivo de una revisión del caso. 

 

Y desde La Maison David tenía previsto dirigirse a la peña El Cenachero.

Desde la galería a la peña se tarda aproximadamente un cuarto de hora. Existen dos testimonios referenciales de familiares de las dos personas -ya fallecidas- más relevantes de El Cenachero, Félix Sicsú y Paco Repiso, vicepresidente y presidente respectivamente en la última junta directiva, que señalan que David llegó a la peña la tarde de su desaparición y posteriormente salió. Estos testimonios, a cargo de Marisa Sicsú, hija de Félix Sicsú (que además hizo referencia a que el niño se marchó de la peña de día) y de Pilar Casado, viuda de Paco Repiso, son a mi juicio los más importantes porque ubican el último lugar conocido donde estuvo el niño.

 

¿Hablaron con la Policía los directivos de la peña El Cenachero, Félix Sicsú y Paco Repiso, para dar a conocer los datos?

Son personas ya fallecidas que no pueden defenderse y ante todo hay que ser respetuoso. Según fuentes policiales no existen referencias a estos nombres en los archivos policiales, y nosotros hemos podido comprobar que en las diligencias previas presentes en el juzgado tampoco aparecen. Asimismo, antiguos agentes responsables de la investigación a los que he consultado (me hubiera gustado hacerlo con algún otro que tuvo entonces un papel más protagonista) desconocen estos nombres, y familiares y amigos de las personas citadas no me han afirmado que en alguna ocasión hablasen con la Policía. 

 

Con las fuentes recabadas, ¿hay por fin una hipótesis fundamentada sobre lo ocurrido?

Lo primero que voy a decir es que David no desapareció voluntariamente, a pesar de que fue una hipótesis barajada por la Policía. Lo hizo fundamentalmente por el episodio del viaje de estudios a Portugal, y que durante el mismo el niño ganase algún dinero pintando a turistas que se alojaban en el mismo hotel. Uno de los compañeros de David en la academia de pintura me hizo referencia a que David le mencionó que había conseguido la importante cantidad de 50.000 pesetas, aunque el resto de fuentes me han señalado cifras muy inferiores sin que las pudieran especificar con certeza. No era ningún secreto que había ganado algo de dinero, lo sabían profesores y compañeros de colegio que fueron con él al viaje, y también lo sabía el compañero del taller de pintura. Pero fuera de que en un momento dado pudiera haber ganado algún dinero no hay ningún elemento para sostener una desaparición voluntaria. David era un niño normal muy apegado a su familia, feliz, muy sonriente, se responsabilizaba de cuidar a su hermano pequeño del que era inseparable y carecía de problema alguno en su casa que haga pensar en una marcha voluntaria. Además, tenía amigos en clase y una novieta con la que empezaba a tontear en aquel momento, sus compañeros y profesores lo apreciaban y no sufría ningún tipo de acoso escolar. La situación económica de la familia era la normal para cualquier obrero de la época, que permitía con esfuerzo y sacrificio sacar adelante a una familia con tres hijos, sin que les faltara nada para vivir y desarrollarse. Pensar en una desaparición voluntaria es desconocer la vida de David.

 

¿Y cuál es su hipótesis?

El recuerdo de Marisa de las palabras de su padre era que el niño estuvo en la peña «un momento, pasó un momento nada más, un ratito corto», y posteriormente «salió» cuando todavía era «de día». Eso no era lo previsto. Lo achacaba a que David hubiese entrado para dejar o coger algo, pero salvo que el motivo hubiese sido realizar un trámite administrativo, hubiera tenido que entrar necesariamente a la academia de pintura, ya que fuera de ésta no había ningún lugar donde los alumnos dejaran sus materiales. Lo habitual era que se llevasen a su domicilio los útiles de pintura, aunque dentro del taller podrían dejar lo más pesado, como los cuadros que estuvieran haciendo en aquel momento. Mi hipótesis es que David fue engañado y la trampa se inició muy probablemente en el interior del edificio de la peña El Cenachero y antes de que David entrase a la sala donde se encontraba la academia de pintura, que estaba en la segunda planta, ya que ninguna persona de este ámbito ha aludido a que David acudiera aquella tarde. El hecho de que no entrase a la academia me resulta fundamental, ya que de otro modo hubiese resultado inviable la ejecución del plan previsto por la presencia como testigos de sus compañeros de la pintura, que hubieran podido decir que el niño había llegado, y provocaran con su testimonio que la Policía fijase su atención sobre aquel lugar.

 

¿El engaño pudo estar relacionado con alguna propuesta para que por ejemplo pintara a alguien aquella tarde?

El engaño debió de tener la suficiente capacidad persuasiva como para que cambiase radicalmente sus planes desde aquel preciso momento -que no eran otros que pintar en el aula hasta que su padre lo recogiera-, y que se marchase de aquel lugar. El elemento de la pintura podría haber estado presente, pero considero más probable para asegurarse la eficacia de la mentira que ésta hubiera tenido una carga emotiva para el niño. Eso aseguraría que David se volviese vulnerable y dejase a un lado su aspecto racional.

 

¿Cree posible que el niño conociera a la persona que pudo engañarle?

Me resulta difícil imaginar que David fuese engañado por un desconocido, por una sencilla cuestión de sentido crítico. Pienso que para que la trampa funcionase el niño debía de conocer a esa persona, que quizá para él pudo ser una fuente fiable en ese momento, aunque ésta no estuviera presente en su vida y simplemente la conociera de vista en el ámbito de la peña.

 

¿Contó en su opinión con otros cómplices?

Este individuo en mi opinión era un elemento fundamental porque podía acceder a David sin levantar sospechas y controlar sus rutinas, y a la hora de ejecutar el engaño era la primera pieza y la más importante, pero no tengo referencia de que David pudiera salir del edificio de la peña acompañado, por lo que considero que pudo haber otra persona en el exterior que lo estuviera esperando para trasladarlo y le ofreciera ir en su coche, o que la primera persona le remitiese a éste y le dijera que estaría en un punto concreto. 

 

El problema es que fue una desaparición limpia.

Pienso que David no se dio cuenta del engaño hasta que estaba dentro del coche y fue demasiado tarde. Por eso mientras el niño permaneció en el edificio de la peña y en la calle la actuación debió de ser meramente persuasiva carente de ningún tipo de violencia, para no levantar sospechas.

 

Sin embargo nunca se pidió un rescate…

Hay diferentes móviles para cometer un secuestro que no requieren la petición de rescate. Me gustaría preguntar a la Policía si se investigaron las redes de pederastia activas en aquel momento en Andalucía, especialmente en las provincias de Málaga, Sevilla y Córdoba; si se comprobó el registro de llamadas de aquel y anteriores días -tanto de entrada como de salida- del teléfono 226969, correspondiente a la peña El Cenachero, y si hubo alguna persona vinculada a la peña que recibiese una cantidad importante de dinero o que hiciera alguna compra relevante en las fechas anteriores o posteriores a la desaparición, o que al poco de suceder la desaparición dejase de aparecer por ese lugar.

 

¿Piensa que el día en que tuvo lugar la desaparición fue casual?

Desconozco si se eligió expresamente con motivo de la visita de la reina a Málaga, pero a la vista del desarrollo de los acontecimientos y las investigaciones sin duda favoreció a los culpables. Este día también pudo coincidir con la ausencia del profesor de pintura de David, Pepe Guevara, de viaje en Madrid (no puedo concretar la fecha exacta de su viaje) y que de acuerdo al testimonio de Rafael Jaime aquel le había pedido que durante su ausencia se quedase a cargo de los alumnos. El tránsito de gente en pleno centro de Málaga ayudaba a pasar desapercibidos y la falta del profesor favorecía un menor control sobre los alumnos. Pienso que el plan no fue improvisado y requirió una preparación de al menos varias semanas, ya que considero que tuvo una cierta complejidad. Me surge una duda, aquel día David pudo llegar a la peña sobre las 19:45 horas, ya que anteriormente había estado presuntamente en la galería. Las clases de pintura comenzaban a las 19:00 horas. ¿Sabían sus secuestradores que David tenía una entrevista en la radio e iba a retrasarse por ese motivo? ¿Conocían que el profesor titular no estaba presuntamente y que su sustituto había acudido previamente a la galería de arte?

 

Su hipótesis se sostiene en varios testimonios. ¿Le merecen credibilidad estas fuentes?

No estamos hablando de un testimonio aislado, sino de diferentes fuentes que sitúan a David en cada uno de los lugares donde tenía previsto acudir la tarde de su desaparición. La primera de ellas es el propio Gobierno Civil, con la relevancia que ello supone. Los testimonios de la presencia de David en la galería de arte y en la peña, tres en total, han corrido a cargo de personas serias conocidas en círculos de Málaga, y que no responden al perfil de buscadores de protagonismo. 

 

¿Se investigó adecuadamente el caso?

Con esta investigación no hemos tratado de enmendarle la plana a la Policía, pero lo que no podemos hacer es obviar la realidad. Hay muchos casos en la historia criminal española cerrados en falso, en la desaparición de David no es que no se pudiera localizar al niño o encontrar a los culpables, es que ni siquiera se pudo reconstruir el trayecto que siguió la tarde de su desaparición. ¿Por qué un periodista lo ha conseguido 32 años después, con las limitaciones que supone el paso del tiempo, y la Policía fue incapaz de hacerlo en aquel momento? Esta es una pregunta que no me cansaré de repetir hasta que obtenga una respuesta. No, no se investigó adecuadamente, faltaron por hacer muchas gestiones y de manera evidente faltó poner patas arriba la peña El Cenachero. La dispersión tanto geográfica como de posibles móviles fue en mi opinión un error fundamental y benefició claramente a los culpables. Lo fundamental era haber investigado de manera rigurosa Málaga y asegurarte de que décadas después no van a aparecer personas que con su testimonio pongan en entredicho el trabajo de la Policía. 

 

¿Cree que detrás de esta presunta omisión policial hubo algo más?

No tengo respuesta a esta pregunta, y no porque no quiera responder sino porque lo desconozco. Quiero pensar que los escasos medios personales con los que trabajaban, el hecho de tener que tratar otros asuntos, la dispersión en la investigación y la complejidad que llegó a tener el caso pudieron haber provocado este error, atribuible a algún descuido, pero el caso hubiese sido muy diferente si los testimonios que tenemos hoy hubiesen trascendido en su día. No sé si se hubiese localizado a David o a los culpables, pero al menos hubiera permitido algo tan importante como centrar la investigación, que es el paso necesario para poder encontrar algo. Y a nosotros nos hubiera evitado sentirnos como auténticos gilipollas al conocer 32 años después los testimonios que situaban a David en la peña. Se hace muy necesario poder reunirnos con antiguos inspectores que dirigieron la investigación y que han declinado nuestra propuesta. Lo único que queremos es despejar incógnitas y alejar fantasmas, y si no quieren reunirse conmigo que lo hagan únicamente con la familia. Voy a ser más concreto, la persona que dirigió la investigación durante la primera etapa, Eduardo Pérez Extremera, no sólo se niega a reunirse conmigo, lo que podría entender por el hecho de ser periodista, se niega a reunirse con la familia y a aclarar sus dudas. Se trata seguramente de la persona viva que a día de hoy podría aportar más información sobre el caso. En su momento, debido a que el padre de David (ya fallecido) acudía frecuentemente a comisaría para conocer las novedades en la investigación, hizo con el progenitor una cierta amistad. En una ocasión incluso pidió al padre, ya que éste trabajaba en la fábrica de Cortefiel en Málaga, que lo acompañase a El Corte Inglés porque quería comprarse una chaqueta y necesitaba consejo. El problema que tenemos es que ni en las diligencias previas presentes en el juzgado, a las que hemos tenido acceso, ni en los legajos policiales según fuentes de la investigación se encuentran las referencias a estas personas de la peña. El problema que tenemos es la nota del Gobierno Civil que no casa con la versión policial, como tampoco lo hacen los testimonios de la presencia de David en un autobús, o que Rafael Jaime hablase presuntamente con la Policía hasta en dos ocasiones para contar su experiencia y nadie hasta ahora haya conocido su testimonio.

Y quiero hacer otro comentario, lo que aparece en las diligencias previas es que al principio de la investigación la Policía pinchaba el teléfono de personas citadas por el padre de David con las que él pudiera haber tenido un desencuentro en el pasado o simplemente con las que se llevara mal o sobre las que tuviera alguna reticencia. De esta manera se descartaba la posibilidad de otros móviles delictivos. En mi opinión el protocolo debería haber sido distinto. Lo fundamental era investigar hasta el fondo los lugares donde se dirigía aquel día David y a partir de ahí, ante una hipotética ausencia de resultados, preguntar por los chismes. Se hizo lo segundo y lo primero se realizó de aquella manera. 

 

A día de hoy, sinceramente, ¿podría hacer algo la Policía?

Lo importante es que no se limiten a revisar sus archivos, ya que si durante más de tres décadas las diferentes revisiones que se han llevado a cabo no han producido ningún resultado, lo lógico es pensar que tampoco lo iba a producir ahora. Las novedades que han surgido en el caso han aparecido exclusivamente por la investigación que hemos realizado, y me parece sensato solicitar que ésta pueda ser tenida en cuenta. Hay cosas que la Policía podría hacer con tan sólo un oficio policial, sin necesidad de una orden judicial, y que en algunos casos le llevaría escasas semanas. Sólo hace falta voluntad y verdadero interés por hacerlo, pero no me consta que eso esté sucediendo. Los agentes deben ser conscientes que esto es una batalla contra el paso del tiempo. La pelota está en su tejado, porque hay gestiones que ya quedan fuera de nuestro alcance.

 

¿Qué piensa sobre el ciudadano suizo?

De momento desconozco en qué fechas concretas se alojó en el hotel Los Naranjos, porque los archivos que guardaba el establecimiento ya no existen. Se trataría de un dato clave para pensar en una posible participación en el caso. Podría haber sido responsable de la desaparición o simplemente haber conocido el caso de David en los medios de comunicación y haber apuntado su nombre con el propósito de ayudar. La pista del suizo surgió del testimonio tres años después de una camarera de piso del establecimiento, que dijo que encontró sobre la mesita de noche de la habitación de este hombre una nota manuscrita con el nombre y los apellidos del niño y su barrio, Huelin, además de alguna información adicional que no pudo precisar con certeza. Por cierto, la camarera vivía en un bloque de cuatro plantas en el que residían a su vez dos personas que tuvieron una importante vinculación con la peña: el conserje que cuando llegó el padre de David para recoger a su hijo le dijo que el niño no había ido ese día y un directivo de ésta.

 

¿Por qué la camarera esperó tres años?

Una fuente policial me señaló que según el testimonio off the record de la camarera, que no figura en la declaración oficial, fue debido a presiones laborales recibidas por el director del hotel, que ya ha fallecido, en las fechas posteriores a la desaparición, para que el establecimiento no se viera relacionado en ninguna circunstancia negativa que pudiera perjudicar su reputación.

 

¿Y la caricatura?

La caricatura por sí sola no demuestra absolutamente nada. A pesar de que hay algunas coincidencias, existen otros elementos en la imagen del suizo que una persona tan observadora como David habría retratado, como por ejemplo las gafas de sol o la cámara fotográfica colgada del cuello. Además, David hizo una caricatura de una persona con mucha chepa que no se corresponde con la imagen del individuo en aquel momento. Mostradas las imágenes de la caricatura al dueño de un hostal donde el suizo se alojó me dijo con mucha seguridad que no se trataba de la misma persona, tanto en lo referente a su físico como a su comportamiento, ya que era una persona educada y amable sin ningún tipo de ademán extraño como se muestra al personaje de la caricatura. Hay que decir que David era muy aficionado a dibujar «malos» de aspecto hosco y hay que sepamos en su obra hasta dos dibujos muy similares a la mediática caricatura. Ésta ha servido durante todos estos años para llenar minutos de televisión y para que charlatanes sin escrúpulos, que jamás han investigado el caso, pudieran lucrarse. A día de hoy me consta además que la Policía descarta que el dibujo de David haga referencia al suizo e incluso han hecho mención a que una persona del ámbito laboral del padre de David se parecía más que el suizo a la caricatura, lo que por otra parte no significa absolutamente nada. Sobre esto tengo que decir que para descartar la caricatura la Policía sí se ha tomado bastantes molestias, lo que es positivo. Sin embargo, no entiendo que prioricen un aspecto tangencial de la investigación como ése y por contra no aprovechen las últimas oportunidades para poder tomar declaración a personas y realizar gestiones que podrían hacer avanzar realmente la investigación. Respecto a la pista del suizo, lo relevante es exclusivamente la presunta nota encontrada en la mesita de noche de la habitación de este huésped y que por cierto nunca se entregó físicamente a la Policía.

 

Se ha dicho que el suizo tenía atracado un yate en el Puerto de Málaga y la noche de la desaparición de David embarcó con destino a Marruecos.

Para empezar el suizo no tenía ningún yate, ya que el yate era el del hijo, Jean-Pierre. Cuando iba a Marruecos Rudolf Heinrich Eschmann (el padre) lo hacía en avión o como mucho en ferry (me lo contó el hijo). El padre no conducía el yate del hijo. Esto es algo que ha difundido el expolicía y «poli mediático» Juan Antonio O’Donnell pero que no se basa en ninguna prueba (no me consta que haya nada de ello en los archivos policiales y los archivos del Puerto de Málaga donde podrían estar esos registros se perdieron por una inundación en fechas bastante posteriores). Yo he hecho consultas a una buena parte de puertos de la costa mediterránea y no he encontrado nada, y me preocupé por investigar a fondo el tema porque a mí también me llamaba mucho la atención eso que se decía. Repito: ni tenía yate a su nombre ni conducía el de su hijo y ni tan siquiera me consta que supiera conducir yates, por lo que si además le añades que salió del Puerto de Málaga con dirección a Marruecos en yate la misma noche de la desaparición de David tienes una historia que gustará mucho en las teles, pero que es pura fantasía. ¿De dónde salió esa historia y en qué indicios se basaba? Parece ser que era una hipótesis de un antiguo policía (eso al menos es lo que me ha llegado), como también la ha sido (con mucho más peso) que el niño desapareció voluntariamente (a cualquiera que conozca realmente el caso la desaparición voluntaria le parecería una soberana estupidez). Sobre el yate tampoco hay prueba de ningún viaje a Marruecos por parte del hijo en fechas próximas a la desaparición de David. Decir gratuitamente esto (repito, sin pruebas), cuando no has hecho investigación sobre el terreno (lo digo por ti O’Donnell) o que el suizo pudo llevar al niño hasta «el yate» y debido a que David se asustara o a que el hombre tratara de impedir su huida, el niño se golpeara de forma involuntaria o fuese golpeado, muriese y su cuerpo fuera arrojado al mar, es más que una hipótesis una paja mental más propia de un charlatán, al que muchos periodistas y personajillos siguen dorándole la píldora, que una hipótesis seria y rigurosa que es lo que debería exigírsele a una persona que procede de la propia Policía, amén de la intoxicación que produce y el daño que especulaciones sin pruebas o indicios hacen a la propia familia, por parte de alguien que además no ha investigado el caso.

 

¿Cómo valora el tratamiento de los medios?

La desaparición de David es uno de los grandes casos de la democracia y una de las desapariciones más extrañas de Europa. Como periodista no entiendo por qué no se ha investigado periodísticamente el caso antes de mi llegada, a pesar de que se ha tenido más de 30 años para hacerlo. Y sin embargo ha sucedido algo opuesto, las televisiones condenaron la desaparición de David a la emotividad y se dedicaron a explotar la imagen de su madre, a la que han convertido en la «imagen de marca» del caso. Era más sencillo y más barato eso que ponerse a investigar. No me gusta la información de sucesos que se hace hoy, en la que abundan las tertulias, el sensacionalismo y un exceso de fuentes institucionales que provoca que cueste distinguir a los periodistas de los propios portavoces de la Policía y la Guardia Civil. Lo bueno de que la Policía nos impidiera acceder a los archivos es que hemos tenido que investigar por nuestra cuenta desde cero y sacar nuestras propias conclusiones.

 

Hay personas a las que todavía no ha podido localizar, entre ellas la citada en el anónimo que recibió la familia. ¿Podría enumerarlas?

1. Buscamos a Gervasio, persona aludida en el anónimo, que hemos comprobado a través de numerosos testimonios formaba parte del círculo de la peña El Cenachero. Existen referencias a que era conocida por Paco Repiso y José Luis Cuberta Graña. Su perfil profesional respondería al de hombre para todo y su edad actual en caso de estar vivo podría superar los ochenta años. Las referencias que tenemos sobre su origen es que probablemente no era de Málaga y que pudo abandonar la ciudad en fechas posteriores a la desaparición del niño.

2. Es muy importante localizar a una mujer nacida en la Unión Soviética que era bailarina y que en 1987 se encontraba en Málaga y era la pareja sentimental de un ciudadano suizo llamado Rudolf Eschmann, que fue la persona que se relacionó con David en la investigación. En su compañía se interesó por adquirir un apartamento en la zona de Rincón de la Victoria, que finalmente se puso a nombre del suizo. En aquel momento tenía alrededor de 30 años y una niña pequeña, por lo que en la actualidad debe de estar en torno a los 65. Formaba parte de una compañía de ballet ruso y perdió su nacionalidad al marcharse a Suiza, antes de recalar en España. Es la persona más cercana que tuvo el suizo en las fechas cercanas a la desaparición. ¿Cómo es posible que nadie haya hecho nada por buscar a esta señora? Hay que decir que en la peña El Cenachero había una academia de baile y la profesora era una mujer rubia y delgada, de tez blanca y con apariencia extranjera. Muchas veces se ha relacionado con un propósito sensacionalista la foto del suizo con la caricatura de David, ahora que sabemos que probablemente nada tenían que ver me gustaría que los medios empezaran a enfocar sus noticias por el hecho de que existe una persona que compartió su vida en Málaga con el suizo en las fechas en que tuvo lugar la desaparición del niño y que con su testimonio quizás podría resolver el caso. Tenemos hasta un posible nombre: Irina Kuznakova (o con una grafía parecida).

3. Buscamos al matrimonio que llevaba el bar de la peña El Cenachero en abril de 1987, Paco y María, en caso de que todavía vivan o lo haga alguno de ellos, para poder hablar sobre las personas que frecuentaban aquel lugar. Posteriormente ambos trabajaron en la cafetería Lepanto de calle Larios y la mujer era muy buena cocinera.

 

¿Estás satisfecho con la colaboración de la gente?

Hay mucha gente buena que nos ha ayudado, y a toda ella mi agradecimiento y el de la familia de David. Después está otra que dice que te va a ayudar y luego se olvida, y en un tercer escalón está aquella otra que se cierra, a pesar de que su colaboración hubiese sido muy importante. En este último lugar incluyo a familiares del principal directivo del Cenachero, que no nos permitieron acceder al local donde se guardan los recuerdos de la peña, a pesar de que entre los documentos podrían haber aparecido papeles interesantes para la investigación, como un registro de los socios; también a un abogado de Málaga que después de hacerme referencia telefónicamente a varios testimonios de personas importantes en su ámbito que le habían hablado de Gervasio posteriormente se desdijo y me dijo que jamás me había comentado eso; un camarero que trabajaba de extra cuando lo llamaba Repiso, que se levantó de la silla de la cafetería donde estaba sentado y salió por patas hacia la puerta cuando le dije de invitarle a un café y hablar con él durante varios minutos, o el que era conserje del edificio donde estaba la peña en aquel momento, que a pesar de haber insistido con su mujer en varias ocasiones para charlar con él ella me denegó esta posibilidad. 

 

A día de hoy, ¿crees que hay personas que saben más de lo que dicen?

Puede haber personas vivas que sepan algo sobre el caso y no lo están diciendo. Esta impresión no es sólo mía sino también de un detective privado que nos ayudó en la investigación. Lo más grave es que la Policía las está dejando morir sin tomarles declaración, porque esta es una batalla contra el paso del tiempo. Si hay alguien que tenga alguna información puede llamar al teléfono 695 929 909. Hay que recordar que el caso se encuentra prescrito judicialmente y no existirían consecuencias penales para nadie. Por mi parte como periodista estaría dispuesto a preservar el anonimato de esa persona. La prioridad es que la familia pueda acercarse lo máximo posible a la verdad y descansar.

 

Después de todo este tiempo se encuentra preparando un libro. ¿Qué tiene preparado?

Nunca se ha hecho un libro sobre David y he querido que se involucren sus dos hermanos porque nadie mejor que ellos pueden contar su historia. Haremos investigación y denuncia, los dos pilares sobre los que debe pivotar el periodismo, y abordaremos el caso desde múltiples facetas que espero no dejen indiferente a nadie. El objetivo es que pueda servir para que la gente pueda conocer la verdadera historia personal de David Guerrero detrás de la etiqueta y la realidad de la investigación más allá de lugares comunes, inexactitudes, mentiras e intoxicaciones.

 

En el libro tiene previsto lanzar críticas respecto a la intervención de las paraciencias en el caso, pero sin embargo cuenta que ha querido probar con la astrología y la videncia. ¿Por qué?

Por una sencilla cuestión de humildad y de reconocer mis propias limitaciones. En el pasado había que haberse centrado en la rigurosa investigación ortodoxa, pero lamentablemente eran unos años de auge de este tipo de cuestiones y en muchos casos estaban llevadas a cabo por personas que no lo hicieron con la seriedad debida. En mi opinión no favoreció en absoluto y contribuyó todavía más a enrarecer y complicar el caso. Cuando ha pasado tanto tiempo y te faltan personas claves que ya han fallecido surgen muchas preguntas, y yo soy una persona que no tiene prejuicios y que estoy abierta a cualquier cosa que pueda aportar. Pero esto ha sido una simple anécdota en una rigurosa y profunda investigación periodística. Lo volvería a hacer antes de quedarme con la sensación de que podría haberlo hecho.

 

¿Cambiaría algo de lo que ha hecho?

Haberlo hecho diez años antes. Entonces hice algunas entrevistas referentes al caso, pero tenía muy interiorizado que la Policía hizo todo lo que pudo y jamás me planteé que pudieran aparecer nuevos testimonios. En ese supuesto podría haber hablado con personas claves del caso con las que me fue imposible hacerlo porque ya habían fallecido y quizá ahora estaríamos hablando de algo muy diferente. Lo que puedo decirles es que no den ustedes por hecho absolutamente nada.