PRODENI

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NIÑOS DE AYAMONTE . HUELVA

En el Teléfono del Niño se recibió esta vez una llamada a primeros de Mayo de 2003 desde Ayamonte denunciando la retirada de un hogar de unos menores por parte de la Entidad Pública en Huelva. La denuncia contenía dos partes: la retirada en sí misma que, según la persona comunicante, amiga de la familia, había sido brutal, y la cuestión del desamparo al asegurar que no existían las condiciones de riesgo a que aludía.

Para la primera cuestión, además de ponernos en contacto con la madre de tres de los retirados, abuela a la vez de otro de los intervenidos,  nos pusimos en contacto con dos de los tres menores, pues se había dado la circunstancia de que a los dos días de su ingreso en un centro, se fugaron los tres hermanos y regresaron a casa. Tenían a la sazón 13, 14 y 16 años (la de 13, niña, los demás varones). La más pequeña permaneció algún tiempo en otro centro de acogida, y en una visita la madre se la llevó. Actualmente están todos en su casa.

 

Además de que estuvimos hablando sobre lo sucedido con ambos menores, les pedimos que nos relataran por escrito su experiencia. Esto es lo que nos contaron:

 

Me dirijo a PRODENI, de los derechos del menor. Me llamo E. y quiero contar mi historia. El día 10 /02/2003 estaba en el instituto cuando a las 11 de la mañana vino a clase el Conserje a preguntar por E., y yo me levanté de la silla y me dijo “ven un momento” y me llevó al despacho y había una maestra y me dijo “siéntate”, y me puso un libro encima de la mesa para leer y empecé a leer y me dijo que yo leía muy bien. Entonces, a los 10 minutos, vino mi hermano C. muy nervioso y le dijo “lee este libro”, y como estaba muy nervioso se atrancó leyendo y le dijo la maestra que si no le daba vergüenza de que su hermana leyera mejor. Entonces C. le dio un justificante del médico porque estaba malo. Entonces entraron dos mujeres y dos hombres. Y yo estaba muy nerviosa y empecé a llorar y me dijo “nos tenemos que ir” y yo me agarré a un cajón llorando gritando que me quería ir con mi madre y me dijeron que mi madre ya lo sabía y que nos había apuntado al colegio. Entonces un hombre muy alto me cogió en brazos y yo gritando por las escaleras y al salir estaba María del Mar por la ventanilla y yo con los brazos me echaba a ella. Entonces me metieron en una furgoneta con los cristales en negro y me llevaron al colegio La Ciudad de los Niños y me metieron en un despacho y sobre las 2 de la tarde me dijeron que si no comía no iba a ver nunca más a mi madre. Entonces yo comí y sobre las 5,30 fui al piso de las niñas y por la ventana vi a mi madre bajar del autobús y fui corriendo y me agarré a mi madre y fuimos a la oficina y me dijo “vete afuera” y cuando estaba afuera vi a mi hermano llorando y le dije que mamá estaba en la oficina y entonces abrimos la puerta y nos abrazamos a ella y las mujeres le dijeron que iba a empeorar las cosas y yo le decía a mi madre con el corazón encogido que no me dejaran allí y entonces cogió las mochilas que estaban encima de la mesa y nos fuimos a casa. Yo ya no quería ir más al instituto por miedo de que volvieran a meterme en un colegio, pero el día 30/04/2003, el día de mi cumpleaños, sobre las 9 de la mañana estaban llamando a la puerta y mi madre estaba gritando y mi sobrina fue corriendo a mi cama y se tapó, y después vinieron a mi cuarto, me destaparon y yo empecé a gritar porque me imaginé que venían a llevarme otra vez. Mi madre y mi hermano C. estaban sentados en mi cama llorando y uno de los hombres agarró a mi hermano C. por las patas y mi hermano Miguel lo quiso impedir y la policía entró y le dijo que se tenía que llevar a sus hermanos y le dio un empujón a Miguel, y después había muchas broncas y muchos gritos y estaba gritando y no me acuerdo de todo, y mi madre fue a buscar ropa al ropero y se le olvidaron los calcetines y fue otra vez y cuando vieron que mi madre no estaba me cogieron en peso y me dio un golpe en el pecho izquierdo y después cogieron envuelta a mi sobrina y yo le cogí el brazo y entonces Iván fue a impedir que se llevaran a mi sobrina y lo empujaron y le dio un golpe en el pecho, y le dio en la mano. Entonces dijeron que mi sobrina iba al mismo centro que nosotros y nos metieron en el coche, pero nos mintieron porque no la llevaban al mismo colegio, y en el coche yo estaba llorando y les decía “yo quiero ir con mi madre” y uno de los que estaban me dijo “y yo quiero 20 millones en cada banco”, y luego en el colegio, al día siguiente, seguía sintiéndome mal y les dije que quería un psicólogo y me dijeron que yo no necesitaba ningún psicólogo. Y ya el día 3 llamé a Julia, amiga de mi madre, por teléfono llorando de que me fuera y ella no me fue a buscar y entonces nos escapamos porque ya no podía más. Entonces hicimos autostop hasta Huelva y allí la llamé y ella nos fue a buscar y nos llevó a su casa.

Yo tengo mucho miedo de verdad y me siento muy mal y también me han quitado a mi sobrina que es lo que yo más quiero en este mundo. Por favor, ayúdenme, se lo ruego, no quiero que me separen de mi madre y ni tampoco de mi sobrina, y ni de mis hermanos. Tengo miedo que me vengan a buscar otra vez. Ayúdenme por favor, se lo ruego.”

 

Me dirijo a la asociación PRODENI, defensor del menor. Me llamo C. y tengo miedo de que vengan a buscarme otra vez porque el día 10 de Febrero yo estaba en el instituto en clase y vino el Conserje y me dijo “te llaman en Secretaría” y yo fui para allá a Secretaría y había 6 personas en una mesa sentadas y me dijo “siéntate” y me dijo “lee aquí”. Y yo me puse a leer y me dijo “no te da vergüenza que tu hermana lea mejor que tu” y me dijo una maestra “esta gente son de la Junta de Andalucía y te van a llevar a un colegio y yo le dije “yo no voy a ningún colegio” y empecé a llorar y me agarré a una mesa. Una de ellas me cogían en peso y me sacó fuera del despacho y yo le dije ”déjame en el suelo que yo sé andar”. Y ya llorando me bajaron por las escaleras del despacho en peso y me montan en una furgoneta con los cristales negros y yo me sentía muy mal, me dolía la cabeza de tanto llorar y me llevaron al colegio de Ciudad de los Niños y me metieron en un despacho del colegio y me dijo una mujer “no llores más” y estuve en el despacho hasta que vino mi madre y cuando vino mi madre me agarré y me fui con ella muy asustado y ya tenía miedo del instituto porque tenía miedo.

El día 30 de Abril, sobre las nueve yo estaba durmiendo y dos hombres me despertaron y me dijeron “vístete que nos vamos” y yo C. le dije “¿Dónde vamos?” y el hombre me dijo “al colegio” y yo empecé a llorar y me agarré a la cama y 2 policías me cogían por las piernas muy fuerte y cogían en peso y me sacaron del cuarto y ya me vestí y cuando salí por la escalera había 5 policías y personas por las escaleras y cuando iba bajando salí a correr detrás de un pabellón que hay enfrente de mi casa y ya corriendo detrás de mi venían 4 policías y me cogieron corriendo y me montaron en la furgoneta con los cristales negros y me llevaron al colegio Ciudad de los Niños. Y ya el sábado día 3 llamé por teléfono yo y mi hermana a Julia diciéndole que me iba a su casa y Julia vino a buscarme y yo ahora estoy en casa de mi amiga Julia y tengo miedo de ir a mi casa y no quiero moverme de la casa de mi amiga Julia por miedo de que vayan a buscarme.”.

 

Y es que, antes de la “brutal” retirada, motivo de la denuncia que recibimos, ya se había producido otro frustrado intento de institucionalización de dos de los menores.

 

El hogar de la abuela es la residencia de todos ellos. La madre de la más pequeña de los menores no residía en el mismo hogar, teniendo una vida irregular. La abuela había ido sacando la casa adelante con mucho esfuerzo al tratarse de un hogar monoparental, viuda y cobrando una pensión. Además de estos hijos tiene otros cinco, tres de ellos mayores de edad, y dos hijas casadas que viven aparte. De los mayores de edad, al menos, dos estaban trabajando. Habitan una vivienda social de la Junta de Andalucía, en buenas condiciones y con aceptable orden e higiene.

 

Es verdad que cuando los niños eran más pequeños las dificultades de esta familia fueron mayores y entonces nadie echó una mano a esa mujer que llegó incluso a solicitar de la Junta de Andalucía la tutela para dos de ellos, quienes durante un tiempo permanecieron internados en un centro, hasta que, de mutuo acuerdo, Protección de Menores y la madre decidieron interrumpir el programa y devolverlos a casa. Precisamente cuando ahora se llevó a cabo la retirada de los menores, estaba la situación de la familia mucho mejor.

 

La Resolución Administrativa de Desamparo de los tres hermanos fue comunicada con fecha 4 de Febrero de 2003 por la Entidad Pública. Y a la vez la Resolución sobre la pequeña de 8 años, en documento aparte de fecha 3 de Febrero de 2003.

 

(...) se constata la situación de alto riesgo por los siguientes factores: carencia de habilidades parentales y educativas con los menores, mostrando ante los frecuentes conflictos familiares una actitud permisiva y pasiva. Nula colaboración con los Servicios Sociales implicados y, en este caso, con este Servicio de Protección. Absentismo escolar de todos los menores. Contexto familiar totalmente desestructurado, siendo una familia monoparental con cronicidad en las situaciones de negligencia respecto a los menores. Rechazo social a esta familia y a todos sus miembros por sus conductas delictivas y hábitos. Escasez de recursos económicos, residiendo este núcleo en una vivienda que no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad.

 

Puestos al habla con los Servicios Sociales del Ayuntamiento, nos apuntaron que si bien en aquel tiempo 1996/98, les constaba que había una situación difícil en la familia, hasta el punto que la misma madre solicitó la guarda de dos de sus hijos al no poder controlarlos (absentismo escolar...), en el momento actual no tenían conocimiento alguno de sus circunstancias.

 

Por su parte la Hermana Superiora de la orden de las Hermanas de los Pobres, de Ayamonte, nos dijo que la madre de la niña de 8 años había ido a solicitar plaza en un internado de la orden en Valverde del Camino, y que estaba previsto su ingreso a finales de Junio. Dijo que en la casa de esta familia ha visto limpieza, todo recogido, y los miembros de la familia iban limpios y vestidos con normalidad. Reconoció que de forma puntual, cuando la abuela ha ido a solicitarlo, se les ha ayudado con alimentos y ropa.

 

En cuanto al mayor de los hermanos, efectivamente tenía un expediente de reforma abierto en el Juzgado de Menores y una condena para que consiga el Graduado Escolar. Según la entidad que lleva el seguimiento del menor (“Tierra Nueva”), el menor comenzó bien a asistir a las clases de adultos, pero a partir de Marzo comenzó a faltar, coincidiendo con el tiempo en que Asuntos Sociales llevó a cabo la presión de los desamparos.

 

Otro dato que pudimos obtener fue la existencia de un movimiento de solidaridad por parte de los vecinos, recogiéndose firmas en su bloque y entorno, contra la retirada de los niños.

 

En el contenido de los documentos reseñados, observamos algunas contradicciones. La primera que si bien la Administración sostenía que a partir de 1996 obraban en su poder informes sobre el alto riesgo de los niños en el hogar, acreditaba, sin embargo, que después de haber acogido a dos de ellos a petición de la madre, los reintegró posteriormente al núcleo familiar, sin otra razón que la de haber transcurrido el tiempo acordado (entre madre y Entidad Pública).

 

Otra es que si, por un lado, se afirmaba que la madre nunca colaboró con los Técnicos, negándose a aceptar “las herramientas” que se le ofrecían, por otro se acreditaba en la Resolución de Desamparo que fue precisamente la madre la que acudió en 1996 a la Administración a pedir que se acogiera a dos de sus hijos, constando que ambas (madre y Administración) colaboraron tanto en la entrega como en la devolución a su casa de los niños.

 

Y una tercera la representaba el hecho de que la Administración hubiera actuado ahora, cuando desde hace siete años conoce “el alto riesgo” de la familia y nunca lo hizo.

 

También nos llamó la atención el que se utilizaran los factores de escasez de recursos económicos y el de la vivienda, como agravantes en la valoración negativa de esta familia, cuando se sabe que este tipo de carencias o déficit sociales afectan desgraciadamente a miles de familias andaluzas, a las que no les llega el apoyo necesario de la Administración. En este caso se puede añadir, además, que la madre ha venido solicitando una vivienda más amplia desde el primer momento, porque fue la Junta de Andalucía la que le adjudicó la actual.

 

Con fecha 9 de Junio de 2003, nos desplazamos a Huelva y mantuvimos una entrevista con el Jefe de Servicio de Protección de Menores y miembros del Equipo Técnico. Asistió también una amiga de la familia.

 

A lo largo de la misma se nos ofrecieron toda clase de datos sobre las circunstancias obrantes en los expedientes, contrastando los mismos con las observaciones de la persona amiga de la familia, que no estaba de acuerdo con ciertas interpretaciones, y con nuestras propias observaciones a la vista de algunos documentos. Al final de la entrevista el Jefe de Servicio ofreció un acuerdo que consistía en aceptar que los tres mayores se quedaran en su casa sin problema, pero que la pequeña volviese al centro de menores, previéndose un plan progresivo de acercamiento con la familia. Todo quedó condicionado a la visita que a continuación íbamos a efectuar al hogar de la familia en Ayamonte, y a su conformidad.

 

Efectuada la visita, pudimos comprobar que las condiciones de la vivienda eran correctas y que se trataba de una familia normalizada a excepción de la madre de la más pequeña que seguía manteniendo su vida irregular. Sin embargo su hija no era atendida por ella, siendo el referente maternal la abuela y sintiéndose más que sobrina, hermana de sus tíos. Por ese motivo y porque entendíamos que no tenía sentido querer condicionar la vida y dependencia de la menor únicamente a su madre, haciendo como si la abuela y el hogar de la misma no existieran, comprendimos la negativa de la familia a aceptar el acuerdo propuesto, porque ello significaba aceptar que la menor estaba abandonada y en riesgo, algo absolutamente incierto. A continuación elaboramos un informe social que remitimos, en respuesta, a la Delegación Provincial de Asuntos Sociales.

 

(...) Observamos que se trata de una familia humilde y numerosa, con las propias limitaciones de su estado. No obstante, la vivienda y las condiciones de vida de sus miembros pueden considerarse completamente normales en cuanto a higiene, organización del hogar, papel que cada uno de ellos juega. Observándose que los mayores viven un poco más independientes sin dejar de colaborar en el hogar. En una palabra, existe una aceptable convivencia e integración entre sus miembros, pudiendo destacar el alto grado de relaciones afectivas. Lógicamente, la tensión que están sufriendo les une más y puede que sea motivo de una mayor unión entre ellos.

 

(...) después de haber estado directamente en contacto con la familia, podemos afirmar que la abuela es el referente maternal de todos ellos, incluida su nieta, y a través de la cual gira la vida del hogar. Ella se ocupa de la alimentación, mantenimiento del hogar y cuidado de los más pequeños. En cuanto a C. y E., nos parece que se trata de dos chavales con muchas posibilidades de desarrollo personal, siempre que reciban apoyo externo de los Servicios Sociales. El mayor está en una situación más delicada por sus problemas con el Juzgado de Menores, aunque parece ser que está atendiendo una orden del juez de lograr el Graduado Escolar.

 

(...) tal como hemos podido comprobar y en contraste con los informes que obran en poder del Servicio de Protección, no observamos que exista un riesgo familiar que motive una intervención radical de retirada de los menores. Sin embargo, si que anotamos la necesidad de que por parte de los Servicios Sociales se ejerza algún tipo de apoyo sobre los más pequeños, todo ello sin necesidad de retirar a ninguno de la casa, especialmente la niña pequeña, por cuanto que observamos posibilidades de actuación sin separarlos de la célula familiar.

 

Ha pasado un año desde entonces. Después de nuestra intervención hubo algunas dificultades porque la niña pequeña estuvo un tiempo bajo el cuidado de la persona amiga de la familia, aunque no perdía el contacto con el hogar de la abuela. En un momento dado sucedió que la madre se enfrentó con su amiga llevándose la niña con ella, provocando una difícil situación  porque podía poner en riesgo a la menor. Este hecho fue comunicado por PRODENI a la Delegación Provincial de Asuntos Sociales, que no llegó a intervenir. Posteriormente, la abuela se hizo cargo de todo y la madre abandonó definitivamente el hogar. Hoy sabemos que la menor está bien cuidada por la abuela y que no falta al colegio. Del resto no hay nada que destacar.

 

En cuanto al ámbito legal del caso, sabemos que hubo una denuncia contra la madre de la niña más pequeña por habérsela llevado del centro de menores, por lo que fue condenada a devolverla, lo que no hizo al no estar ella a cargo de la menor. También sabemos que ha perdido la demanda contra la Resolución de Desamparo, que está ahora en apelación en la Audiencia Provincial. En cualquier caso la niña vive en el hogar de la abuela, acogedora de hecho, quien se encarga de su cuidado y atención, no faltando al colegio. Esperamos que cualquier decisión que se adopte en el futuro tenga en cuenta estas circunstancias y no se sigan empeñando desde la Entidad Pública en hacer orbitar la vida de esta niña alrededor de una madre que no existe para ella

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