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El instituto Puerto de la Torre hace visible en un corto
los problemas del alumnado sordo
'Si me queréis... ¡callarse!' es el título del montaje
que se presenta este martes en el día internacional de las personas con
discapacidad
Sergio Lanzas da instrucciones para el rodaje de una de las escenas del
cortometraje.
Cristina Fernández
2 de diciembre 2019
Si el mundo se pusiese del revés durante unas horas, si
los oyentes fueran minoría en una realidad concebida para los sordos,
comprenderían las dificultades
que acarrea ser diferente. La incomunicación con
los demás, la frustración, la
imposibilidad de seguir una clase, los escollos
en el proceso de aprendizaje suponen retos constantes que tienen que
superar con mucho esfuerzo. Que no sería tanto si la sociedad pusiera más de su
parte. Esto es lo que intenta visibilizar la comunidad educativa del instituto
Puerto de la Torre con su cortometraje Si
me queréis... ¡callarse!
Han realizado un montaje de más de siete minutos, que se
estrena este martes 3 de diciembre para
conmemorar el día internacional de las personas
con discapacidad y en el que han participado unos 30
alumnos y cinco docentes. Durante tres días rodaron las escenas que han
necesitado más de dos semanas y “muchas horas extra” para montarlas. El
resultado es una cinta con un toque de humor que presenta diversas situaciones
en las que un alumno se siente aislado del resto por su condición diferente.
Antonio Sepúlveda, Oumaima Erajai, Irene García y Luis Miguel Cordón piden más
intérpretes. / Javier Albiñana
“Tenemos cinco o seis alumnos sordos en el centro y
tienen dificultades evidentes de relación,
aunque tengan implantes o audífonos tienen la audición mermada y escuchan de
manera diferente, estos niños se enfrentan a un ruido que no soportan y no saben
gestionar”, indica Sergio Lanzas,
profesor de Lengua y Literatura del centro y productor artístico del
cortometraje.
Con una cámara, pértiga de sonido y foco se lanzaron a
poner en pie esta iniciativa que parte “de una premisa distópica, todo
el mundo es sordo y tú eres el raro, tú eres el que va a contrapié”,
agrega Lanzas. “El corto ya ha tenido un beneficio inmediato, y es que los niños
sordos caminan por el instituto de forma diferente, menos ensimismados, más
orgullos”, considera el profesor.
“Queremos hacer ver que estas personas no tienen por qué
adaptarse siempre ellas, que podemos convivir y
hacer les las cosas más fáciles”,
agrega Lanzas, que también coordina en su centro el Comunica, un plan de
creatividad artística y literaria bajo el que se ha producido Si
me queréis... ¡callarse! “Hay que sacarlos de la concha que se fabrican y
decirles que pueden estar libremente con sus compañeros, que no escondan su
aparato, que es fundamental para poder convivir con los demás”, subraya el
docente.
Una discapacidad invisible que necesita de empatía
La discapacidad
auditiva se define como la pérdida o cualquier alteración de la capacidad de
oír, lo que implica un déficit en el acceso al lenguaje oral, en mayor o menor
medida. Pero es una discapacidad invisible,
ya que no presenta características físicas evidentes.
“En los últimos años, los avances médicos y tecnológicos
han mejorado de forma notable las posibilidades de este alumnado mediante implantes
cocleares, por lo que apoyar con equipamiento específico la atención
educativa de éstos es una de las líneas de trabajo que, desde la administración
educativa, se debe seguir”, consideran desde el instituto Puerto de la
Torre.
También demandan “apoyo
con Lenguaje de signos en el aula y la ayuda de programas
informáticos específicos en todo su proceso educativo para poder
conseguir una igualdad de oportunidades efectiva”, agregan.
La atención educativa en el aula ordinaria requiere que,
además de un código de comunicación adecuado,
“para la atención educativa de este alumnado con discapacidad auditiva se
adopten determinadas estrategias didácticas y metodológicas por parte del
profesorado para adecuar la enseñanza a las características y posibilidades de
aprendizaje de estos alumnos”, añaden.
Estudiantes de segundo a
cuarto de Secundaria, entre ellos toda la comunidad sorda del centro,
han participado en el cortometraje. Una vez que lo presenten a los protagonistas
y compañeros, pretenden moverlo por las redes sociales y participar en algún concurso cinematográfico.
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