Jon
Bergmann y Aaron Sams
son dos profesores y amigos de Colorado (
Estados Unidos) que le han dado la vuelta a la educación. Como
maestros querían ser más útiles para sus alumnos, y después de
estudiar y analizar la situación diseñaron un aprendizaje
en el que los estudiantes ven la teoría en su casa y realizan los
deberes en clase, con la ayuda de su profesor. Es el
sistema Flipped Classroom (la clase al revés, en
español), que nació en el 2006, a la vez que un joven
estadounidense, Salman Khan, creaba en YouTube la Academia Khan,
con los mismos mimbres: la teoría es mejor verla en un vídeo para
poder repetirla cuántas veces se necesite.
Estos días
estuvieron en España para compartir experiencias en el II Congreso
Europeo Flipped Classroom, que tuvo lugar en Zaragoza, y allí
dieron consejos, comprobaron los problemas que se encuentran los
profesores españoles que quieren aplicar su método y compartieron
experiencias.
Forman una
pareja muy complementaria: la fuerza arrolladora de Bergmann, que
ha completado tres Ironman, y la reflexión de Aaron Sams, que está
preparando su doctorado sobre la enseñanza en ciencias.
Como resumen
de su filosofía, una frase: «El tiempo del profesor debe ser de
calidad», y a eso dedican sus esfuerzos.
«La tecnología permite
volver a la enseñanza de Platón y Confucio»
Jon Bergmann fue
profesor de Química media vida, pero ahora ya no tiene tiempo. A
veces, dice, sustituye a algún profesor en el instituto donde
estudia su hija, porque echa muchísimo de menos estar con los
alumnos.
-Llevaba unos 20
años dando clase cuando creó «la clase al revés». ¿Por qué en ese
momento?
-Siempre me ha gustado
cambiar, probar a hacer algo nuevo, algo que fuese mejor para los
alumnos. Flipped ha sido lo más importante, pero en mi trayectoria
hay muchas cosas. En este caso lo conseguimos Aaron y yo después
de reflexionar entre ambos mucho durante todo el proceso, pero
antes éramos de esos profesores que intentan hacer cosas
diferentes.
-La clave está en
que el alumno vea en su casa el vídeo de su profesor explicando la
lección y sea en clase donde practique los ejercicios, con ayuda
del profesor. ¿Siempre funciona este método?
-Sí, siempre mejora los
resultados, pero se nota más en las escuelas que van mal. Hay que
contextualizar la metodología, porque puede no haber buena
conexión a Internet en una zona, o en China por ejemplo las clases
son de cincuenta alumnos. Pero aunque pueden parecer cosas
diferentes, la didáctica es la misma.
-¿Hasta qué punto es importante el papel de la Administración?
-Es muy
importante llegar a tener el favor de las personas que lideran la
educación. A veces lo conseguimos, a veces no, pero pasamos mucho
tiempo intentándolo. En Gran Bretaña, por ejemplo, hace años
contamos con el apoyo del propio ministro de Educación: ese fue el
máximo nivel que conseguimos [risas].
-¿Se
puede hacer Flipped sin apoyo?
-Creo que no
se puede hacer sin el apoyo de los líderes [del colegio o de la
Administración]. Empezamos centrándonos en los profesores, pero
nos dimos cuenta de que los de abajo no pueden hacer nada sin el
soporte de los de arriba, y ellos tampoco sin el trabajo de los de
abajo. Está claro que los cambios en educación necesitan apoyo
oficial, aunque sean los profesores los que deben desarrollarlos.
-¿Cree que sus nietos estudiarán con este sistema?
-Creo que
sí, porque se está expandiendo por todo el mundo y en Estados
Unidos es difícil encontrar una escuela donde al menos un profesor
no lo siga.
-¿Y
qué siente cuando piensa en eso?
-Realmente,
creo que la tecnología nos ha permitido volver al origen. En
China, por ejemplo, antiguamente la escuela seguía el método de
Confucio, que era un coach más que un instructor. Y lo mismo pasa
en Occidente. Creo que me llevaría muy bien con Platón. La
tecnología, ahora el trabajo manual lo hacen los robots, nos
permite volver a este tipo de enseñanza, aprender con mentores.
-¿Es
un sistema compatible con los exámenes?
-Tengo mis
ideas sobre los exámenes, pero lo bueno del Flipped es que como
permite al profesor disponer de más tiempo de calidad con sus
alumnos, en general se mejoran los índices.
-Habla de China. En el 2014 el Gobierno cambio su filosofía de
aprendizaje. ¿Lo están notando?
-Sí se nota
ese cambio. Las clases siguen siendo muy teóricas, pero hay un
enorme deseo de cambio, aunque no estoy seguro de que sepan cómo
hacerlo. Tal vez por su cultura sería conveniente que el cambio
comenzase desde arriba, porque es una sociedad muy jerarquizada.
«Los niños se distraen con
un móvil, y con un lápiz y un papel»
Aaron Sams
está preparando un doctorado para aplicar el sistema Flipped en
las clases de ciencia, en lo que se denomina STEM.
-Está centrado en la enseñanza de STEM. ¿Qué significa?
-Espero
seguir ampliando el concepto de Flipped para llegar a otras partes
de la educación, que pueda hacer pareja con otros sistemas. Estoy
buscando qué didácticas son compatibles con Flipped y cuáles no. Y
ahí entra el sistema STEM, que supone unificar las materias de
ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en una sola. Es
fácilmente conciliable con el Flipped.
-Usted está a favor del uso del móvil en clase. ¿Qué le diría a
los profesores que tienen miedo a que el alumnado se distraiga?
-El móvil es
un recurso tecnológico muy potente y aunque hay ese miedo, lo
cierto es que los niños necesitan muy poco para distraerse: un
lápiz y un papel [risas]. Con eso pintan dibujos, escriben
notas... lo único es que con el móvil el proceso es más rápido y
se amplifica, llega más lejos. Pero en sí el riesgo es el mismo, y
el papel del profesor también: establecer unas reglas.
-¿Qué le sorprende más de ver la aplicación de su sistema Flipped?
-Por parte
de los profesores, lo rápido que muchos lo han visto y entendido,
lo sencillo que les ha parecido; por parte de los alumnos, cómo
este sistema puede transformar a alumnos poco motivados en
estudiantes muy participativos.
-¿Tal vez les cuesta más a los «buenos» alumnos?
-Les puede
costar más, pero no tanto por el sistema sino por el hecho de
cambiar. Estaban acostumbrados a lo tradicional y eran muy buenos
en eso, de hecho muchos eran buenos precisamente gracias al método
de aprendizaje teórico.
-¿Suele pasar eso, gente buena en el sistema tradicional que con
el nuevo modelo de aprendizaje le vaya mal?
-Les puede
costar algo más, pero todos tarde o temprano se adaptan. Los
buenos estudiantes lo suelen ser siempre.
-¿Es
mejor empezar a alguna edad en concreto?
-Yo lo he
visto aplicado a todas las edades, y los años no parecen una
variable a tener en cuenta. Obviamente se usa menos en infantil.
Ahí se aplica el sistema sobre todo para involucrar a los padres,
colgando vídeos de lo que se hace en clase en el blog de la
escuela, por ejemplo.
-¿Qué necesita una escuela para empezar a hacer Flipped?
-Necesita el
apoyo del equipo directivo y el asesoramiento de los técnicos si
quiere que el proceso sea más rápido. Pero depende de la escuela:
de si los padres están preparados e informados para cambiar de
modelo; si hay acceso a Internet en buenas condiciones en el
colegio y en las casas de los alumnos... Suele funcionar muy bien
cuando se ayudan entre profesores más que si se impone desde
arriba. Pero en el fondo solo hace falta ganas para cambiar.
-Vaya, que sin apoyo también es posible...
-Sí, solo
que es más difícil. Nosotros de hecho empezamos así, por una
necesidad que vimos entre nuestros alumnos. El concepto es muy
simple y lo ha hecho mucha gente.
-¿Podría
funcionar sin Internet?
-Creo que
el hecho de que el concepto haya crecido tan rápido se debe a
Internet, ahora es mucho más fácil. Pero la idea de fondo es
antigua.
Web:
http://www.theflippedclassroom.es/