Ilustración de Paloma Corral para el libro ‘Los
secretos de los cuentos clásicos. Archivos desclasificados’ de Miriam
Leirós.
Caperucita Roja,
Blancanieves, Cenicienta, Los Tres Cerditos… Los cuentos de toda la vida
pueden ser vistos de otra manera. Desde una perspectiva ecológica y
actual, y dando voz a ‘los malos’ de cada historia. Es lo que hace el
libro ‘Los secretos de los cuentos clásicos. Archivos
desclasificados’, escrito por Miriam C. Leirós, portavoz de
Teachers for Future España, ilustrado por Paloma Corral y recién editado
por
MadLibro. Como regalo de Reyes, os dejamos aquí uno
de los capítulos, el de Caperucita Roja.
“Soy la abuela de Caperucita, seguro que
habéis oído hablar de mí. Me he hecho cargo de ella prácticamente todo
el tiempo, porque ante las dificultades de conciliación de la vida
laboral y familiar, sus padres apenas tenían tiempo de cuidarla o estar
con ella, así que delegaron en mí y trajeron a la niña a vivir al campo
conmigo.
Caperucita ha sido buena de criar, la
verdad. Yo le cosía sus caperuzas en mi vieja máquina de coser y le
diseñaba alguna nueva cuando la necesitaba. Todas rojas, eso sí. Ay,
siempre ha tenido fijación con ese color.
Los problemas comenzaron cuando sus
padres, en las visitas de fin de semana, en vez de pasear por el campo,
ir a museos o conciertos, decidieron ir a centros comerciales cada
sábado y cada domingo. Ay, yo no me podía creer que ir de compras fuese
una forma de ocio, pero al parecer lo hace mucha gente. El caso es que
con tanta visita a los centros comerciales Caperucita comenzó a ver
cadenas de tiendas ‘fast fashion’ que producían en serie caperuzas muy
baratas.
Esas caperuzas no duraban nada, y cada
fin de semana la niña quería comprarse una nueva. Que si con flecos, que
si ahora se lleva de cuello ancho, que si más larga, que si más corta,
que si con botones, que si con cordones… Ay, el caso es que sus padres
se lo consentían, y prácticamente cada semana se compraba una caperuza
nueva.
Yo leí en una revista que eso de cambiar
tanto de ropa según la moda era convertirse en una ‘fashion victim’ y me
preocupé. Me preocupé bastante, tirando a mucho, así que le dije a mi
amigo Lobo, que es un reputado ecologista, que hablase con ella para que
la niña recuperase los valores del cuidado de la naturaleza, que la
hiciese entrar en razón ante tanto consumismo.
Un día Lobo se disfrazó de mí haciéndole
ver a Caperucita que la ropa no hace a la persona y que comprar y tirar
prendas constantemente, sin ton ni son, es insostenible. También le
explicó que para que la ropa sea tan barata suele fabricarse en talleres
textiles de explotación laboral en países en desarrollo. Caperucita
enseguida entendió a Lobo, pues era su máxima fan y habían pasado muchas
horas juntos viendo los reportajes que Lobo protagonizó para Félix
Rodriguez de la Fuente.
Siempre estaré agradecida a Lobo, porque
gracias a él Caperucita entró en razón, dejó esa costumbre consumista
tan fea y ahora dirige un taller de moda sostenible. Luego, ay, como la
historia parecía que tenía poco tirón contada así, se inventaron todo
eso de que se la comió y que vino un cazador, y esas cosas… En fin,
barbaridades. Falsedades, eso que ahora llaman ‘fake news’, para hacer
más comercial el cuento. No les hagáis caso”.
‘Los secretos de los cuentos clásicos’ puede
comprarse a través de
Mad is Mad / MadLibro (calle Pelayo, 48, Madrid).