PRODENI

Ir a la Página principal

 


http://www.diariosur.es/malaga-capital/201601/18/veronica-hacerse-oir-20160117215247.html
 

Verónica quiere hacerse oír

Verónica Sáinz, en una de las aulas de la Escuela Oficial de Idiomas.Verónica Sáinz, en una de las aulas de la Escuela Oficial de Idiomas. / Nuria Faz

Una joven sorda de nacimiento reclama a la Junta un intérprete para clases de inglés

Diplomada en Educación Infantil, se ha matriculado en la Escuela de Idiomas de Málaga para sacar el B1 y poder continuar sus estudios con un máster

La fuerza de voluntad puede mover montañas, aunque a veces topa con la incomprensión de la burocracia y las normativas. Verónica Sáinz, una joven de 31 años sorda de nacimiento, ha estudiado Educación Infantil y desde el año pasado está matriculada en la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga para estudiar inglés y poder acreditar el nivel B1 (equivalente a un tercer curso), uno de los requisitos para poder realizar estudios de máster.

Verónica tiene un espíritu inquebrantable y su sordera –tiene una discapacidad reconocida del 69 por ciento por sordera profunda– no la sumió en el desánimo. Todo lo contrario: estudió Bachillerato, después un módulo superior de Educación Infantil y finalmente la diplomatura en la Universidad de Granada. Pero su interés por los estudios no quedó en la diplomatura: ahora está estudiando un módulo superior de Mediación Comunicativa, a distancia, e inglés en la EOI de Málaga.

Sus padres son sordos, y su marido también. Por el trabajo de su padre se tuvo que trasladar de su Cádiz natal a Granada, para terminar en Málaga. Su padre trabajó en Granada en la Federación Andaluza de Personas Sordas, como agente de desarrollo de la comunidad sorda, hasta que con los recortes de la Junta se quedó sin trabajo, que aún no ha encontrado. Su madre, que trabajó de limpiadora muchos años, está jubilada. Finalmente, Verónica se trasladó a Málaga con su marido, que también es sordo de nacimiento, y está trabajando de bibliotecario en la biblioteca municipal Miguel de Cervantes.

Ser autosuficiente y tener un trabajo ha sido su gran meta, la ilusión que la mantiene en primera fila de las aulas, en una continua formación a pesar de las dificultades y del gran esfuerzo que le supone. A pesar de su discapacidad, no cobra ningún tipo de pensión, y sus estudios y ganas tampoco le han servido para encontrar un trabajo. Ha impartido algunos cursos puntuales de lengua de signos y ha repartido su currículum por varias guarderías, sin respuesta. «Ni las empresas de limpieza me quieren», escribe. «Aunque no oigo, soy capaz de hacer mi trabajo mucho mejor de lo que podría imaginar la sociedad. La sordera no me impide, sino que me hace más fuerte y luchadora».

En dos ocasiones se ha presentado a las oposiciones, y en la segunda le faltaron décimas para aprobar. «Espero poder llegar a trabajar como profesora en algún colegio público», señala. Entre tanto, sigue su interés por los estudios y la formación, lo que la lleva a la Escuela Oficial de Idiomas, para poder obtener la acreditación en B1 que necesitará para continuar sus estudios con un máster. Afirma que tanto el director como su tutora le facilitan los estudios. Como el resto de compañeros puede hacer las pruebas de ‘reading’ y ‘writing’, pero no ‘listening’ y ‘speaking’.

Tenacidad

Si algo caracteriza a Verónica es su tenacidad. Para salir adelante a pesar de su discapacidad, y a estudiar para mejorar su formación. Y a enfrentarse a los ‘oídos sordos’ de algunos responsables administrativos. Una treintena de escritos ha presentado a la dirección general de Participación y Equidad de la Consejería de Educación solicitando que se le ponga un intérprete de lengua de signos durante el horario de clases en la Escuela de Idiomas. Apela a las leyes que reconocen la igualdad de oportunidades y el apoyo a las personas con discapacidad. Pero hay quien sufre una sordera más profunda que la suya y ni siquiera atiende sus escritos.

El Ayuntamiento de Málaga aprobó una moción para prestar esta ayuda, pero hasta el día de hoy las promesas no se han materializado. Y la Delegación de Educación aclara que la normativa vigente indica la obligación de intérpretes de lengua de signos en las enseñanzas obligatorias, pero que dichos recursos «no están establecidos en la actualidad para las enseñanzas de régimen especial», como son los idiomas. Pero Verónica insiste en que quiere estudiar inglés «porque me encantan y quiero aprender», como cualquier otro estudiante.

Verónica y Esther, perfectamente integradas en clase

El director de la Escuela Oficial de Idiomas, Juan Vicente Vega, explica que tanto el curso pasado como el actual Verónica ha estado «perfectamente integrada con sus compañeros y en la dinámica de clase». Su tutora, Rosana Arjona, se esfuerza en adaptar actividades para que las pueda realizar sin problemas. Según comenta, el libro de texto en versión digital que usa en clase permite poner todos los ejercicios de escucha con la transcripción al mismo tiempo. Igualmente, los ejercicios de vídeo que trae permiten su visualización con subtítulos. Cuando trabaja con el alumnado canciones o vídeos de YouTube, la tutora siempre se preocupa por que tengan subtítulos para Verónica. Otra cuestión son los ejercicios de expresión oral. En este caso, Verónica los hace con la tutora y/o con sus compañeros de clase (dependiendo del tipo de ejercicio) con ayuda de lápiz y papel y, por supuesto, con la ayuda de Esther, la intérprete de lenguaje de signos. «Queremos incidir en la importancia de Esther, cuyo papel en todo este proceso es fundamental y, al igual que Verónica, está perfectamente integrada en la clase», comenta el director del centro.