Verónica quiere hacerse oír
Verónica
Sáinz, en una de las aulas de la Escuela Oficial de Idiomas.
/ Nuria Faz
Una joven sorda de nacimiento reclama a la
Junta un intérprete para clases de inglés
Diplomada en Educación Infantil, se ha
matriculado en la Escuela de Idiomas de Málaga para sacar el B1 y poder
continuar sus estudios con un máster
La fuerza de
voluntad puede mover montañas, aunque a veces topa con la incomprensión de
la burocracia y las normativas. Verónica Sáinz, una joven de 31 años sorda
de nacimiento, ha estudiado Educación Infantil y desde el año pasado está
matriculada en la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga para estudiar
inglés y poder acreditar el nivel B1 (equivalente a un tercer curso), uno
de los requisitos para poder realizar estudios de máster.
Verónica
tiene un espíritu inquebrantable y su sordera –tiene una discapacidad
reconocida del 69 por ciento por sordera profunda– no la sumió en el
desánimo. Todo lo contrario: estudió Bachillerato, después un módulo
superior de Educación Infantil y finalmente la diplomatura en la
Universidad de Granada. Pero su interés por los estudios no quedó en la
diplomatura: ahora está estudiando un módulo superior de Mediación
Comunicativa, a distancia, e inglés en la EOI de Málaga.
Sus padres son sordos, y su marido también. Por el
trabajo de su padre se tuvo que trasladar de su Cádiz natal a Granada,
para terminar en Málaga. Su padre trabajó en Granada en la Federación
Andaluza de Personas Sordas, como agente de desarrollo de la comunidad
sorda, hasta que con los recortes de la Junta se quedó sin trabajo, que
aún no ha encontrado. Su madre, que trabajó de limpiadora muchos años,
está jubilada. Finalmente, Verónica se trasladó a Málaga con su marido,
que también es sordo de nacimiento, y está trabajando de bibliotecario en
la biblioteca municipal Miguel de Cervantes.
Ser autosuficiente y tener un trabajo ha sido su
gran meta, la ilusión que la mantiene en primera fila de las aulas, en una
continua formación a pesar de las dificultades y del gran esfuerzo que le
supone. A pesar de su discapacidad, no cobra ningún tipo de pensión, y sus
estudios y ganas tampoco le han servido para encontrar un trabajo. Ha
impartido algunos cursos puntuales de lengua de signos y ha repartido su
currículum por varias guarderías, sin respuesta. «Ni las empresas de
limpieza me quieren», escribe. «Aunque no oigo, soy capaz de hacer mi
trabajo mucho mejor de lo que podría imaginar la sociedad. La sordera no
me impide, sino que me hace más fuerte y luchadora».
En dos ocasiones se ha presentado a las
oposiciones, y en la segunda le faltaron décimas para aprobar. «Espero
poder llegar a trabajar como profesora en algún colegio público», señala.
Entre tanto, sigue su interés por los estudios y la formación, lo que la
lleva a la Escuela Oficial de Idiomas, para poder obtener la acreditación
en B1 que necesitará para continuar sus estudios con un máster. Afirma que
tanto el director como su tutora le facilitan los estudios. Como el resto
de compañeros puede hacer las pruebas de ‘reading’ y ‘writing’, pero no
‘listening’ y ‘speaking’.
Tenacidad
Si algo caracteriza a Verónica es su tenacidad.
Para salir adelante a pesar de su discapacidad, y a estudiar para mejorar
su formación. Y a enfrentarse a los ‘oídos sordos’ de algunos responsables
administrativos. Una treintena de escritos ha presentado a la dirección
general de Participación y Equidad de la Consejería de Educación
solicitando que se le ponga un intérprete de lengua de signos durante el
horario de clases en la Escuela de Idiomas. Apela a las leyes que
reconocen la igualdad de oportunidades y el apoyo a las personas con
discapacidad. Pero hay quien sufre una sordera más profunda que la suya y
ni siquiera atiende sus escritos.
El Ayuntamiento de Málaga aprobó una moción para
prestar esta ayuda, pero hasta el día de hoy las promesas no se han
materializado. Y la Delegación de Educación aclara que la normativa
vigente indica la obligación de intérpretes de lengua de signos en las
enseñanzas obligatorias, pero que dichos recursos «no están establecidos
en la actualidad para las enseñanzas de régimen especial», como son los
idiomas. Pero Verónica insiste en que quiere estudiar inglés «porque me
encantan y quiero aprender», como cualquier otro estudiante.
Verónica y Esther, perfectamente integradas en
clase
El director
de la Escuela Oficial de Idiomas, Juan Vicente Vega, explica que tanto el
curso pasado como el actual Verónica ha estado «perfectamente integrada
con sus compañeros y en la dinámica de clase». Su tutora, Rosana Arjona,
se esfuerza en adaptar actividades para que las pueda realizar sin
problemas. Según comenta, el libro de texto en versión digital que usa en
clase permite poner todos los ejercicios de escucha con la transcripción
al mismo tiempo. Igualmente, los ejercicios de vídeo que trae permiten su
visualización con subtítulos. Cuando trabaja con el alumnado canciones o
vídeos de YouTube, la tutora siempre se preocupa por que tengan subtítulos
para Verónica. Otra cuestión son los ejercicios de expresión oral. En este
caso, Verónica los hace con la tutora y/o con sus compañeros de clase
(dependiendo del tipo de ejercicio) con ayuda de lápiz y papel y, por
supuesto, con la ayuda de Esther, la intérprete de lenguaje de signos.
«Queremos incidir en la importancia de Esther, cuyo papel en todo este
proceso es fundamental y, al igual que Verónica, está perfectamente
integrada en la clase», comenta el director del centro.