CRISTINA FERNÁNDEZ
10 de diciembre
2019
Hasta ahora las familias de
alumnos con necesidades específicas de
apoyo educativo (NEAE)
caminaban muy solas. En sus respectivos centros escolares se enfrentaban a
sus propios problemas, que realmente eran y son muy similares en los demás
colegios e institutos. Ahora se está uniendo y ya hay una
quincena de asociaciones de padres y madres que se han aliado para
reclamar una mayor dotación presupuestaria,
lo que se traduciría en más recursos humanos.
Aseguran que se recorta en
educación, que se comparten los recursos aunque
el escolar necesite atención individualizada y que no se hace la integración
real en el aula porque se les saca para crear grupos heterogéneos y ahorrar
en personal.
“Nos dirigimos al origen del
problema, que es la dotación económica”, comenta Inmaculada
García, miembro del AMPA del
colegio Pintor Félix Revello de Toro.
En su centro, la asociación de madres y padres ha creado una comisión de
inclusión de niños con NEAE “para intentar que esas quejas que se escuchan
en los pasillos tengan una canalización oficial dentro del colegio y que
tengan una respuesta de padres a padres, creando un movimiento solidario”,
apunta.
“Queremos que el presupuesto para
educación aumente, que se saquen plazas de orientadores, de Pedagogía
Terapéutica y Audición y Lenguaje”, señala Inmaculada García. Esta
madre subraya que los orientadores ahora
mismo solo están regulados para Secundaria. “En Primaria no existe esa
obligación, puede haber uno, que normalmente se comparte por zonas y se
distribuyen el trabajo en función de las necesidades de los colegios”,
agrega.
Los colectivos de orientadores
consideran que debería de haber uno por cada 250 alumnos, “pero la ratio no
está fijada, no la regulan y así no tienen que responder ante las familias, estamos
en un limbo”, estima García.
Su hijo Arturo,
de 8 años, tiene trastorno del espectro autista y altas capacidades. Tiene
asignados 45 minutos a la semana de Audición y Lenguaje en grupo con otros
dos alumnos, uno de ellos tres años mayor. “Mientras que lo sacan de clase y
lo orientan no dan más de media hora, eso es todo lo que recibe en el
colegio”, agrega. De 750 alumnos que tiene
el colegio, un 12%, casi un centenar, tiene NEAE. “Haría falta al
menos un orientador y una PT más”, considera esta madre.
Las dos hijas de Lucía
González tienen NEAE. “El gran problema de estos grupos de apoyo es
que hay niños de distintos niveles y que cuando las sacas de clase se quedan
con un desfase en la asignatura que luego tienen que recuperar”, afirma y
señala que “nuestros hijos son los incomprendidos, los bichos raros que
salen del aula sin que se explique el motivo, que tienen un comportamiento
que muchos no entienden”. Y a cambiar esto, considera, no ayuda la falta de
recursos humanos.
Inmaculada García también señala que “estos niños requieren un
traje a medida, no puedes coger un protocolo estándar e intentar que todos
pasen por el mismo”. Y destaca el aumento exponencial de los diagnósticos de
necesidades específicas de apoyo educativo, por lo que las ratios creen
haciendo aún más difícil el día a día de estos menores.