Israel hace
trabajar a menores palestinos en los asentamientos judíos
Un informe de una ONG internacional
denuncia el uso que hace Israel de niños palestinos en las colonias
judías agrícolas de los territorios ocupados, donde son sometidos a
jornadas laborales de hasta doce horas en condiciones peligrosas
para la salud

Niños palestinos tras un bombardeo de Israel. REUTERS
19/04/2015
JERUSALÉN.- Un
estudio de la ONG Human Rights Watch revela que los colonos judíos
hacen trabajar a menores palestinos en los asentamientos agrícolas que
hay en los territorios ocupados vulnerando las leyes
internacionales que prohíben dar trabajo a los niños,
especialmente en las penosas condiciones en que lo hacen.
Centenares de niños de hasta once años de edad se ocupan de las tareas
del campo en las colonias del Valle del Jordán cultivando, recogiendo
y empaquetando productos agrícolas que en gran medida se exportan
luego a la Unión Europea y Estados Unidos.
Según el informe de 74 folios publicado esta semana, los niños
palestinos reciben, a cambio de su trabajo, “salarios bajos y están
sujetos a condiciones de empleo peligrosas que violan los estándares
internacionales”, debiendo trabajar a altas temperaturas,
especialmente durante los meses de verano.
Los
niños deben acarrear pesados fardos y maquinaria y se exponen a
pesticidas peligrosos, y “en algunos casos deben costearse el
tratamiento médico derivado de accidentes laborales o a causa de
enfermedad”, señala HRW, cuya sede central está en Nueva York.
“Los asentamientos de Israel se aprovechan y abusan de los derechos
de los niños”, dice Sarah Leah Whitson, directora de la ONG para
Oriente Medio y el Norte de África. “Niños de comunidades que se han
empobrecido a causa de la discriminación que practica Israel y de las
políticas en los asentamientos (judíos), no van a la escuela y aceptan
trabajos peligrosos porque sienten que no tienen otra alternativa, al
tiempo que Israel mira hacia otro lado”.
HRW dice que Israel “debería desmantelar los asentamientos y, mientras
tanto, prohibir a los colonos que empleen a los niños de acuerdo con
las obligaciones de Israel según los tratados internacionales sobre
los derechos de los niños y los derechos al trabajo”.
Aunque no existen estadísticas fiables, HRW estima que los colonos
emplean a centenares de niños en labores del campo y que su número
se incrementa significativamente cuando llegan las temporadas altas.
Los niños trabajan a temperaturas superiores a los 40 grados
centígrados, e incluso mucho más elevadas en el interior de los
invernaderos.
Entre otras
quejas, los niños denuncian dolores de espalda a causa de los pesos
que deben transportar, dificultades de respiración a causa del calor,
vómitos y problemas de piel debido al uso de los pesticidas. La ley
israelí prohíbe explícitamente el abuso de niños en el trabajo, pero
las leyes solamente se aplican con los niños israelíes
y no con los palestinos.
En las temporadas altas los niños
comienzan a trabajar a las
5:30 de la mañana y realizan jornadas de hasta doce horas
seguidas, y sus empleadores los presionan para que no descansen
durante toda la jornada. Muchos han sufrido cortes más o menos
profundos con los cuchillos que se utilizan para recoger las cebollas.
A los niños palestinos se les atrae a los asentamientos por medio de
un mediador palestino que trabaja para los colonos, no se les hace
ningún contrato y se les paga al contado salarios de menos de 20 euros
al día al margen de la ley sin que intervengan las autoridades de la
ocupación, que saben perfectamente cómo funciona el negocio.
“El estudio de HRW revela perfectamente cómo funciona el sistema de la
colonización. Primero se construye una colonia, después se deja sin
trabajo a los palestinos, y después se les ofrece la oportunidad de
trabajar en condiciones draconianas, en condiciones que son de
esclavitud. Nos encontramos ante un sistema de apartheid en el que
se aplican dos legislaciones en el mismo territorio dependiendo del
origen de las personas”, comenta un funcionario palestino.
Tampoco intervienen las autoridades de la Unión Europea ni de Estados
Unidos, que también están al tanto de lo que ocurre en los territorios
ocupados. Se da la circunstancia de que esos productos se venden en
Europa y en Estados Unidos. En el caso de Estados Unidos tienen
incluso un tratamiento preferente debido a un acuerdo bilateral
con Israel.
De hecho, Washington publica cada año una lista negra con más de 350
productos que se fabrican en el extranjero usando a menores, pero tal
lista no incluye ningún producto de los territorios palestinos
ocupados por Israel.
Una de las áreas de mayor actividad agrícola de la zona es el fértil
Valle del Jordán, que prácticamente está ocupado en su totalidad
por Israel, y donde viven unos 4.500 colonos y unos 60.000
palestinos. Según un reciente informe del Banco Mundial, la ocupación
del Valle del Jordán cuesta a los palestinos 700 millones de euros
anuales, ya que no pueden cultivar esas tierras que han sido
expropiadas por Israel y puestas al servicio de los colonos judíos.
Se da la circunstancia de que el ejército ha cedido a los colonos las
tierras cultivables de manera ilegal, según las convenciones
internacionales, especialmente según la IV Convención de Ginebra. En
algunos casos, los colonos subarriendan la tierra cultivable a los
palestinos a quienes pertenecían esas tierras antes de la ocupación
israelí y de la expropiación forzosa que sufrieron “por motivos de
seguridad”.
Otra circunstancia que se da en el Valle del Jordán es que el 86 por
ciento de la tierra cultivable está en manos de los colonos que
reciben una enorme cantidad de agua que se extrae de los acuíferos
subterráneos y del río Jordán, y que es claramente desproporcionada en
comparación con la cantidad de agua mucho menor que reciben los
palestinos, tanto los campesinos como el resto de civiles.