'Denuncio a
alguien y su padre es el juez', dice el proverbio palestino. Esta es
la reflexión generalizada que impera en Gaza tras conocerse la
decisión del fiscal general del Ejército israelí de cerrar el caso
de los
cuatro niños muertos en un bombardeo del Ejército israelí el 16 de
julio de 2014, durante la Operación Margen Protector. El fiscal
israelí absuelve así al Ejército de cualquier responsabilidad de la
muerte de Ismaíl, Mohamed, Zakaria y Ahed. Dice que confundieron a los
chicos, de nueve y once años, con milicianos. Que estos estaban en
unos edificios utilizados por Hamás. "No eran combatientes. ¡Llevaban
un balón de fútbol!", dice exasperada la madre de uno de ellos a
eldiario.es.
Para los palestinos esto es un ejemplo más de cómo el
sistema legal israelí encubre sus propios crímenes de guerra. El 16 de
julio de 2014 ocho niños de la
familia Baker fueron a jugar a una playa de la ciudad de Gaza
donde, en primera línea del mar, está situado el mayor número de
hoteles. Los periodistas extranjeros se encontraban almorzando,
trabajando con sus ordenadores o incluso grabando en las terrazas de
sus hoteles cuando, de repente, se oyó una explosión. Después se
escucharon los gritos de los niños pidiendo ayuda. Luego llegó el
segundo ataque.
"Yo estaba en la cocina
preparando el Eftar para romper el ayuno, era el mes de Ramadán. De
repente, oí una explosión", Relata Sahar Baker, madre de Ismaíl, uno
de los niños muertos. Yo pensé en mi hijo que se había ido a la playa.
Nosotros somos pescadores, el alma de nuestros niños es el mar. A
Ismaíl le encantaba bañarse en el mar y el día anterior también había
ido a la playa".
En ese momento, Sahar no sabía
que aquel primer bombardeo que escuchó había matado a su hijo.
"La noche anterior, Ismaíl me
pidió que le comprara unas sandalias nuevas y yo le dije que no tenía
dinero. Ahora tengo remordimientos –continúa Sahar recordando a su
hijo entre sollozos–. Desde el primer día de Ramadán, Ismaíl me
acompañaba cada día a comprar aquí al mercado, cada día. También
trabajaba, vendía té y café en la playa. Incluso durante la guerra él
quería seguir trabajando, me decía: para comprar comida buena".
Mucha gente conocía a Ismaíl que
acudía cada día a la playa de la ciudad de Gaza para vender bebidas. A
su madre le queda como último recuerdo la fotografía que un periodista
extranjero tomó mientras Ismail hacía con sus dedos una' V', el
símbolo de la victoria que todos los niños palestinos tan bien
conocen.
"Los israelíes los mataron a
sangre fría y ahora lo niegan", afirma Sahar con mirada firme y
levantando el dedo índice. "Pero los periodistas que estaban ahí
grabaron el crimen".

"¡Los menores murieron cuando un
barco de la Marina israelí abrió fuego contra la playa en la que
jugaban con otros doce compañeros que resultaron heridos. Según la
nota, el incidente tuvo lugar en unos edificios utilizados por la
"Policía Naval de Hamás y la Fuerza Naval" de Gaza, rodeados por una
valla y separados de la zona de la playa utilizada por los civiles.
Los periodistas que fueron testigos del ataque sí vieron una pequeña
cabaña de pescadores en esa zona de edificios que los niños utilizaban
como lugar de juegos.
Salwa Baker es la madre de
Mohamed que, con 11 años, era el mayor de los cuatro niños asesinados.
"Ni mi hijo ni mis sobrinos
estaban portando armas ni cohetes, dice Salwa con los ojos abiertos en
una expresión de negación absoluta de la justificación con la que el
fiscal general militar israelí cerró el caso. "No eran combatientes,
¡llevaban un balón de fútbol!".
Salwa tiene los ojos hinchados y
parece cansada. Una gota de sudor le baja por la frente para terminar
mezclándose en la mejilla con sus lágrimas.
"Llevo toda la mañana llorando
porque la noticia de los israelíes y la llegada del Ramadán me han
recordado la muerte de Mohamed. Era mi primer hijo. Antes de él tuve
siete niñas, pero yo también quería un varón y ahora Israel me lo ha
matado", denuncia Salwa.
El día del bombardeo de la
playa, Mohamed salió a hacer un recado para su padre. Al volver a casa
pidió permiso para ir a jugar con sus primos. La noticia de la muerte
de Mohammed fue recibida en casa con incredulidad.
"Al rato llegó un familiar que
nos dijo: Mohamed ha muerto. Yo le grité y le dije que dejara de decir
mentiras", cuenta Salwa. "Él insistió: Mohammed ha muerto y está en el
hospital. Le contesté: Es imposible, ¡hace un momento estaba en
casa!". Salwa toma un profundo respiro y termina diciendo: "Desde la
muerte de Mohammed yo ya no voy al puerto".
Duelo familiar por la muerte de uno de los niños muertos en un
ataque israelí sobre una playa de Gaza el 16 de julio. Foto: Ezz
Al-Zanoun/ZUMA Press
"Oí en la televisión que
los niños eran Baker"
Ahed Baker, el padre de Zakaria
y al mismo tiempo abuelo de Ahed, dos de los niños muertos en la
playa, relata que se enteró del bombardeo a través de la televisión.
"Me levanté a rezar y vi en la
tele que cuatro niños habían muerto en la playa de Gaza. Tuve un mal
presentimiento y comencé a llamar a mi hijo Zakaria, pero no
contestaba", explica Ahed.
Entonces, como impulsado por una
fuerza extraña, Ahed se vistió y salió a la calle a buscar a los
niños.
"Cuando estaba a punto de bajar
las escaleras, oí en la televisión que los niños asesinados eran
Baker. Entonces fuimos al hospital corriendo. -Cuenta Ahed hablando
cada vez más pausadamente. Le cuesta respirar.- En la recepción
preguntamos por los niños: Están en el depósito de cadáveres, nos
dijeron. Allí me encontré con otros familiares. Abrieron la primera
puerta de la nevera donde meten los cuerpos y vi a mi hijo Zakaria,
luego a mi nieto Ahed, al lado Ismaíl, mi sobrino, y el cuarto era
Mohamed, mi otro sobrino. Luego perdí la conciencia".
Las secuelas de los niños
supervientes
Tras la muerte de los cuatro
niños, los otros cuatro niños supervivientes reciben tratamiento
psicológico en el hospital Shifa y el Gaza Community Mental Health.
Uno de ellos, Montaser, reacciona siempre de forma violenta. Yunis
habla con los difuntos niños cuando está despierto, sobre todo con
Mohamed, con el que tenía una estrecha relación.
Son niños que todavía preservan
el miedo que ese día sintieron y que, según sus madres, han perdido el
apetito, no duermen durante la noche, sino durante el día. No
entienden por qué les sucedió eso a ellos, solo estaban jugando a la
pelota en la playa.
"Pasaron dos días tras el
asesinato de los niños y acudimos a Raji Sourani –explica Ramez Baker,
padre de Mohamed–. Las organizaciones de derechos humanos de Gaza
formaron un comité para este caso. El problema es que Israel no está
interesado en derechos humanos y declara que su ejército no se
equivoca. No quieren que los abogados de derechos humanos abran un
caso en sus juzgados, pero es importante que se abra un caso ante el
juzgado israelí y ante la Haya porque en Israel, igual que hay gente
que asesina a niños palestinos, hay también gente justa".
Responsabilidad de Ban Ki-moon
Días antes del anuncio de la
auto exculpación israelí, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon,
declaró que Israel
no será incluido en la lista de negra de agresores de los derechos
de los niños en tiempos de conflicto, como habían pedido varios grupos
de derechos humanos.
"Deben retirar la inmunidad
diplomática a Israel. Ya basta. Ban Ki-moon nos ha matado por segunda
vez -dice enfurecido Mohamed Baker, padre de Ismaíl.- Hay que
boicotear a los asesinos de niños, a Israel. Todos los países,
incluidos los árabes, deben boicotear a Israel".
Raji Sourani, abogado, director del Centro Palestino para los
Derechos Humanos (PCHR en sus siglas en inglés) y representante de la
familia Baker afirma estar "muy decepcionado" con la decisión de Ban
Ki-moon.
"Es una vergüenza. Israel es un
criminal, comete crímenes contra los niños palestinos. Todos lo vimos
-dice Sourani.- En el caso Baker había medios grabándolo y eso es lo
que hace que sea un caso único. Durante esa operación Margen Protector
murieron en la Franja de Gaza 565 niños".
Sin embargo, Sourani no está
sorprendido por la noticia del fiscal general militar israelí.
"Lo mismo sucedió
tras la operación Plomo Fundido en 2009. Teníamos todo documentado
legalmente, pero ellos lo negaron -explica Sourani.- Israel sigue
construyendo asentamientos, sigue legitimando el bloqueo contra la
Franja, ha usado a palestinos como
escudo humano. El sistema legal israelí ofrece una cobertura legal
total para el Ejército israelí. No hay razón alguna en la Tierra que
pueda legitimar un crimen como el que se cometió contra los niños
Baker".
El abogado de
derechos humanos palestino asegura que él y su equipo harán todo lo
posible para sacar adelante el caso Baker en la Corte Penal
Internacional y que los crímenes israelíes lleguen a su fin. Cuentan
con que la Corte no actuará de juez-padre, sino como un órgano
independiente que establece la justicia a nivel internacional.