"¿Por
qué está Israel por encima del Derecho internacional?"

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ENTREVISTA | Jamal Khader,
sacerdote palestino
"Nosotros no sufrimos el Holocausto, pero somos las víctimas de
las víctimas del Holocausto"
"Hasta ahora la religión ha jugado un papel muy
negativo en el conflicto", explica el sacerdote palestino Jamal Khader
"Israel fomenta el fundamentalismo religioso con su
apoyo a los asentamientos. Este Gobierno representa a la extrema derecha y
quiere ganar más votos"
Javier Biosca Azcoiti
21/05/2018

Jamal Khader, párroco de la Iglesia Católica de la Sagrada Familia en
Ramala (Palestina). David Conde
Jamal Khader nació en 1964 en Zababdeh, un pequeño
pueblo palestino de mayoría cristiana. Con tan solo 24 años fue ordenado
cura y actualmente ejerce como sacerdote en la iglesia de la Sagrada Familia
de Ramala. Tiene un doctorado en Teología Dogmática por la Universidad
Pontificia Gregoriana de Roma y es decano de la Facultad de Humanidades en
la Universidad de Belén, donde también dirige el Departamento de Estudios
Religiosos.
Con motivo del 70º aniversario de la Nakba
(catástrofe), que conmemora el exilio de 700.000 palestinos tras la creación
del Estado de Israel en 1948, Khader, un hombre tranquilo y reflexivo,
visitó España la semana pasada para dar una conferencia en Casa Árabe.
¿Qué papel ha jugado la religión en el conflicto
árabe israelí?
Hasta ahora, un papel muy negativo. Porque cuando
hablamos de religión hablamos de fundamentalismo religioso, reivindicaciones
religiosas, justificaciones religiosas tanto de la parte judía, musulmana y
cristiana. Empezando por la propiedad de la tierra, aquí llegan las
reivindicaciones religiosas: “Dios nos la entregó a nosotros”.
Ese el aspecto negativo, pero el reto es cómo puede
la religión jugar un papel positivo en el conflicto. Muchas personas
religiosas, hablo principalmente de cristianos, pero también de musulmanes,
se preocupan por el papel de la religión en el conflicto y quieren que esta
sirva de inspiración para encontrar soluciones, como por ejemplo vivir y
aceptar al otro, no rechazarlo.
¿Ha fomentado o apoyado Israel el fundamentalismo
religioso?
El fundamentalismo judío, sí. Hablo sobre su apoyo a
los colonos, al movimiento de los asentamientos y a sus reivindicaciones.
Estos grupos cada vez reciben más apoyo y a menudo escuchamos esas
reivindicaciones religiosas en boca de políticos [israelíes].
Algunos de esos grupos son violentos, como
determinados colonos que atacan a palestinos y que tienen todo el apoyo del
Gobierno y del Ejército israelí. Y lo he visto con mis propios ojos: jóvenes
colonos religiosos atacando vehículos palestinos, incluido el mío, con
policías y soldados israelíes a dos metros de distancia que no hacen nada
porque están allí para protegerles a ellos y no a mí. La razón principal de
este apoyo institucional no es religiosa, sino electoral. Este Gobierno
representa a la extrema derecha y quiere ganar más votos.
¿Cómo fueron esos ataques físicos?
He sido atacado dos veces, ambas en Ramala. Una de
ellas estaba en mi coche con mi familia y un colono me esperó y me golpeó
con su coche. Logré huir, pero me golpeó. La otra me lanzaron una piedra
grande contra el coche. Eso son solo dos pequeños ejemplos de los ataques de
los colonos.
¿Ha empeorado la situación recientemente?
Siempre ha habido tensiones, pero ahora hay más. Hay
algo nuevo, y es que el Gobierno israelí y sus ministros son más agresivos y
osados a la hora de negar un Estado palestino. “Ni soñéis con un Estado,
olvidaos”, afirman. También están lanzando declaraciones racistas, como el
caso de la ministra de Justicia diciendo que no solo deberían matar a los
jóvenes de Gaza, sino también a las madres que dan a luz a esas serpientes.
La segunda parte es la actividad de los
asentamientos, que también está apoyada por el Gobierno de Israel. Actos
políticos como mover la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén
apoyan la reivindicación israelí de que Jerusalén solo pertenece a una de
las partes. Todo esto ha aumentado las tensiones y manda un mensaje a los
palestinos: no habrá solución para vosotros, excepto seguir viviendo bajo la
ocupación.
¿Por qué ha sido tan fácil a lo largo de la
historia utilizar la religión para agitar conflictos?
Hablaré de la historia más reciente. Hay mucha
decepción y desilusión en gente que no ha encontrado respuesta a sus
preguntas en movimientos nacionalistas. Los palestinos, por ejemplo, creían
en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), pero esta no ha
podido cumplir sus promesas. También, muchos regímenes árabes han tratado
muy mal a sus ciudadanos. Cuando la gente no está satisfecha, incluso con su
relación con Occidente –que según ellos se está convirtiendo en antimusulmán–,
entonces llega el fundamentalismo religioso.
Los fundamentalistas dicen a la gente que ellos
tienen las respuestas. En las elecciones de Palestina en 2006, por ejemplo,
el eslogan de Hamás era 'El islam es la respuesta'. Esto es muy peligroso y,
al fin y al cabo, no significa nada. Pero decirle a la gente que tienes
todas las respuestas y prometer no solo el cielo, sino también resultados
sobre el terreno, es una gran tentación para aquellos que están
decepcionados.
Mi pregunta como educador es cómo proteger a los
jóvenes de esas falsas promesas. La religión nunca fue una elección fácil.
Elegir el camino de la religión significa que no esperas encontrar todas las
respuestas, sino todas las buenas preguntas. ¿Cómo podemos incentivar a los
jóvenes para que no voten a Hamás? Porque yo no veo una alternativa real.
Pero Israel también está utilizando la religión y
siempre ha conseguido lo que ha querido.
Sí, pero ¿cuál es el futuro? ¿Están más seguros?
¿Están preparando un buen futuro para las nuevas generaciones? ¿Quieren
vivir en estado de guerra con los palestinos para siempre? Hasta ahora, con
la religión y la fuerza han logrado lo que han querido, pero ¿qué pasa con
el futuro? Quieren los padres criar a sus hijos en un ambiente de odio y
desconfianza? Esa es mi pregunta a los israelíes.
¿Qué es más fuerte, la religión o el
nacionalismo?
Eso es Dios y el césar (ríe). Creo que no podemos
mezclar ambos. No podemos permitir a líderes religiosos convertirse en
líderes políticos. En Europa tenéis la experiencia del pasado y no funcionó.
Creo que la religión debería mantener su posición como una fuente de
inspiración de valores y mantener la separación. Compartimos muchos valores
con los musulmanes. No se trata de cuál es más fuerte, sino de encontrar una
combinación de religión y política en la vida pública, pero no mezclarlos.
Israel acaba de cumplir 70 años. ¿Qué hemos
aprendido en estas décadas?
Hemos aprendido que la historia nos enseña y nos
ilumina para el futuro. Aunque han pasado 70 años de la Nakba, nosotros no
olvidamos lo que pasó e incluso nuevas generaciones se siguen acordando de
lo que ocurrió. No nos mueve ningún tipo de sentimiento vengativo de lo que
ocurrió, pero somos más insistentes sobre nuestros derechos.
No puedes construir paz a expensas de otra población.
Eso es lo que hemos aprendido. Los judíos necesitaban vivir en paz tras
décadas o siglos de sufrimiento en Europa, pero lo hicieron a costa de los
palestinos. Después del Holocausto los europeos ayudaron a los judíos, ya
sabemos por qué, pero les ayudaron a construir su Estado a expensas de otra
población.
Queremos la independencia, queremos vivir en paz,
pero no queremos hacerlo a costa de nadie ni creando otra injusticia.
Citando a Martin Luther King, si la justicia sufre en cualquier parte del
mundo, la justicia sufre en todo el mundo. Nosotros no sufrimos el
Holocausto, pero somos las víctimas de las víctimas del Holocausto.
Y la memoria también es muy importante para los
palestinos. Es muy importante enseñar a la gente cómo lidiar con la memoria.
Por dar un ejemplo, el Holocausto sigue muy vivo en la memoria de los
judíos. Del mismo modo, la Nakba es una herida para nosotros, pero seguimos
sufriendo sus consecuencias. No hay que dejar la memoria como una herida
abierta de la que sufrir constantemente, sino aprender de ella y seguir
avanzando.
Han pasado casi dos meses desde el comienzo de las Marchas del
Retorno y unas 100 muertes. ¿Cambiará algo?
Fui a Gaza el mes pasado tras casi 18 años con un
permiso de 24 horas. El mundo ha olvidado el sufrimiento de la gente de Gaza
porque no lo vemos. Incluso nosotros, los palestinos de Cisjordania. Las
condiciones son terribles y ellos tienen esta sensación de que el mundo les
ha olvidado. Este ha sido un grito a toda la comunidad internacional, no
solo a Israel, de que existen, de que siguen viviendo en campos de
refugiados desde hace 70 años y de que sufren un asedio militar y económico
desde hace 10 o 11 años. Han dicho que ya es suficiente y que no se van a
quedar callados. Además eligieron la protesta pacífica.
Quizá no han logrado objetivos políticos, pero la
comunidad internacional les ha escuchado. Es una vergüenza que la comunidad
internacional acepte que este asedio continúe en Gaza. La gente está
sufriendo y nadie está haciendo nada. Los actos simbólicos son importantes
para nosotros. Sabemos que no conseguiremos grandes logros políticos, pero
es la forma de mantener este deseo vivo en las nuevas generaciones.
¿Dos pueblos, dos Estados; o dos pueblos, un
Estado?
¿La realidad o el sueño?
Ambos.
En realidad vivimos en un Estado. Israel lo controla
todo. Pero no es un Estado democrático, es un Estado claramente apartheid,
tanto por cómo se trata a los palestinos como por las leyes. En los
territorios palestinos tenemos dos sistemas legales, uno para los judíos y
otro para los palestinos. Tenemos también dos sistemas de carreteras: dentro
de los territorios palestinos hay carreteras solo para judíos. Tenemos el
sistema de los permisos adoptado del régimen del apartheid en Sudáfrica. Es
el mismo sistema, el cual decide de qué hora a qué hora puedo ir y dónde
puedo y no puedo ir. La realidad es que esto es una solución de un Estado.
Un Estado apartheid.
El sueño es tener dos Estados, pero con fronteras
abiertas. Necesitamos vivir libremente en nuestro propio país y ser
independientes. Pero es un país pequeño y hay muchas cosas que nos unen [con
Israel]: economía, lugares religiosos, vínculos familiares, agua, medio
ambiente... ese es nuestro sueño, y no es imposible. Tenemos que colaborar.
Creo que cuando los palestinos tengamos nuestra independencia, al día
siguiente empezaremos a negociar con Israel sobre nuestra relación mutua.
¿Quiere Israel llegar a esa solución o, por el
contrario, imponer su solución?
¿Por qué iban a aceptar esta idea [de dos Estados] si
están ganando? Por eso sugerimos un camino para forzar a Israel a aceptar la
solución, y esto se llama presión, económica y diplomática. Por dar un
ejemplo, Israel está ganando millones de dólares de la economía de los
asentamientos y todos los bienes producidos en los asentamientos se venden
en mercados europeos. ¿Cómo puede decir la UE que está a favor de un Estado
palestino y apoyar económicamente los asentamientos comprando sus productos?
Es un apoyo directo a la ocupación. Hay que acabar con esta hipocresía
política.
Cuando Israel sepa que está perdiendo económica y
diplomáticamente, además de que con la ocupación no pueden sentirse seguros
nunca, empezarán a pensar seriamente en reconocer a los palestinos como un
pueblo. No estoy pidiendo la luna, estoy pidiendo que se aplique el Derecho
internacional. ¿Por qué está Israel por encima del Derecho internacional?
Seguiremos nuestra lucha no violenta y nunca aceptaremos seguir viviendo
bajo la ocupación porque es humillante.
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