La madre de Marah con una foto de su hija | Foto: Isabel Pérez.
El 16 de febrero, tras tres días de apertura, el
paso de Rafah entre Egipto y la franja de Gaza volvía a cerrarse, dejando
atrapada a la población gazatí que lleva sufriendo un duro bloqueo desde
hace diez años.
Diez años son, precisamente, los que tenía Marah
Diab, nacida cuando se consolidó el encierre y el asedio contra la franja
y fallecida un día después de la última clausura del paso de Rafah, el 17
de febrero de 2016. En Gaza se la conoce como “la mártir del bloqueo”,
pero su muerte arrastra también la denuncia de sus padres sobre una
confusa gestión realizada por responsables de la Autoridad Palestina en
Ramala.
Una carrera de obstáculos hacia la muerte
“ Marah era una niña normal. Jugaba, corría… sin
dolores. Todo iba bien hasta que, cuando tenía cuatro años, la tuve que
llevar a hacerse su primer análisis porque solamente engordaba entre 100 y
200 gramos al año”, explica a
eldiario.es Rania Diab, madre de la niña.
Rania relata que finalmente descubrieron que algo
iba mal con los órganos de su hija: “No nos habíamos dado cuenta antes
porque Marah iba sola al baño pero, un día, como el cuarto de baño estaba
ocupado y ella decía que no aguantaba más, le di un orinal para que
hiciera ahí sus necesidades”, continúa la madre.
Entre la orina de la niña encontraron piedras de
pequeño tamaño, así que decidieron llevarla al médico rápidamente. “El
médico se sorprendió de la cantidad de piedras. Sus dos riñones estaban
llenos", cuenta Rania con los ojos a punto de romper en lágrimas. "Nos
dijeron que incluso si hacíamos una operación para quitarlas, las piedras
volverían otra vez”.
Estos momentos solo fueron el inicio de un largo
camino en el que la impotencia y el dolor se entremezclaban con un
sentimiento de rabia contra Israel, por mantener el bloqueo sobre Gaza, y
la Autoridad Palestina (AP), por una complicada y confusa gestión de
transferencias médicas desde Gaza al exterior.
Sin un trasplante para Marah
En 2013 comenzó una campaña para buscar un donante
de riñón para Marah. “Su grupo sanguíneo era 0 positivo, mientras que
nosotros, sus padres, somos A positivo" aclara la madre. "Tuvimos
muchísimos donantes y, después de muchos esfuerzos, logramos que la AP
cubriera los gastos de su tratamiento”.
Mientras los padres de Marah hacían todo lo posible
por salvarla, la niña debía acudir casi diariamente a su sesión de
diálisis en el hospital pediátrico Rantisi, en Gaza. La agonía de la niña
durante el drenaje era manifiesta y muchos medios de comunicación se
sumaron a la campaña en apoyo a la niña.
El director del hospital, Mustafa al-'Aela, apunta
que la niña únicamente podía mejorar un 15% de su rendimiento con la
diálisis. "Marah necesitaba un trasplante, con esto hubiera logrado
mejorar en un 60%”, dice. El donante compatible llegó del otro lado de los
territorios ocupados, desde Jenin, en Cisjordania, pero los impedimentos
siguieron: "Cuando conseguimos ir ahí nos dijeron que había una ley que
impedía el trasplante de un donante que no fuera familiar de primer
grado”, relata Abdelhalim, el padre.
El estado de la niña comenzó a deteriorarse cada
vez más rápidamente. Las sesiones de diálisis se convirtieron en un
tormento para Marah y los desplazamientos continuos de un hospital a otro
solo sirvieron para incrementar su sufrimiento. “¡El mismo presidente
Mahmud Abás nos entregó por escrito que iba a cubrir los gastos para un
trasplante!”, grita Abdelhalim enfurecido.
El padre de la niña está afiliado al movimiento
Fatah del presidente palestino Abás y es funcionario de la AP en Gaza. “En
vez de enviarnos a Haifa (Israel) nos enviaron a un hospital en Ramala.
Luego, en lugar de uno de Ramala nos trasladaron a uno de Egipto. Hubo
mucha confusión desde el Ministerio de Sanidad palestino y de la directora
del departamento de tratamientos en el exterior”, denuncia Abdelhalim, que
añade que el hospital al que fueron enviados en El Cairo no estaba
capacitado para tratar a la niña. Y sigue: “El viaje a Egipto fue un
desastre. Además, todos los gastos corrieron a mi cuenta y nos tuvimos que
quedar en Egipto un mes porque el paso de Rafah estaba cerrado y no
podíamos volver a Gaza”.
Ocupación y división interna palestina
Los padres de Marah están convencidos de que los
responsables de la AP manipularon el archivo de Marah por cuestiones
políticas. En Gaza hay cientos de funcionarios que siguen cobrando sus
sueldos a pesar de no estar trabajando desde que Hamás tomó el poder en
2006. Muchos de ellos recalcan que existe una política de segregación
hacia los partidarios de Fatah en la franja, y que no se trata
únicamente de una división interna entre Hamás en Gaza y Fatah en Ramallah.
“ El ministro de Sanidad palestino rechazó la
voluntad del presidente Abás de que fuera tratada en Israel –dice
Abdelhalim–. Gaza se lleva la parte del castigo de la ocupación israelí y
de la discriminación de la AP”. El doctor al-'Aela, señala al respecto:
“No se debe politizar el archivo de salud, no hay que establecer
diferencias o afinidades políticas”
Desde el Centro Palestino de Derechos Humanos (PCHR
en sus siglas en inglés), el jefe de Unidad de Economía y Sociedad, Jalil
Shahin, reconoce la falta de voluntad de los responsables de la AP y
destaca que, hace cinco meses, las autoridades israelíes rechazaron la
salida de Marah y su familia.
El 17 de
febrero de 2016, tras seis años de lucha por sobrevivir, Marah daba su
último suspiro. En el hospital Rantisi, donde se trataba, aún hay entre 25
y 30 niños y niñas que sufren insuficiencia renal. Necesitan trasplantes
de riñones. “Espero que les ayuden antes de que se mueran, que los envíen
fuera de Gaza lo antes posible”, dice Abdelhalim.