La Policía italiana ha detenido
este sábado a Carola Rackete, la alemana al frente del barco de rescate de
migrantes, poco después de que atracase el buque en la isla
En vídeo, las imágenes de la
detención. REUTERS
La historia ha terminado y, seguramente, de la peor manera para la
capitana Carola Rackete, de 31 años. Esta madrugada, alrededor de la
1.30, la embarcación humanitaria Sea-Watch 3 levó anclas y se
dirigió hacia al puerto de Lampedusa, frente al que llevaba atracada 48
horas con 40 migrantes a bordo. Rackete desoyó de nuevo la prohibición de
la Guardia di Finanza (una fuerza especial de la policía italiana
similar al Servicio de Vigilancia Aduanera español), que incluso trató de
interponerse con sus embarcaciones, y atracó la nave en el puerto
comercial de Lampedusa. La capitana, convertida en símbolo de la lucha
contra la política migratoria de Matteo Salvini, fue recibida con aplausos
de decenas de personas que la esperaban, pero fue detenida y trasladada a
dependencias policiales acusada de "resistencia o violencia contra un
buque de guerra", delito que implica una sentencia de tres a diez años.
El barco humanitario, que entró en aguas italianas hace 48 horas,
esperaba fondeando cerca del puerto de la isla de Lampedusa aguardando la
autorización para desembarcar a los rescatados el pasado 12 de junio. Pero
la situación a bordo se agravaba día a día. La noche anterior dos
pasajeros enfermos habían tenido que ser evacuados y el resto de la
tripulación amenazaba con tirarse al agua si no llegaba una solución
después de más de dos semanas a bordo. "La comandante Carola no tenía otra
opción", dijo Giorgia Linardi, portavoz de la ONG Sea Watch Italia, al
recordar que "durante 36 horas había declarado el estado de necesidad que
las autoridades italianas habían ignorado", añadió en declaraciones al
diario La Repubblica. "Fue una elección desesperada", aseguraron
Leonardo Marino y Alessandro Gamberini, los abogados de la ONG alemana.
Rackete ya había sido imputada por la Fiscalía de
Agrigento el viernes y acusada de un delito de favorecimiento del tráfico
ilegal de personas. En una rueda de prensa ofrecida este viernes por Skype
desde el barco, Rackete se
mostró "segura de que la justicia italiana reconocerá que la ley del mar y
los derechos de las personas están por encima de la seguridad y el derecho
de Italia a sus aguas territoriales". Ahora se suman también los de
resistencia a embarcaciones de guerra e intento de naufragio por la
maniobra realizada contra las lanchas de la Guardia di Finanza, que
quedaron atrapadas entre el muelle y la embarcación humanitaria. Un delito
que prevé una pena de entre 5 y 12 años de cárcel. "Afrontaré todo con el
apoyo de nuestros abogados. Ahora solo quiero que las personas puedan
bajar a tierra", comunicó la capitana.
El Sea-Watch 3, además, llevaba a bordo en
ese momento a una delegación de parlamentarios italianos de izquierda, que
aplaudieron la decisión de Rackete cuando llegaron. “Finalmente, ha
terminado esta odisea, espero que se pueda cerrar pronto también la de la
comandante. Como habéis visto, hacer desembarcar a estas 40 personas era
muy sencillo. ¿Cómo es posible que hayamos tenido que llegar a esto?”, se
preguntaba Nicola Fratoianni, de Izquierda Italiana. Matteo Salvini ha
asegurado que Rackete ha tenido un "comportamiento criminal y que ha
puesto en riesgo la vida de los agentes de la Guardia di Finanza".
"Ha hecho todo eso con parlamentarios a bordo, incluido el ex ministro de
Transportes. Es realmente increíble".
Italia había denegado la entrada a puerto de la
embarcación hasta que otros países de la Unión Europea hubieran llegado a
un compromiso para acoger a los migrantes que viajaban a bordo. En las
últimas horas parecía que, tal y como había anunciado el ministro de
Exteriores italiano, Enzo Moavero Milanesi, cinco países —Francia,
Alemania, Luxemburgo, Portugal y Finlandia— iban a hacerlo. La respuesta,
sin embargo, ha tardado demasiado y Rackete ha invocado el “estado de
necesidad” para entrar en el puerto.