Héroes de la mar, esforzados
marinos salvando vidas, incomprendidos por los Estados europeos, sorteando más
obstáculos de la política de cerrazón e insolidaridad que los propios de las
olas y corrientes marinas, merecedores sin duda del premio Nobel de la Paz,
haciendo mucho más de lo que pueden y apadrinando a supervivientes que lo son
por su propia valentía en jugarse una vida que ya habían dejado rota a sus
espaldas. "Si hay ángeles sois vosotros" bien podría decírsele a estos españoles
que nos honran en estos días de peces en el río y de campanas sobre campanas. |

https://www.eldiario.es/desalambre/gusta-descansar-recuperarse-barbarie-vivido_0_849365325.html
“Nos gusta que el barco sea un oasis donde la gente pueda descansar y
recuperarse de la barbarie que han vivido”
Así valora Marc Reig, el capitán del 'Open Arms', los
intentos de la tripulación por suavizar la travesía a las 310 personas
rescatadas a bordo
La embarcación tiene previsto llegar al puerto de
Algeciras el 28 de diciembre
De las 313 personas rescatadas inicialmente, han sido
evacuados un
menor no acompañado y un
bebé y su madre

Marc, capitán del Open Arms durante la misión 57 de la ONG, hace pompas de
jabón para distraer a algunos de los niños rescatados / Olmo Calvo
Fabiola Barranco Riaza - A bordo del
Open Arms
23/12/2018
Un mar de mantas, en el que poco a poco empiezan a
asomar las cabezas de los primeros en despertar, es la imagen que se ve en
la cubierta delOpen Arms, con los primeros
rayos de luz. La camerunesa Pirrette es de las más madrugadoras. Lo primero
que hace es coger en brazos a su hijo, Latifa, de tres años. Se sienta y,
con mimo, lo acuna en sus piernas. Mientras tanto continúa su plegaria con
los brazos en alto y la mirada en el cielo. Con su canto suave rompe la
monotonía de la mañana.
Poco a poco, comienzan a levantarse el resto de
personas. Se forman algunas filas para ir al baño o asearse. Muchos padres y
madres abrazan a sus críos, aún envueltos en las mantas que los protegen del
frío de la mañana. Otros se entretienen observando el baile de las olas.
Una de las personas rescatadas se cubre del
viento frío con una manta en la popa del barco Open Arms / Olmo Calvo
Una armonía que se corta cuando los doctores se
dirigen apresurados a atender a una de las mujeres embarazadas, en una
frenética mañana de consultas médicas. "La mayoría están estables, pero
arrastran consecuencias del viaje, de todo su proyecto migratorio. El
agotamiento, la debilidad o síntomas de haber vivido durante mucho tiempo en
condiciones de hacinamiento, es lo más habitual", explica la doctora.
Sin embargo, aquel punto de estrés se esfuma con el
paso del tiempo. Basta un micrófono y música para despertar el ánimo. Niños,
mujeres, hombres, tripulación; todos se dejan llevar por la música y el
baile, envolviendo el ambiente en un momento de alegría compartida.
Un grupo de mujeres cantando con un altavoz
instalado por los voluntarios de Proactiva Open Arms en la cubierta del
barco. Decenas de mujeres, niños y hombres se animaron a participar en la
actividad / Olmo Calvo
Los voluntarios y trabajadores de Proactiva Open Arms,
que conforman la tripulación, son una pieza fundamental para suavizar las
duras condiciones que supone navegar más de 1.100 millas rumbo a Algeciras.
Y es que cada uno de ellos da al máximo para que, como dice la jerga
marítima, todo vaya viento en popa. Por el momento, Algeciras es el puerto
más probable para el desembarco de las 310 personas rescatadas el pasado 21
de diciembre en el Mediterráneo central.
"Nos gusta que el barco sea un oasis donde la gente
pueda descansar de la barbarie que ha estado viviendo y que puedan tener
tiempo de recuperarse poco a poco", valora el capitán, Marc Reig, después de
bajar a cubierta, equipado con lápices de colores, folios y un bote de jabón
para hacer burbujas y compartir un rato de entretenimiento con Sami, Luga,
Cristo, Melisa, Mohamed o Sarah... los niños del Open
Arms.
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