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O P I N I Ó N C O
N M DE
¿Por qué Priti Patel no quiere a sus padres?
Lucía Rodriguez Alarcón
2 de octubre 2019

Priti Patel en Sudán del Sur. Foto: Robert Oxley/DFID
La ministra del Interior británica, Priti Patel, anunció
el pasado martes en su discurso en la conferencia del Partido Conservador, que
tiene una misión política: «acabar con la libertad de movimiento de las
personas de una vez por todas». Esta ministra de origen indio
presentaba un enfoque cuyos standards convierten
a su abuelo, que tenía una tienda de ultramarinos en Uganda, y a sus padres,
Sushil y Anjana, en personas indeseables. Esta hija de inmigrantes, como ella se
autodenomina, no solo acaricia una utopía irrealizable -las migraciones no se
pueden parar- si no que además propone romper lo establecido en la Declaración
de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que reconoce esa libertad de movimiento
como un derecho fundamental en su artículo 13.
En una charla impartida esta semana dentro del ciclo del
conferencias de la Fundación
porCausa, el economista Gonzalo Fanjul explicaba que, para entender las
migraciones, lo primero que había que tener claro eran los 7 “noes” del
punto de partida:
-
Las
migraciones no son un fenómeno reciente, son naturales y
están a la base del desarrollo de la humanidad
-
Las
migraciones no son un fenómeno creciente, puesto que los
datos señalan que desde hace más de 30 años sigue migrando entre un 3 y 4% de
gente sobre la población mundial
-
Las
migraciones no son un fenómeno Norte-Sur, gran parte de los movimientos
migratorios se realizan entre países vecinos
-
Las
migraciones no son un fenómeno forzoso
-
Los
migrantes no suponen una carga económica ni social
-
Los
migrantes no son una amenaza para la seguridad, o no más que los no migrantes
-
Las
migraciones no se pueden parar, solo se pueden gestionar
Estos “noes”, que son el resultado de más de 10 años estudiando
los fenómenos migratorios en un marco de trabajo internacional, deberían estar a
la base de cualquier propuesta política que pretenda funcionar. La ministra
Priti Patel sin duda tiene los datos que maneja Fanjul y sin embargo empuja sin
limites sus propuestas de cierre de fronteras, a sabiendas de que no logrará más
que dañar a las personas que se mueven ahora, a las personas que se movieron en
el pasado y, sobre todo, a las generaciones futuras. Cerrando las fronteras no
solo no dejas entrar a gente sino que tampoco permites que salga nadie.
Las políticas adecuadas, según Fanjul, serían aquellas
que para empezar no permitan dar un paso atrás en los derechos adquiridos. Los
gobiernos actuales no solo están llevando a cabo políticas de gestión
migratorias que olvidan que migrar es un fenómeno humano, llevado a cabo por
madres, hijos, padres, nietos…sino que además son ilegales. La
semana pasada se anunciaba el procesamiento
de 16 guardias civiles implicados en los sucesos del Tarajal en los que
murieron 15 personas que intentaban cruzar la frontera entre Africa y España a
nado. Así se reconocía después de cuatro años que lo que pasó, guardias civiles
atacando con pelotas de goma a personas que estaban en el mar, constituyen un
delito. Es un gran paso pero por desgracia nadie juzgará a aquellos que les
dieron las consignas de trabajo a los policías, empezando por el homólogo de
Priti en España en aquel momento, el señor Jorge
Fernández Díaz.
Y si la migración no se puede parar, ¿qué hacemos
entonces? Pues, además de respetar la ley y los derechos humanos,
se pueden poner en marcha planes que gestionen las migraciones del mejor modo
posible para todas las partes implicadas, los que se mueven y los que los
reciben. Nueva Zelanda, con sus planes de integración laboral paulatina, o
Uganda, que reconoce incluso a los refugiados climáticos, son países ejemplares
en ese sentido.
Existen opciones interesantes que permiten mejorar la
vida de millones de personas y que sí se aplicaran mejorarían la vida de la
humanidad y permitirán a personas que han migrado y a sus descendientes vivir
mejor. Pero Priti, hija y nieta de migrantes, quiere cargarse el derecho a la
libertad de movimiento. La única razón que se me ocurre para que Priti
Patel actúe de esta forma es que no quiera a sus progenitores. Ahora,
solo necesitamos que un periodista de investigación tome las riendas del asunto
y consiga descubrir por qué Priti no quiere a sus padres.
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