El Confidencial
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'Affluenza', la polémica enfermedad que libra de la cárcel a los niños ricos de
EEUU
No está reconocida por la Asociación Americana de Psiquiatría, pero esta
presunta dolencia es alegada en cada vez más casos de privilegiados que cometen
un delito

El adolescente Ethan Couch, que alegó 'affluenza' a cuatro personas al conducir
borracho en 2013, detenido en México (Reuters)
Autor
Argemino Barro. Nueva York
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15.09.2016Se llama Ethan Couch
y en 2013 se estrelló contra un vehículo aparcado mientras conducía
ebrio a 110 kilómetros por hora. El adolescente, de 16 años, mató
a cuatro personas y dejó once heridos; en la sangre le
detectaron cannabis, Valium y tres veces la tasa de alcoholemia. Sus
abogados alegaron que el joven padecía “affluenza”, un trastorno
ligado al hecho de ser rico. Los padres de Couch, según la defensa,
lo habrían malcriado
hasta deformar su sentido de la responsabilidad. Couch se
libró de prisión.
El caso de Couch atizó la indignación en un país que vive la mayor
desigualdad de su historia y donde una parte del espectro político
libra desde 2011 una cruzada moral contra el 1% más rico. La
“affluenza” fue duramente
criticada como una excusa inaceptable por
diferentes psiquiatras, pero desde entonces ha planeado sobre el
paisaje como una supuesta causa de comportamiento delictivo, y un
ejemplo de cómo la justicia penal de EEUU peca de tener dos
velocidades: una para humildes y otra para pudientes.
El término, en cualquier caso, ha calado: fue parte
de la defensa de
Robert H. Richards IV, el heredero de una de las familias más ricas
de Delaware, que en 2014 fue sentenciado a ocho años de libertad
condicional y no
tuvo que poner un pie en prisión a
pesar de haber violado a su hija de tres años. Desde entonces no son
pocos los que han
alegado esta condición para
lograr condenas más benévolas, tanto en EEUU como en otros países
anglosajones, como Australia. El primer
caso documentado de esta estrategia
de defensa legal, de hecho, ocurrió en fecha tan remota como
1924.
Una investigación
publicada por la Universidad de Columbia afirma
que el 20% de los adolescentes de clase media-alta creen que sus
padres les ayudarían a salir de una situación problemática en
la escuela. Su autora, la psicóloga Suniya Luthar, denunció la
sentencia de Couch por considerar que justifica los delitos de la
gente con dinero. “Es un doble estándar”, declara Luthar a El
Confidencial. “Si crees que a los niños se les debe de dar una
segunda oportunidad, esto tiene que aplicarse a todos los niños, no
solo a aquellos
cuyos padres pueden pagar una cara rehabilitación”, y
asegura que si se hubiera tratado de un joven de familia pobre,
incapaz de pagar los 450.000 dólares anuales de la rehabilitación de
Couch, la sentencia hubiera sido diferente.
Ethan Couch a su llegada al tribunal de
Justicia de Tim Curry en Fort Worth, el 13 de abril de 2016 (EFE)
Dos varas de medir para el mismo crimen
El mismo juez de Texas, Jean Boyd, que libró a Couch de los 20 años
de prisión que pedía el fiscal, había condenado
años antes a otro joven en circunstancias parecidas: Bradlee
Miller, de 16 años, se emborrachó y mató a una persona
atropellándola. Le cayeron 20
años por asesinato y por no pararse a ofrecer primeros
auxilios. El acusado vivía con su abuelo ya que su madre era adicta
a las drogas.
La “affluenza" no
está reconocida como diagnóstico en
la Asociación
Americana de Psiquiatría, pero según Luthar tiene visos de
realidad. “No es un término psiquiátrico, sino coloquial, pero representa
un fenómeno real. Es como otros tipos de adicciones; una
adicción a la riqueza y el dinero: nunca se tiene suficiente,
siempre se busca más. La terapia estaría basada en el mismo
principio: aprender a apartarse y buscar otras recompensas en la
vida, como las relaciones o la vida en comunidad”.
El término es una mezcla de las palabras “afluencia” e “influenza”,
o “gripe”. Se popularizó en los años noventa gracias a Jessie
O’Neill, la nieta de quien fuera presidente de General Motors y
secretario de Defensa, Charles Wilson. Su libro The
Golden Ghetto: The Psychology of Affluence (“El
Gueto de Oro: la Psicología de la Afluencia”) describe, a través de
su propia experiencia, la deriva emocional de jóvenes
millonarios acostumbrados a salirse con la suya y
no dar nunca explicaciones. O’Neill describe la affluenza como la
“relación perjudicial o desequilibrada con el dinero o su búsqueda”,
un trastorno que suele ser ahogado en drogas y alcohol.
“El abuso de alcohol y de sustancias en la clase media alta, como
indican muchos de nuestros estudios, es mayor
que la media, incluso que entre los niños pobres”, indica
Luthar. “A veces consumen por diversión, porque pueden comprar más,
y a veces se automedican para lidiar con la ansiedad personal. La
consecuencia, a veces, es el mal comportamiento, un
comportamiento delincuente”.
Tonya Couch, la madre de Ethan, llega
escoltada por la policía a la cárcel del condado Tarrant en Fort
Worth, en enero de 2016 (EFE)
¿Riqueza o carencias educativas?
Según la teoría original, desarrollada en 2007 por el psicólogo
británico Oliver James, la “affluenza” es más común cuanto
mayor es la desigualdad económica. Otros profesionales son
reacios a aceptar el término, como el Dr. Jeffrey Metzger: “No es un
término de diagnóstico ni un síntoma reconocido”, declara a El
Confidencial. “Hay una diagnosis de trastorno de personalidad
narcisista. Una de sus características es el creerse con derecho a
hacer lo que sea: gente que hace cosas que otras personas verían
mal, pero ellos no lo consideran así y se
creen con derecho a hacerlo. Pero puedes tener este
trastorno y no ser rico”.
Los psiquiatras consultados para este artículo afirman que el caso
de los Couch tiene más
que ver con mala paternidad que con riqueza. Su padre es un
millonario del sector del metal conocido
por sus exabruptos con la ley, igual que su madre. Entre los dos
suman una veintena de faltas y delitos por violar los límites de
velocidad o sacar a otros conductores de la carretera. El padre
también fue acusado
de robo y agresión a su exmujer, pero evitó varias penas de
prisión al pagar fuertes compensaciones económicas.
Este comportamiento habría impactado directamente en la educación de
su hijo, Ethan Couch. A la edad de 13 años, el joven ya iba conduciendo
solo al colegio. Cuando los profesores se quejaron al
padre, este amenazó con comprar el colegio. A los 15 años fue
sorprendido en el interior de un camión con alcohol y una chica de
14 años inconsciente. Lo condenaron a libertad
condicional y 12 horas de trabajo comunitario. Su siguiente
“travesura”, después de robar dos cajas de cervezas en Walmart, fue
la que le dio fama al matar a cuatro personas y evitar la pena de
cárcel.
Meses después de librarse de la cárcel, pero
aún en libertad condicional, Ethan Couch se
fugó a México junto a su madre. Esta había sacado 30.000
dólares del banco y llamado al padre para decir que jamás volvería a
ver a su hijo. Fueron detenidos y repatriados. Ahora mismo Couch
cumple dos
años en prisión.
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