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El gobierno de Felipe González ocultó sus pactos con
la dictadura argentina
A pesar de las graves denuncias que llegaban desde su
embajada en Buenos Aires, el Ejecutivo del PSOE intercambió apoyos
diplomáticos con el régimen de ese país para acceder a organismos
internacionales. Según consta en distintos documentos, se beneficiaron ambas
partes.
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Detalle de uno de los
documentos de la relación entre los gobiernos de González y la dictadura
argentina. /PÚBLICO
BILBAO
16/02/20
¿Cuántas personas puede
torturar, violar y asesinar un régimen cívico-militar en aproximadamente siete
años? La dictadura argentina demostró que podía hacerlo con 30 mil almas. Lo
consiguió a fuerza de tirar
gente viva al mar, humillar sexualmente a mujeres y hombres o fusilar a
jóvenes indefensos con un disparo en la nuca. Eso sí, después de obligarles
a cavar su propia tumba. A
comienzos de 1983, los gobiernos europeos eran plenamente conscientes de esas
atrocidades. Pese a ello, hubo un presidente que permitió que se llegaran a
acuerdos diplomáticos con los golpistas de Buenos Aires. Su
nombre: Felipe González.
Según ha
podido comprobar Público mediante
distintos documentos, el gobierno que encabezó el socialista sevillano
intercambió apoyos con la dictadura argentina en distintos organismos
internacionales. Siguiendo la misma lógica que había aplicado su antecesor
Adolfo Suárez, González no tuvo ningún reparo a la hora de recurrir al
Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país para
conseguir sillones en diferentes entidades. Las continuas denuncias que
llegaban desde la embajada española en Buenos Aires no afectaron a este
capítulo de las relaciones entre La Moncloa y la Casa Rosada, ocupada desde
el 24 de marzo de 1976 por uno de los regímenes más sanguinarios que la
historia de América Latina recuerde.
El gobierno
que encabezó el socialista sevillano intercambió apoyos con la dictadura
argentina en distintos organismos internacionales
“Bien se
puede hablar de denegación
de justicia en Argentina y de
demolición de los derechos humanos básicos de los detenidos y
desaparecidos”, escribió el cónsul español en Buenos Aires, Mariano Vidal
Tornes, en un informe catalogado como “secreto” que fue redactado el 28 de
enero de 1983, casi dos meses después de que González asumiera como
presidente en Madrid. “La justicia argentina, como en todos los regímenes
dictatoriales, no
es
independiente: el
nombramiento, promoción, fijación de haberes y hasta la misma seguridad
física de los jueces, depende del Poder Ejecutivo que condiciona
evidentemente la actuación de los mismos, que llegan por esta vía a altas
cuotas de corrupción”, destacaba el funcionario.
En
realidad, el entonces presidente González no necesitaba leer esos informes
para confirmar lo que ya era una dramática evidencia: la dictadura había
cometido atroces crímenes contra la población civil. Antes de acceder a La
Moncloa, el líder del PSOE había apoyado distintos manifiestos en defensa de
las libertades en Argentina. Cuando llegó a la Presidencia,prometió
a las víctimas de origen
español que seguiría dándoles su total apoyo, ahora desde el ámbito
institucional.
“Ustedes
saben que el Gobierno se ha solidarizado en todo momento con las familias de
las víctimas de estos secuestros y estamos haciendo todo lo que está en
nuestra mano para llegar al total esclarecimiento de los hechos. Tengan la
seguridad de que seguiremos luchando en el mismo sentido, porque para los
socialistas la
defensa de los derechos humanos, ya sean individuales o colectivos,
supone un objetivo universal”, respondió González a la presidenta de la
Comisión de Españoles con Hijos Secuestrados en Argentina, Carmen Vidal de
Fernández, en una carta fechada el 27 de abril de 1983.
Hoy por ti, mañana por mí
Un día
antes, el Ministerio de Exteriores español había hecho llegar una carta a la
embajada argentina en Madrid, aunque no precisamente para reclamar por los
desaparecidos. Según consta en un documento obtenido por este periódico, el
gobierno solicitó a la dictadura de ese país que respaldase la nominación
española a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). La
respuesta del régimen argentino llegaría tres meses después: el 22 de julio
de 1983, la embajada del país sudamericano informó que sus diplomáticos
apoyarían la postulación española, aunque no le resultaría gratuito: a
cambio, Madrid tendría que apoyar “la candidatura argentina para
el mismo cargo”.
De acuerdo
a la documentación obtenida por Público, el
gobierno del PSOE volvería a pactar respaldos diplomáticos con la dictadura
argentina en al menos otras cinco ocasiones. De nada valieron los continuos
informes que llegaban desde la embajada en Buenos Aires, advirtiendo sobre
la decisión del moribundo régimen -el 10 de diciembre de 1983 entregaría el
poder al presidente Raúl Alfonsín, elegido en las urnas- deocultar
la información relativa a los
cerca de 30 mil desaparecidos, incluyendo los alrededor de 700 de origen
español.
El gobierno
del PSOE volvería a pactar respaldos diplomáticos con la dictadura argentina
en al menos otras cinco ocasiones
Mientras la
Junta Militar daba los últimos pasos para garantizar la impunidad de los
asesinos y torturadores, el Ejecutivo liderado por González alcanzaba nuevos
pactos en organismos internacionales. El 23 de abril de 1983 –cuatro días
antes de que González le escribiese a la presidenta de la Comisión de
Españoles con Hijos Secuestrados en Argentina- el ministerio de Exteriores
había solicitado el voto favorable de la dictadura para acceder “a uno de
los puestos del Comité Ejecutivo de la Organización Mundial de Meteorología”
(OMM) de cara a las elecciones que se iban a realizar en ese organismo al
mes siguiente en Ginebra.
Según
consta en el correspondiente documento, el candidato era Pedro González-Haba
González, quien por entonces se desempeñaba como director del Instituto
Español de Meteorología. “El gobierno español apreciará en alto grado el
apoyo que ese gobierno conceda a dicha candidatura”, subrayaba la nota de
Exteriores. Algunas semanas después, González-Haba conseguía acceder a ese
cargo con el apoyo de 90 de los 146 países integrantes de la OMM.
España
también recurrió a la dictadura argentina para postularse como sede del
Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología, auspiciado por
la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
Sin embargo, la puesta en marcha de ese centro estaría repleta de
dificultades y no se concretaría hasta 1987. Finalmente, la ciudad elegida
para albergar sus instalaciones fue Trieste (Italia).
Del mismo
modo, la diplomacia argentina también recurrió al gobierno de González para
tratar de conquistar asientos en entidades internacionales. Para entonces,
la Junta Militar sufría un amplio descrédito a nivel mundial, por lo que
carecía de los suficientes aliados para lavar su imagen. Así y todo, las
autoridades españolas –tal como ya había ocurrido durante el periodo de
Suárez en La Moncloa- se mostraron extremadamente receptivas ante cada
pedido de respaldo que se formulaba desde Buenos Aires.
“Guerra Antisubversión”
Siguiendo
la lógica del apoyo mutuo, el 23 de agosto de 1983 la dictadura se dirigió
al ministerio de Exteriores español para hacerle saber que estaba dispuesta
a canjear votos. En una nota identificada con el número 422, la embajada
argentina ofrecía “el apoyo solicitado para la candidatura española en
UNIDROIT (Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado)
en el entendimiento de que el Gobierno español apoye
la candidatura argentina para
ocupar la vacante en la Junta de Desarrollo Industrial durante la XXXVIII
Asamblea de la ONU”.
Una semana después, el ministro de Exteriores en el gobierno del PSOE,
Fernando Morán, recibía una nota de su embajador en Argentina, Manuel
Alabart. En ese cable cifrado, el diplomático daba detalles sobre la reunión
que había mantenido ese mismo día con el presidente del Tribunal de las
Fuerzas Armadas de ese país, el brigadier Augusto Jorge Hughes. “Ha señalado
que la Ley de Pacificación es imprescindible y que la totalidad de las
Fuerzas Armadas, monolíticamente, se sienten solidarias
con lo actuado en la guerra antisubversión”, relataba el embajador. La
impunidad ya estaba consagrada.
NOTA DE PRODENI
Un régimen de terror donde cientos de niñas y niños fueron robados y
cientos de miles de personas desaparecidas. |
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