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El Confidencial
 

El "mito" de la madre maliciosa: el síndrome inexistente que se coló en los juzgados

Lo rechazan las instituciones médicas, sociales y judiciales, pero este falso síndrome se sigue usando como arma en casos de divorcios conflictivos y tras acusaciones de abuso o maltrato

 
María Zuil
20 de febrero 2020
 
 
Foto: Ilustración: Raúl Arias. Ilustración: Raúl Arias.
 

Irune Costumero hace tres años que no duerme con su hija bajo el mismo techo. Cuando tenía solo cinco, los servicios sociales le quitaron la custodia para entregársela al padre. De nada sirvieron sus avisos sobre que la menor podría estar sufriendo malos tratos. Tampoco las decenas de veces en que, según el relato de su madre, se hacía pis o sufría crisis de ansiedad cuando se acercaban al punto de encuentro. Pesó más un informe de la psicóloga en que se señalaba que la menor estaba influenciada por su madre.

“Nunca me salté un solo día cuando tenía que llevarla al punto de encuentro, pero durante 17 meses ella se negó a quedarse con su padre, y la jueza propuso hacer un plan de intervención. Me pareció bien porque yo también quería saber qué pasaba. No supe que ahí me estaba metiendo en la boca del lobo”, cuenta.

No vi a mi hija en dos meses, no sabía si estaba viva o muerta, me prohibieron hasta acercarme al colegio

Una de las medidas del plan fue que ella no la llevase a los encuentros, sino su abuela. La actitud de la pequeña no cambió, y en una de las visitas, antes de entrar por la puerta, mordió a su abuela y salió corriendo por una calle de Bilbao. Tampoco era la primera vez, según su madre, que reaccionaba así cuando sabía que debía acudir a las visitas semanales. “Llamé a la psicóloga para contárselo. Me dijo que lo había visto y que no sabía por quién, pero la niña estaba siendo manipulada”, relata.

A las pocas semanas, la citaron en los servicios sociales y las hicieron esperar hasta que se desalojó la planta. Fue entonces cuando, según su relato, una decena de personas, policía incluida, se presentó en el pasillo. “Me dijeron que tenía que entrar en una sala y mi hija en otra. Le di un beso, sin saber que sería el último en varios meses, y entré. Me acusaban de ‘instrumentalización en conflicto de las figuras parentales’ y ‘maltrato emocional’”. Oyó cómo se llevaban a su hija del edificio, sin poder hacer nada porque la retuvo la policía. “No la vi en dos meses, no sabía si estaba viva o muerta, me prohibieron hasta acercarme al colegio”, cuenta.

Aunque con otros términos, Costumero denuncia que en el informe en el que justifican la retirada de la tutela se basaron en el “síndrome de alienación parental” (SAP), un término usado por peritos, abogados y trabajadores sociales. Sin embargo, este "síndrome" no tiene base científica y ha sido rechazado por múltiples instituciones, sobre todo por su uso como factor determinante para una medida tan drástica como una retirada de custodia. Entre los organismos que lo rechazan se encuentra el propio Consejo Superior de Trabajadores Sociales, que hace unos días emitió un comunicado instando a sus profesionales a dejar de incluirlo tras una resolución de la Comisión Europea. “El SAP no existe, pero se está usando cuando los menores están en medio de un conflicto parental o hay un escenario de violencia machista o de abuso hacia los menores”, explica Emiliana Vicente, presidenta del Consejo General de Trabajo Social.

También la Asociación Española de Neuropsiquiatría advirtió sobre su abuso entre los sanitarios como “argumento para justificar los cambios de custodia y otras acciones legales de enorme repercusión para el niño o la familia” y el Consejo General del Poder Judicial ha instado a dejar de usarlo en el ámbito judicial, "para evitar que, dada su carencia de base científica, pueda ser tomado en consideración por los órganos judiciales". Tampoco la OMS ni la Agencia Americana de Psiquiatría lo han aceptado nunca como una patología médica.

Inventado por un defensor de la pedofilia

El origen del SAP se remonta a 1985, cuando un médico y perito judicial norteamericano, Richard Gardner, empezó a usar el término en los casos de divorcio en los que defendía a los padres. Consideraba que había que “desprogramar” a los menores de la influencia materna, señalando directamente al sexo femenino: “Las mujeres son histéricas por naturaleza, e imaginan que sus hijos son violados por los padres, tío o abuelos, de allí que los niños asimilen esto en su imaginario y hablen de haber sido abusados”. Sin embargo, sus estudios y conclusiones solo fueron publicados por su propia editorial, y apenas por revistas científicas.

Gardner, inventor del SAP, nunca presentó los casos en los que se basaba ni los síntomas que acreditan que sea un 'síndrome'

“Este señor usó esta teoría en el marco de sus ideas pedófilas”, explicó la fiscal Inés Herreros en unas jornadas celebradas hace unos días en el Instituto de la Mujer en colaboración con la Asociación de Mujeres Juezas de España sobre el uso del SAP. “Era una persona que, sin ruborizarse, escribió que se hacía bien en tratar a las mujeres para llevarlas a la cordura y no entorpecer la relación entre los niños y los padres abusadores. Surgió para silenciar delitos de pederastia”. Gardner, quien creía que “hay algo de pederasta en cada uno de nosotros” se suicidó en 2003, pero antes dejó en sus libros frases como que “los niños son naturalmente sexuales y pueden iniciar encuentros sexuales seduciendo a un adulto”.

Según los expertos, en España el SAP se empezó a incorporar a los informes psicosociales desde el año 2000, aumentando exponencialmente año a año, aunque no hay datos oficiales que permitan medir su uso. “Esta teoría cala muy bien en los contextos de conflicto, con violencia, denominación…”, añade Vicente. “Hay muchos padres que no admiten que salgan las mujeres a proteger a sus hijos y se las señala porque hay un problema de género importante en la judicatura y en todos los actores que operan en estos procesos”.

Ester Ruiz fue una de los primeros casos donde se aplicó en España. En 2003 retiró una denuncia de maltrato hacia su exmarido bajo la promesa de que la dejaría en paz a ella y a su hija, que tenía entones tres años. “Cada vez que venía de las visitas estaba sucia, y dormía durante días enteros. Su obsesión siempre era ir duchada cuando le tocaba visita para que no la duchase él”, relata. Tras varios informes periciales, uno estimó que Ester “estaba borrando la figura del padre”. En 48 horas se la arrancaron, literalmente, de sus brazos.

De no haber apenas casos, entre 2006 y 2008 —coincidiendo con la reforma de la Ley del Divorcio— y, de nuevo, entre 2018 y 2019 el defensor del Pueblo ha recibido cerca de 200 quejas por la aplicación de esta teoría, tanto de hombres como de mujeres, pero solo han podido entrar en menos de una decena porque esta institución no puede interferir en las decisiones de los jueces ni cuando el procedimiento aún está abierto. “Estamos viendo un nuevo repunte, por eso creemos que hace falta más formación y perspectiva de género entre los profesionales de servicios sociales y letrados”, explicó durante las jornadas la técnica de esta institución, Ana Ovejero.

De la “madre maliciosa” al SAP

El mal empleado SAP empezó a aplicarse como el síndrome de la "madre maliciosa", aunque ese término se ha dejado de lado por otros más políticamente correctos como “preocupación mórbida de la madre” o “intervención maternal”, según reconoce el propio Consejo General de Trabajo Social. “Cuando entro en un expediente a veces sale de la nada. He tenido que volver a releer informes enteros porque pensaba que me había saltado algo. No, de la nada aparece alguien que dice que la madre le está instrumentalizando sin pruebas ni ejemplos”, denuncia Sonia Vaccaro, psicóloga, perito forense y experta en SAP. “No les hace falta justificarlo, porque es un prejuicio que entra perfecto: la mujer es manipuladora, la mala, la que quiere quitarle todo, ¿qué pruebas hay? Ninguna. Su prueba es que es mujer”, denuncia. “Es una ideología patriarcal”.

Los jueces muchas veces deben hacer de terceros padres, porque tanto madres como padres los usan de forma arrojadiza

Sin embargo, para la Asociación Española de Abogados de Familia, la intermediación de los progenitores entre los menores sí existe en los litigios familiares. Y no es cuestión de género. "Los jueces muchas veces deben hacer de terceros padres, porque tanto madres como padres los usan de forma arrojadiza. Se usan como arma, sobre todo desde que se están dando más custodias compartidas", señalan, aunque advierten de que "para abordar esta problemática los juzgados precisan de equipos psicosociales bien dotados y adecuadamente formados y especializados, cosa que no sucede a día de hoy". Según un informe que llevaron a cabo basado en encuestas a sus asociados, el funcionamiento de los equipos psicosociales es deficiente por la falta de especialización, la ausencia de protocolos unificados y la escasez de medios. "Esta circunstancia resulta 'extremadamente grave', puesto que los informes de estos profesionales -psicólogos y trabajadores sociales- suelen resultar decisivos a la hora de determinar las medidas personales a establecer", señalan.

Vicente, del Consejo de Trabajadores Sociales, coincide en la falta de recursos y atención al relato de los menores: “Hay que escucharlos. Y para eso los profesionales necesitan medios, espacio y tiempo: 20 minutos con un niño con esta situación no van a dar un buen diagnóstico. Hay que darle valor a su testimonio. A mí me cuesta creer que cuando los menores cuentan algo vengamos los adultos a hacer una interpretación ajena a lo que dicen. El daño que le podemos hacer a un niño con estos relatos en los que encima no le crees es durísimo”.

Hay muchas mujeres que no denuncian su maltrato, pero eso no quiere decir que no haya denuncias falsas

Javier Urra, primer defensor del Menor en Madrid y psicólogo forense también cree que "los niños nunca mienten", pero niega que la manipulación paternal no pueda estar presente en sus relatos: "En un informe no puedes poner el SAP porque científicamente no está reconocido, pero sí es correcto decir que un padre o madre está induciendo a su hijo a decir algo que no es cierto. Eso sí está contemplado por el manual de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría como un 'trastorno inespecífico".

"Lo que pasa", continúa, "es que con el SAP hay tres grupos: el padre o madre que cree que a su hijo está sufriendo abusos y sin malas intenciones lo denuncia; el que acusa de SAP sabiendo que es mentira porque quiere ganar un divorcio de custodia; y por último al que le imponen un SAP y no es verdad. Es como las denuncias falsas y la violencia de género. Hay muchas mujeres que no denuncian su maltrato, pero eso no quiere decir que no haya denuncias falsas. Las dos cosas son verdad, pero lo segundo hace desconfiar de lo primero. Yo he tenido casos de menores que te hacen una y otra vez el mismo dibujo y, cuando preguntas, te dicen que ha sido mamá o papá el que les ha dicho que lo hagan así. O el caso de una madre que fue a 12 ginecólogos para intentar demostrar que su hija sufría abusos. Eso era una madre obsesionada, y eso también pasa".

Aunque en las sentencias de las distintas audiencias provinciales se encuentran desde jueces que rechazan los informes psicosociales que hablan de alienación como los que los aceptan, una sentencia del Tribunal Supremo sí se refiere a este fenómeno, señalando que "los progenitores son los que han de velar por no influir negativamente en las opiniones de su hija, permitiéndole un armónico desarrollo de su personalidad, evitando las dependencias afectivas insanas y las manifestaciones verbales injuriosas contra el otro progenitor o su familia".

Planes de "reprogramación"

Tal y como señaló Gardner, la aplicación del SAP o de algunas de sus variantes incluye un "plan de reprogramación" para aislar al menor de la supuesta influencia de progenitor 'alienador', lo que justificaría la separación. “Todo lo que hacías o decías lo usaban en tu contra”, explica Ester sobre la intervención que le hicieron a ella. “Si decía a mi hija ‘te echo de menos’, era una manipulación. O si le abrazada demasiado, o muy poco, o si la llevaba con ropa nueva… Pero nadie decía nada cuando volvía sucia, o si su padre no la llamaba nunca”. Los técnicos cuestionaron por su profesión de enfermera (según ellos, sus turnos eran incompatibles con la crianza), porque sus padres estuviesen divorciados, por tener mucha autoridad sobre ella y también por no tenerla. “Incluso llegaron a decir que la llevaba a clases extraescolares para que no pensase en el padre. Y yo ni podía ni tomar ansiolíticos porque lo podían usar en mi contra”.

Por eso, las expertas denuncian el doble rasero en las intervenciones de servicios sociales en estos conflictos, que toma medidas tan radicales como aislar durante meses a un hijo de su madre por una supuesta manipulación, pero permite que padres con causas abiertas de maltrato mantengan sus visitas periódicas. “No se puede imponer un régimen de visitas a padres que no están cumpliendo con sus obligaciones, tiene que actuar la fiscalía”, explicó en las misma jornadas Concha López, jefe de la Unidad hospitalaria de psicopatología pediátrica de Murcia. “He tenido un caso de un niño con Asperger que llevaba cinco años sin ver a su padre y de repente se le dio una visita de fin de semana. Eso no puede ser”.

Me tiembla la mano a la hora de aconsejar a una madre que denuncie posibles abusos a su hija, porque le pueden quitar la custodia

Denuncian también la impunidad con la que se está actuando nada más aparecen las siglas SAP. “Para un progenitor abusador la mejor defensa es el SAP porque las mujeres quedan en una absoluta indefensión y hagan lo que hagan va a ser producto de eso”, explicó en las mismas jornadas la abogada María Martín.

Según un estudio dirigido por su bufete que analiza las sentencias de los tribunales asturianos, cuando el SAP se aplicaba al padre nunca acababa con la retirada de la custodia del menor, pero sí tenía ese final cuando la acusada era la madre en más de un 80% de los casos. “He visto sentencias que mandan a la Policía a recoger al niño del colegio y llevárselo con el padre, sin dar ni la oportunidad ni de despedirse de su madre. Y lo he visto muchas veces, por eso me tiembla la mano a la hora de aconsejar a una madre que denuncie posibles abusos a su hija, porque le pueden quitar la custodia, sobre todo cuando no hay pruebas claras. Y los abusadores no suelen dejarlas”.

Sin embargo, para la Asociación española multidisciplinar de investigación sobre Interferencia parentales (Asemip), estos casos son "aislados" que no representan la realidad que ven en los juzgados. "Da igual cómo lo llamemos, pero el SAP existe porque gente manipuladora ha habido siempre. Igual no es un problema de conducta, como médico no lo voy a decir, pero como abogada me encuentro continuamente casos de progenitores y progenitoras que dificultan la relación con los hijos generando un conflicto", apunta Maripaz Antón, presidenta de Asemip, conformada por abogados y psicólogos de toda España. También considera que no es cierto que se estén quitando custodias por dificultar la relación con el otro progenitor, sino "porque esa persona está dificultando que se desarrolle con él o ella".

Desincentivador para denunciar abusos

Se calcula que solo se denuncian entre un 10% y un 15% de los casos de abusos a menores, y según Save the Children el miedo del SAP es contraproducente a la hora de que estas cifras aumenten. "El SAP se ha instaurado como un espacio de impunidad para el abuso sexual", afirmó en las mismas jornadas Carmen del Moral, responsable de políticas de Infancia de Save the Children.

La hija de Ester ahora tiene 20 años y todavía se pregunta qué podría haber dicho (o no) para evitar que la obligasen a seguir viendo a su padre durante una década. Al final, cuando tenía 14, decidió no acudir más cuando le tocaba, saltándose la sentencia de custodia compartida bisemanal. Vivieron en vilo hasta los 18, y salvo un par de llamadas puntuales, su padre no volvió a intentar ponerse en contacto con ella. A pesar de haber sido acusada de manipulación, a día de hoy, ambas reconocen no haber hablado prácticamente de lo que su hija pasó las semanas que estaba con su padre biológico. “Te han cuestionado tanto que cuando creces te cuestionas tú si era verdad lo que viviste”, afirma su hija, que prefiere no ser identificada. "Pero ahora como adulta me he dado cuenta de que las preguntas que me hacían no eran para un niño, eran para ser cuestionado".

Ahora como adulta me he dado cuenta de que las preguntas que me hacían no eran para un niño, eran para ser cuestionado

Después de tres años viendo a la menor solo tres horas al día, dos veces por semana y siempre con la vigilancia de un educador (en casa o incluso en la playa), Irune ha conseguido que la Audiencia Provincial de Bizkaia impute a cuatro altos cargos del Servicio de infancia por aplicar el Síndrome de alienación parental —que según el juez “es otra forma más de ejercer violencia contra la mujer”— y por arrebatarle la custodia sin la sentencia de un magistrado. También una de las trabajadoras sociales está imputada por posible delito de lesiones a ambas.

Desde la diputación, rechazan hacer declaraciones sobre procedimientos judiciales abiertos, pero curiosamente, hace un mes, las Juntas Generales de Bizkaia aprobaron por unanimidad de todos los partidos, dejar de aplicar el criterio de "instrumentalización en conflictos entre progenitores", que se aplicó a Costumero. “Mi hija ya no es la misma, ha dejado de ver a sus amigos, primos, abuelos… Está en una ratonera, diga lo que diga va a ser igual porque la diputación no se va a desdecir de sus propios informes. Por eso he denunciado, para que el SAP se deje de aplicar y nadie más tenga que pasar por esto”.