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La trama de niños
robados fue “organizada y ocultada por los poderes públicos”
![Manifestación de familiares de niños robados. // PUBLICO](../images/busco%20a%20mi%20hija.jpg)
Manifestación de familiares de niños robados. // PUBLICO
El periodista José
Luis Gordillo comenzó en el año 2012 a investigar los orígenes y
evolución de la trama de los niños robados. Tras realizar sus primeros
reportajes con familias afectadas, continúo ahondando en las raíces de
un negocio que adquiere estremecedoras dimensiones durante
la Transición. Gordillo está a punto de publicar su libro ‘Los Hombres
del saco’, bajo el sello editorial San Pablo. Mientras tanto,
los delitos han prescrito o siguen prescribiendo y madres e hijos claman
en vano pidiendo justicia. La justicia ha archivado miles denuncias,
pero no ha podido archivar la memoria.
¿Cómo empiezas a
investigar esta trama que ha tenido tanta repercusión en los últimos
años?
Una de las
víctimas, Ana Belén, fue de las primeras con la que contacto desde
Bilbao y con la que empieza, y también termina, ‘Los hombres del Saco’.
A partir de ahí narro todos los hechos de forma cronológica porque me
sirve de hilo conductor la historia que ella me va contando junto a otra
de Madrid, que tampoco quiso darme el nombre. Luego otra en Valladolid,
otra en León y a través de todas ellas es como yo logro desentrañar el
despliegue de la historia desde los años 30 en que empieza a airearse, a
los años 40 en que se pone en práctica, a su efervescencia en los años
60 y 70 y su declive final en los 90.
¿Se puede hablar de
cifras oficiales sobre los bebés que fueron robados?
No podemos saber a ciencia cierta
el número exacto. Entre 1950 y 1990 la trama se desenvolvió, según
indico en mi libro, en 190 hospitales, clínicas, casas cuna y
residencias de todas las comunidades autónomas. Los datos más altos se
muestran en Andalucía con 34. La siguen de Cataluña y la Comunidad
Valenciana.
¿Cuál ha sido tu
intención a la hora de investigar este tema?
Sobre todo lo que quería era saber
la verdad. Muchas veces escribimos y escribimos y no sabemos cómo se
puede paliar un drama tan sangrante para estas víctimas. Hay una cosa
clara: o es tu hijo o no es tu hijo, o te lo robaron o no te lo robaron,
o está muerto o no está muerto. Pero esto no es un informe forense. De
hecho, hay partes de la investigación que he podido poner y en otras no
me lo han permitido las familias al no tener los suficientes medios de
prueba para publicarlo. Sin embargo, lo más evidente es que este asunto
de bebés robados fue potenciado y organizado por los poderes públicos.
Después fue consentido y después, ocultado.
¿Hay entonces
implicación oculta por parte de la Administración?
Yo creo que hay implicación de
determinadas personas de la administración pero también hay una cuestión
de Estado, más política. Se trata de una cuestión que no está resuelta
en la Transición y que afecta a los cimientos de la democracia. Esto no
se resuelve en aquella época porque no se conoce y encima ahora, en vez
de normalizarlo, lo que se ha intentado es taparlo para que no moleste.
![El periodista José Luis Gordillo, autor del libro 'El hombre del saco'.](http://www.andalucesdiario.es/wp-content/uploads/2015/10/jose-luis.jpg)
El periodista José Luis Gordillo, autor del
libro ‘El hombre del saco’.
¿Cuándo comienza y
cómo se reactiva la investigación sobre la trama?
Hay una ley Amnistía en el año 77
donde no se sabe qué estaba amnistiando. Cuando en el año 2008 Garzón
recupera una serie de trabajos que habían estado haciendo periodistas de
la televisión catalana sobre la retirada de niños por motivos
ideológicos y sobre represión política en los años 40 y 50, él pone
sobre la mesa una serie de crímenes que ya están amnistiados, que son
los crímenes del franquismo, y también desvela esta trama. Aquí se
empieza a hablar de que este mecanismo de retirar niños de forma
selectiva para redistribuirlos a las familias que no podían tenerlos por
determinadas razones de todo tipo, ideológicas, religiosas, biológicas…
se crea por puro negocio, porque hay que tener en cuenta que al ver lo
lucrativo que era se intenta seguir con ese negocio mucho más tiempo
después de la dictadura.
¿Hubo una primera
etapa del franquismo, antes de convertirse en negocio, donde la retirada
de niños era totalmente legal?
Sí, en los primeros años del
régimen se convirtió en una práctica legal. En el año 41 hay una ley de
Franco que permite que se haga una retirada de menores a las presas
republicanas en las cárceles. Tras arbitrar esta retirada, estos recién
nacidos se podían entregar a otras familias tras haber quedado bajo la
tutela el Estado. Querían que esos niños no se criaran en el ambiente de
sus familias naturales, para erradicar la ideología de izquierdas, al
considerarse que el marxismo era una enfermedad mental.
¿Y partir de ahí viene
el negocio?
Esas familias que
se quedan a los niños empiezan a hacer pequeños donativos. Las
instituciones comienzan a lucrarse en esos años. Lo que ocurre es que
hay un momento en que ya no hay presas porque se han extinguido o bien
porque las han fusilado y ya no hay apenas en la cárceles. En un momento
del libro trazo la curva en la que sostengo que entre los años 40 al 55
se robaron unos 30.000 niños, con una media de dos mil al año. La ley
del 41 permite además que se legalice que los niños adoptados puedan
tener nombres inventados sin tener que conservar su nombre biológico.
A partir de los años 50 se extingue el robo a las presas y empieza ese
negocio del robo en las clínicas. De hecho, se cruzan en el mismo tiempo
ambas líneas a principios de los 50. Una termina y otra comienza, siendo
ambas fruto de una misma organización.
¿Cómo ha sido el impacto de conocer las
historias de estas familias en primera persona?
Muchos necesitan
tratamiento psicológico porque no lo pueden soportar. En el caso
concreto de Ana Belén ella me puso en contacto con otra mujer de Madrid
cuyo caso es paradigmático: cree que los resultados de los análisis,
tras encontrar a su hijo adoptivo, están amañados en sus perfiles
genéticos. Se puso en contacto conmigo y le dije que no sabía cómo
ayudarla. Lo intenté llamando a una amiga cuyo hermana trabaja en
células madre. De esta forma, me puse en contacto con una investigadora
para saber si era posible falsear uniformes genéticos.
¿Y cuál fue la concusión?
Esta genetista
tenía una gran experiencia en los análisis de la paternidad, maternidad
y filiación. De una forma anónima, nos vimos en una cafetería con la
mujer y la investigadora, que estuvo analizando esos resultados que iban
a volver loca a la mujer. En el primer análisis ponían que era su hijo,
en el segundo le dijeron que era un falso positivo, que iban a repetir
el análisis. Le informaron que había dado ahora negativo, de manera que
mandó al otro hijo verdadero que tenía a que se hiciera unos análisis y
dijeron que su hijo actual tampoco era su hijo. Al darse cuenta del
despelote, le atribuyeron a ella una serie de marcadores para demostrar
que su hijo era su hijo y el robado no.
¿Qué le dijo tu
investigadora?
Ante esta locura,
la investigadora le demostró que había perfiles erróneos hechos por los
laboratorios y le dijo delante de mi: “No busques más. Eses es tu hijo.
No puede haber duda”. Este hijo adoptivo que es de esta mujer no puede
demostrar ante los tribunales la burla que le han hecho en los
laboratoritos. Además la investigadora sevillana dijo que no se iba a
sentar ante un juez. Esta es uno de las circunstancias con la que se
encuentran las víctimas. Aunque su hijo sea su verdadero hijo no puede
corroborarlo y se siente muy enrabietada porque les han robado toda una
vida juntos.
¿Cuándo empiezan a
realizarse las denuncias masivas?
En 2008 se descubre
toda la trama. En 2010 empiezan las denuncias masivas y a partir de 2011
y 2012 es cuando se produce la sentencia del Tribal Supremo en el que
dice que todos los casos de niños robados están prescritos. La detención
ielgal y el motivo de secuestro empieza a contar cuando se comete, no
cuando lo descubre la víctima. Y ahora hay un archivo masivo de
denuncias sin investigar si quiera.
¿Qué conclusiones has
podido sacar escribiendo ‘Los hombres del saco’?
Hay cosas en el
libro que no puedo contar porque las familias no me han autorizado, pero
yo tengo conciencia de saber que eso es así. Cuando digo que actualmente
se está ocultando toda la trama lo digo con convencimiento, porque
existe una jurisprudencia con una sentencia del Supremo que prohíbe la
investigación de este tema y todo se archiva. Y lo digo también porque
he consultado a varios genetistas independientes que me han confirmado
la manipulación. Es decir, pueden ser errores pero tan evidentes y tan
burdos que lo que aporto en el libro son serios indicios de que se están
taponando la investigación desde un ámbito judicial y desde un ámbito
privado y hay una relación entre estos ámbitos.
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