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EL HERALDO (Colombia)
24 de Junio de 2013 - 12:08 am

Niños invisibilizados

 Por una acción ciudadana que aboga por la protección de los Derechos de los Niños consagrados en la Constitución Política y en la Ley de Infancia, recientemente comparecí a una Audiencia pública convocada por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Y en la diligencia judicial fui interrogado, entre otros, por una Agente del Ministerio Público quien me preguntó si era o había sido funcionario del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, pues se pretendía saber qué me había motivado la acción en defensa de esos Derechos.

Esa pregunta así como la siguiente frase contenida en el editorial de EL HERALDO, Hogares sin padre: “...en tal caso ellas…determinan criar solas a sus hijos despojándolos del derecho a tener un padre….” (y estos versos del poeta Carlos Polo: “Después de todo, si estuvieras aquí, con nosotros, jamás me hubiera dedicado a este oficio roto y traicionero de sangrar palabras”. (Latitud, domingo 16 de junio). Textos ambos que aluden a la nostalgia del padre, tema para otra reflexión próxima.

Me han obligado nuevamente, estando en las celebraciones del Mes del Padre, regresar al tema de la Infancia en Colombia, luego de saber, que existen en el país más de un millón de niños y niñas laborando como obreros, es decir como personas mayores.

Esa realidad de niños obreros y sirvientes, sumada a las cifras también crecientes de niños y niñas maltratados, abusados sexualmente, incorporados como militantes de ejércitos regulares e irregulares, matoneados en las escuelas y en los hogares, mal alimentados, abandonados por sus progenitores a la vera del camino de la vida y un largo etcétera, me han llevado a expresar públicamente que en esta Colombia, anhelante de paz, los niños y las niñas son invisibilizados por sus padres y la sociedad. Y lógicamente por el Estado que aún cree, por la boca de sus agentes, que la defensa de los Derechos Constitucionales de los niños es una labor única y exclusiva de los funcionarios del Bienestar Familiar que son, entre otras cosas, los servidores peor remunerados del Estado de ‘bienestar’ que todavía no hemos podido construir en Colombia.

Pienso que los colombianos, a lo largo y ancho del país, no sabemos a ciencia cierta, qué es un niño. Y no porque seamos ignorantes históricos. No. Es que la Escuela, la Justicia y menos la familia se preocupan de manera integral en la garantía de los Derechos de los niños muy a pesar que la Constitución Nacional los empoderó como sujetos de Derechos y los calificó de prevalentes y de Interés Superior. Esa prevalencia está en la literalidad de las normas jurídicas y políticas, pero no en la mentalidad y en el obrar nacional.

En ese sentido sería súper saludable la creación de una cátedra de la Infancia, en escuelas y universidades, donde no solo se enseñaran, uno a uno, los Derechos de los niños en Colombia, sino que se investigara desde el ámbito de todas las ciencias del hombre, qué es un niño. Cuando verdaderamente lo sepamos no tendremos niños y niñas como nos lo cuentan las estadísticas, las noticias judiciales. No serían seres invisibles.

Y como contribución a esa cátedra, de ficción, invito a que se lean profesores y padres de familia, el libro La vida humana, (Paidós) del filósofo francés vivo aún, Andrés Comte-Sponville (Paidós) quien enseña que: “no hay personas mayores. Solo hay niños que han dejado de serlo y que se consuelan como pueden”. Entonces si todos somos niños, todos defendamos nuestra infancia para ser un pueblo con porvenir y no una “caterva de vencejos” como profetizó El Tuerto López desde su ciudad amurallada.

Por Gaspar Hernández
gasparemilio2@hotmail.com