PRODENI

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PRODENI DENUNCIA QUE LA GUARDIA CIVIL DE LA OROTAVA ACTUÓ SIN NINGUNA CONSIDERACIÓN CON LA NIÑA PIEDAD.

15/05/07

EN SENDOS ESCRITOS REMITIDOS EL 15 DE MAYO AL MINISTRO DEL INTERIOR Y AL DELEGADO DEL GOBIERNO EN CANARIAS, LA ASOCIACIÓN, ACHACA A LA GUARDIA CIVIL  HABER ACTUADO SIN CONSIDERACIÓN ALGUNA HACIA LA MENOR, VULNERANDO SUS DERECHOS.

Texto íntegro de la queja:

“Hasta esa institución del Estado quiere hacer llegar su queja  la asociación PRODENI por el modo de proceder de un grupo entre 15 y 20 miembros de la Guardia Civil en la operación de retirada de una niña de cerca de seis años, que se hallaba en la cama de la clínica VIDA en la Orotava (Tenerife) acompañada de su madre acogedora -para ella su madre- en virtud de una orden judicial.

Como bien entenderá, se trata de la niña conocida ficticiamente por PIEDAD, y los hechos, según relata la madre acogedora, sucedieron el día 10 de los corrientes, de la siguiente manera:

Aproximadamente las 11,00 horas, estando madre e hija en una habitación de la clínica VIDA de la Orotava, irrumpió un grupo de Guardias Civiles uniformados uno de los cuales en voz alta indicó que quedaban custodiadas, que no podían salir de la habitación a la espera de que los de “Menores” vinieran a llevarse a la niña, dicho todo eso delante de la menor, sin consideración alguna a su estado y a su edad, lo que le provocó un fuerte impacto emocional, preguntando repetidamente a la madre ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Y ¿Qué son “Menores”?, mientras, a todo eso, continuaba la presencia de Guardias Civiles en la puerta de entrada que dejaron abierta con el objeto de vigilarlas.

Según relato de la madre acogedora, Soledad Perera, afuera, en el pasillo, había varios miembros más de la Guardia Civil que no se podía ni transitar por allí, y también en el exterior pegados a la ventana mirando hacia dentro y  escuchándose sus comentarios, dichos en voz alta, referentes al motivo de su misión, circunstancia que afectaba notablemente a la niña.

El pasillo, como se dice, estaba tomado por las Fuerzas de Orden Público ¡El pasillo de una clínica hospitalaria! Y aunque colocaron una mampara para que no fuesen vistos desde el quirófano, los veían desde todas las habitaciones y los veía y escuchaba la pobre criatura.

Semejante irrupción de Fuerzas de Seguridad del Estado y la forma de proceder no pasó por alto a los médicos de la clínica, pues una médico tuvo que dirigirse a los Guardias Civiles que estaban vigilándolas con la puerta abierta de la habitación, para que la cerraran y no estuvieran allí, pero aunque la cerraron no se despegaron de la puerta y cada vez que Soledad abría para llamar a la enfermera, la niña los tenía de frente, tiesos, uniformados y armados, causándole el lógico temor.    

Finalmente, cuando llegaron los de Menores, volvieron a entrar en la habitación algunos Guardias Civiles y siete técnicos, diciéndoles Soledad Perera, levantando una mano, que entraran sólo dos personas porque en caso contrario no saldría de la habitación, a lo que finalmente accedieron. Después se llevaron los técnicos a la niña, rodeada de miembros de la Guardia Civil hasta el vehículo que la trasladó a un centro de menores.

Respecto a la presencia en la clínica de un importante despliegue de la Guardia Civil han dado cuenta también testimonios de periodistas allí apostados y algunas de las imágenes que se difundieron. Igualmente, fueron testigos de los hechos el personal de la clínica y la médico que echó a los Guardias Civiles que custodiaban la habitación en presencia de la niña.

Desconocemos en esta asociación si la actuación de los miembros de la Guardia Civil, tal como describe Soledad Perera, con la intervención de un número tan elevado de agentes para custodiar a una niña y a su madre, se debió a órdenes estrictas del Juzgado o, si bien, fue un operativo de la propia institución armada sin que mediaran órdenes judiciales superiores.

En cualquier caso, si los hechos sucedieron tal como han llegado a nuestro conocimiento, nos parece una actuación desproporcionada y atentatoria contra la intimidad y la salud de la niña. Téngase en cuenta que aunque se le había dado el alta médica estaba todavía convaleciente después de haber sufrido dos crisis epilépticas en menos de 24 horas, por lo que una intervención policial uniformada y armada de la forma en que se produjo era, a todas luces, contraproducente.

Buscando una posible explicación, pensamos que quizá se haya actuado de manera tan desproporcionada y equivocada por el antecedente de que días atrás habían estado en la casa de esta familia, entre otros, miembros de la Guardia Civil, y no habían  podido recoger a la niña porque no estaba, pero como quiera que por parte de Soledad Perera no se opuso entonces ninguna resistencia para que entraran y registraran la casa, no llegamos a entender el fuerte despliegue de fuerzas posterior para custodiar a una niña con su madre en una habitación de una clínica y de la manera como, al parecer, se hizo, vulnerando los derechos de la menor.

Ya sabemos que la respuesta que habremos de recibir de esa Delegación o del propio Ministerio del Interior, al que también remitimos la queja, seguramente va a ser desestimatoria, pues en un estado democrático y de derecho como el nuestro todavía cuesta horrores a responsables institucionales admitir que se han podido equivocar o que se han excedido. Bueno, pues a pesar de eso, como es  nuestra obligación, remitimos la presente queja, desde la preocupación y alarma que nos está produciendo ese incremento que estamos detectando de intervenciones policiales en casos de retirada de niños y niñas en determinados lugares del país, cada vez con más frecuencia, y en concreto lo sucedido con PIEDAD, que nos duele y avergüenza.”