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Andrea Mila: "Sólo uno de cada mil casos de abuso
infantil que llega a la Justicia tiene una sentencia firme
Fue víctima de un abuso intrafamiliar y en la
actualidad es miembro de la Red Nacional de Visibilización Contra el Abuso
Sexual a Niñas, Niños y Adolescentes. En diálogo con Infobae, afirmó que la
instrumentación de la Ley de Educación Sexual Integral en todos los niveles
educativos es “la herramienta fundamental para la prevención”

19 de noviembre de 2018
Llegó un momento en el que tuvo que alejarse de su familia porque
cuando fue consciente de su situación no sólo no recibió el apoyo y la
contención que necesitaba sino que era a ella a quien cuestionaban. Todos ponían
en duda su palabra. Andrea Mila fue abusada desde los cinco
años y nadie la quiso escuchar.
Como pudo, siguió adelante y hoy integra la
Red Nacional de Visibilización Contra el Abuso Sexual a Niñas, Niños y
Adolescentes, un grupo que busca poner en agenda el tema y activar
políticas públicas eficientes para combatirlo.

La joven fue víctima de abuso sexual dentro de su
familia
Con motivo del Día Mundial para la Prevención del
Abuso sexual en las Infancias, que se recuerda cada 19 de noviembre, se
llevará adelante el próximo martes una jornada frente al Congreso
de la Nación.
"En Argentina desde hace cinco años estamos tratando
de darle más visibilidad al abuso sexual en la infancia, en particular,
porque es una de las problemáticas más acalladas e invisibilizadas
que todavía cuesta mucho desterrar", contó Mila a
Infobae.
-Va a haber un poco de todo, pero por lo general lo
que tratamos de hacer son actividades de prevención para niñas, niños y
adolescentes. Va a haber un área en particular con cuentos que
hablan del cuidado del cuerpo, del consentimiento. Está todo
encaminado y relacionado con la ley de Educación Sexual Integral que desde
la Red creemos que es la herramienta fundamental para la prevención. Habrá
bandas, acciones en vivo y un cierre de una agrupación que se llama ARDA.
-¿Cómo se trabaja la prevención?
-Creemos como fundamental que la Ley de Educación Integral sea implementada
en todas las instituciones educativas, desde el nivel inicial, porque
también a veces hay mucho miedo de lo que se va a hablar y de qué manera. Pero
la ley fue pensada y armada por personas que son especialistas. Es
importante que en las casas se hable de educación sexual integral porque en
la problemática del abuso la mayoría de los casos son intrafamiliares. Ahí
es donde tiene que haber intervenciones de otras instituciones, como la
escolar.
En Argentina el abuso
infantil es una de las problemáticas más acalladas e invisibilizadas
-¿A qué edad un chico puede verbalizar que es
víctima de un abuso?
-La realidad es que los niños y niñas manifiestan de diferentes maneras que
están sufriendo violencia sexual. Muchas veces no es la verbal, que a veces
es la que menos se reproduce. Hay conductas que tienen que ver con
la exteriorización en los dibujos, o algunas acciones fuera de lo
común. Entonces hay que estar muy atentos y atentas a esas cuestiones, no
esperar que haya una manifestación verbal únicamente. Convengamos que es muy
difícil verbalizar algo cuando un familiar te está diciendo que eso que te
hace lo hace porque te quiere. Entonces, ¿cómo un niño diferencia que eso es
algo malo?
-¿En qué momento el niño o niña abusada puede
darse cuenta de eso?
-El abuso se da con diferentes herramientas, una es el silencio.
Otra el secreto y las amenazas. Hay algo de todo eso que se maneja
que el niño o niña percibe.
-Que si estuviera bien no sería secreto.
-Exactamente. Por eso es importante en la ley de Educación Sexual Integral
hablar del secreto. Que hay secretos que son malos, que hay secretos
que no está bueno guardar, que está bueno poder confiar en algún
adulto o adulta y poder manifestarlo. Hay que hacer un trabajo en conjunto
entre las escuelas, o las instituciones en general, incluida la familia.
-En la adolescencia también hay abuso, ¿cómo
se desarrolla la cuestión ahí?
-Por lo general hay un silenciamiento social y faltan muchísimas
herramientas para poder abordar esas voces. Te encontrás con que hay
un adolescente que te está diciendo que sufrió un abuso, ¿cómo hacés para
acompañar esa situación y empatizar? Depende mucho de quién esté
del otro lado, quién esté escuchando, cómo esa persona va a reparar ese daño
después. Si de alguna manera lo va a silenciar, o lo va seguir reproduciendo
y elaborarlo.

Andrea Mila asegura que el abuso infantil es una de las problemáticas más
acalladas en el país
-¿Hay una diferencia entre el abuso en la
niñez y en la adolescencia?
-El adolescente es distinto pero no quita la gravedad de la situación. Creo
que la mejor manera es acompañarlos a través de una terapia que esté
especializada, porque la realidad es que no todo el mundo tiene las
herramientas para poder abordarlo desde lo terapéutico, entonces hay que
buscar instituciones y profesionales que sepan del tema.
-¿Es una terapia integral para la persona
abusada y para el familiar?
-Sí, integral, porque convengamos que una madre que se entera que su hijo o
hija sufrió un abuso es toda una situación traumática ¿Cómo se
aborda desde la familia esa situación? Es ahí es donde hay que
integrar todo.
-Cuando se habla de abuso se piensa en
varones abusando nenas, ¿qué otros casos se dan?
-Hay otros casos, pero el 79 por ciento son de varones.
-¿A nenas?
– A niñas y niños. Hay un informe de la Organización Mundial de la Salud del
2016 que dice que una de cada cinco mujeres, y uno de cada 13
varones declaran haber sufrido abuso en su infancia. Esto es sobre
casos que están denunciados, verbalizados, cuántos más no se están diciendo
ni entrando dentro de esas cifras. Muchas veces se cuestiona qué implica la
violencia patriarcal, el pater familias. Cuando hay un
abuso no solamente implica una violencia sexual sino el sometimiento a
través del poder de alguien que está más vulnerable, en ese
sentido, un adulto a un niño o una niña.
-¿Se hace justicia en estos casos?
-Es muy difícil. Se dice que sólo uno de cada mil casos que llega a
la justicia tiene una sentencia firme. Atravesar una instancia
judicial es muy revictimizante. Las niñas y los niños que van tienen que
contar y explicar lo que han vivido en una Cámara Gesell, en 20 minutos, que
muchas veces no lo pueden hacer a través de la palabra, sino lo hacen a
través de otras situaciones.

“Una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 varones declaran haber sufrido
abuso en su infancia”, aseguró Mila
-¿Por ejemplo?
-Muchas veces son las madres protectoras las que llevan adelante estas
denuncias judiciales y son puestas como alienadoras, locas, que les llenan
la cabeza a los nenes y nenas con estas situaciones porque quieren algún
beneficio económico de su ex.Cuando en realidad ninguna niña ni niño
puede inventar una situación sobre la sexualidad adulta. No hay
posibilidad de mantener un discurso a lo largo del tiempo sobre una
situación así sobre algo que se debería desconocer.
-Si un chico lo dice, es porque lo
experimentó.
-Exacto. Hagamos el ejercicio de remontarnos a nuestra infancia y ver qué
conocimiento teníamos de sexualidad ¡Ninguno! Es también pensar un poco en
eso. Muchas veces, a los adultos y adultas que hemos vivido alguna situación
de abuso en nuestra infancia y queremos denunciar la Justicia nos
dice que el tiempo ya pasó.
Hay un
informe de la Organización Mundial de la Salud del 2016 que dice que una de
cada cinco mujeres, y uno de cada 13 varones declaran haber sufrido abuso en
su infancia
-Vos lograste que no prescribiera.
-En realidad no.
-¿Qué pasó?
-Hubo muchos cambios legislativos y fueron muy positivos. Se estaba luchando
por una ley que sea imprescriptible, que cualquier persona, en cualquier
momento, a cualquier edad pueda hacer el reclamo y que haya una instancia
judicial. No se pudo porque los únicos delitos que no prescriben son
los de lesa humanidad y los de guerra. Entonces, desde la
agrupación en la que estoy estamos intentando que sean similares, que se
pueda decir: esto es un delito que no debería prescribir por las
consecuencias psicológicas que deja, que son muy similares a las de
veteranos de guerra.
-En tu experiencia, ¿cómo fue el tránsito
hasta poder llegar a decirlo?
-Fue muy difícil. Me pasó de bloquearlo durante muchos años,
no a nivel consciente de decir: voy a bloquear esto, sino es un mecanismo de
defensa para poder sobrevivir. La cabeza de repente se nubla y no recuerda
todas esas situaciones, hasta que hay un disparador, algo que pasa en la
vida que hace que eso vuelva. Y lleva tiempo.
-¿Cuál fue tu disparador?
-Empecé a tener los primeros acercamientos sexuales y de repente me
di cuenta que algo estaba pasando en mi cuerpo que no estaba bueno. No
estaba disfrutando de esas situaciones siendo una adolescente. Fue ahí
cuando empecé a replantear que algo había pasado. El cuerpo tiene memoria,
es inevitable, darle lugar a eso. Me llevó muchísimo tiempo poder hacer
algo, encontrar un espacio, una transformación.

La familia de Andrea no le creyó cuando ella contó que era víctima de abuso
por parte de su hermano
-¿Cuándo lo hablaste por primera vez?
-Primero fue con un chico que me gustaba porque sentía como que tenía que
explicar mucho la situación y tampoco hubo mucha recepción ante eso. Después
fue con mi mamá, que mucho lugar no le dio.
-Con tu mamá era difícil porque estábamos
hablando de tu hermano.
-Claramente. Fue mi hermano y fue difícil para toda la familia. Sí, creo que
hay algo de lo que sucede que es cuando se devela esta situación, es que
ubica a la familia, quiénes quedan de un lado y quiénes del otro. Pero más
de lo explícito y de lo expuesto que ya estaba dado desde antes. Fue
difícil. A mí me llevó a alejarme de la propia familia porque me generaba
más daño que beneficio.
-¿Te cuestionaban a vos?
-Sí, había un cuestionamiento de por qué yo estaba denunciando, y por qué
estaba haciendo esto. No entendían que para mí era una manera de reparar no
solamente mi historia, sino para que esto no volviera a suceder. Cuando
exteriorizo o manifiesto mi situación lo que intento tiene que ver con dar
voz a muchas de esas situaciones que están acalladas, silenciadas.
Empecé a tener los
primeros acercamientos sexuales y de repente me di cuenta que algo estaba
pasando en mi cuerpo que no estaba bueno. No estaba disfrutando de esas
situaciones siendo una adolescente. Fue ahí cuando empecé a replantear que
algo había pasado.
-¿Cómo es la relación ahora con tu familia,
con tu mamá?
-Me alejé bastante. Por suerte tengo a mi otro hermano que vive
lejos. Pero fue un poco difícil. Hoy por hoy siento más sanos los
vínculos así, pero no tengo vínculo directo.
-¿Cuántos años tenías en ese momento?
-Los abusos empezaron más o menos a los cinco años hasta los 12 o 13.
-¿Y cuando empezaste a darte cuenta eras
adolescente?
-Tenía 16 o 17 años.
-¿Después terminaste el secundario y te
fuiste de tu casa?
-Más o menos. A buscar, si no era en ese lugar donde podía encontrar una
reparación o algo, lo iba a encontrar en otro lado. Por suerte está mi tía
del alma, que siempre hay alguien dentro de esas familias que ayuda mucho,
en este caso fue mi tía, que es hermana de mi madre. Que está siempre
apoyándome en lo que puede.

Los abusos a la joven comenzaron cuando ella tenía años
-Primero es el miedo que no te crean adentro
de la familia, ¿cómo es el proceso hasta llegar al afuera?
-El abusador genera esa vergüenza y te responsabiliza de esos actos, cuando
en realidad, sos un niño o niña y no tenés responsabilidad alguna.
-Porque sos una víctima.
-Exacto, sos una víctima, pero el lugar que se te pone es de responsable.
Cuesta mucho desarticular todo ese mecanismo. Al principio me llevó
mucho tiempo la exposición, que sigue siendo difícil, no digo que sea algo
fácil, pero le encuentro otro objetivo, otro motivo. Cuando lo
hablo sé que detrás de una nota o una pantalla hay alguien que sufrió una
situación así, y que por ahí es la primera vez que está escuchando o viendo
alguien que lo está diciendo.
-¿Hiciste alguna terapia?
-Muchas terapias. Creo que el espacio terapéutico tiene que estar sí o sí
siempre.
Sos una
víctima, pero el lugar que se te pone es de responsable. Cuesta mucho
desarticular todo ese mecanismo
-¿Cómo fue tu vida sexual después?
-Muy bien, por suerte. Pero tiene que estar acompañada de todo un proceso. Empezar
a disfrutar de la sexualidad implica para mí poder trabajarlo en un espacio
de terapia. Poder manifestar todas esas incomodidades y después ir
tratando de elaborarlas como en un proceso. Se puede disfrutar y tener una
vida sexual placentera pero, como todo en la vida, hay que saber a qué
hacerle frente.
-¿Qué otros tipos de abusos hay?
-El abuso en general tiene que ver con el maltrato físico,
con el maltrato psicológico, no solo meramente la sexualidad, sino con el
golpe, la mala palabra, el insulto.
-O sea que el maltrato no es solamente dentro
de una relación de pareja sino que se da dentro de la familia.
–Se da dentro de todas las familias, por eso está bueno que haya un
día que se pueda hablar con herramientas para prevenir, que no
quede solamente expuesto en: ésto está pasando. De qué manera podemos
trabajar para erradicar esto de la sociedad y decir que está mal.
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