Australia planea retirar el pasaporte a los pederastas para evitar abusos en
países pobres
El Parlamento australiano aprobará este mes una
proposición de ley que prohibiría viajar a 20.000 australianos inscritos en
el Registro Nacional de Depredadores Infantiles
Los casos en el sudeste asiático, como la condena
a un australiano de 70 años que abusó de 11 niñas en Indonesia, han llevado
a Australia a actuar
"Incluso quienes no tienen intención de abusar de
niños pueden terminar haciéndolo si se dan condiciones favorables para
ello", recuerda la ONG camboyana APLE
Mujeres sentadas a las
puertas de un burdel en las afueras de la ciudad de Siem Reap, Camboya en
2015. George
Nickels
"Muchos pederastas
occidentales pasan desapercibidos y no cometen delitos en sus países de origen,
pero aprovechan la pobreza y la implementación laxa de las leyes en países en
vías de desarrollo para abusar de niños sin pagar las consecuencias". Seila
Samleang, director ejecutivo de la ONG camboyana APLE (Action Pour Les Enfants,
Acción para la infancia, en francés), explica rotundo la razón que ha llevado a
Australia a convertirse en el primer país del mundo que propone una ley para
retirar el pasaporte a los pedófilos listados en el Registro Nacional de
Depredadores Infantiles.
Si la
proposición de ley que ha hecho el senador Derryn Hinch se aprueba en el
Parlamento este mes, algo que se da por seguro ante la falta de oposición,
más de 20.000 australianos tendrán prohibidos todos sus viajes al
extranjero. 3.200 de los listados en el registro han cometido delitos
graves y, por ello, nunca saldrán de esa base de datos. Así que no podrán
salir de Australia de por vida.
"Esta es
la medida más dura que jamás se ha tomado para combatir el turismo sexual.
Queremos evitar que nuestros ciudadanos abusen de niños en países más
vulnerables", recalcó el pasado martes el ministro australiano de
Justicia, Michael Keenan.
El
político reconoció que las leyes actuales son "completamente
inadecuadas" –según estadísticas oficiales, el año pasado 800 de estos
depredadores viajaron fuera de Australia, la mitad de ellos saltándose la
obligatoriedad de dar cuenta de ello–, y urgió a que se aprueben rápido
las enmiendas del Código Penal y de la normativa que regula la emisión de
pasaportes.
Samleang,
que ha pasado más de una década combatiendo a pederastas extranjeros en
Camboya, uno de los países más vulnerables, aplaude la iniciativa y lanza
una incómoda pregunta: "¿Quién se atreverá a seguir los pasos de
Australia?".
A pesar
de que muchos países asiáticos –sobre todo en el sureste del continente– y
latinoamericanos han endurecido las penas que imponen a los pederastas, y
aunque se trata de un delito que se puede perseguir incluso en los países
de origen de quienes lo perpetran, el turismo sexual todavía no es un mal
del pasado.
Lo
confirman las estadísticas que Samleang esgrime. Solo en 2016, APLE
rescató a 27 víctimas de abusos sexuales, representó a 82 más en casos que
vieron los tribunales, y fue vital para la condena de 17 personas que
cometieron abusos a menores. Desafortunadamente, son todavía pocos si se
tiene en cuenta que la ONG afirma haber recibido 95 denuncias a través de
su línea de ayuda.
Un
australiano abusó de 11 niñas en Bali
Precisamente, son este tipo de casos en el sudeste asiático los que han
llevado a Australia a actuar. El último, en octubre del año pasado, se
cerró con la condena a 15 años de prisión de un australiano de 70 años,
Robert Andrew Fiddes Ellis, por haber abusado de 11 niñas con edades
comprendidas entre los 8 y los 17 años en la turística isla indonesia de
Bali.
"Aunque
muchos de los pederastas responden al perfil de anciano solitario que
predomina en el imaginario colectivo, no hay que olvidar que existen
muchos otros tipos que pasan más desapercibidos. Incluso quienes no tienen
intención de abusar de niños pueden terminar haciéndolo si se dan
condiciones favorables para ello", comenta Samleang en Phnom Penh.
De hecho,
en un reciente viaje a la capital camboyana, este periodista pudo
confirmar que, aunque no resulta tan evidente como hace años, todavía hay
burdeles y proxenetas que ofrecen sexo con "niñas muy jóvenes".
El "aquí, a los
14 ya son mujeres" como justificación
El
alcohol y la desinhibición que provoca la sensación de impunidad hacen que
incluso jóvenes se sientan tentados de mantener relaciones sexuales con
menores, aunque no siempre vayan buscando niños. Curiosamente, la
justificación del "es que aquí a los 14 ya son mujeres" todavía se escucha
en algunos círculos.
Además,
APLE constata que el endurecimiento de las penas y una mayor
implementación de las leyes ha provocado profundos cambios en el 'modus
operandi' de los pederastas. Ya no buscan a sus víctimas en parques o
entre niños de la calle.
Una ONG como
tapadera de un pedófilo
"Ahora se
hacen pasar por voluntarios de ONG o profesores de inglés. Van a
comunidades pobres y se ganan la confianza de la familia en el ámbito
privado, que es también en el que cometen los abusos. Así, es mucho más
difícil conseguir pruebas que los incriminen", explica Khoem Vando, uno de
los investigadores de APLE.
Un caso
paradigmático de este cambio es el de Nick Griffin, un pedófilo británico
que pasó desapercibido gracias a la tapadera de la ONG que creó, el Fondo
para Orfanatos de Camboya. El centro de acogida que construyó llegó a
estar habitado por un centenar de niños y niñas y fue el escenario
perfecto para cometer sus abusos. Realizó tocamientos y forzó a practicar
sexo oral a siete de ellos.
Después
de ser condenado en 2011 y de ser extraditado al Reino Unido un año
después, se descubrió que antes ya había violado a una adolescente en su
país. La ley propuesta por Australia podría evitar que gente como él
cometiese delitos en el extranjero.
Investigación
sobre un español en Camboya
También
hay españoles entre los depredadores que ha perseguido APLE. Uno de ellos
es F.P.C., que fue condenado 'in absentia' a seis años de prisión. Las
autoridades españolas lo arrestaron en 2010 y pasó 74 días en la cárcel de
Valdemoro. Pero el tribunal camboyano no respondió a la comisión rogatoria
enviada por el juzgado español responsable del caso y la Policía no
encontró pruebas incriminatorias en sus ordenadores y discos duros, así
que quedó en libertad
Samleang
sostiene que es un buen ejemplo de cómo los enrevesados entresijos de la
justicia internacional logran que pederastas convictos estén en libertad
sin cargos. Sin embargo, fuentes judiciales españolas consideran que el
caso es muy endeble porque se sustenta en un solo testimonio –el del
adolescente abusado– al que ni siquiera ha examinado un médico forense.
Lo cierto
es que resulta muy complicado lograr pruebas. Muchas víctimas,
amedrentadas y estigmatizadas, llevan el abuso y la humillación en
silencio. Y los equipos de investigación en países empobrecidos tampoco
realizan su labor con los estándares más avanzados, razón por la que un
juez extranjero puede poner objeciones lógicas a la aplicación en casa de
una sentencia dictada fuera.
Además,
la propia APLE ha sido acusada por diferentes encausados de fabricar
pruebas para lograr más convicciones y recaudar así más donaciones, algo
que sus miembros niegan rotundamente.
¿Europa debería
seguir los pasos de Australia?
La
propuesta australiana podría resolver la mayoría de estos problemas, razón
por la que es lógico preguntarse si Europa debería seguir sus pasos y
cercenar uno de los derechos de sus ciudadanos en caso de que hayan
cometido abusos sexuales, incluso después de haber cumplido su condena por
ello. Se trata de una medida mucho más comedida que la castración química,
cuya adopción se ha aprobado en Indonesia y en Corea del Sur para crímenes
sexuales.
En
cualquier caso, el turismo sexual supone solo una pequeña parte de todos
los casos de pederastia y de abusos sexuales a menores registrados en el
mundo. Según el último estudio realizado en Camboya, el 5,6% de los niños
y el 4,4% de las niñas del reino jémer han sufrido algún tipo de abuso
sexual, un elevado porcentaje que no se explica sin tenerlo en cuenta.
La mayoría de las agresiones se produce en el hogar y es perpetrada por
familiares o amigos. Es un hecho global que también se refleja en las
detenciones practicadas durante 2016 en Camboya, donde ocho de los
imputados fueron extranjeros y nueve locales.
"Obviamente, el cambio más importante se tiene que dar en las sociedades
locales y está íntimamente relacionado con el valor que otorgan a la
infancia y a la mujer", apunta Samleang. Eso sí, el grano de arena que
aporta Australia será bienvenido.