El abuso sexual
es una forma de maltrato infantil donde se involucra al niño en
actividades sexuales de cualquier
utilizando el engaño, la manipulación, la amenaza o la
fuerza.
El abuso sexual
incluye la exhibición u observación del cuerpo desnudo, tocar, besa
y acariciar, forzar al niño a ver películas o
pornográficas, facilitar su presencia en
actividades sexuales, explotar sexualmente a niños etc.
¿Cómo
puedo prevenir que mi hijo sea abusado?
La mejor manera
de prevenir los abusos sexuales en los niños es crear un clima de
confianza en
, animarlos a que compartan sus preocupaciones y
problemas en general, preguntarles diariamente por su día, sus
amigos etc. Es esencial prestar atención al niño, escucharle y
observarle para detectar cualquier cambio que pudiera indicar abuso
sexual o cualquier otro problema.
Aunque el tema
del abuso sexual es muy desagradable no conviene que sea algo tabú
en la casa. Hay que contarles que esto existe y explicarles las
formas que utilizan los agresores para intimidar al niño y que
guarde el abuso en secreto, así serán capaces de detectarlo.
Hay que advertir
a los niños de que no confíen en nadie que les pida que guarden
secretos a sus padres y entrenarles a recurrir a personas en quienes
confíen cuando se sientan incomodos o amenazados por alguien. Es
necesario enseñarles que tienen derecho a la privacidad de su
cuerpo, nadie debe tocarlo o mirarlo si no lo desean o no les gusta,
siempre pueden negarse a ello. Deben saber decir que NO.
No hay que dejarles solos y si es inevitable pedirles
que no abran la puerta y asegurarse de que tienen forma de contactar
con un adulto en caso necesario.
Sobre todo hacerles saber que
pueden confiar en sus padres, que siempre van a creerle y a
protegerle.
Señales de que tu hijo puede ser víctima
La mayoría de los
niños que sufren abuso sexual no lo cuentan a nadie, en muchos casos
no saben si es algo malo aunque les haga sentir mal, al fin y al
cabo es perpetrado por un adulto y ellos confían en los adultos como
que siempre harán lo mejor para ellos. Tienen miedo a contarlo por
si se les castiga o si crea conflictos en la familia. Muchos piensan
además que no les van a creer.
Pero aunque no expresen
la situación verbalmente si se pueden detectar cambios en su
comportamiento que alerten del problema:
Tienen pesadillas, miedo a
dormir solos, a la oscuridad. Dificultades para conciliar el sueño
que antes no tenían.
Se resisten a ir
a ciertos lugares o a ver a ciertas personas sin motivo aparente.
Cambia su pauta de
alimentación, o no comen nada o de repente comen muchísimo.
Comienzan a hacerse pis otra vez en la cama.
Tienen comportamientos
agresivos, incluso autodestructivos.
Están más callados y buscan la soledad.
Se comportan de una forma más
infantil a lo que corresponde a su edad.
Baja su rendimiento escolar.
Rechazan las figuras
parentales.
Tienen cambios bruscos de ánimo.
Se asean demasiado o se
resisten a hacerlo.
Representan actos sexuales en sus juegos y dibujos.
Intentan que otros niños
lleven a cabo juegos sexuales.
Muestran terror a los exámenes físicos
Tienen lesiones en los
genitales.
Parece distraído.
Da señales para dar pie a una conversación sobre
temas sexuales.
De
repente aparece con regalos o dinero.
Habla de un nuevo amigo
adulto.
Tiene expresiones al hablar que recuerdan más a un
adulto que a un niño.
Si el niño manifiesta varios
de estos síntomas puede indicar que está sufriendo abusos sexuales y
conviene prestar atención.
¿Qué debe hacer si
sospecho que mi hijo ha sido abusado?
No reaccionar con
enfado a sus cambios de conducta, darle a entender que le apoya e
intentar establecer conversación amablemente.
Si el niño le
cuenta el abuso sexual nunca hay que darle a entender que no se le
cree, es muy raro que mientan sobre ese tema. Hay que darle apoyo,
escuchar con atención y agradecerle la confianza.
Aclararle que la
conducta del agresor es incorrecta y que debe ser castigado, siempre
evitando hacer responsable de alguna forma al niño o dar a entender
que provocó la agresión.
Evitar hacer
preguntas escabrosas o indagar en los detalles y que tenga que
contar la historia una y otra vez.
Sobre todo
mantenerse sereno, no manifestar horror, gritar, amenazar o llorar.
Esto es lo más difícil pero ayudará al niño a mantenerse tranquilo y
confiar.
Por último
asegurarse de que la historia no se difunde, acudir a profesionales
especializados en la psicología del niño y sobre todo denunciar.