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https://elpais.com/sociedad/2019/02/21/actualidad/1550734755_267380.html

 

CAE EL SECRETO DE LOS ABUSOS EN LA IGLESIA

82 casos de abusos a menores destapados en los tribunales y en los medios

EL PAÍS contabiliza por primera vez los casos de abusos conocidos, lo que incluye sentencias, investigaciones periodísticas y denuncias públicas que hayan destapado los posibles delitos de un religioso español. Ver metodología.

Por José Manuel RomeroIñigo DomínguezJulio Núñez y Daniele Grasso

 

  1. 1986 Tras la denuncia de los padres de las víctimas, el párroco de Mijas (Málaga) admite haber abusado de dos hermanos.

  2. 1987

  3. 1988

  4. 1989

  5. 1990 EL PAÍS localiza en Ecuador a un cura que se dio a la fuga tras ser condenado por abusos en la Parroquia de Polinyá (Barcelona).

  6. 1991 Cuatro años de cárcel para un fraile por un delito de corrupción de menores en un colegio de Sant Pere de Ribes (Barcelona).

  7. 1992 Dos años de cárcel a un jesuita por abusar de una niña en Barcelona.

  8. 1993

  9. 1994 Tras el apuñalamiento de un sacerdote en Valdecaballeros (Badajoz) se descubre su historial de abusos en la localidad.

  10. 1995 El párroco de la pedanía de Corvera (Cartagena) es condenado a tres años de cárcel por abusar de tres niñas.

  11. 1996

  12. 1997 Un religioso de Salamanca, que había sido acusado por diez víctimas, fue trasladado a Perú

  13. 1998 Un sacerdote es condenado por abusar de un niño y absuelto por los abusos, prescritos, al hermano de la primera víctima en Cuenca.Condenado un párroco por abusar sexualmente de tres niñas, dos de 11 años y una de 9 en El Garrobillo (Murcia).

  14. 1999

  15. 2000

  16. 2001 EL PAÍS desvela que la Iglesia homenajeó en Guadix (Granada) a un cura condenado por abusos en 1995. Cinco niñas son sometidas a "tocamientos impúdicos" por un sacerdote que ejercía como párroco en Iznájar (Córdoba).

  17. 2002

  18. 2003 10 años de cárcel para el cura que abusó durante 9 años de una niña en Alcalá de Henares (Madrid). Encarcelado un sacristán de A Laracha (A Coruña) acusado de abusos sexuales a una niña.

  19. 2004 EL PAÍS descubre que un cura condenado en Coria (Cáceres), sigue en activo. Condenado a 21 años un párroco que abusó de seis muchachos en Baiona (Pontevedra). A pesar de haber sido condenado a 11 años por abusar de seis niñas, el párroco de El Salvador de Peñarroya (Córdoba) sigue en activo. El Supremo condena a 8 años al cura que abusó de un niño en Alcalá la Real (Jaén).

  20. 2005

  21. 2006 Condenado en Barcelona un sacerdote por abusar de una joven discapacitada de 24 años. Un cura de la parroquia de Aluche (Madrid) abusó sexualmente de un niño de 12 años.

  22. 2007 Los Carmelitas Descalzos de Burriana (Castellón) ponen en conocimiento de la Fiscalía el posible abuso sexual de uno de sus curas a un menor. El caso es archivado.Apartado un cura que abusó de un menor en Granada.

  23. 2008

  24. 2009

  25. 2010 Dos años de prisión para un religioso que abusó de dos niñas en Vigo (Pontevedra).Condenado a 16 meses de prisión por exhibicionismo y provocación sexual el párroco de Barasoain (Navarra). Condenado un seminarista a siete años de cárcel por abusos a un menor discapacitado en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

  26. 2011 Un religioso español, encarcelado en Chile por filmar abusos a menores en colegios de Madrid y el País Vasco . Condenado a dos años de cárcel el párroco de Maluenda (Zaragoza) por posesión de pornografía infantil.

  27. 2012 Un hermano del Instituto Religioso Esclavos de María y los Pobres es condenado a ocho años y medio de cárcel por abusar de un discapacitado en Cáceres.

  28. 2013 Cárcel a un excura por violar a una monaguilla en Can Picafort (Mallorca). Condena de cinco años para el párroco de Carcaixent (Valencia) por abusar de dos menores. La Fiscalía investiga si un cura de la Diócesis de Ciudad Real abusó de nueve menores. El caso está abierto.

  29. 2014 Apartado un cura de la orden de los mercedarios acusado de abusos sexuales por un exseminarista de Reus. Los dominicanos de Vitoria reconocen las denuncias de una víctima abusada en una parroquia de la ciudad en 1983.Apartado un sacerdote de la iglesia de San Andrés en Murcia tras la denuncia de una menor.

  30. 2015 Un exmisionero denuncia presuntos abusos en una poderosa comunidad de clérigos españoles extendida por EE UU, África y Latinoamérica. EL PAÍS destapa un caso de abusos en Don Benito (Badajoz). Un juez envía a prisión el religioso. El párroco de Yuncler, condenado en Toledo a dos años de prisión por abusar de dos niñas de 14 años. Condenado un sacerdote en Cáceres a un año de cárcel por exhibicionismo y abusos sexuales.

  31. 2016 Condenado un exreligioso de La Salle por abusos a menores y adultos en Collado Mediano (Madrid). Al menos tres personas denuncian por abusos al exvicario de Gipuzkoa.Un religioso sigue dando clases a pesar de haber sido denunciado denuncias por abusos en Alella (Barcelona). El Periódico habla por primera vez del escándalo de pederastia en colegios de los Maristas en Barcelona. Dos denuncias por abusos sexuales en un colegio de los jesuitas en Barcelona. Apartado el director de la escolanía de Sagrada Familia (Barcelona) por abusos sexuales.

  32. 2017 Al menos cinco víctimas declaran haber sufrido abusos por parte del sacerdote del seminario de La Bañeza (León). Una investigación periodística saca a la luz los abusos de un cura español en Moyobamba (Perú). Al menos catorce personas habrían sido víctimas de los abusos de un marianista español en Chile. Dos víctimas, en Chile, acusan a un marista español, ya fallecido. Dos víctimas, en Chile, acusan nuevamente de abusos a un sacerdote marista español. Una víctima, en Chile, acusa a otro marista español.En libertad provisional un sacerdote español acusado de abusar sexualmente de menores en Honduras. Una nueva víctima hace públicos los abusos sufridos en el seminario de La Bañeza (León). Apartado un religioso de un colegio de los Legionarios de Cristo tras las denuncias de dos alumnas en Boadilla del Monte (Madrid).Petición de cárcel para un religioso de Vigo de los Hermanos Misioneros de Enfermos Pobres de Teis (Pontevedra). El caso sigue abierto.

  33. 2018 Una víctima, en Zamora, del mismo sacerdote de La Bañeza (León). Un abusador es alejado, en secreto, de Artana (Castellón), tras las denuncias de una víctima. Dos personas denuncian los abusos que sufrieron en el Colegio Claret de Madrid. Al menos cinco personas acusan al “depredador” Francisco Carreras en Salamanca. Una víctima denuncia la pasividad del arzobispo de Oviedo cuando denunció su caso. Una víctima prueba las amenazas del obispo de Salamanca tras haber denunciado los abusos que vivió. EL PAÍS desvela que un miembro del tribunal eclesiástico que juzga los abusos fue condenado por cometerlos sobre dos víctimas en Espeja (Salamanca). Una Congregación investiga a uno de sus misioneros en Benín tras las denuncias de tres víctimas. Tras ser investigado y absuelto, nuevas víctimas acusan de abusos al exdirector del Colegio de los Salesianos de Cádiz. Al menos diez personas acusa a 'Don Chemi', un sacerdote y profesor en los Salesianos de Deusto (Bilbao). Una víctimas relata los abusos que sufrió a manos de un religioso de los Trinitarios de Salamanca.Al menos tres personas acusan de abusos a un fraile del monasterio de Montserrat (Barcelona).Una víctima denuncia que sufrió abusos en un internado de Valladolid. Condenado en Bizkaia un profesor del colegio Gaztelueta en Leioa, perteneciente al Opus Dei. Tras los relatos de tres víctimas, el Obispado de Bilbao denuncia a un sacerdote de la zona de Mungia (Bizkaia).Detenido un cura español en Venezuela, donde ejercía tras haber sido profesor en Granada. La diócesis de Calama, en Chile, denuncia los abusos de un sacerdote español. Un marianista español es denunciado ante la fiscalía de Chile.Una víctima localizada por EL PAÍS asegura que mientras un cura abusaba de él, el jefe de estudios del colegio salesiano de Deusto (Bilbao), estaba mirando. Un joven acusa de tocamientos al exdeán de la Catedral de Santiago. El párroco de Selva (Mallorca) es apartado del sacerdocio por pederastia tras un proceso eclesiástico penal. Cinco años y un día de prisión para un cura por abusar sexualmente de una menor de 10 años en Pozoblanco (Córdoba). Detenido un sacerdote por posesión y distribución de pornografía infantil en Málaga.

  34. 2019 El Vaticano ordena investigar a un sacerdote español por abusos en Compiègne (Francia). El Periódico destapa los abusos en la parroquia de Constantí (Tarragona). Dos exalumnos denuncian los abusos sexuales de un profesor de religión de Montgat (Barcelona).El diario Ara destapa los abusos en Violbí d'Onyar (Girona). Al menos siete testimonios destapan los abusos de un religioso en la cantera del Atlético de Madrid. EL PAÍS destapa un nuevo caso en Salamanca

Julio tiene 44 años pero, todavía hoy, cuando se cruza con alguien que lleva la misma colonia de don Chemi, el religioso salesiano que abusó de él en su colegio de Deusto, tiene que pararse con arcadas y a veces se pone a vomitar allí mismo. Leopoldo Martín, madrileño, confiesa a sus 80 años que no hay día que no recuerde los abusos que sufrió en un internado de Valladolid. “Siempre están aquí, siempre están en mi cabeza”, dice golpeándose la frente. Impresiona que un anciano tenga presente a diario el niño que fue en una imagen de dolor, una infancia marcada hasta la vejez. Decenas de víctimas de abusos en España han guardado silencio durante décadas, ante la versión oficial de que este es un problema que no existe ni ha existido en este país, de que es una excepción en el escándalo que sacude a la Iglesia en todo el mundo. Callaban por miedo, por vergüenza, porque el cura era amigo de la familia o, muy frecuentemente, alguien admirado en la comunidad, incluso homenajeado. Pero, sobre todo, callaban porque temían no ser creídos. Apenas se denunciaba, porque las penas también han sido leves. José Luis Untoria, un agustino recoleto de Salamanca, abusó de diez niños en un colegio y en 1996 fue condenado a dos años de cárcel que no cumplió. Había en total cerca de cien chicos que le acusaban y pasaron por un despacho de abogados pero al final prefirieron no denunciar. Uno de ellos se suicidó después. En la prensa, por cierto, estas noticias a veces no pasaban de media columna.

EL PAÍS se propuso hace cinco meses comprobar si España era una excepción, o si lo excepcional era que en este país aún no hubieran salido a la luz más casos de pederastia en la Iglesia. La respuesta empieza a estar clara: los abusos en España sí han existido. Queda ahora por saber cuál es la dimensión del problema. Este periódico ha investigado y desvelado ya 19 casos, con al menos 87 víctimas. Es más de la mitad de lo que estaba registrado oficialmente en los últimos treinta años: 36 casos, a través de 34 sentencias civiles y seis eclesiásticas. Además, por primera vez hemos contabilizado los casos de los que se tiene constancia, sumando los judicializados y los que han aparecido en distintos medios de comunicación. Suman un total de 82 casos conocidos en 33 años; 28 de ellos en los últimos 14 meses. Un acelerón vertiginoso tras décadas de silencio. Un secreto que empieza a caer. Ha sido posible por la valentía de las víctimas, que se han decidido a hablar.

EL DOCUMENTAL

Los secretos que se cuentan

Las víctimas de los abusos relatan todas las barreras que han encontrado para buscar justicia/ Vídeo: Jaime Casal.

(14 min) https://www.youtube.com/watch?v=XKbISDnyGIE

En una decisión sin precedentes, el Papa ha convocado a los obispos de todo el mundo este jueves en Roma para celebrar una cumbre monográfica sobre esta crisis que está lastrando el pontificado del papa Francisco. La Iglesia española llega a la cita con un escándalo que crece día a día. A lo largo de esta semana, con una serie especial, este periódico publicará nuevos casos.

“Yo estaba destinado al suicidio. Si cuando estaba en manos de este cura y era su presa, con 15, 16 años, hubiera hecho caso a esa voz que me decía que lo único era tirarme al tren, no estaría aquí”, cuenta Ángel Plaza, una víctima de Salamanca de un nuevo caso que EL PAÍS publica hoy. La idea del suicidio ha acompañado en estos años de secreto y silencio a alguna de estas personas, que han sobrevivido sin ayuda, como han podido o se les ha ocurrido. En algunos casos, se han ido al extranjero, y la distancia y el contacto con grupos de ayuda que sí existen en otros países les ha permitido salir adelante. Ahora, 30, 40 años después, muchas lo han contado por fin por primera vez. Muchas de ellas han acudido a EL PAÍS, quehace cinco meses preguntó a las 70 diócesis españolas por las denuncias que habían recibido y los casos que habían instruido en sus tribunales. Solo 18 contestaron con evasivas, negativas o silencios. El 14 de octubre de 2018 el periódico decidió abrir un correo electrónico para recibir las denuncias directamente de las víctimas. En dos días llegaron cien. Después, más de 200.

Algunos mensajes, solo el mensaje, son de pesadilla. Llamar al remitente —muchos no quieren hablar ni identificarse— suele llevar a una larga y dura conversación. “Es usted la primera persona a la que se lo cuento en mi vida, y tengo 62 años”, decía esta semana al teléfono una de las víctimas que ha salido la luz tras destapar este periódico el caso de Manuel Briñas, el marianista que fundó la escuela de fútbol del Atlético de Madrid. “Cuando vi su foto fue una convulsión, un desahogo. Admiro a la primera persona que habló por primera vez. Tantos años callados, tanta gente… Siempre pensaba que a todo cerdo le llega su San Martín. Ya ha llegado. Gracias”. Otra víctima que llamó al periódico se echó a llorar: "Perdone que llore, pero es la primera persona que quiere escucharme".

¿Cuántas víctimas puede haber? EL PAÍS ha creado una base de datos con todos los casos conocidos, también publicados por otros medios, y contabiliza ya al menos 243 víctimas en las últimas décadas. De cada caso, casi nunca ha habido una sola víctima. Generalmente, cada sacerdote abusador elegía a un niño y luego a otro, así durante años. Las víctimas que se han atrevido a romper el silencio suelen repetir una frase: “Puede haber decenas”. Lo dijo Miguel Hurtado, el primero en acusar al fraile Andreu Soler en la abadía de Montserrat, y han emergido diez víctimas, por el momento. Lo dijo el primero que acusó a Francisco Carreras, un cura de Salamanca que pasó por una docena de pueblos durante más de 20 años, aunque llegaba rebotado de Estados Unidos —donde ya había sido acusado— y la archidiócesis de Miami había advertido de sus antecedentes. Hoy se conocen sus presuntos abusos a cinco víctimas. Lo dijo el primer exalumno de Deusto que escribió a este periódico para hablar de don Chemi. Ahora hay ya más de 30 denuncias interpuestas ante los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Una de estas víctimas cuenta que cuando fue a denunciarlo a la Ertzaintza el agente se quedó de piedra. Allí mismo le confesó que él también estudió en ese colegio y el mismo cura también había abusado de él. Lo dijo también el primero que reunió valor para acusar a Manuel Briñas, y en pocos días han surgido otras siete víctimas en los últimos 24 años.

Confirmar estas historias es arduo y laborioso, porque son casos de hace muchos años. A veces, el cura ha muerto y quien le protegió, también. Muchas víctimas ni recuerdan el apellido del criminal. Era "don Paco" o "don no sé qué". Y, además, la Iglesia lo niega o no recuerda nada. La Conferencia Episcopal Española (CEE) asegura que es un órgano colegiado y que, por lo tanto, no es asunto suyo, sino que compete a las diócesis. Y las diócesis apenas dan información y si lo hacen, lo hacen obligadas. Solo enseñan sus cartas cuando salta un caso en el que son descubiertos. El resto, lo siguen ocultando.

En busca de una cifra

A raíz de los 19 casos destapados por EL PAÍS en pocos meses, 87 víctimas han contado su caso en este o en otros medios. Anteriormente, en tres décadas de sentencias judiciales y canónicas, habían trascendido menos de 200 víctimas.

La Iglesia católica española, a diferencia de la estadounidense, la alemana, la francesa, la irlandesa, no se ha mostrado, hasta la fecha,  dispuesta a revisar su pasado ni a decir toda la verdad sobre los abusos sucedidos intramuros de la institución. Lo que sabe. Cuántos casos conoce. Cuántos obispos han encubierto delincuentes. Cuánto dinero ha gastado en acallar denuncias. Hasta ahora, ha optado por el silencio. Su única reacción, tras los primeros casos destapados por EL PAÍS, fue crear una comisión para estudiar el problema que no incluye a las víctimas ni a expertos externos, solo a clérigos. La CEE colocó al frente de este grupo al obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, conocido por haber redactado en su diócesis el protocolo más severo de actuación contra la pederastia de las 70 diócesis —obliga a denunciar a la justicia ordinaria—, y por haber creado también esta semana en su territorio el primer órgano de la Iglesia para asistir a las víctimas, pero también muy cuestionado por silenciar e infravalorar el escándalo del seminario de La Bañeza.

Por otro lado, las órdenes religiosas van por libre y no responden ante los obispos, sino directamente ante el Papa. La información para comprender realmente el alcance del problema está muy dispersa. Los jesuitas de Cataluña han sido la primera orden en emprender una investigación interna en sus colegios, a raíz de informaciones publicadas por este periódico en diciembre.

En ocasiones, las víctimas que han dado la cara con nombres y apellidos no lo han tenido fácil cuando se han atrevido a dar el paso y contarlo. AJavier Paz, víctima de abusos en Salamanca en los ochenta y noventa, que salió en La Sexta en 2014 y fue uno de los primeros en dar ese paso en España, le reñían por la calle algunos conocidos. “¿Pero cómo le has hecho esto a don Isidro? ¡Con todo el bien que ha hecho!”, le dijo la madre de un amigo. Se encontró con una ciudad que le daba la espalda. Como Teresa Conde, de la misma ciudad, que apareció en EL PAÍS contando los abusos que sufrió por parte de un religioso trinitario. "Qué desvergüenza, salir a hablar de estas cosas en público", ha oído esta semana a sus espaldas al cruzarse con unas conocidas.

En el caso de Javier Paz, el obispado apenas admitió los hechos en 2014 en un comunicado que anunciaba que el cura había sido apartado, pero sin revelar la auténtica dimensión del caso y que había, al menos, otras dos víctimas. Los abusos de Paz se antojaban un caso aislado. Muchos pensaron que no sería para tanto, o que buscaba dinero, y que para qué remover algo después de tantos años. Después le ha costado el puesto de trabajo, y le ha hecho más difícil encontrar otro. Hay que comprender lo que significa acusar a la Iglesia, y que la Iglesia te desacredite, en un pueblo, en una ciudad pequeña de provincias.

EL TIEMPO ENTRE UN ABUSO Y SU PUBLICACIÓN

La duración se ha reducido de 80 años a menos de tres

Fuente: elaboración propia. 

La Conferencia Episcopal Española apenas se relaciona con las víctimas que aparecen en la prensa y trata de atraer hacia sí a los afectados para evitar que aparezcan en los medios. Los jesuitas, la abadía de Montserrat, los salesianos, cada institución que se ha visto salpicada ha abierto su propio correo electrónico, para tratar de controlar el escándalo y gestionarlo con discreción.

Con miedo al exterior y al rechazo social, en estos años se ha creado un mundo paralelo y subterráneo de víctimas que se buscaban unas a otras a través de Facebook y otras redes sociales. Cuando una salía en los medios, comenzaba a recibir mensajes de otras. Se escuchaban, se apoyaban, se daban consejos. Al mismo tiempo, a veces, tecleaban en la web el nombre de su abusador, a ver dónde estaba, si seguía en contacto con niños... La peor tortura para las víctimas es pensar que a otros niños les puede estar pasando lo mismo si ellos no hablan, y se sienten culpables también por eso.

De este modo, se ha ido creando el sustrato necesario para que afloraran más casos, más denuncias. Solo esperaban que llegara el momento adecuado, que se abriera una puerta y que alguien les escuchara. Ahora, cada nuevo episodio se difunde a toda velocidad en grupos de WhatsApp de exalumnos de un colegio, o de amigos de la infancia.

¿Por qué no lo ha dicho antes? Esa suele ser la maldita pregunta. La hace el obispo cuando alguien va a denunciar. Se la hacen muchos cuando el caso sale a la luz. Una víctima, si lo cuenta, lo cuenta cuando puede, o cuando sabe que alguien le va a escuchar. Una gran parte de los mensajes recibidos por EL PAÍS son de quienes eran niños en los setenta y los ochenta y, ahora tienen entre 40 y 50 años. Eso es lo que han tardado. “Venía a casa, charlaba un rato con mis padres, subía a mi habitación y me tocaba. Era terrible. Contárselo a mis padres no era una opción. Lo reverenciaban",cuenta Manuel Vilar, de Artana, Castellón. Era 1982, tenía 14 años. Contárselo a uno mismo, contárselo luego a alguien, puede llevar años, pero es solo el principio. El trauma emerge del pasado como un suceso doloroso o feliz, como la muerte del padre o el nacimiento de un hijo. Es un camino muy largo, con continuas recaídas, insomnio, ansiedad, es casi imprescindible un tratamiento psicológico. A muchos les ha llevado al alcohol, a las drogas, a vidas desnortadas. “Todas las drogas eran pocas para calmar el daño que me había causado”, confiesaEmiliano Álvarez, víctima en el seminario menor de San José de La Bañeza, León, en los setenta. Se enganchó a la heroína, pasó por la cárcel. “Dejas de confiar en la gente, cambias mucho de lugar, de amigos, porque cuando te empiezas a sentir a gusto se te encienden las alarmas”, dice Javier Paz.

Los creyentes

  "Todos los que creemos en Jesús buscamos que se haga justicia"

Varios católicos españoles entrevistados por EL PAÍS subrayan la importancia de que los casos de abusos salgan a la luz y se investiguen

Las víctimas no son las únicas que se han atrevido a hablar. Hay sacerdotes, horrorizados con el escándalo, que están ayudando a difundir casos de pederastia en la Iglesia. Lo hacen a escondidas, temerosos de que sus superiores los descubran. Imploran que no se publique su nombre. Hay exvicarios judiciales represaliados por hacer su trabajo y querer hacer limpieza. Curas que avisaron hace años al obispo de las tendencias de un sacerdote. Uno de los primeros en romper el silencio fue el vicario judicial de Cartagena, Gil José Saez, que habló sin rodeos con EL PAÍS. “La gestión que ha llevado a cabo la cúpula eclesial española ha sido muy mejorable. Pero ante la aparición de denuncias de víctimas la mayor parte de los representantes de la Iglesia española apuestan por que los casos ocultos salgan a la luz y los culpables sean juzgados, y las víctimas reparadas debidamente”, asegura.

Es bastante sorprendente encontrar receptividad y colaboración en el Vaticano, mientras en España la Iglesia cuestiona a los periodistas a través de la cadena Cope, acusándoles de “manipular”, como ocurrió ante las primeras informaciones del caso de Javier Paz en Salamanca. EL PAÍS publicó unas grabaciones en las que el obispo de la ciudad, Carlos López, le sugería que pidiera una compensación económica por escrito. Fue un papel con una cláusula de silencio, pero el obispado lo usó luego para acusar a Paz de buscar solo el dinero y nunca más volvió a llamarle.

En la Santa Sede la sensación es que todavía hoy, 17 años después de que estallara el escándalo con las revelaciones del Boston Globe en Estados Unidos, relatadas en la película Spotlight, cada país se resiste a cambiar, y sus únicos aliados son los medios. En diciembre el Papa agradeció expresamente a los periodistas su trabajo de “desenmascarar a los lobos”.

Lobos es una expresión muy adecuada para individuos muy astutos que eligen a sus presas con cuidado. Tienen un perfil asombrosamente repetitivo. Suelen ser curas populares en su comunidad, admirados incluso, volcados en los jóvenes. Lo más inimaginable. Y sus víctimas suelen ser niños solitarios, o frágiles. Javier Paz era huérfano de padre desde los tres años. “A mí me llamaban cabeza buque, era el empollón, no jugaba con los demás. Él se fijó en mí, para mí era la persona que más me quería en el mundo”, cuenta Ángel, que sufrió abusos en los ochenta. “Me eligió simplemente porque no jugaba al fútbol, me quedaba aislado”, dice Fernando García-Salmones, víctima con 14 años, en 1975, en el colegio Claret de Madrid. “El cura me usaba como si fuera una prostituta. Llegaba, me desnudaba, me violaba y me despachaba”. A veces luego tenía que hacer la cama y limpiar la habitación donde había sido violado. De puertas afuera, ese cura era un severo guardián de la ortodoxia.

Cuanto peor es lo que ocurre en secreto, más increíble es para quienes no lo saben, y ese es el abismo con que se encuentran esos niños para contarlo. Manuel, nombre ficticio, llegó a suspender todas adrede para que le castigaran sin ir al campamento de la parroquia, y evitar así los abusos del cura, Isidro López, de la parroquia de San Julián, en Salamanca. Pero se presentó en su casa y convenció a sus padres para que le dejaran ir. Luego retrasó su confirmación, para que siguiera un año más en la parroquia, porque dijo que no le veía preparado. Es el mismo sacerdote que abusó de Javier Paz.

Los abusos terminaban cuando el cura se cansaba de un niño y elegía a otro. O cuando crecía, le salía vello y ya no le atraía. O cuando le trasladaban. O cuando el chico se iba de la ciudad. En algunos casos, el abuso continuaba tras la mayoría de edad. “Abusó de mí desde los diez hasta los veinte. Sé que resulta difícil de creer, si a esa edad podía darle un guantazo y estamparlo contra la pared, pero me tenía domesticado, manipulaba mi entorno para aislarme”, reflexiona Javier Paz.

El primer paso de muchas víctimas, en la confianza de que era lo mejor, fue contarlo a la propia Iglesia, incluso sin decirlo a sus familias. En los casos investigados apenas hay experiencias positivas. La Iglesia siempre ha tratado los abusos a menores como pecados, no como delitos, y así pretendía que lo tomaran sus víctimas, perdonando incluso al agresor. En cuanto al sacerdote acusado, la práctica habitual ha sido cambiarle de parroquia, o de pueblo. Quien se lo podía permitir, por contactos o relaciones, lo enviaba a misiones en el extranjero. Para las órdenes religiosas resultaba más fácil. EL PAÍS ha documentado 18 casos de curas o religiosos acusados de abusos que han ido al extranjero. Uno de los más graves es el de Jordi Sanabre, huido de la justicia en 1990, cuando iba a ser procesado. Este periódico le ha encontrado en Ecuador y ha descubierto que huyó con la ayuda del arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles. Luego ha seguido allí amparado por el silencio de sus dos sucesores, también cardenales, Lluís Martínez Sistach y Juan José Omella. El arzobispado de Barcelona apenas ha dado explicaciones.

ASÍ DESPLAZARON LAS CONGREGACIONES A LOS SOSPECHOSOS

Pase por los nombres para explorar diez casos entre 1960 y 2017

Fuente: elaboración propia. 
NACHO CATALÁN 

La prioridad ha sido siempre mantener el secreto y evitar las denuncias en los tribunales. Para eso se ha llegado a comprar el silencio de las víctimas con dinero. EL PAÍS destapó el primer caso en el que quedaba probado, el de Miguel Hurtado, víctima de abusos en la abadía de Montserrat. Recibió 7.200 euros. Pero ha descubierto un nuevo caso, el de Ángel Plaza, que publica hoy, que multiplica por 10 esa cantidad: 72.000.

En teoría, según las reglas eclesiásticas, las diócesis y las órdenes debían abrir un proceso canónico. Es un misterio cuántos se han instruido –tras consultar a las 70 diócesis, este periódico solo pudo constatar dos en las últimas décadas-, pero lo cierto es que en los casos desvelados se convertía solo en otro modo para acallar a la víctima. “Solo te hacen perder tiempo, te engañan, juegan con tu esperanza de que haya justicia y una solución”, explica Javier Paz. Es entonces cuando algunas víctimas, como él, decidieron grabar conversaciones, ante la certeza de que sería la única manera de ser creídos. Como hizo Miguel Hurtado con el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, en un vídeo que ahora publica este periódico: “Lo haces porque sabes que no vas a ser creído, porque la Iglesia dice una cosa en público y otra en privado, y te tachan de mentiroso”.

Ser creído también es un reto en los tribunales. La Justicia tiene su parte de responsabilidad en que los abusos no hayan salido a la luz. “Casi todo se archiva. Yo he llevado en tres décadas unos 40 casos de abusos a menores por parte de sacerdotes, pero solo han llegado a juicio tres”, cuenta Manuela Torres, abogada de Salamanca especializada en este campo y miembro de la Asociación de Juristas Themis. Quienes van a su despacho entran con la obsesión de que les crean. En la instrucción acaba siendo su palabra contra la del presunto abusador y, raramente, hay pruebas. Se suelen encargar exámenes psicológicos, aunque Torres reprocha que para la víctima es una especie de máquina de la verdad y en el caso del acusado, sirve para una posible búsqueda de eximentes. Y se rechazan sistemáticamente los informes psicológicos de parte de la víctima. “El Supremo y el Constitucional tienen muy sentenciado que basta como prueba el testimonio de la víctima cuando cumpla unos requisitos de credibilidad, pero es un principio muy desatendido”, apunta. Cree que falta formación y sensibilidad en los tribunales. Además, opina que en ciudades pequeñas y pueblos, donde todo el mundo se conoce, este tipo de causas tienen más dificultades para prosperar ante la falta de pruebas claras. En Salamanca, donde ella trabaja, EL PAÍS ha destapado cuatro casos.
 


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Una mujer reza sentada en un banco de una Iglesia católica.

Una mujer reza sentada en un banco de una Iglesia católica. 

Las noticias de los casos de abusos de pederastia que están saliendo a la luz no solo han golpeado a la jerarquía eclesial española, sino también a la mayoría de los creyentes que conforman la Iglesia católica. Sacerdotes, seglares, jóvenes y ancianos. Todos concuerdan que la Iglesia es mucho más que el pequeño porcentaje de abusadores (un 4% según el único estudio de pederastia en España, de 1997). Aunque, por un lado, creen que los medios deberían publicar más historias sobre los creyentes que dan su vida por los más pobres –realidad que, según opinan, es el auténtico reflejo de la comunidad cristiana–, también consideran necesario la investigación periodística sobre este tema. Las víctimas, gran parte de ellas católicas, admiten sentirse dolidos cuando la Iglesia, en ocasiones, "ve como un ataque" que denuncien lo sucedido ante la opinión pública. 

Es el caso de Esther Cantero, profesora de filosofía de 58 años. Cada episodio de abusos que sale a la luz le rompe el corazón. Le afecta mucho la actuación de los responsables que encubrieron los casos en el pasado y los que reniegan de que el caso español sea irrelevante. Desde joven, ha compaginado su carrera docente con actividades relacionadas con el voluntariado a menores, siempre, dice, "con la verdad y el amor con el que predicó Jesús". No duda en subrayar que lo esencial es que se conozca la verdad y que "esta gente [los abusadores y encubridores]" sea expulsada de la Iglesia."Están golpeando el cuerpo de Cristo. No hay excusa, es preferible ser una Iglesia pequeña que una Iglesia infectada", explica.

Jorge Salgado, estudiante de Policía de 28 años, es cristiano practicante y pertenece a un grupo jóvenes católicos del movimiento Camino Neocatecumenal. Como el resto de creyentes entrevistados, insiste en destacar que la Iglesia no solo está compuesta por clérigos, sino también por una gran base de personas que se sienten preocupadas por la imagen negativa "que mucha gente tiene" del cristianismo por la pederastia. "Los sacerdotes y religiosos no son dioses. Son humanos y los que han abusado han cometido un delito que no se puede silenciar. Tienen que ser juzgados", explica el joven. Aunque está convencido de que una investigación del pasado no beneficiará la concepción social de la Iglesia, cree que es la única vía para reparar a las víctimas y que la sociedad vea que la mayoría de los cristianos están de lado de los afectados.

"La primera carta heurística del seguidor de Jesús es la humildad. Y humildad es andar en verdad. Y si hay que andar en verdad, a las cosas hay que llamarlas por su nombre. Si hemos pecado hay que decir: ‘soy pecador, lo hecho mal’, y reconocerlo con todas las consecuencias que traiga eso", confesó hace unos meses el obispo emérito de Palencia Nicolás Castellanos a EL PAÍS. Hoy en Bolivia, Castellanos continúa luchando a sus 84 años para que los niños bolivianos puedan ir a la escuela. Su postura sobre los abusadores es rígida: "deben ser juzgados y las víctimas recompensadas". Sobre la realidad de Iglesia, Castellanos dice que hay que tener una mirada global. "Hay miles de casos, pero también hay una gran cantidad de religiosas anónimas de las que nadie habla y que están en el altiplano luchando para abrir un comedor. Existe la Iglesia pecadora, pero también existe esa otra Iglesia que está dando un testimonio de solidaridad con los más pobres", advierte.

Gema Izquierdo, locutora de una radio cristiana local de 53 años, se siente profundamente decepcionada por el discurso de la cúpula eclesial española. No se siente representada. "La Iglesia somos todos y la gran mayoría de las personas que la conforman están en contra de los abusos y están dando la vida por los demás. Los que creemos en Jesús nos sentimos engañados", cuenta. Pese a que cada noticia de pederastia que lee en los periódicos le sienta como un jarro de agua fría, apoya firmemente que los medios busquen "la verdad" de lo que pasó."A veces, cuando escucho a los jefes de la Iglesia española hablar sobre esto, dudo de mi Fe. Tienen que seguir las palabras del papa Francisco y el ejemplo de Cristo. Todos los que somos creyentes buscamos que se haga justicia", asevera.

Nacho López, sacerdote cacereño de 52 años , decidió con 29 irse a Nicaragua para llevar la palabra de Dios a Latinoamérica. Para él, predicar no era suficiente. Subido a una mula, recorrió las zonas selváticas nicaragüenses construyendo escuelas y luchando para que decenas de personas tuvieran acceso a medicamentos y comida. Ahora vive en España y las noticias de pederastia le hacen pensar que la mayoría de los obispos españoles no han sabido gestionar el problema. "Deberían haber creado una comisión en lugar de intentar minimizar el problema. Es un hecho doloroso, pero hay que afrontarlo", opina. Sobre si los medios están ensañándose injustamente contra todos los sacerdotes, el misionero recuerda el argumento de la película Spotlight. "Lo que está haciendo la prensa es lo que debería haber hecho la Iglesia hace tiempo. Y esa labor es loable", subraya.

Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos con su denuncia a abusos@elpais.es


Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia

Decenas de personas se han puesto en contacto con EL PAÍS para denunciar los abusos que sufrieron a manos de religiosos. Estas son algunas de sus historias

Compañeros de la generación del 60-67 de José Muñiz, supuesta víctima de abusos sexuales en el colegio salesiano de Deusto (Bilbao).

Compañeros de la generación del 60-67 de José Muñiz, supuesta víctima de abusos sexuales en el colegio salesiano de Deusto (Bilbao). Fotografía cedida

La rabia me dura 53 años después; sufrí los abusos de un cura, y sé que no fui el único”. “El arzobispo me dijo que era mi palabra contra la suya”. “Todo el mundo lo sabía y lo tapaba”. Durante seis meses, decenas de personas se han puesto en contacto con EL PAÍS para denunciar los abusos sexuales que sufrieron siendo menores a manos de religiosos en parroquias y colegios. Casos de supuestas víctimas que, en ocasiones, no habían visto la luz y que datan desde los años cuarenta hasta la actualidad.

En todos los casos publicados se ha intentado contrastar los hechos denunciados contactando con las autoridades eclesiásticas de cada lugar donde supuestamente se produjeron los abusos y buscando posibles testigos. En aquella ocasiones en las que ha sido imposible contrastar la información por el silencio de la Iglesia o por otras circunstancias, EL PAÍS ha optado por omitir los nombres de los acusados y los lugares concretos.

Todos los testimonios publicados hablan de secuelas que duran décadas y repiten relatos de impotencia ante el silencio y el encubrimiento de la Iglesia. Una muestra del horror, acrecentado por el secretismo de la cúpula eclesiástica.

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Tendrían que haber ayudado a un niño ya adolescente que estaba pidiendo ayuda. Pero me hablaron de una especie de pacto de silencio que siguen manteniendo”

Manuel Vilar, víctima

Artana (Castellón) | 1982 | 1 víctima conocida | Abusador: Antonio Gil Gargallo
Tras hacer partícipe a un párroco de los abusos que había sufrido, Manuel Vilar pasó por un calvario de entrevistas con sacerdotes y representantes del obispado. Finalmente, el cura que abusó de él fue apartado de la parroquia y destinado a su localidad natal, Montán. Nunca se hicieron públicas las razones del traslado ni Manuel fue informado del hecho.

LEER SU HISTORIA | “El Obispado de Segorbe-Castellón silenció los abusos que sufrí”

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Yo lo soportaba como podía. Fue una disociación, lo que le pasaba a mi cuerpo y a mi mente ocurría como si le pasara a otra persona. Volvía a casa y seguía con mi vida, aunque tenía muchísimos problemas para dormir”

Teresa Conde, víctima

Colegio de los Trinitarios (Salamanca) | 1980 | 1 víctima conocida | Abusador: Domingo Ciordia.Teresa Conde sufrió abusos por parte del director de su colegio entre los 14 y los 16 años. Desde los 19, ha necesitado terapia para superarlo.

LEER SU HISTORIA | “Era director del colegio y abusaba de mí en la secretaría” 

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“La Audiencia Provincial de Asturias rechazó la denuncia porque, según el juez, el delito había prescrito”

V. C., víctima

Villaviciosa (Asturias) | 1988-1995| 1 Víctima conocida | Abusador: E. S. F.

V. C. tardó 20 años en atreverse a denunciar los abusos que había sufrido por parte de un sacerdote. Cuando lo hizo, en una carta al arzobispo de Oviedo, se enfrentó a la pasividad de la Iglesia. Decidió entonces denunciar ante la justicia civil, pero el caso había prescrito. Ahora está preparando una reclamación.

LEER SU HISTORIA | “El arzobispo de Oviedo me dijo que era mi palabra contra la suya” 

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Lo que me había hecho no era normal, pero pensé que era mejor callarme la boca que contarlo”

Manolo (nombre ficticio), víctima

Salesianos de Cádiz | 2013 | 1 víctima conocida | Abusador: Francisco Javier López.

Por miedo a represalias, Manolo (nombre ficticio) mantuvo durante dos años los abusos que había sufrido en secreto. El religioso que lo maltrató fue juzgado en 2016 por abusar de más de una decena de niños en el mismo centro, aunque fue absuelto al "no apreciar ánimo libidinoso" en sus actuaciones. En la actualidad, el sacerdote mantiene un despacho en Madrid.

LEER SU HISTORIA | “Me advirtió de que si lo contaba, me suspendería, me enviaría a un internado”

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Fui a terapia para no convertirme en un depredador. Me daba miedo eso de que el abusado se convirtiera en un abusador”

Fernando García-Salmones, víctima

Colegio Claret (Madrid) | 1975- 1978 | 2 víctimas conocidas | Abusador: J. P. V.
Fernando García-Salmones y Enrique Sacristán arrastran el mismo pasado. Ambos estudiaban en el mismo colegio y fueron violados por el mismo sacerdote. Cuando reunieron fuerzas para denunciar, el delito ya había prescrito.

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Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Cuando salí de allí, mi mente intentó bloquearlo, pero eso nunca se puede borrar del todo. Esas imágenes las tengo claras. Muy claras”

José Muñiz, víctima

Colegio salesiano de Deusto (Bilbao) | 1962 a 1990 | 18 víctimas conocidas | Abusadores: José Miguel San Martín ‘Padre Chemi’, Luis Rojo y otros religiosos

Decenas de denuncias presentadas a la Ertzaintza acusan a Don Chemi, un sacerdote que daba clase en el colegio de los salesianos de Deusto, de haber abusado de sus alumnos desde mediados de los años setenta hasta 1990. Las denuncias también acusan al antiguo director del colegio Luis Rojo (fallecido) y a otro religioso docente. Los salesianos han reiterado que nunca tuvo conocimiento de dichos delitos que a día de hoy siguen sin haber sido investigados. Pero no es el único caso que afecta a este centro, otro alumno, José Muñiz, denuncia ahora haber sufrido abusos a manos de otros sacerdotes en los años sesenta.

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Ocho exalumnos salesianos de Deusto denuncian a “don Chemi” por abusos

Otros cinco exalumnos salesianos denuncian a don Chemi por abusos en Deusto

El caso de abusos de los Salesianos de Deusto salpica a un antiguo director

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Fuimos a confesar para contárselo y nos dijo: ‘Es imposible que haya pasado eso'”

Leopoldo Martín, víctima

Valladolid | 1938 | 1 víctima conocida | Abusador: No se menciona.
Un malentendido obligó a Leopoldo Martín a vivir durante un año en un internado vallisoletano. Allí vivió abusos que, a sus 80 años, siguen marcando su vida y la de su familia.

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Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Lo que pasaba debió llegar a oídos del obispo”

Carlos y Antonio, víctimas

Calzada de Valdunciel (Salamanca) | 1983- 1987 | 5 víctimas conocidas | Abusador: Francisco Carreras

El obispado de Salamanca movió de pueblo en pueblo durante dos décadas a Francisco Carreras, que había sido expulsado de la archidiócesis de Miami en 1981 tras una denuncia de abusos. De vuelta en España, entre 1981 y 2004, el cura dejó tras de sí un reguero de nuevas agresiones sexuales según denuncian a EL PAÍS tres víctimas. Hay muchas lagunas en torno a la misteriosa trayectoria de Carreras; el obispado de Salamanca, que en 2011 le envió al remoto santuario de Valdejimena, siempre se ha negado a dar cualquier información sobre él.

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Un “depredador sexual” expulsado de Miami abusó de menores durante años en Salamanca

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Me tendieron una trampa, no era una oferta, lo disfrazaron para que pareciera una petición mía”

Javier Paz, víctima

San Julián (Salamanca) | 1982-1992 | 1 víctima conocida| Abusador: Isidro López

Entre los 10 y los 20 años, Javier Paz fue abusado por el párroco de una iglesia salmantina. Aunque denunció, la única medida que tomó el obispado fue jubilar al acusado. A Paz le dijeron que se abría una investigación y un proceso canónico, pero pasaban los meses sin que ocurriera nada y la desconfianza le llevó a grabar las conversaciones. En ellas, el obispo Carlos López, que sigue en el cargo, alimenta la esperanza de una compensación económica para la víctima, aunque al mismo tiempo le hace ver que solo es posible si el asunto se mantiene secreto. Finalmente el obispado desestimó el caso, Paz lo hizo público en los medios y presentó una denuncia en los tribunales, aunque estaba prescrito, como gesto simbólico.

LEER SU HISTORIA | “Si quieres una compensación económica, pídela y veremos”

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Solo queremos justicia. Juanjo es un abusador y ha destruido la vida de muchos de nosotros. Los salesianos le han protegido siempre”

Patrick Yehouenou, víctima

Porto Novo (Benín) | 2013- 2016 | Al menos 10 víctimas conocidas | Abusador: Juan José Gómez
Desde 2005, el padre Gómez dirigía el proyectoChicos de la calle dedicado a cuidar a niños sin recursos en Benín. Tras ser denunciado por varios voluntarios por abusar de menores, fue trasladado a Madrid donde reside actualmente en una casa de los salesianos. La orden afirma que cuando conocieron estos hechos lo comunicaron “verbalmente” a la Audiencia Nacional y a la fiscalía y se abrió una investigación canónica.

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18 religiosos españoles acusados de abuso de menores que han salido al extranjero

Los salesianos ignoraron tres años las acusaciones a un misionero en Benín

Las víctimas rompen el silencio de la Iglesia
 

“Cuando te pasa una cosa como esa, se te incrusta en el cerebro y no sale”

Emiliano Álvarez, víctima

Seminario Menor de San José de La Bañeza (León) | 1976-1989 | 6 víctimas conocidas | Abusador: José Manuel Ramos Gordón y Ángel Sánchez Cao
Varios casos salpican este seminario de La Bañeza a lo largo de dos décadas. En los setenta, Emiliano Álvarez relata como los abusos que sufrió cuando tenía 10 años a manos del padre Ángel Sánchez Cao le marcaron de por vida. Una década después, en el mismo centro, otro sacerdote, José Manuel Ramos Gordón, abusó sexualmente de, al menos, cuatro niños. Los menores lo contaron en el seminario, pero lejos de ser escuchados, su denuncia solo provocó represalias. Ramos Gordón también ha sido denunciado por abusos a otra víctima en el colegio zamorano Juan XXIII de Puebla de Sanabria.

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El sacerdote Ramos Gordón recibe una nueva denuncia por abusos

“Cuando contamos los abusos las represalias fueron terroríficas”
 


El Papa acepta pasar de la retórica a “medidas concretas y eficaces”

Francisco entrega un documento inicial de 21 puntos a los 190 participantes de la cumbre contra los abusos para trabajar en un cambio de paradigma. Los activistas ven insuficiente la propuesta

Roma 22 FEB 2019

El Papa, durante la plegaria con la que ha arrancado la cumbre contra la pederastia. VINCENZO PINTO (AFP) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY

Acababan de sentarse en sus butacas. Apenas habían podido rezar y saludarse. Pero tuvieron que escuchar aquella voz en off disparando a bocajarro la verdad. “Desde que tenía 15 años mantenía relaciones sexuales con un sacerdote. Duró 13 años seguidos. Estuve embarazada tres veces, y las tres él me hizo abortar. Simplemente porque no quería ponerse un preservativo ni un método anticonceptivo”. Luego llegaron las de cuatro víctimas más de otros tantos continentes. Un sacerdote violado cuando era un adolescente, también un chico al que volvieron loco. “Lo primero que hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo y otros éramos enemigos de la Iglesia”.

La jerarquía eclesial agota el surtido de mecanismos para seguir encubriendo los crímenes sexuales cometidos sobre sus fieles durante décadas. Hombres y mujeres a quienes sus abusadores descuartizaron el futuro y que descubrieron el significado del mal entre los bancos de una Iglesia. Como la africana con cuyo testimonio comenzó este jueves la histórica cumbre sobre la pederastia en el Vaticano y que fueron obligados a escuchar en el salón del sínodo del aula Paolo VI los 190 líderes religiosos que aguardaban el discurso inaugural del Papa.Experiencias terroríficas, también las de los cientos de activistas llegados a Roma estos días, tapadas impunemente por obispos cuyas diócesis, representadas en la sala a través de 114 presidentes de Conferencias Episcopales, construyeron un histórico muro de silencio. Luego el Papa, en un discurso breve y austero, admitió lo que durante meses le reprocharon las víctimas. “El santo pueblo de Dios nos mira y no solo espera de nosotros simples y obvias condenas, sino todas las medidas concretas y eficaces que se requieran. Hace falta ser concretos”, lanzó ante el auditorio repleto de solideos morados.

El tiempo se agota y el juicio a sus palabras cada vez es más severo. Pero este jueves, tras muchos meses de retórica catártica, dio en algún momento la sensación de que, al menos, nada podría volver a ser igual en la Iglesia. Antes de comenzar las ponencias, Francisco repartió un documento que había preparado personalmente: 21 puntos concretos que deberán debatirse e implantarse tras la cumbre. No es una revolución, tampoco cabía esperarla. Hay algo de compendio de muchas de las líneas guía de las diócesis más avanzadas. Pero es un punto de partida, subrayó, sobre el que avanzar hasta el domingo.

Punto de partida

El documento, distribuido a todos los obispos, incluye medidas como la creación de una suerte de defensor de las víctimas en las diócesis, la elaboración de un vademécum en el que se especifican los pasos a seguir por la autoridad en todos los momentos clave del surgimiento de un caso, o la modificación de la ley canónica que aumentará en dos años la edad mínima para el matrimonio de las mujeres (hasta ahora fijada en 14 años). Una medida crucial en el tercer mundo y que ni los organizadores sabían que se pondría sobre la mesa estos días.

La Iglesia reflexiona sobre las mejoras

Denunciar. En la lista de los 21 puntos de reflexión que el Vaticano ha trasladado a los obispos, el de comunicar los casos a las autoridades civiles es del que más se ha hablado en los últimos meses. También, en este bloque aparece la creación de nuevos criterios “para la implicación directa del obispo o del superior religioso”.

Las víctimas. Respecto a los afectados, la cúpula eclesial estima que el acompañamiento a las víctimas es uno de los pilares donde más se tiene que prestar atención. Entre las medidas, destaca la iniciativa de crear organismos independientes en las diócesis donde los abusados puedan denunciar y ser atendidos si “se consideran ofendidos por actitudes inadecuadas por parte de clérigos”.

Los clérigos. Para los ministros de la Iglesia, el Vaticano propone realizar una evaluación psicológica antes de que accedan al estado clerical. También, imponer normas que justifiquen el traslado de parroquias o congregaciones.

Los medios. En uno de sus puntos, la Iglesia incide en la necesidad de colaborar con los medios de comunicación para verificar los casos.

Las reivindicaciones más exigentes de las víctimas no están en este “punto de partida”. Una omisión que provocó enseguida la reacción de miembros del colectivo, que lo consideraron irrelevante teniendo en cuenta el tiempo que el Vaticano había tenido para preparar el encuentro. El español Miguel Hurtado, abusado en 1998 por el monje de Montserrat Andreu Soler, fue muy crítico. “Los puntos de reflexión que el papa Francisco ha dado a los obispos son muy, muy flojos. No incluyen la tolerancia cero, no dice que todo cura que ha abusado de un menor tiene que ser expulsado inmediatamente del sacerdocio, no habla de mecanismos de rendición de cuentas para que los obispos encubridores o el abad de Montserrat (acusado de encubridor) sean cesados de su puesto de trabajo. Si esto es todo lo que van a ofrecer, hemos empezado mal”.

Las exigencias de las víctimas serán tenidas en cuenta, reveló en un encuentro con la prensa el arzobispo de Malta y secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charles Scicluna, que se había reunido con ellos el día anterior. El prelado maltés, de una claridad y contundencia inusuales en la Iglesia, no ocultó la necesaria acción de la justicia civil para tratar con precisión los abusos. “Nosotros no tenemos medidas coercitivas, pero tampoco nostalgia de la Inquisición. Nuestra jurisdicción se basa en una sumisión voluntaria en espíritu basada en la fe. Los Estados sí tienen esas medidas coercitivas. Estamos lidiando con conductas que son crímenes y tenemos que estar sujetos a la jurisdicción civil”, lanzó. En algunos casos, como la pornografía infantil, recordó Scicluna, la Iglesia ni siquiera tiene métodos de investigación informáticos. “El Estado sí”. El problema es que el Vaticano cree que no es posible tratar esta cuestión de manera homogénea en todos los países del mundo.

La cumbre, retransmitida parcialmente en streamingy convertida en un acto de contrición público de la cúpula eclesial, será corta para quienes esperaban más y demasiado larga para los que llegaron con los deberes sin hacer —la Conferencia Episcopal Española dijo este jueves que se había reunido con víctimas, pero las principales voces no tienen noticia de ello—. El tema del día de hoy fue la “responsabilidad”. Es decir, el papel de cada obispo en la gestión de las denuncias y el sufrimiento de las víctimas. Habló el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, uno los prelados de moda en las quinielas de futuros papables. Luego lo hizo el propio Scicluna en una lección magistral de derecho y procesos —para tomar apuntes— y, por la tarde el cardenal Rubén Salazar Gómez.

Pero lo interesante eran los grupos de trabajo y las preguntas y respuestas, que sucederían a puerta cerrada. En ninguna de ellas se trataron aspectos clave del debate como la cuestión del celibato —completamente descartada por el Papa para este Pontificado— o la homosexualidad, explicaron luego los asistentes. El tema de la inclinación sexual de los sacerdotes empieza a ser un mantra en el entorno del Papa, que no para de recordarle la estadística de que el 80% de los abusos se cometen sobre varones de más de 14 años. “Mi instinto es mirar caso por caso. Generalizar sobre una categoría de personas no es legítimo. Tenemos casos individuales. Son condiciones humanas, pero no predisponen al pecado. Nunca osaría indicar que una categoría como esa tiene la propensión para pecar”, defendió Scicluna.

La cumbre ilustra también desde su arranque la total falta de coordinación en la que durante décadas se ha tratado esta cuestión. Una estructura insondable de virreinatos compuestos por las diócesis que han escapado durante años al control de los episcopados y del Vaticano. Un problema lejos de resolverse al que se enfrenta todavía a diario la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) cuando investiga los casos de abusos que llegan a Roma. En los debates mantenidos entre los participantes, también se habló de esa falta de capacidad para controlar a algunos sacerdotes. Algo que, en parte, reconoció el arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar, en la última ponencia del día. “Tenemos que reconocer que el daño no lo hacen los de fuera, sino que los primeros enemigos están dentro de nosotros, entre obispos, sacerdotes y consagrados, que no han estado a la altura de nuestra vocación”. Una obviedad para las víctimas, que esperarán al domingo para emitir su veredicto.