 
    
    https://www.eldiario.es/tribunaabierta/clericalismo-salva_6_826677349.html 
      
    El clericalismo que no salva 
    La defensa inconsistente que algunos clérigos tratan de 
    hacer, pensando que no se debe acudir a los tribunales civiles o a los 
    medios y aludiendo que "los trapos sucios se lavan en casa", ya no tiene 
    alcance a estas alturas del siglo XXI 
    Daniel (nombre ficticio) - 
    Víctima de abusos en la diócesis de Granada 
    21/10/2018 
    
      
    EFE 
    Ante los atroces crímenes contra 
    la moral, la dignidad, la libertad y la indemnidad sexual de los menores de 
    edad, a los cuales sacerdotes y religiosos les robaron la infancia y el 
    sueño a sus padres de verlos crecer felices y sanos como niños normales, 
    parece ser que la Iglesia Católica trata de responder. 
    
    
    Según informa la página web de la Conferencia Episcopal, el pasado 12 de 
    septiembre el Papa Francisco convocaba a los presidentes de las Conferencias 
    Episcopales para hablar de los casos de abusos en una reunión de carácter 
    privado que tendrá lugar en el Vaticano entre el 21 y el 24 de febrero de 
    2019. 
    
      El Comité Ejecutivo aprobó la 
      creación de una Comisión para preparar los materiales de trabajo que 
      presentará el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal 
      Ricardo Blázquez Pérez, en este encuentro. Bajo la presidencia del obispo 
      de Astorga, Mons. Juan Antonio Menéndez Fernández, canonista, comenzará 
      sus trabajos esta misma semana. 
      
      Web de la Conferencia Episcopal 
     
    Lo curioso de esta situación es 
    que no se cuenta con las víctimas para elaborar los nuevos protocolos o para 
    que aporten datos que pueden ser relevantes de cara al trato que se les da a 
    las mismas por parte de la Iglesia católica cuando se denuncian abusos 
    sexuales a manos de sacerdotes. Cuando muchos e importantes clérigos 
    españoles siguen convencidos de que el modo correcto de resolver estos 
    graves delitos es mediante la confesión y en la oscuridad del confesionario, 
    se entiende que no sea necesario contar con la aportación de las víctimas. 
    
      La Comisión que preparará los 
      protocolos y documentación que Ricardo Blázquez presentará en el Vaticano, 
      tendrá, en primera instancia, un cariz fundamentalmente jurídico. Estará 
      compuesta por juristas de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos; del 
      Servicio Jurídico Civil; del Tribunal de la Rota de la Nunciatura 
      Apostólica; del Servicio Jurídico de CONFER; y de la Vicesecretaría para 
      Asuntos Generales. 
      
      Web de la Conferencia Episcopal 
     
    Parece ser que tampoco se cuenta 
    esta vez con psicólogos y psiquiatras expertos en abordaje del trauma de los 
    abusos y sus derivados como el trastorno de estrés postraumático. Prescindir 
    de estos profesionales a la hora de elaborar materiales de referencia para 
    que los protocolos sean efectivos, es como prescindir de nutricionistas en 
    la elaboración de un menú para perder peso. Un sin sentido total y absoluto. 
    La explicación de todo esto, en 
    un tiempo en el cual muchos escritores cristianos hablan de la existencia de 
    un cierto lobby gay sacerdotal y episcopal, parece reafirmar que a día de 
    hoy donde el progreso y las interdisciplinariedad se imponen, el 
    clericalismo que durante años hemos vivido en España quiere persistir. El 
    papel de los laicos aún no está muy afinado, pues sino no se entendería que 
    tras los escándalos económicos que se han producido en el Vaticano y en 
    diferentes países, no se contrate a una gestoría profesional que se haga 
    cargos de los medios materiales y se viva una ejemplaridad de transparencia 
    en cuanto a bienes materiales de la Iglesia Católica. Pensar que todo el que 
    no hable a favor de la Iglesia es un hereje o no ama suficientemente a la 
    Esposa de Cristo, es desconocer la realidad de la familia, donde existiendo 
    mucho amor entre sus miembros, los problemas se resuelven, también 
    judicialmente cuando componen delitos y delitos graves, al igual que se 
    acuden a profesionales externos para sanar problemas de salud de los 
    miembros de la familia. 
    La defensa inconsistente que 
    algunos clérigos tratan de hacer, pensando que no se debe acudir a los 
    tribunales civiles o a los medios de comunicación y aludiendo para ello que 
    "los problemas de la familia se resuelven en la familia" o "los trapos 
    sucios se lavan en casa", ya no tiene alcance a estas alturas del siglo XXI. 
    Cuando un padre, un tío o un abuelo abusa de un menor en el seno de la 
    familia, debe ser puesto en conocimiento de las autoridades civiles cuanto 
    antes, y no tratar de resolverlo en el hogar familiar. Por protección al 
    menor en primer lugar y por un deber de justicia innato a la condición 
    humana. La justicia civil entonces, impondrá sus penas, y en el seno de la 
    familia, se castigará de forma ejemplar por el daño causado al núcleo 
    familiar y a la víctima en cuestión. 
    ¿Qué pedimos los católicos a la 
    sociedad? Que se nos respete en nuestra libertad para creer, celebrar y 
    elegir nuestra educación en principio y valores. ¿Qué aportamos como valor 
    diferencial a la sociedad? Nuestras obras de caridad, nuestros colegios, 
    hospitales, comedores sociales, fundaciones y ONG'S. Todo eso ya es bien 
    sabido, y casi como una monserga, aparece de forma repetitiva en las 
    declaraciones para marcar la X en favor de la Iglesia en la declaración de 
    la renta, pero, ¿nuestra ejemplaridad para abordar un tema tan delicado como 
    los abusos sexuales a menores? ¿nuestro avance para hablar de feminismo y 
    empoderamiento de la mujer tras años de represión? ¿nuestra implicación en 
    la lucha contra un capitalismo salvaje que destruye la esencia del hombre e 
    impone un liberalismo económico que no entiende de hombres sino de números y 
    rentabilidad? No. Ante esto no tenemos palabras ni somos ejemplares. De este 
    modo, pudiera parecer que pedimos a la sociedad que respete y se sienta 
    atraída por un estilo, una formas y un dogmatismo clerical que encajan más 
    en el nacional catolicismo, tan añorado por muchos, que en la etapa de 
    avance, progreso y descubrimiento que nos toca vivir. 
    ¿Le pediríamos a alguien que 
    viviera ahora alumbrado por las luz de las velas? Resulta ridículo, ¿verdad? 
    La corriente eléctrica ya llega a casi todas las partes del planeta tierra y 
    el acceso a la misma, esta facilitado y normalizado. 
    No llevar la bandera de la 
    ejemplaridad en la lucha contra los abusos sexuales en 2018 es tan decadente 
    como vivir a día de hoy alumbrado por velas sin saber que existe la red 
    eléctrica y las bombillas. Por desgracia, así vivimos este tema en la 
    Iglesia Católica. El representante de la Santa Sede ante la ONU, el 
    arzobispo Silvano Tomasi, informó en 2009, en una declaración ante el 
    Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que según las 
    estadísticas internas del Vaticano entre el 1,5 y el 5% del clero católico 
    estaba involucrado en casos de abusos sexuales a menores. En 2018, 
    considerando los nuevos casos destapados y aquellos que se ocultaron durante 
    años, el porcentaje asciende al 8%. 
    El caso de abusos sexuales de 
    Granada, donde 9 sacerdotes y dos laicos estaban implicados en forma de red 
    organizada, y donde declararon como víctimas 4 jóvenes, ha sido la baza 
    principal de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Española para 
    transmitir que dichas denuncias no siempre son ciertas. La realidad del 
    asunto es una manipulación total y efectiva por parte de la Santa Sede y de 
    la Conferencia Episcopal Española. 
    La falta de pruebas para condenar 
    al principal sacerdote imputado no es sinónimo de la falta de verdad en la 
    denuncia. Verdad que fue confirmada, como en el caso Gaztelueta, por equipos 
    de la policía judicial expertos en análisis de testimonio, que otorgan a las 
    víctimas un testimonio verosímil y coherente y en los curas agresores un 
    testimonio deshonesto cuando declaran en sede judicial. 
    A día de hoy, en el caso de 
    Granada, donde los sacerdotes por imperativo del Código de Derecho Canónico 
    deberían ser juzgados y reducidos al estado laical, se dedican a seguir 
    manteniendo contacto con menores y personas con discapacidad intelectual en 
    diferentes centros y parroquias de la provincia granadina. 
    En el caso de Astorga, durante un 
    año se ha retirado al sacerdote violador a un monasterio y se la impedido 
    que celebre Misa en público. 
    En el caso Gaztelueta, el colegio 
    ha creado una página web, sesgada y plagada de datos que tratan de 
    desprestigiar a la víctima y su familia, para realzar la figura y el buen 
    nombre del profesor que presuntamente cometió los abusos sexuales sobre la 
    joven víctima. 
    Con todo esto, ¿Qué se consigue? 
    -Que las víctimas permanezcan en 
    silencio y no se atrevan jamás a denunciar los abusos sufridos a manos de 
    sacerdotes católicos. 
    -Qué la Iglesia Católica en 
    España, sigue apareciendo como una institución opaca, retrógrada, que tiene 
    su propio foro interno donde defiende a sus sacerdotes aunque sepa que han 
    cometido delitos como los abusos a menores. 
    -Que se intente dar una imagen de 
    progreso y avance por parte de la Iglesia Católica, creando nuevos 
    protocolos de actuación ante la pederastia en el seno de la Iglesia, donde, 
    como meros sepulcros blanqueados, se planteen iniciativas superficiales y de 
    cara a la galería, sin escuchar a las víctimas y sin buscar referencias 
    científicas de las heridas emocionales que suponen los abusos sexuales para 
    los menores y su entorno.  
    -Un descrédito monumental ante la 
    sociedad, que conocedora de la realidad de los abusos a menores por parte 
    del clero, observa la falacia de la creación de unos protocolos que no se 
    basan en la evidencia y la prevención, sino en el "apagar fuegos", 
    aumentando de este modo y confirmando, que la Iglesia Católica sigue anclada 
    en siglos pasados y desconoce la realidad del avance, la prevención y el 
    progreso también en materias de abusos. 
    -Que las víctimas de abusos 
    sexuales por parte del clero, al menos en España, se sientan abandonadas, 
    ridiculizadas y revictimizadas, por ver como sus denuncias han tratado de 
    ocultarse reiteradas veces, dejándolas en cajones secretos y sin recibir ni 
    la información, ni el apoyo, ni la justicia necesaria por parte de la 
    Iglesia, y todo ello, con un olor a naftalina de aquellos que proponen 
    "nuevos protocolos" haciendo lo mismo de siempre y poniendo al frente a los 
    mismos de siempre. 
    Hay empresas que cuando observan 
    los fracasos en productividad y rendimiento, se replantean estrategias y 
    renacen con más fuerza. Otras, aunque observen el fracaso "quieren morir 
    matando" porque se sienten más seguras sin cambiar, y alargan su agonía 
    hasta destrozar los pilares básicos sobre los que se fundó la empresa… Por 
    suerte, parece que en la barca de Pedro hay muchas voces sensatas que ya 
    observan los fracasos y empiezan a cambiar, el problema, es que los que 
    llevan el timón, no se den cuenta y estrellen esta barca contra el espigón 
    de la soberbia y las rocas de la prepotencia. "La Iglesia no se destruirá 
    jamás, ni con todas las batallas, ni con todos los ataques que pueda sufrir" 
    repiten algunos para aliviar el malestar de conciencia ante su inmovilidad, 
    pero ¿Qué es la Iglesia sin las personas? Muros de piedra, que al final, 
    acaban derrumbándose por la erosión. 
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