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El juez, a un obispo violador: “Es usted un hombre
bueno y extraordinario”
El magistrado de Utah dio permiso para volver a su
casa al prelado que abusó una docena de veces de dos mujeres, una de ellas
menor

El
obispo Keith Vallejo abandona el juzgado de Utah. AP
Al juez Thomas Low le tembló
la voz. Al borde del llanto, el magistrado se dirigió al condenado por violación
y abusos sexuales, el obispo mormón Keith Robert Vallejo, y desde el estrado le
dijo: “Esta corte no tiene dudas de que usted es un hombre bueno y
extraordinario, pero los grandes hombres, a veces, hacen cosas malas”. A sus
palabras de admiración, el juez añadió el permiso de dejarle volver a casa
mientras aguardaba a la sentencia.
Las
víctimas, los fiscales y el propio público quedaron estupefactos. Un jurado
de Utah acababa de considerar culpable de diez agresiones sexuales y una
violación al prelado de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días. La pena, que aún debía determinarse, podía alcanzar la cadena
perpetua. Las víctimas eran la cuñada del propio obispo y una menor. En
ningún momento de la vista, el acusado había mostrado arrepentimiento o
reconocido su culpabilidad. Lo más que alcanzó a decir fue que el sistema
judicial era “una farsa destinada a forzar la confesión”.
Foto policial del obispo Keith Robert Vallejo. AP
La actitud del juez del
Cuarto Distrito desató la tormenta. Su decisión de permitir la vuelta a casa del
obispo fue fulminada con un recurso, y sus elogios al violador recibieron
cientos de quejas. Las principales organizaciones contra la violencia de género
de Estados Unidos las consideran un desprecio a las víctimas y la enmarcan en
una narrativa machista que parte de la culpabilidad de la mujer en casos de
abuso sexual. Las propias violadas han manifestado que se sintieron
profundamente humilladas con la actitud del juez. “Es una demostración clara de
que no nos creyó, pero yo sé lo que pasó, por mucho que lo niegue el obispo”, afirmó
la mayor de ellas.
Los hechos juzgados ocurrieron entre 2013 y 2014. La cuñada vivía en la casa
de Vallejo y estudiaba en la Universidad Brigham Young. Tenía 19 años. La
sentencia considera probado que el obispo la atacó en numerosas ocasiones en
su habitación. Entraba y se metía en la cama para tocarla. A otra víctima, a
la sazón de 17 años, la violó en el mismo lugar. Los abusos fueron
denunciados por un familiar. La iglesia mormona, que se sumó a las
acusaciones, apartó a Vallejo nada más trascendió el escándalo.
El miércoles pasado, en plena polémica, el juez Low hizo público el fallo.
Establece un mínimo de cinco años de prisión, pero deja en manos de la
comisión penitenciaria la decisión final. En la lectura de la sentencia, el
magistrado intentó mostrarse compasivo con la cuñada y la calificó de
“superviviente”. “Esta corte cree que es la víctima más fuerte que esta
corte haya visto nunca”, llegó a decir.
Sus palabras llegaron tarde. Las violadas han anunciado acciones penales
contra el magistrado. También las organizaciones contra la violencia de
género. El obispo quiere recurrir la condena. Sigue sin admitir su
culpabilidad.
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