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El obispado de Alcalá también hace terapias homófobas con
menores: "Si hubiera seguido allí, me habría suicidado"
Samuel tenía 13 años cuando empezó a asistir a estas
pseudoterapias que pretenden revertir la homosexualidad porque le dijeron
que su sexualidad era un problema para él y también para su familia
"Cuando acababa la sesión nos hacían arrodillarnos
delante de un sagrario y nos imponían las manos en los hombros y en la
cabeza", cuenta esta víctima, que ahora roza la veintena
Álvaro es otro de los afectados por los cursos de
Reig Pla cuando era menor, en este caso en la diócesis de Murcia: "Fueron
mis padres los que me llevaron. Un cura amigo suyo les comentó que podían
tratarme para cambiar mi orientación"
Ángel Villascusa
02/04/2019
El obispado de Alcalá celebra
pseudoterapias para revertir la homosexualidad y no pone barreras
siquiera para menores de edad. eldiario.es ha podido confirmar la asistencia
de varios menores, con el conocimiento de sus padres, en Alcalá y Murcia, en
la época en la que Reig Pla era obispo allí. Según alertan en el Consejo
General de Psicología de España se trata de sesiones anticientíficas,
peligrosas y que dejan secuelas.
Es el caso de Samuel -nombre falso porque prefiere no
dar el suyo-, que empezó a asistir a los cursos cuando era menor de edad.
Tenía 13 años el día que tuvo su primera sesión, a la que acudió por la
presión de su entorno. "Me convencieron para ir. Me dijeron que mi
orientación suponía un problema para mí y para mi familia". En aquella
sesión le dijeron que era un error lo que estaba haciendo y que tenía que
ponerle remedio. "Como mi familia es para mí tan importante decidí ir a la
terapia para curarme", explica a eldiario.es.
Su asistencia a esta terapia se prolongó durante más
de tres años y aquello le generó un trauma del que todavía tiene secuelas
hoy, con apenas 20 años. "Yo estaba mal, me hundía más, me sentía como una
mierda". Pronto empezó a pensar que querían lavarle el cerebro. "Notaba que
me estaban quitando la forma de pensar y de sentir", recuerda. Samuel ha
tenido que ir a terapia psicológica para poder superar la depresión en la
que cayó tras sus encuentros en el obispado. "Si hubiera seguido allí me
hubiera suicidado". Decidió salir porque no aguantaba más, porque la presión
le estaba afectando demasiado, según relata.
En el caso de los menores, las posibles
responsabilidades aumentan, ya que están protegidos por la Ley Orgánica de
Protección del Menor. Establece que los padres, tutores y poderes públicos,
deben respetar los derechos de los menores de posibles ataques de terceros.
El artículo de la norma expone que "tienen derecho a buscar, recibir y
utilizar la información adecuada a su desarrollo" y que los padres o tutores
velarán porque la información que reciban los menores "sea veraz, plural y
respetuosa con los principios constitucionales". Si estas terapias provocan
algún tipo de secuela psicológica, tanto los tutores como quienes han
impartido las sesiones podrían ser considerados responsables del daño
provocado, según expertos consultados. También cualquier institución que lo
hubiera amparado.
Además de las sesiones de psicoterapia, parte del
tratamiento de Samuel tenía un fuerte componente religioso. "Cuando
terminábamos íbamos a una capilla, leíamos la Biblia y la terapeuta nos
hacía rezar. Nos hacía arrodillarnos delante de un sagrario y nos imponía
las manos en los hombros y en la cabeza, a mí y a la persona mayor de edad
que me acompañaba". Íñigo (también prefiere un nombre falso) cree que tuvo
suerte, porque muy pronto se dio cuenta de que no quería seguir "No quise
aceptar lo que me decían, me contaban que estaba buscando una relación de
abuso. Tengo un amigo que empezó a ir a esta terapia y ha acabado por
distanciarse de todos nosotros", se lamenta.
Álvaro (en este caso es su nombre verdadero) estuvo
acudiendo a terapia en 2008, también cuando era menor de edad. Sus sesiones
tuvieron lugar en el Centro de Orientación Familiar de Murcia. En ese
momento, Reig Pla era el Obispo de la diócesis de Cartagena-Murcia y, por
tanto, el centro también era responsabilidad suya. "Me dijeron que tenía que
curarme sí o sí", cuenta por teléfono a eldiario.es.
"Fueron mis padres los que me llevaron. Un cura amigo suyo les comentó que
podían tratarme para cambiar mi orientación". La terapeuta, según cuenta
Álvaro era itinerante, y no recuerda su nombre ni si era la misma B. V. de
Alcalá, que estuvo con Reig Pla en Murcia. Álvaro se siente feliz por haber
logrado salir de las terapias. "La relación con mis padres es ahora muy
buena. Se llevan muy bien con mi marido, le tratan como a un hijo",
sentencia.
Íñigo fue a terapia en Alcalá hace dos años y explica
que asistió casi por casualidad. "Yo no fui por mi orientación sexual,
quería ver a un psicólogo y no podía permitírmelo". Así entró en los cursos
del obispado. Según cuenta, pensaron que sus formas eran amaneradas y
trataron de convencerle de que tenía que dejar de ser gay. "En ese momento
yo estaba confuso, no sabía si era o no homosexual".Su
terapeuta, B. V., es la misma persona que atendió al periodista de
eldiario.es. Íñigo acudía a las sesiones cada dos semanas para tratar de
reparar su masculinidad, según esta teoría. "Me dijeron que era inseguro,
que no tenía confianza en mí mismo y que mi dinámica familiar no era sana".
Le ofrecieron asistir a una terapia de grupo, pero se negó. "No quería ir a
terapia por miedo a que otra gente pensase que era gay". Sus secuelas,
aunque no psicológicas, también han condicionado su vida. "Siempre que
empiezo a conocer a un chico me pregunto si la relación es sana o si la otra
persona quiere aprovecharse de mí. Además, soy incapaz de decir la palabra
gay", relata a eldiario.es
"Me preguntaron qué clase de porno veía"
Samuel tampoco quiso ir a las terapias de grupo,
porque le daba vergüenza compartir su experiencia. "Me dijeron que me
vendría bien ver a personas que ya estaban sanadas para comprobar que no me
iba a pasar nada malo y que me podía curar". Le plantearon ir a terapias de
pareja, con más gente gay y con chicas lesbianas, pero se negó porque no
quería que la terapeuta le hiciera en público las mismas preguntas que le
hacía en privado. "Si veía porno, si me masturbaba, qué clase de porno veía
o el tipo de chicos que me gustaban". Fue un religioso quien le instó a
acudir a la terapia, también por considerar que su actitud era afeminada.
"Un cura me dijo que había cosas en mí que no eran normales. Mi forma de
hablar, de andar, mi forma de ser… Me dijo que yo era gay y que lo tenía que
solucionar". Le explicaron que las terapias las impartía una amiga del
obispo y que servían para encontrar tu masculinidad. Esta supuesta terapeuta
también era B. V.
A ambos les dijeron que tenían que reparar su
masculinidad herida. Las heridas, como detalla la documentación a la que ha
tenido acceso eldiario.es, son la causa de la homosexualidad según estos
materiales. "Al final lo que están diciendo es que los homosexuales no son
hombres completos. Si eres inseguro, estás buscando esa seguridad
acostándote con otros chicos", explica Íñigo. Los dos también recibieron
multitud de documentos que explicaban que la vida gay era un camino
equivocado alejado de la masculinidad. "Tú eres un varón con masculinidad,
esta es tu real y verdadera identidad, pues esta es la forma en la que tu
ser se manifiesta en el mundo, y aunque ésta no haya madurado lo suficiente,
sin embargo siempre es tiempo de madurarla, y mucho más a tu edad.
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