
“El trauma es que abusen de ti y
digan que no es malo, que Dios está viendo”
La
presentadora de radio y televisión Ana Lucía Salazar es la primera mujer en
denunciar públicamente los abusos de la Legión de Cristo en México

La
conductora de radio y televisión Ana Lucía Salazar
Georgina Zerega
México
10 de mayo 2019
México no termina de cerrar la herida que
le ha producido la Legión de Cristo. Una nueva denuncia por pederastia ha
golpeado estos días a la poderosa orden religiosa que aún vive bajo la
sombra de los
abusos perpetrados por Marcial Maciel. Veintidós años después de que
trascendieran las primeras acusaciones contra el fundador de los
Legionarios, la conductora de radio y televisión mexicana Ana Lucía Salazar
se ha convertido en la primera mujer en el país norteamericano en denunciar
públicamente por abuso sexual a un miembro de la congregación, el sacerdote
Fernando Martínez.
“Tardas mucho tiempo en asimilar que tú no tuviste la
culpa”, dice Salazar al recordar su historia. La conductora asegura que,
entre 1991 y 1992, cuando tenía ocho años, fue abusada sexualmente por
Martínez, director del colegio de los Legionarios al que asistía en Cancún,
en el Estado de Quintana Roo. “Yo era muy pequeña y no sabía a lo que me
estaba enfrentando. Él me hacía pensar que era una niña especial, que quería
ser mi amigo y lo hacía para abusar de mí”, señala Salazar a este diario. La
conductora asegura que esos años al menos hubo otros siete niños más que
fueron víctimas de Martínez y que los abusos no se daban en ambientes
violentos sino en contextos de manipulación. “Te utilizan, te mienten y
luego te desechan y te acallan. Te causa un trauma que mientras te abusan te
digan que no está pasando nada malo, que Dios está viendo”, dice.
El relato de Salazar se ha conocido ahora, pero la
mujer asegura que lo reportó originalmente en 1992. En ese momento, miembros
de los Legionarios se reunieron con sus padres y trataron de excusar al cura
bajo el pretexto de que había que entenderlo porque era hombre y podía
cometer errores, recuerda. “Mi papá muy molesto les respondió que si era
hombre, para eso estaban las mujeres adultas, no las niñas. Fue atroz”.
Salazar asegura que sus padres intentaron llevar el caso a la justicia civil
pero que finalmente desistieron por miedo a que revictimizaran a su hija.
“Yo los entiendo y no los juzgo. Esto lastimó a mi familia profundamente
hasta el día de hoy”. “Este señor ha abusado a lo largo de su vida de muchas
niñas que hoy permanecen en el anonimato. Yo decidí dar la cara porque se le
ha resguardado y protegido por años después de destruir nuestras infancias”,
dijo Salazar en sus redes sociales el día que dio a conocer la denuncia,
hace una semana.
Los días se han vuelto más difíciles para Salazar
desde que se animó a alzar la voz. La gente se ha comportado de manera cruel
y no han dejado de cuestionar las formas y los tiempos de su denuncia. “Me
he vuelto a sentar en el banco de los acusados”, dice con resignación. No
cree que vaya a ver justicia por lo que vivió, pero espera que su caso
funcione como alerta para otros. “Que mi historia sirva para que los padres
abran los ojos y les crean a sus hijos”.
El último señalamiento contra los Legionarios llama
la atención en gran parte por ser la primera voz femenina que se alza contra
esta orden religiosa en el país. Poco menos del 20% de las víctimas de
pederastia en la Iglesia mexicana son mujeres, asegura Joaquín Aguilar,
director de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes en
México. “Conocemos casos de mujeres, pero nunca han querido denunciar”.
Salazar admite que el movimiento Me Too mexicano, que estalló el pasado
marzo con miles de acusaciones en las redes sociales, le ha dado un marco
para contar su historia.
La Legión de Cristo ha salido al paso de esta
denuncia con un escueto comunicado en el que manifestaban su intención por
realizar una “investigación exhaustiva”. El mensaje aseguraba que el cura
Martínez ya no ejercía “ningún ministerio pastoral” y que vivía, a sus 79
años, retirado en una vivienda de la orden ubicada en Roma. “Dan a entender
que es un pobre anciano, pero yo tenía ocho años”, replica Salazar. “Lo que
me hizo él y lo que me hizo la Legión, al encubrirlo, tiene repercusiones y
daños irreversibles. Quiero un perdón público y una validación, es
importante para mí que digan ‘sí, te pasó’ porque nos repitieron hasta el
cansancio que no era nada”.
La forma de reaccionar históricamente de la Iglesia
ante los abusos cometidos dentro de la Legión de Cristo desanima a Salazar,
que sostiene que existe un modus operandi para encubrir la pederastia dentro
de la orden. Ella asegura además que Martínez había sufrido en carne propia
los abusos del fundador de los Legionarios, cuyos
delitos de pederastia fueron ocultados por el Vaticano durante más de
seis décadas. “Maciel no es un tumor que se extirpa y ya. A mí me abusa
alguien que vivió abusos por parte de él. Eso figura en una de las cartas de
los primeros denunciantes [del fundador de la congregación]. Ellos son
víctimas de la década del 40, nosotros de la del 90”.
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