M.P. | 26/11/2014
El arzobispo
de Granada, Javier Martínez, sigue haciéndose el sorprendido con
respecto a los abusos sexuales del clan de los Romanones, pero
su actitud, por reincidencia, es más que sospechosa. Vale para ello
remontarse a los primeros años de la década pasada, cuando estalló el
caso del cura pederasta de Peñarroya, al que protegió hasta el final.
En el año
2001, los padres de seis niñas de Peñarroya (Córdoba) contrataron un
abogado para que informase al Obispado de los abusos sexuales que
habían sufrido sus hijas y para que echaran al párroco responsable. En
aquella época, el obispo de Córdoba era Javier Martínez, que hizo
oídos sordos a las denuncias.
Relevado en Córdoba
En 2003, el cura fue condenado a 11 años por abusos sexuales, pero
seguía dando misa, sin que Martínez cediese a expulsarle o al menos el
Obispado se manifestase sobre la condena. No fue hasta un año después
de que Martínez fuera relevado en Córdoba por sus peleas con el
director de Caja Sur cuando se expulsó al cura, decisión que tomó su
sucesor.
Tenso
e irrespetuoso
De aquella época, El Intermedio ha recuperado una interesante
entrevista que el fallecido Alberto Almansa en la radio de Canal Sur,
en la que le pregunta por varias cuestiones, entre otras por el caso
de Peñarroya. El obispo se muestra tenso e irrespetuoso con el
periodista, al que se empeña en tutear, hasta el punto de que, cuando
le preguntan por los abusos, decide por su cuenta acabar la
entrevista, al tiempo que llama “mal profesional” a Almansa.
Almansa: ¿Por qué pidió
perdón?
Martínez: Yo he pedido perdón de una manera genérica porque los
hombres, en nuestras acciones, siempre hay errores y uno sin querer
puede hacer daño a personas. No tiene ningún relación al tema al que
tú apuntas.
Almansa: Usted ha podido hacer daño cuando
publicó una dura carta pastoral…
Martínez: Yo te rogaría que no habláramos de este tema en absoluto
porque no tengo ningún interés en hablar de él.
Almansa: Comprendo que no tenga interés pero
nosotros sí…
Martínez: Usted comprende que yo soy libre para concederte esta
entrevista y hablo de lo que yo quiera hablar, no de lo que me quieras
forzar a decir.
Almansa: Al llegar a Córdoba usted tuvo un
conflicto con las hermandades, ¿luego esto se fue rebajando?
Martínez: Pero tú qué quieres, ¿sacar y, diríamos, dar un volumen
a cosas que para mí no tienen ninguna importancia?
Almansa: Y en el caso del sacerdote de
Peñarroya al final usted se va y el sacerdote sigue. Confía usted en
que el Supremo lo absuelva.
Martínez: Perdona, es la entrevista más desagradable que alguien
me ha hecho en Córdoba en los siete años. Yo ya he dicho sobre eso
todo lo que tenía que decir. Que la justicia humana tiene sus límites
y sólo la justicia de Dios es justa y no tengo nada más que decir. Y
no tengo nada más que decir. Y siento que seas tan mal profesional.
Almansa: Pues nada,
muchísimas gracias y que tenga usted en Granada una agradable
estancia.
Martínez: Un abrazo también para ti.