“La única vez que la Iglesia ha
investigado fue en la Inquisición, y ya sabemos cómo acabó. Es todo un paripé”
Manuel
Barbero, víctima de la Iglesia de abusos sexuales |

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"La Iglesia nos tendió una trampa para ocultar y
manipular los abusos a mi hijo"
Las víctimas —y sus familiares— de pederastia en los
Maristas y el Opus Dei están indignadas por el anuncio de una comisión
dirigida por quienes ocultaron casos como los suyos

Juan Cuatrecasas lleva años intentando que se haga
Justicia por los abusos a su hijo entre 2008 y 2011. (M. Z.)
Autora:
María Zuil
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maria_zuil19/10/2018
Un día, Juan Cuatrecasas empezó a notar que su hijo
no actuaba como siempre. Era un chico responsable, alegre, sociable y buen
estudiante que de la noche a la mañana empezó a tener fobia al
colegio, a sufrir ansiedad, dolores de tripa y a encerrarse más y
más en sí mismo.
Ni Juan ni su mujer sabían todavía que su hijo
llevaba tres años sufriendo abusos sexuales, supuestamente, por parte de un
profesor del colegio del Opus
Dei donde estudiaba en 2011, el Gaztelueta, en Bilbao. Todavía
desconocen muchas cosas de lo que pasó hace un década, y de la mayoría,
reconocen, se han enterado durante el juicio que ha tenido lugar
este mes y que ha sentado en el banquillo al entonces docente. El
acusado se enfrenta a una condena de 14 años de prisión por tocamientos y
abusos continuados al menor, que en este tiempo ha requerido de atención
psicológica para superar alucinaciones e intentos de suicidio.
“Poco a poco, nuestro hijo nos fue contando que el
profesor le sacaba de clase más que al resto. Le llevaba a su
despacho en horas lectivas y le sentaba en sus rodillas, le
enseñaba fotos de mujeres desnudas, le quitaba la camisa…”, explica
Cuatrecasas. Sin embargo, al primer lugar al que acudieron los padres no fue
a los tribunales sino al colegio al que habían confiado la educación de su
hijo. Para su sorpresa, no encontraron más que excusas y lagunas en la
investigación que prometieron llevar a cabo. “Nos dijeron que si le había
quitado la camiseta era porque hacía calor o que las fotos eran porque le
estaba enseñando el desarrollo de la mujer”.
Nos dijeron que si le había quitado la camiseta era porque hacía calor y que
las fotos eran para enseñar el desarrollo de la mujer
Su indignación ha ido todavía a más esta misma
semana, cuando han sabido que Silverio Nieto, la persona
que mandó el Vaticano para estudiar su caso, ha sido elegido para formar
parte de la comisión antipederastia que ha anunciado la Conferencia
Episcopal. “Mandamos una carta alPapa y
para nuestra alegría nos contestó diciendo que la cruz era muy grande y que
lo iban a investigar. Y al poco tiempo nos llamaron de laConferencia
Episcopal; querían reunirse con nosotros y transmitirnos el afecto del
Pontífice, puesto que él no se podía trasladar”. Sin embargo, el encuentro
—que se produjo tan solo unos días después de la llamada— pronto se tornó en
una sucesión de preguntas agresivas y sin sentido por parte de Silverio
Nieto. “Nos tendieron una trampa, fueron tres horas de interrogatorio a mi
hijo de cuestiones como si las ventanas tenían persiana o cortinas”.
Ni siquiera habían llevado a su abogada porque les dijeron que no era
necesario.
Al marcharse “como alma que lleva el diablo”, Juan y
su mujer buscaron en internet quién era Silverio Nieto y descubrieron un
artículo de este diariodonde se narra su pasado como marino mercante,
radiotelegrafista, policía, juez por oposición, magistrado, profesor de
Derecho Canónico, asesor jurídico y 'fontanero' del espionaje vaticano.
También fue confesor personal del exministro Jorge
Fernández Díaz.

La trepidante vida del cura Don Silverio, el confesor áulico del ministro
del Interior
Manuel Cerdán
Se llama Silverio Nieto Núñez. Don Silverio en su círculo más íntimo. Es
sacerdote desde 1999, cuando se ordenó a los 51 años, y confesor del
ministro
Ahí empezaron a temerse lo peor y, efectivamente, con
el tiempo supieron la intención de todas aquellas preguntas. Al parecer,
habían hecho un vídeo del despacho donde se produjeron los hechos e
intentaron aportarlo como prueba en el juicio, sospechan
que con elementos cambiados de la decoración para desacreditar la versión
del menor. La grabación no se admitió a trámite.
La Iglesia tiene el enemigo dentro, y yo como católico también
quiero que eso cambie
“Hubo una serie de trampas, manipulaciones que
desacreditan por completo cualquier investigación, a la persona que la hizo
y a la jerarquía eclesiástica”, denuncia Cuatrecasas sobre la comisión
antipederastia donde está Nieto y cuya dirección corre a cargo de Juan
Antonio Menéndez Fernández, el obispo de Astorga al que se acusa
también de ocultar los casos de abusos
en La Bañeza. “La Iglesia tiene el enemigo dentro, y yo como católico
quiero que eso cambie, pero solo piensan en limpiar su imagen”.
En su caso, la investigación por la vía eclesiástica
no fue más allá, y al tiempo de producirse el interrogatorio les comunicaron
de forma oral que la Iglesia había dado carpetazo al asunto y había remitido
un fax al centro alegando que “los hechos no han sido probados y, en
consecuencia, se debe restablecer el buen nombre y la fama del acusado”. Al
profesor, según les dijeron, le “castigaron” mandándole a estudiar
inglés al extranjero. “Tampoco sabemos si es verdad”, explica
Cuatrecasas.
Desde el centro Gaztelueta, señalan que realizaron
una investigación "exahustiva" durante varios meses" por un caso de 'ciberbullying'
contra el menor, pero que no evidenciaron "pruebas que confirmaran las
acusaciones formuladas contra el profesor". Aseguran que profesores y
compañeros de clase contradecían la versión del hijo de Cuatrecasas y
que fue el profesor el que decidió en 2012 no reincorporarse al centro a su
vuelta de Sídney —que ya estaba prevista con anterioridad— por su situación
"de incomodidad e indefensión". En las próximas semanas se dará a conocer la
sentencia de su caso, y si se confirman o no los cargos de los que se acusa
al exprofesor del centro.
Silencio también en los Maristas
Sin embargo, Cuatrecasas no es la única víctima de
los abusos de la Iglesia que ha recibido con estupor la noticia de la
comisión antipederastia. Manuel Gómez y Àlex Pacheco tampoco confían en la
eficiencia de una institución que nace “manchada”. Los dos
forman parte de la demanda conjunta a un profesor por abuso mientras estaban
en el colegio de los Maristas de Sants-Les Corts en Barcelona.
“Es todo fachada para tener a la gente callada. Que
una persona así [por el obispo de Astorga] lleve esto no tiene sentido
ninguno”, se queja Manuel Gómez, de 25 años. Nadie de la Iglesia ni de su
antiguo colegio se ha puesto en contacto con él para interesarse por su
situación tras hacer públicos los tocamientos que sufrió, según relata, por
parte de Joaquim
Benítez, su profesor de educación física hace más de una década.

El pederasta Joaquín Benítez, en un fotograma de 'Shootball', un
documental que recoge el caso.
“Tenía unos 12 años, y me había hecho una lesión en
la pierna, así que me dijo que me pasase después de clase para darme un
masaje, que tenía el título. Como era una persona de confianza, quese
llevaba muy bien con todos los alumnos, no sospeché nada”, relata
Manuel Gómez. “Con esa excusa abusó de mí. Tenía ganas de irme pero no pude,
me quedé paralizado. Intentaba levantarme pero no podía, y en algún momento
que intenté moverme me paró con la mano. Cuando salí de allí, me prometí que
no volvería a pasar”.
Durante años Manuel intentó mantener una apariencia
normal ante su familia, sus amigos y, sobre todo, su profesor. “No quería
que pensase que yo era un peligro, que iba a decir algo... Así que era
amable con él pero evitaba todo el tiempo que nos quedásemos a
solas. Yo sabía que aquello estaba mal, que eso no debía pasar
conmigo, pero él se había creado un entorno que protegía ese secreto”.
No quería que pensase
que yo era un peligro... Así que era amable con él, pero evitaba que nos
quedásemos a solas
Pero, con el tiempo, Manuel empezó a encerrarse en sí
mismo. “No me quitaba nunca los cascos, ni para comer con mi familia, ni
para dormir… Y siempre que podía estaba en la calle, jugando al frontón o a
cualquier cosa con tal de no pensar”.Finalmente, un día se vio
obligado a contarle a su madre lo que había pasado y fue su reacción la que
le hizo reaccionar. “Mi madre ha trabajado mucho siempre para mantenernos, y
si nos metió en ese colegio fue precisamente para darnos lo mejor. Por eso,
la cara que puso cuando se lo conté, el sentimiento de culpa, me
hizo subir algo por dentro”. Al día siguiente acudió al colegio a
encontrarse con el profesor, pero para su sorpresa, el centro ya le había
expulsado. Aun así, no fue hasta tiempo después, al estallar el escándalo de
los Maristas, cuando supo que no había sido el único.
Àlex Pacheco vivió una experiencia muy similar con el
mismo profesor, al que le comunicó que había sufrido una lesión jugando al
fútbol, y de nuevo se ofreció a tratarle. “Al principio todo era normal,
pero al rato me hizo desnudarme entero y el masaje empezó a subir
por el pubis. Me quedé paralizado, no sé si durante unos segundos o
unos minutos. Cuando pude, le dije que tenía que ir al baño y me fui”.
Benítez, que también coordinaba el comedor, era el "profesor guay", según
cuentan los exalumnos. El popular que se llevaba bien con todos, sobre todo
con los niños.

Àlex decidió contar su caso para animar a otras víctimas. (Save the
Children)
Como Manuel, Àlex guardó el secreto durante años,
hasta que un día, paseando por la calle, se encontró con carteles que
buscaban testimonios de personas que hubieran pasado por los Maristas. Eran
de Manuel Barbero, el padre coraje que destapó las acusaciones contra
Joaquim Benítez y que sacó a la luz 'El
Periódico'. Él también ha recibido con estupefacción la elección de la
comisión antipederastia y el anuncio de un protocolo para actuar en casos de
abusos: “Ya tienen un protocolo desde años inmemoriales, así que decir eso
es una tomadura de pelo, es reírse a la cara de las víctimas. Lo
que han hecho siempre es apartar a los acusados o esconder el delito. No les
ponían a disposición judicial si no al derecho canónico, y eso es un error
que hay que cambiar. Hay que apartarles, que no tengan contacto con menores
y ponerlo en manos de la Justicia. No hay más”.
La respuesta que
dieron en los ochenta es que si Jesucristo mantuvo a Judas a su lado, los
Maristas no iban a ser diferentes
Barbero, como el resto de víctimas y familiares,
reclaman que este tipo de delitos no prescriban a los 10 años, puesto que
muchos no toman el paso hasta que son mayores de edad. De hecho, Benítez
suma 17 demandas, de las cuales 13 han sido archivadas por haber prescrito.
En Cataluña, los Maristas acumulan 43 denuncias en tres centros
diferentes y hacia 12 docentes, de los cuales tres —entre ellos,
Benítez— han reconocido los hechos.
“A mí me han dado clase tres pederastas. Por
estadística, alguno te tenía que tocar”, explica Pacheco. “No hay
ninguna duda de que lo sabían, y que no hacían nada. Años antes, en otro
caso que salió a la luz en los ochenta, la respuesta que dieron es que si
Jesucristo mantuvo a Judas a su lado, los Maristas no iban a ser
diferentes”.
Fue por Barbero que Manuel y Àlex decidieron dar el
paso de denunciar, en el caso del segundo, tan solo unas horas antes de que
su delito prescribiese. Un día antes de su cumpleaños. “Hasta entonces, yo
había bloqueado todo aquello, para hacer una vida normal, como si
nunca hubiese pasado.Barbero fue a la primera persona que se lo
conté por 'e-mail', y por él y por su hijo di ese paso”. Su juicio, como el
de Manuel Gómez, tendrá lugar en marzo de 2019 y ninguno espera la
colaboración de la Iglesia para esclarecer los hechos.
“Aunque pongan a otros, van a estar igualmente
manchados, porque nunca han investigado nada”, explica Pacheco. “La única
vez que la Iglesia ha investigado fue en la Inquisición, y ya sabemos cómo
acabó. Es todo un paripé”.

https://www.elconfidencial.com/espana/2013-12-30/la-trepidante-vida-del-cura-don-silverio-el-confesor-aulico-del-ministro-del-interior_70780/
La trepidante vida del cura Don Silverio, el confesor
áulico del ministro del Interior
Se llama Silverio Nieto Núñez. Don Silverio en su
círculo más íntimo. Es sacerdote desde 1999, cuando se ordenó a los 51 años,
y confesor del ministro

Se llama Silverio Nieto Núñez. Don
Silverio en su círculo más íntimo. Es sacerdote desde 1999, cuando se
ordenó a los 51 años.Una vocación tardía que le sobrevino tras el
fallecimiento de su madre. Antes de ponerse los hábitos fue marino
mercante, radiotelegrafista, policía, juez por oposición y magistrado,
profesor de Derecho Canónico, asesor jurídico y fontanero del
espionaje vaticano. Una biografía más propia de un aventurero
romántico del XIX que de un religioso que puede ser ordenado obispo
de la Diócesis de Madrid.
Pero, a pesar de todos esos antecedentes y méritos
profesionales,Don Silverio es una persona a la que le gusta
situarse en un segundo plano. De las que prefieren moverse entre bambalinas
y huyen de la publicidad. Es un gran desconocido para la opinión
pública española. Muy pocos saben que este sacerdote aglutina un
gran poder e influencia en el seno de la Iglesia y en los despachos del
Ministerio del Interior. Don Silverio es el confesor
personal del mismísimo ministro del Interior, Jorge
Fernández Díaz, y director jurídico de la Conferencia
Episcopal. Además, en la Policía lo señalan como el fontanero de
los servicios secretos del Vaticano en España.
Esa condición de enlace del Vaticano le
facilita un relevante protagonismo porque el espionaje de la
Iglesia, conocido como La Entidad o Pro Deo (Por Dios),
es sin duda alguna uno de los más preparados y eficaces de Occidente. Así lo
destaca Manuel Rey, el que fuera hombre de confianza de Emilio
Alonso Manglano en el desaparecido CESID: "Disponen del mayor
despliegue, que ni la CIA ni la antigua KGB han tenido jamás, con un
potencial agente secreto en cada lugar en donde haya un sacerdote o un
diácono".
El paso de Silverio Nieto por la Brigada de
Información de la Policía, cuando era uno de sus agentes en los
años setenta, en la época dura de la sede franquista de la Puerta del Sol,
le ha proporcionado la suficiente experiencia como para moverse en tan
proceloso mundo de los servicios secretos.
Este extremeño, nacido en Almendralejo en 1947,
ciudad de la que es hijo predilecto, unas veces ha cogido el crucifijo y
otras ha empuñado la espada, como aquellos épicos monjes de la Edad Media.
En diciembre de 2010 fue nombrado por el entonces Papa Benedicto XVI
consultor del Consejo Pontificio Cor Unum -"un solo corazón", en español-,
dedicado a la acción caritativa de la Iglesia, cargo que le obliga a viajar
a menudo al Vaticano.
Pero, a finales de 2011, tras la llegada de Mariano
Rajoy a La Moncloa y el nombramiento de Jorge Fernández Díaz como
titular del Ministerio del Interior, no sólo se convirtió en el
confesor del ministro sino que intervino en la designación de la cúpula de
la Policía, promocionando a comisarios vinculados al Opus Dei. Los
sindicatos policiales, incluso, se atreven a mencionar algunos de los
nombres y cargos promovidos por Don Silverio, actuales
comisarios y excomisarios generales, así como Ignacio
Ulloa Rubio, el anterior secretario de Estado de Seguridad,
relevado de su cargo en enero de 2013.
La influencia y las estrechas relaciones del prelado
de la Conferencia Episcopal con las Fuerzas de Seguridad han propiciado un
movimiento interno para que Don Silverio sea nombradocomisario
honorífico del Cuerpo Nacional de Policía, como antaño
sucediera con Álvaro Lapuerta, el extesorero del Partido
Popular. El prelado también fue candidato a ocupar el cargo de Arzobispo
Castrense durante el mandato de José Antonio Alonsoen el
Ministerio de Defensa, pero la operación no cuajó. Habría sido la primera
vez que un sacerdote ascendía a obispo con menos de ocho años de antigüedad
en la Iglesia.
Cualificado ‘fontanero’ en Añastro
Don Silverio está considerado como uno de
los fontaneros más cualificados de la calle Añastro, sede de la Conferencia
Episcopal Española (CEE). Nunca ha ocultado su ideología ultraconservadora y
fuentes internas de la Iglesia lo sitúan en uno de los lobbies con
más influencia y poder en la CEE, junto a Modesto Romero,
secretario técnico de la Comisión Episcopal, y Juan
Antonio Martínez Camino, el ya ex secretario general.
Internamente, el clan era conocido como "el trío talibán".

Juan Antonio Martínez Camino
Ese protagonismo sirvió para que en enero de 2011
fuera nombrado miembro de la Comisión de Acercamiento, presidida por
monseñorMario Marchesi, con el fin de investigar las
denuncias de abusos sexuales contra Marcial Maciel, el
fundador de los Legionarios de Cristo.
Silverio Nieto posee una de las biografías más
espectaculares de los actuales miembros de la Conferencia Episcopal e,
incluso, de los asesores del Vaticano. Su historial es el más variopinto y
rico en experiencias. Inició su vida laboral como marino mercante hasta que,
en 1968, la tripulación del barco en la que estaba enrolado quedó aislada
varios meses en un puerto de Oriente Medio a causa del conflicto bélico
árabe-israelí. A su regreso a España decidió alejarse del mar y presentarse
a unas oposiciones al Cuerpo General de Policía, que fueron convocadas en
noviembre de 1971 para cubrir 500 plazas.
Nieto Núñez obtuvo
el puesto número 336 y los méritos para acceder a la Escuela General de
Policía, según resolución de la Dirección General de Seguridad, publicado en
el BOE el 1 de agosto de 1972. La orden llevaba la firma de Eduardo
Blanco, el granítico director general de los últimos años del
franquismo. Algunos de sus compañeros de promoción fueron luego importantes
comisarios del Cuerpo como Miguel Angel Alonso, Baldomero
Araujo Camblor,José Villarejo, Juan Manuel
Rodríguez Zarco o Gabriel Fuentes.
Tras su paso por la Academia policial, el
BOE publicaba en abril de 1973 su nombramiento como subinspector de
segunda con el número de agente A12GO10633. Su primer destino fue la
Comisaria del distrito de Ventas de donde pasó al puesto de radiotelegrafista
de la oficina de Interpol en Madrid. De allí pegó el salto a la
Brigada de Información en el edificio de la Puerta del Sol.
Una corta carrera de magistrado
Pero Silverio Nieto se cansó pronto de su entrega a
la Seguridad del Estado y decidió dejar el Cuerpo Nacional de Policía (CNP).
Fue tal su hartazgo que su paso por el Cuerpo no figura en sus biografías
oficiales. No así su siguiente actividad: la de juez. Ganó las
oposiciones y fue trasladado al Juzgado de Cebreros. Tras varios
destinos, recaló en la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de
Justicia de Madrid (TSJM). En ese destino, conoció al actual presidente del
Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos
Lesmes, de quien fue tutor en su periodo de prácticas
judiciales.

Don Silverio se convirtió en un empollón del
Derecho. Estudió esa carrera en la Universidad Complutense de Madrid y en la
Universidad Pontificia Comillas de Salamanca donde se doctoró en
Derecho Civil y Derecho Canónico en los años 1992 y 1999, respectivamente,
mientras era magistrado en el TSJM. En 1997 comenzó la docencia en
Comillas en la asignatura de Derecho Eclesiástico del Estado. Además
aprovechó el poco tiempo que le quedaba por sus numerosas obligaciones para
publicar una amplia bibliografía con títulos como "El
modelo actual de cooperación entre el Estado y las confesiones religiosas"
o "Derechos confesionales e integración de las confesiones religiosas".
No se conformó con la docencia en Comillas sino que
comenzó también a colaborar como profesor extraordinario en la Universidad
Católica San Antonio de Murcia y en la Facultad San Dámaso de Madrid. Además
es vocal de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa del Ministerio de
Justicia y académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Quienes trabajaron junto a Silverio Nieto en aquellos
años, antes de convertirse en cura, lo señalan ya como una persona
muy religiosa y entregado al cuidado de su madre: "Era una
excelente persona y buen compañero, siempre entregado a la ayuda de los
demás. La vocación del sacerdocio le rondó la cabeza durante años hasta que
decidió dar el paso definitivo. Creo que esperó para no pegar el salto desde
la Policía", comenta uno de sus excolegas.
Tras ordenarse sacerdote en 1999 colgó también la
toga -sus otros hábitos- y se dedicó a la enseñanza y a las obras
religiosas. El Real Decreto de 29 de diciembre de 2000 publicaba su
situación administrativa de excedencia voluntaria en la Carrera Judicial. En
ese momento ocupaba el cargo de magistrado de la Sala de lo Contencioso
Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
En mayo de 2006 alcanzó el culmen de su actividad
profesional al ser nombrado director del Servicio Jurídico de la Conferencia
Episcopal. Su cargo y su fotografía aparecen publicados en la web oficial de
la CEE, en la que aglutina otras funciones como la deenlace de
los servicios secretos del Vaticano, según fuentes policiales.
Desde hace años el nombre de Don Silverio aparece así mismo en
todas las quinielas como futuro obispo de la diócesis de Madrid.
Confesor y asesor del ministro
Con la llegada de Fernández Díaz a Interior el ex
subinspector de segunda de los años de la Dictadura se convertía en Don
Silverio, un hombre influyente en la gran casa de la Policía. Él y el
titular del departamento se conocían desde hacía tiempo y estaban unidos por
las mismas convicciones morales y políticas ultraconservadoras.
Además, a ambos les ligaba sus vocaciones
religiosas tardías: siDon Silverio se había ordenado
sacerdote en 1999 a los 51 años, Jorge Fernández Díaz se había encontrado
con Dios en 1991 cuando ya había cumplido los 41 años, según suele contar el
ministro sin tapujos a sus allegados. A partir de entonces, el político del
PP se entregó a la religión convirtiéndose en un practicante integrista.Ingresó
en la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge, de la que es
Caballero de la Gran Cruz de Mérito. Los preceptos de la Orden
obligan a sus miembros a "cooperar con todos los medios para recuperar las
prácticas de la vida cristiana".
El ministro, el segundo hijo de una familia de diez
hermanos, también fue uno de los fundadores de la Asociación Familia y
Dignidad Humana, de la que se convirtió en vocal en 2008.
El alto cargo del PP llegaba al Ministerio del
Interior con la experiencia de haber sido gobernador civil en Asturias y
Barcelona durante los últimos gobiernos centristas de Adolfo Suárez y Calvo
Sotelo. Su aterrizaje en un departamento tan complicado como
Interior no interrumpió sus hábitos religiosos. Desde su nombramiento, Jorge
Fernández siempre ha encontrado un hueco para asistir a misa y comulgar,
incluso, cuando se desplaza al extranjero, y él no lo oculta. En todo ese
tiempo, ha contado con la colaboración de Don Silverio, que se
ha convertido en su confesor áulico. En su particular Armand
Jean du Plessis, que pasó a la historia como cardenal Richelieu.
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