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Las víctimas de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios
de Cristo, acusan a Ratzinger y al Vaticano de Juan Pablo II de ser
"cómplices" del pederasta
Alberto Athié,
víctima de Maciel, denuncia la ausencia de los datos completos de las
violaciones y abusos en el interior de la Legión de Cristo
"El informe analiza 175
casos en todo el mundo, pero solo en México detectamos más de 100",
destaca el exsacerdote
Jesús Bastante
23/12/2019

Maciel con Juan Pablo II.
"Lo
protegieron. Todos en la Santa Sede fueron cómplices". Alberto Athié,
exsacerdote y activista mexicano por los derechos humanos, fue uno de los
primeros denunciantes del pederasta fundador de la Legión de Cristo, Marcial
Maciel. Junto a otros denunciantes, como Félix Alarcón, José Barba o
Fernando González, Athié sufrió los abusos y violaciones, físicas y
psicológicas, de Maciel y de su organización, que el pasado sábado admitió
en un informe que durante ocho décadas (desde 1941 a la actualidad) al menos
175 menores fueron abusados por parte de 33 clérigos de la Legión. El propio
Maciel es señalado como el principal depredador: llegó a violar a más de 60
niños y niñas, algunos de los cuales acabaron convirtiéndose en sacerdotes,
y en pederastas, en una brutal sucesión de horrores amparados por la
organización y, según denuncian las víctimas, por las más altas esferas del
Vaticano.
"La
Congregación de Religiosos y otras congregaciones, la Secretaría de Estado
vaticana, con el cardenal Sodano, y el entonces cardenal Ratzinger en
Doctrina de la Fe lo protegieron, hasta que a Ratzinger –como Sumo
Pontífice– no le quedó otra que, en 2006, 'invitarlo' a irse a su casa a
hacer oración y penitencia. Pero Maciel murió en 2008 sin que lo tocaran".
Así resume Athié las complicidades de la curia con el poderoso fundador de
los Legionarios.
Las cifras del horror
La publicación del informe, lejos de tranquilizar a las víctimas, ha
reavivado su dolor. En primer lugar, porque lo consideran incompleto. "Solo
analiza los casos que conocen de abusos sexuales infantiles por parte de
algunos de sus miembros y concluye que se tratan de 175 casos en todo el
mundo", destaca el exsacerdote, quien añade que "sólo en México detectamos
más de 100". Y puntualiza que existen al menos 220 casos en los Archivos
Vaticanos que aparentemente no habrían sido incluidos en la investigación de
los legionarios.
Estas cifras no desentonan con los datos que acaba de aportar el Nuncio en
aquel país, Franco Coppola, que calcula que sólo en la última década se han
investigado 426 casos de abusos a menores.
En el
clero mexicano se han registrado 271 casos de pederastia, y se han abierto
otros 155 procesos por otras faltas. "En total, ha habido en estos últimos
10 años 426 sacerdotes investigados; 173 procesos están todavía en curso,
253 han sido completados y 217 sacerdotes han sido dimitido del orden
clerical", enumera Coppola.
"Maciel
no sólo cometió actos moralmente aberrantes, sino auténticos delitos graves,
y dañó estructuralmente a la congregación, valiéndose de sus relaciones para
lograr sus objetivos de poder, a través de relaciones, dinero, vocaciones,
etcétera", sostiene Athié, rotundo.
Martínez, el otro legionario
pederasta protegido
Para la
víctima del pederasta Maciel, tanto este informe como el anterior sobre
Fernando Martínez –otro legionario juzgado en la actualidad por decenas de
abusos cometidos en México y Estados Unidos– "ponen en evidencia la
incapacidad de la Legión" para atender esta problemática. "A Martínez, los
legionarios lo cambiaban de espacio con niñas y niños cuando se le
detectaban casos de abuso. Lo cambiaron a espacios similares en seis
ocasiones, hasta que lo mandaron a Salamanca a atender niños y adolescentes.
Y luego a Roma, donde se le tiene protegido, aunque no ejerza ningún
ministerio".
"Los
Legionarios no consideran que entre los datos que tienen y los que existen
realmente, no sólo hay un número que les sobrepasa totalmente, sino que el
problema como tal, aunque está incrustado en su identidad y estructura, los
rebasa por todas partes... La Legión de Cristo no sabe ni tiene la capacidad
de atender esa problemática porque, desde el principio, lo que le ha
preocupado, no son las y los niños, sino el uso y manipulación de los mismos
y de sus padres con fines de poder, como les enseñó su fundador...",
finaliza el activista.
Tanto
Athié como los primeros denunciantes no se van a quedar quietos. Así, como
informa El País, ocho víctimas del sacerdote Marcial Maciel acudirán en
enero a las autoridades mexicanas para exigir la reparación por los abusos
cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo.
Las
víctimas –la mayoría de ellas, personas mayores de ochenta años– acudirán a
la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) del Gobierno de México
para que se pronuncie sobre estos casos de abuso y determine los grados de
afectación de cara a lograr reparaciones por lo que consideran daños morales
cometidos por Maciel.
México
aprobó en 2012 una Ley General de Víctimas, que obliga al Estado a dar
asistencia y protección y reparar a quienes hayan sufrido violaciones a sus
derechos humanos o sean víctimas de violencia. Bajo ese paraguas legal es la
CEAV el organismo encargado de atender las denuncias, dar seguimiento a los
casos y gestionar la reparación a las personas afectadas. Es por lo que
quienes sufrieron atropellos del fundador de la Legión acudirán a esta
instancia con la esperanza de que se reconozcan públicamente los abusos
sufridos cuando eran niños y puedan hallar justicia.
Finalmente, el arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia
Episcopal mexicana, Rogelio Cabrera, lamentó que el informe de la Legión
"llega tarde, incompleto y bajo sospecha de que no muestra el número real de
abusos".
"Es una
historia de silencio delictivo muy grave, de más de medio siglo, en el que
aparecen los involucrados, las autoridades del Vaticano, los gobernantes que
tuvieron conocimiento de esto, los mismos legionarios que no informaron,
porque muchas víctimas son ellos mismos", subraya Cabrera. Y concluye:
"Estoy seguro de que las víctimas no están conformes porque muchos de los
delitos ya prescribieron gracias a ese silencio cómplice".
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