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Los archivos sobre pederastia, un secreto custodiado
por los obispos y protegido por los acuerdos con la Santa Sede
Los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 blindaron los
expedientes religiosos, que no son exigibles por la justicia ni por el
Gobierno
Las víctimas exigen que se hagan públicos los casos
de pederastia que ha investigado la justicia canónica, que tiene sus propias
leyes y solo responde ante la Santa Sede
El secreto ha alcanzado también a partidas de
nacimiento de niños adoptados irregularmente en el pasado, a las propiedades
inmatriculadas por la Iglesia, o los inaccesibles expedientes de bautismo
Jesús Bastante
religiondigital.com
26.06.2019
La primera reunión de cardenales para preparar el
cónclave será el 4 de marzo EFE
Los obispos no entregarán sus archivos referentes a
los casos de abusos que se hayan investigado en la Iglesia española, a menos
que el Vaticano indique lo contrario, algo bastante improbable. Y la
Fiscalía General del Estado no tiene capacidad coercitiva para obligarles. El
informe fiscal que pide los datos y más rendición de cuentas a los obispos
españoles "es un brindis al sol", justifica un experto en Derecho
Canónico consultado poreldiario.es.
¿Por qué? La razón es bien sencilla, y aparece en el
punto 6 del Acuerdo
entre el Estado español y la Santa Sede sobre Asuntos Jurídicos, firmado
el 3 de enero de 1979 y que tiene rango de ley internacional: "El Estado
respeta y protege la inviolabilidad de los archivos, registros y demás
documentos pertenecientes a la Conferencia Episcopal Española, a las Curias
Episcopales, a las Curias de los Superiores Mayores de las Órdenes y
Congregaciones religiosas, a las Parroquias y a otras Instituciones y
Entidades eclesiásticas". Esto afecta a investigaciones de abusos sexuales y
a cualquier otro expediente o información, como bienes inmatriculados por la
Iglesia o información sobre adopciones irregulares en casas cuna y
conventos.
En la práctica, esto impide que supervivientes como
Francisco Javier,abusado
por el cura José Ramos Gordón en La Bañeza, tengan acceso a la
investigación canónica que acabó con el destierro del cura durante diez
años. O que se sepan los resultados del informe remitido a la Congregación
para la Doctrina de la Fe en el 'caso
Gaztelueta', que acabó con una condena
de cárcel para el profesor numerario del Opus Dei. Pero también impide a
las víctimas de los casos de niños robados tener acceso a las partidas de
bautismo originales -no las falsificadas. O que se comprueben las órdenes de
propiedad de los inmuebles puestos a nombre de la Iglesia católica, ya que
muchas de las inmatriculaciones denunciadas también están blindadas.
"Opacidad" de las investigaciones de la Iglesia
La cuestión cobra especial importancia esta semana,
coincidiendo con el
informe presentado por la Fiscalía General del Estado a petición del
Ministerio de Justicia, en el que censura la "opacidad" de las
instituciones eclesiásticas para ofrecer datos relativos a sus
investigaciones internas, e invita a las víctimas a denunciar directamente a
la Justicia, y no a la Iglesia, para prescindir de "comprobaciones o filtros
internos de verificación". Es decir, para evitar que se gestione el caso de
abuso dentro de la Iglesia, sin transparencia ni garantías públicas.
Los obispos ya lo habían dejado claro en su día.
Primero, el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez, quien afirmaba que el
Episcopado no tenía competencias para exigir a cada diócesis o congregación
religiosa la apertura de sus archivos (han pedido a Roma ciertos permisos,
aunque la Santa Sede aún no han contestado). Posteriormente, era el
secretario general de la CEE, Luis Argüello, quien subrayaba que no se podía
ir a investigar "archivo por archivo", y dejaba caer que, "lamentablemente",
en el pasado estos casos "no se archivaban". "Yo he buscado en los de mi
diócesis -Valladolid- y no he encontrado nada", incidió a preguntas de este
medio en una reciente rueda de prensa.
Mientras los obispos continúan esperando a que el
Vaticano dé instrucciones precisas, con la ley en la mano, la Justicia
española no tiene potestad para exigir la entrega de ningún archivo o
registro oficial de la Iglesia española, que según el Concordato de 1979
-negociado antes de la aprobación de la Constitución y que supone la
continuidad del acuerdo firmado con el régimen franquista en 1953- son
"inviolables". Sí se podría si hubiera denuncia puntuales por lo civil para
tener acceso a los expedientes. En los casos de niños robados, la justicia
ha obligado a algunas instituciones religiosas a aportar la información.
"La única solución es que se denuncien los Acuerdos
Iglesia-Estado o que Roma -el Concordato no se firmó con la Conferencia
Episcopal, sino con el Vaticano- conceda a la Justicia acceder a los
documentos que, para cada caso concreto, necesite", sostienen los expertos
consultados, que sin embargo estiman que "otro problema es que no lo pida el
Ministerio público, sino las víctimas, especialmente en los casos prescritos
en el ordenamiento civil".
Las víctimas exigen acceso
Este es un punto que las víctimas de abusos
consideran fundamental. "Si me hubieran entregado el expediente canónico no
estaríamos aquí", apunta Emiliano Álvarez, víctima de abusos, que ha sido
denunciado por el sacerdote Ángel Sánchez Cao. Pese a que la diócesis le ha
asegurado todo su apoyo en esta demanda, Emiliano sigue sin tener acceso a
su expediente.
"Vivimos una situación de indefensión", apunta el
presidente de Infancia Robada, Juan Cuatrecasas, que lamenta que ni Fiscalía
ni Iglesia les aseguren que tendrán conocimiento al detalle de sus
denuncias, ya sean canónicas o civiles. "Queremos tener acceso a los
sumarios completos".
Protección de datos
Aunque los archivos están bajo custodia eclesial, el
año pasado la Congregación de Obispos dio permiso a la Conferencia Episcopal
para modificar algunos aspectos de este secreto, para adecuarlos a la
normativa europea sobre Protección de Datos. El 25 de mayo pasado entró en
vigor el "Decreto
General de la Conferencia Episcopal Española sobre la protección de datos de
la Iglesia católica en España", que garantiza las "peculiaridades" de la
Iglesia y mantiene vigente el citado punto 6 del Concordato de 1979, además
de no afectar a la regulación del secreto de confesión ni al resto de
secretos ministeriales.
Según este texto, la Iglesia seguirá teniendo la
potestad para adquirir, almacenar y utilizar sus libros de Bautismo y todos
los archivos de la institución, y que la comunicación de los datos a
instituciones no eclesiásticas solo se permitirán si la misma "no supone
peligro alguno para la misión de la Iglesia Católica". En definitiva, que la
Iglesia seguirá teniendo la potestad para entregar, o no, datos relativos a
sus fieles. O a los que, en su día, lo fueron: todavía ningún apóstata ha
conseguido borrar definitivamente su identificación en los libros
bautismales. A lo sumo, una apostilla a la izquierda de la anotación de su
bautismo.
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