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Los escándalos de abusos sexuales de sacerdotes le
estallan al Papa Francisco en su viaje a Chile y Perú
Los casos del cura Karadima o el obispo Barrios en
Chile y el de la sociedad peruana del Sodalicio protagonizan el periplo
papal por Suramérica
Las cúpulas eclesiales de ambos países no han
incluido un encuentro con las víctimas en el programa oficial del Papa
Los afectados, que han anunciado la creación de una
asociación a nivel mundial, exigen verse con Francisco como ha ocurrido en
otros viajes
Jesús Bastante
16/01/2018

El papa Francisco en su intervención en La Moneda en Chile.
Francisco ya está en Chile, primera etapa de un viaje que también
le llevará a Perú y que se presenta como uno de los más complicados en estos
cinco años de Pontificado. Bergoglio visita dos países cuyas iglesias están más
que salpicadas por escándalos de abusos sexuales y cuyas cúpulas eclesiásticas
han tratado de esconder al no incluir ningún acto oficial con las víctimas. Solo
habrá renocimiento público para los abusados si Francisco se salta el programa
ya que sus obispos en el terreno no lo han previsto ni planeado.
En el primer discurso público del Papa, en el Palacio
de la Moneda, Francisco ha subrayado: "No puedo dejar de manifestar el dolor
y la vergüenza ante el dolor causado a niños por parte de ministros de la
Iglesia."
Entre esos ministros se encuentran Fernando Karadima,
el sacerdote formador de obispos acusado, y condenado, por decenas de
abusos. También Juan Barros, a quien el propio Francisco nombró obispo de
Osorno pese a que las víctimas lo acusan directamente de encubrimiento. Y el
escándalo de los maristas, que salió a la luz hace unas semanas, y que
afecta a varias decenas de sacerdotes.
"Es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas
a las víctimas, hemos de empeñarnos para que no se vuelvan a repetir",
señaló, ante la atenta mirada de la presidenta saliente, Michelle Bachelet.
Pero la mancha de los abusos con la que debe lidiar
Francisco también se extiende a la etapa peruana del periplo papa. En Perú,
la Iglesia trata de sobrevivir al escándalo dentro de la sociedad de vida
apostólica el Sodalicio de la Vida Cristiana y su fundador, Luis Fernando
Figari, sobre quien ha recaído la mayor denuncia de abusos sexuales en
Latinoamérica desde los Legionarios
de Cristo y Marcial Maciel.
Esta misma semana, el Papa ha anunciado la
intervención de la congregación, aunque muchos piden a Francisco que dé un
paso más y extradite a Figari a Perú. Actualmente, el fundador del Sodalicio
vive confinado en Roma, pero ha de responder por abusos cometidos al menos
sobre una treintena de personas, entre 1975 y 2002. Los actuales líderes de
la congregación han sido los primeros en pedir al Vaticano que facilite la
acción de la justicia peruana.
La visita olvida a los abusados
¿Tendrán algún valor las primeras palabras del Papa
en Chile para los obispos y la organización de la visita, que no han
previsto ningún encuentro oficial con las víctimas de la pederastia
clerical? Se antoja complicado, pues las iglesias de Chile y Perú, que
durante años fueron el soporte de la población más pobre (especialmente en
los primeros años de la dictadura chilena), ocupan los puestos más bajos en
la confianza de los ciudadanos de ambos países.
La política de tolerancia cero de Bergoglio frente a
los abusos se ha visto en cierto modo torpedeada por la curia episcopal en
Perú y Chile ya que sendos episcopados no han incluido ningún momento para
que Francisco se encuentre con víctimas de la pederastia.
Así que, por primera vez en sus cinco anteriores
viajes a Latinoamérica, la víspera del viaje papal ha estado marcado por las
críticas de los afectados por los abusos, que necesitan encontrarse con
Francisco, y escuchar de su boca, mirándoles a los ojos, esa misma petición
de perdón. Encuentros que se han convertido ya en protagonista de cada viaje
papal.
Porque los dos estados a los que ha viajado Bergoglio
acumulan no pocos casos: solo en Chile se ha publicado una lista de 78
religiosos pederastas. En los últimos 15 años, 4 obispos, 66 clérigos, 6
hermanos, 1 diácono y hasta una monja fueron denunciados y condenados por
abusos sexuales. Uno de ellos, el ex obispo de Iquique, cuya sentencia ha
sido retrasada para que no coincidiera con la visita papal.
Especialmente sangrante es el 'caso Osorno, también
en Chile, que vivió un nuevo capítulo esta misma semana, cuando se hizo
pública una carta, fechada en enero de 2015 en la que el Papa achaca al
Nuncio en el país, Ivo Scapolo (muy cercano a la vieja guardia del ex
secretario de Estado por Juan Pablo II, Angelo Sodano, quien también fuera
nuncio en Chile durante la época de Pinochet), de haber "bloqueado e
impedido" la renuncia del responsable Barros y de los obispos cercanos a
Karadima.
Víctimas de todo el mundo se organizan
La carta papal no ha satisfecho satisfecho a las
víctimas de abusos que han anunciado una catarata de protestas en Santiago,
Temuco e Iquique, y han anunciado que no pararán hasta conseguir ser
recibidos por el Papa.
Una de las primeras medidas fue el encuentro que
víctimas de abusos de todo el mundo han celebrado en Santiago de Chile, y en
el que han anunciado el lanzamiento de una organización global contra el
abuso sexual infantil en la Iglesia. Del mismo modo, han exigido a Francisco
que "cambie perdones por acciones" para "desterrar" la pederastia clerical.
La nueva organización, denominada Ending Clerical
Abuse (ECA, siglas en inglés) pretende conformar "un grupo notable de
abogados para poder llevar a los tribunales estos crímenes de lesa
humanidad" , comentó Sara Oviedo, exvicepresidenta del comité internacional
de los derechos del niño de la ONU.
Del mismo modo, la nueva plataforma busca documentar
los casos que se registran en todo el mundo y presentarlos ante la ONU.
Entre sus miembros fundadores se encuentra Peter Saunders, un ex integrante
de la Comisión Pontificia para la Prevención, creada por el Papa para
combatir el abuso sexual.
"En Chile hay obispos que han encubierto y que
deberían estar en la cárcel o deberían estar destituidos y le pedimos al
papa concretamente en Chile, acciones, no perdones", lanzó Juan Carlos Cruz,
integrante de la Fundación para la Confianza y uno de los hombres que junto
a Murillo denunció en 2010 al sacerdote Fernando Karadima.
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