COMENTARIO A LA NOTICIA
Los
abusos sexuales por clérigos y miembros de distintas órdenes
religiosas vienen de muy lejos aunque ahora nos quejemos con razón de
tanta tapadera y obstáculos como en la actualidad se denuncia. Hasta
hace cuatro días, como quien dice, la Iglesia Católica siempre impuso
el silencio cómplice sobre la depravación sexual del clero en el
ámbito parroquial, en las órdenes religiosas y en altos estamentos
eclesiásticos, a la vez que obstaculizaba e impedía cualquier
ingerencia externa, gracias a sus privilegios y excelente manejo de
las cosas del mundo.
A
cuenta de este repugnante caso que abarca a la orden de los Salesianos
"en tierra de misiones", aprovecho para traer a colación el testimonio
de mi abuelo paterno, José Calvo Rodriguez, acerca de la pederastia,
violaciones y amancebamientos habidos en conventos de órdenes de
agustinos y dominicos, entre otras, en la Filipinas que él pudo
conocer a lo largo de sus veinte años de destino hasta que fue
repatriado a España en 1898 cuando perdió la guerra con los Estados
Unidos.
Decía él que en conventos de órdenes religiosas profusamente
establecidas en las islas y, nunca mejor dicho, gozando de gran
predicamento, era frecuente hacerse con niñas adolescentes que
integraban en el servicio de las congregaciones, de las cuales además
se abusaba.
Llegado a España su actitud hacia la Iglesia había cambiado
radicalmente volviéndose un decidido anticlerical y aunque a los
familiares de entonces y a sus descendientes después, les pudiera
generar incredulidad que determinadas órdenes religiosas internaran en
conventos a niñas para esclavizarlas sexualmente, viene a resultar que
ciento veinte años más tarde, gracias a lo que se va descubriendo de
la depravación sexual en la Iglesia, y a ese juez llamado tiempo que
dicen que pone a cada uno en su sitio, ahora aquel relato ya cuadra
perfectamente.
No son años, no son décadas, son siglos de total escarnio e impunidad
que a la Iglesia le facilitó la doble moral, la doble vara de medir,
que hábilmente ha sabido manejar para sobrevivir in saecula saeculorum
para goce divino de los bienes de la Tierra.
J.L.Calvo, fundador de Prodeni
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https://elpais.com/sociedad/ 2019/01/05/actualidad/ 1546715615_709469.html
Los salesianos ignoraron tres años las acusaciones a
un misionero en Benín
Dos voluntarios alertaron en un informe en 2013 de
que en el centro de acogida que dirigía Juan José Gómez se cometían abusos
sexuales entre menores

Juan José Gómez, junto a varios niños de Benín, en
una imagen sin datar
Los salesianos españoles desoyeron durante tres años las primeras
acusaciones contra su misionero Juan José Gómez, denunciado por abusos
de menores en su centro de niños de la calle en Benín, como informó EL PAÍS.
Dos voluntarios que habían trabajado allí con una ONG salesiana presentaron
un duro informe en 2013 en el que señalaban que los menores sufrían maltrato
físico, recibían comida en malas condiciones, los de mayor edad abusaban
sexualmente de los más pequeños y vivían todos en un ambiente de violencia
constante. En el dossier, Gómez
es acusado de dirigir prácticamente una “red mafiosa” que le servía para
controlar todo lo que pasaba a su alrededor. Pero la orden no hizo nada.
Portavoces de los salesianos justifican que “no consta” el informe y afirman
no haberlo conocido ni recibido.
Las acusaciones no quedaron ahí. En 2015 otros cinco
voluntarios volvieron a advertir de lo que ocurría y finalmente presentaron
una denuncia en la Audiencia Nacional que contabilizaba al menos una
decena de víctimas —este periódico ha informado de dos más— y en la que
aparecían testimonios de afectados, testigos y educadores. Afirman que los
abusos de Gómez eran una cosa conocida por mucha gente en Porto Novo, la
ciudad donde se encontraba el centro. Su actividad era enorme y atendía a
miles de menores: en 2012, especifica el informe de los voluntarios, trabajó
con 2.120 niños, de los cuales 305 estaban alojados en centros e
instalaciones. Pero, tras la denuncia, los salesianos tampoco actuaron. Es
más, permitieron que el acusado, que en ese momento estaba en España,
regresara a Benín.
La sede de la orden en España asegura que la primera
noticia que tuvo sobre dichas acusaciones fue en abril de 2016, cuando cinco
víctimas contactaron directamente con un superior salesiano español, José
Miguel Núñez. Y que a raíz de ello supieron luego, en octubre, del proceso
abierto en la Audiencia Nacional. Alegan que fue la provincia salesiana de
África francófona occidental —la orden se divide en áreas administrativas
que se denominan provincias— la que llevó el caso y que no les informó, pese
a que Gómez es español. No obstante, ocultaron a este diario hace un mes que
había una causa contra él, y también explicaron que habían presentado una
denuncia “verbal” en la Audiencia. En 2016, con el testimonio de estas cinco
víctimas, se abrió una investigación canónica, que desembocó en abril de
2018 en un proceso en la Congregación de Doctrina de la Fe del Vaticano, aún
abierto.
Los dos voluntarios que redactaron el primer informe
en 2013, que prefieren el anonimato, relatan que lo entregaron al centro de
acogida de Benín y a los responsables en Madrid del voluntariado de la ONG
salesiana Asociación Foyer Don Bosco de Porto Novo. Al margen de las
acusaciones, el informe era muy crítico con el trabajo y los resultados del
programa de los salesianos en Benín. Afirman que también intentaron ponerse
en contacto con el por entonces provincial salesiano de la zona, Faustino
García Peña —conocido como Faus—, pero no consiguieron contactar con él.
“Nos dijeron que iban a evaluar el proyecto y a cambiar la forma de trabajar
con ellos, pero por lo que sabemos, no cambió nada”, cuenta uno de los
cooperantes a este diario. Uno de los voluntarios que denunció en 2015
también se refiere a este responsable: “Algunos de mis compañeros fueron a
hablar con Faus para que les dijera qué estaba pasando y este dijo: ‘Habéis
tomado el camino de la justicia. Yo ya no tengo nada que hablar con
vosotros”.
Durante su estancia, estos colaboradores escucharon
rumores de que Gómez solía llevarse a menores a su habitación para que “le
dieran masajes a cambio de dinero”. Pese a asegurar que presenciaron algún
hecho que confirmaba sus sospechas, no lo denunciaron ante la justicia
“porque no tenían pruebas físicas suficientes”. “La habitación de Juanjo
estaba en el edificio donde dormían los niños y de noche no había
supervisión. Nosotros le vimos salir un día de su cuarto acompañado de un
chico joven, de unos 15 años, que iba secándose los brazos con una toalla,
como si se acabara de duchar”, relata uno de los dos voluntarios.
Comida con insectos
La investigación señala que Gómez era el único que
gestionaba los recursos, sin informar al equipo directivo, que desconocía
dónde se destinaba el dinero de algunas de las partidas de los proyectos de
organismos públicos. “Los educadores que le pasaban información recibían
sobresueldos, según nos informaron otros trabajadores”, dice el mismo
voluntario. Otro de los puntos alarmantes del documento hace referencia al
castigo físico y psicológico de los educadores hacia los menores, incluidos
aquellos que tenían algún tipo de discapacidad. La investigación también
detalla cómo los niños, en ocasiones, tenían que comer alimentos
“contaminados por insectos”, a pesar de haber suficiente comida en los
almacenes.
Portavoces de los salesianos en España aseguran que
“no consta” dicho informe. “Si es así, si lo entregaron y no se hizo nada,
desde luego no es la manera de proceder de la congregación”, afirman.
Tampoco saben nada de una denuncia de otros cooperantes en Benín ese mismo
año, según denunció una de las víctimas, Patrick Yehouenou, en EL PAÍS.
Señalan que las primeras noticias de problemas en Benín les llegaron en
abril y mayo de 2016 con las llamadas y mensajes de cinco víctimas a Núñez,
superior de la orden. Una de ellas, Yehouenou.
Explican que Gómez, denunciado en noviembre de 2015,
informó entonces a su superior en Benín, su provincia de referencia en la
congregación, y no a la de España. Por eso, justifican, no supieron nada del
caso. Fue en el país africano, sostiene la orden, donde se tomaron medidas
en noviembre de 2015: un proceso canónico y una denuncia ante los tribunales
de Benín. Pero ambos terminaron en nada. La justicia de este país archivó el
caso en marzo de 2016 —si bien las víctimas afirman que recibieron dinero o
amenazas— y la investigación interna se cerró en junio con el mismo
resultado. Los instructores consideraron que las acusaciones no tenían
fundamento.
La orden en España, que insiste en la presunción de
inocencia del acusado, afirma que no han sabido nada de amenazas ni pagos a
las víctimas en Benín por su silencio.
Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya
visto la luz, escríbanos con su denuncia aabusos@elpais.es
A la espera de una sentencia
Tras conocer los rumores de pederastia en uno de
sus viajes, el voluntario Pedro Martínez (nombre ficticio) comenzó a
entrevistar a testigos, víctimas y educadores del centro en Benín.
Finalmente, denunció a Juan José Gómez ante la Audiencia Nacional.
Martínez fue al país africano con un plan de
cooperación de la Diputación de Huelva y los salesianos. Cuando conoció
los hechos, informó a los técnicos de proyecto. La Diputación explica
que comunicó las acusaciones a la Fiscalía de Menores, pero al ser un
delito cometido fuera de España contra no españoles, la competencia
correspondía a la Audiencia Nacional y la denuncia debía interponerla el
voluntario, no la Diputación. Según fuentes de la Audiencia, la denuncia
fue remitida a Interpol y a un juzgado de guardia de Madrid.
Tras presentar la denuncia, el denunciante supo
que Gómez seguía en Benín, por lo que los voluntarios visitaron al jefe
de los salesianos de la zona para que les diera una explicación. “Mis
compañeros fueron a hablar con Faus (por entonces jefe provincial) y
este les dijo: ‘Habéis tomado el camino de la justicia. Yo ya no tengo
nada que hablar con vosotros”, relata. Después escribieron una carta al
rector mayor de los salesianos en Roma en 2016.
Poco después, Gómez fue trasladado a España
—donde reside actualmente a la espera de la sentencia canónica y
judicial—. “Al poco tiempo de mandar la carta, también movieron a Faus a
otra zona de África”, asevera Martínez.
El caso continúa abierto en el juzgado central
número cuatro de la Audiencia Nacional. Gómez sigue estando imputado,
fue interrogado y nuca ha sido detenido. El juez le ha prohibido salir
de España, aunque conserva el pasaporte, según ha detallado su abogada,
Esther Arabaolaza. “Hay que recordar que el caso fue archivado en
Benín”, subraya la letrada, que añade que han presentado documentos en
el juicio en los que se demuestra la inocencia de su cliente.
El grupo de voluntarios explica que “todo esto lo
hacen por los niños” y que no quieren que el proyecto se vea afectado.
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