Papa vive su primera gran crisis tras la acusación de
pederastia contra su ministro anticorrupción
Francisco trata de lidiar con las acusaciones de
abusos contra George Pell, su superministro de Economía que dirige las
nuevas políticas de austeridad
El cardenal australiano ya fue interrogado por la
Policía por encubrimiento, y ahora por dos posibles casos de pederastia
cuando era sacerdote. Él lo niegaCada vez son más las voces en el Vaticano
que piden a Bergoglio que cese a su número tres, odiado por la vieja guardia
de la Iglesia
Jesús Bastante26/10/2016
Pell admite que se encubrieron casos de pederastia de sacerdotes
australianos EFE
"Es
el primer gran error del Papa, y puede ser una traba a sus intentos por
cambiar la Curia y acabar con su poder". Las impresiones son de un clérigo
español, que lleva varias décadas trabajando en la Santa Sede. La
declaración del cardenal George Pell ante la policía australiana para
responder a las acusaciones de abusos sexuales durante su etapa en Australia
amenazan con tambalear el proceso de reformas auspiciado por Bergoglio.
Hace unos meses ya había sido investigado por posible encubrimiento de otros
casos. Ahora, dos
hombres han denunciado al religioso por tocamientos mientras
un tercero asegura haberle visto exponiéndose desnudo ante varios jóvenes.
El cardenal niega las acusaciones.
No
hay que olvidar un dato fundamental: George Pell es el actual número
tres del Vaticano, una suerte de superministro de Economía de la Iglesia
católica, como le llaman informalmente, y uno de los firmes defensores de
las políticas
de austeridad iniciadas por
el Papa, lo que le ha valido grandes detractores en el seno de la Curia.
Las diferencias con Pell fueron, precisamente, una de las causas del
estallido del caso Vatileaks. Por la filtración de documentos
confidenciales, que acabaron con la condena
del sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, se conocieron los
despilfarros que se cometían en la curia vaticana y que tanto el Papa como
Pell querían atajar.
Trama de pederastia en Australia
Desde hace años, la policía australiana está
investigando toda una trama de abusos sexuales en la Iglesia del país, que
durante años comandó Pell, aunque las supuestas agresiones sexuales fueron
denunciadas hace solo un año y medio.
Hasta la fecha, se acusaba al cardenal de gestionar de manera negligente
casos de abusos cometidos por sacerdotes durante su etapa como arzobispo
auxiliar de Melbourne. De hecho, el purpurado declaró hace meses ante la
Real Comisión de Abusos del Parlamento australiano respecto a estos casos. En
esa comisión admitió que se habían encubierto delitos.
Pérdida de confianza
El propio Francisco fue cuestionado en agosto, a su vuelta de un viaje, por
las acusaciones contra Pell. "Debemos esperar a la justicia y no hacer
juicios antes de tiempo", dijo el pontífice. Inocente o culpable, lo cierto
es que los colaboradores de Francisco ya se están moviendo, y que el propio
Pell está perdiendo la confianza del Papa.
Una muestra de ello se produjo la pasada semana, cuando tras la firma del
nuevo acuerdo entre el Estado Vaticano e Italia en materia de transparencia
económica se supo que la administración de la misma dependerá de la
Secretaría de Estado (bajo el mando del cardenal Parolin), y no de la
Secretaría de Economía (dirigida por Pell), como estaba previsto en sus
estatutos.
En una nota de prensa, la Sala Stampa informó que el nuevo acuerdo –que
requiere que poseedores de cuentas en el Banco Vaticano declaren estas
cuentas a las autoridades italianas si es que aún no lo han hecho– será
exclusivamente la competencia de cardenal Pietro Parolin. Sin embargo, desde
Roma se apunta a que esto "no será suficiente" y que, "por el bien del
propio Papa", la caída de su superministro de Economía debería darse de
inmediato.
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