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Siete de cada diez pederastas son reincidentes

Diario El Correo Gallego. es   05/09/2008

FAX PRESS, ABIGAIL CAMPOS. MADRID

Marcelino Fernández Arnaiz, cántabro de 54 años, salió de prisión tras cumplir una condena por pederastia y, tres días después, intentó agredir a una niña de seis años en plena calle. El que es apodado "El Astillero" lleva casi dos décadas entrando y saliendo de prisión por este tipo de delitos y su caso devuelve al debate público la duda de si los pederastas pueden reinsertarse en la sociedad y, en caso contrario, qué se puede hacer para controlarlos. Según la Clínica de Trastornos Sexuales de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU., el grado de reincidencia es del 70 por ciento.
 
El caso Mari Luz desató la caja de los truenos y generó unanimidad entre los grupos parlamentarios para la elaboración de un registro de pederastas que podría estar en funcionamiento en enero de 2009. Esta misma semana, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, ha recordado su voluntad de reformar el Código Penal para que los pederastas que hayan cumplido condena pero tengan un "mal pronóstico" sean sometidos a un seguimiento cuando salgan de la cárcel para evitar eventuales nuevos delitos.
 
Con la reforma penal que el Gobierno quiere llevar a cabo en otoño al Parlamento se pretende agravar las penas para pederastas y violadoras y estudiar medidas de seguridad para cuando estos delincuentes salgan de prisión si existe un mal pronóstico (sin son reincidentes) e intervenir con medidas de control de libertad. "Hay que imponer coactivamente un tratamiento que sea eficaz", ha dicho Bermejo.
 
Para la Asociación pro Derechos del Niño (PRODENI), estas iniciativas concretas son el fruto del calor del caso Mari Luz y "se quedan cortas" para resolver un problema de amplia complejidad. "Hay que ir a la trastienda del problema, que está en el sistema judicial y el penitenciario. Si se agravan las penas pero el delincuente no es sometido a psicoterapia y no es sometido a tratamiento durante su estancia en prisión, al final supondrá que ha entrado por una puerta y ha salido por otra", denuncia el portavoz de esta organización, José Luis Calvo.
 
Abusos crónicos
 
De Mari Luz a "Nanisex", los casos de pederastia, pornografía infantil o abusos sexuales sacuden las conciencias de los ciudadanos cada dos por tres desde los medios informativos. Un 15,2 por ciento de los niños y un 22,7 por ciento de las niñas padece abusos sexuales, la mayoría en su entorno familiar. La edad media en la que mayor número de abusos se produce es a los 11,49 años. Sólo un pequeño porcentaje del tres por ciento de estos casos llega a los tribunales debido a evidencias físicas, según un estudio realizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, del que es autora la psicóloga de la Clínica Médico Forense de Madrid Blanca Vázquez.
 
De los cien casos analizados, la mitad (49 por ciento) se incluye en la categoría abusos crónicos, un 45 por ciento corresponde a episodios aislados y sólo un 6 por ciento incluye varias agresiones. Además, la mitad se produce con contacto físico, en otro 47 por ciento se produce penetración y sólo un 4 por ciento el abuso se produce sin contacto físico. En dos tercios de los casos (62 por ciento) es conocido por la víctima, en un 31 por ciento es un familiar y sólo en un 7 por ciento es un desconocido.
 
Tratamiento
 
¿Se puede curar la pederastia? La psicóloga Blanca Vázquez explica que se trata de un problema mental que, para su tratamiento, depende de la personalidad previa del delincuente y de si éste asume o no la responsabilidad por lo que ha hecho.
 
Sin embargo, multirreincidentes como "El Astillero" tienen díficil tratamiento, aunque no imposible. "No se puede tratar que no quieran delinquir, pero sí que sean capaces de sustituir metas para que les sea más gravoso hacerl", detalla la experta. Pero a veces es imposible modificar determinada forma de personalidad y, entre los que no asumen la responsabilidad es imposible, porque siempre encuentran una justificación de tipo externo. "Se habla de abusos sexuales, pero en realidad lo que hay detrás es una conducta agresiva y tiene el poder como objetivo. Es un mito que estas personas que no se pueden controlar. Sí pueden, pero no tiene alternativas de conducta y detrás de muchos delincuentes sexuales se observa una desestructuración familiar, falta de empleo fijo y, en definitiva, ausencia total de una red social de apoyo".
 
En España el tratamiento que se ofrece es de psicoterapia, pero Vázquez opina que sería muy útil establecer un seguimiento a los casos de pederastas que salen en libertad aunque tengan un mal pronóstico. "El problema hasta el momento es que las leyes en España son muy proderechos de los agresores más que proteccion de las víctimas. Y la ley se aplica de forma ciega tanto si ha reincidido seis veces como siete", lamenta.
 
Otro asunto es la castración química, al modo de la que propuso Sarkozy un año atrás y generó todo un debate al respecto. Se trata de suministrar al delincuente hormonas de tipo femenino e inhibir las de tipo masculino, que son las que responden a la agresión. "El problema es que las vías neuronales que modulan la conducta agresiva y la sexual son las mismas. Con la castración química no se inhiben los impulsos de la agresión, que se canalizan de otra manera, así que esa no es la solución", concluye Vázquez.