Un tribunal británico ha condenado a cadena
perpetua, con 30 años de obligado cumplimiento, a una madre de 27 años
y a su compañero polaco de 34 años acusados de torturar, durante por
lo menos seis meses, y finalmente matar a golpes al hijo de cuatro
años de la mujer, Daniel Pelka.
De origen polaco, Magdelena Luczak y Mariusz
Krezolek sometieron al pequeño a «actos de crueldad y de brutalidad
inimaginables durante numerosos meses». Estos «actos profundamente
chocantes y perturbadores» se basaban en constantes palizas, la
privación de comida hasta el punto que los huesos del menor dejaron de
crecer.
Además, le obligaron a tragar sal para forzarle a
vomitar y le mantuvieron con la cabeza bajo el agua hasta hacerle
perder el conocimiento. El pequeño finalmente murió de una hemorragia
cerebral provocada por un golpe en la cabeza y la autopsia ha revelado
que el cuerpo de Daniel contaba con otras 23 heridas y que el menor no
pesaba más de 10,7 kilos.
Por otro lado, los padres esperaron 36 horas antes
de llamar a los servicios sociales, una de las razones por las cuales
el juez les dijo que «en ningún momento he observado la más mínima
señal de arrepentimiento en ninguno de vosotros dos»
El detalle de los maltratos y privaciones,
revelados durante un juicio que duró nueve semanas, ha conmocionado al
Reino Unido y provocado interrogantes sobre cómo no intervinieron los
servicios sociales.