
https://www.eldiario.es/theguardian/planchado-tradicion-extendida-Reino-Unido_0_861964539.html
Violencia machista
Niñas con el pecho planchado con una piedra caliente: una tradición de abuso
infantil que asoma en Europa
Una investigación de The Guardian revela que existen
decenas de casos de adolescentes en Reino Unido que han sufrido esta
tradición
Las familias la consideran una medida tradicional
para impedir que la niña atraiga la atención de los hombres
La ONU lo describe como uno de los cinco delitos de
violencia machista menos denunciados a nivel mundial
Inna Lazareva
28/01/2019

Una piedra utilizada para el planchado de senos (theGuardian)
La tradición de "planchar" el pecho de las niñas con
una piedra caliente para retrasar la formación de los pechos se está
extendiendo por Reino Unido, con decenas de casos registrados recientemente,
según ha revelado una investigación de The Guardian.
Trabajadores sociales en Londres, Yorkshire, Essex y
el oeste de Inglaterra cuentan a The Guardian casos en los que niñas
preadolescentes de familias migrantes de diferentes países africanos como
Camerún han sido sometidas a esta práctica dolorosa, abusiva y dañina.
Margaret Nyuydzewira, directora de la Organización de
Desarrollo para Mujeres y Niñas Migrantes (Cawogido, por sus siglas en
inglés), calcula que en Reino Unido unas mil mujeres y niñas han sido
sometidas a esta práctica. No existe ningún estudio sistemático ni
recopilación formal de información.
Otra activista de la comunidad, que prefiere
permanecer en el anonimato, cuenta que sabe de entre 15 y 20 casos recientes
sólo en la ciudad de Croydon. "Suele hacerse en Reino Unido, pero no en
todas partes, como la mutilación genital femenina", señala, describiendo la
práctica en la que madres, tías o abuelas utilizan una piedra caliente para
masajear repetidamente el pecho de las niñas con el propósito de "romper el
tejido" y retrasar el crecimiento de los pechos. "A veces lo hacen una vez a
la semana, a veces dos veces por semana, dependiendo de cómo resulte",
añade.
Los responsables de esta práctica, generalmente los
progenitores, la consideran una medida tradicional que protege a las niñas
de atraer la atención de los hombres, del acoso sexual y de las violaciones.
Médicos y víctimas la consideran unapráctica
de abuso infantil que puede dejar marcas físicas y psicológicas, generar
infecciones, imposibilitar la lactancia, provocar deformaciones e incluso
cáncer de mama. La ONU lo describe como uno de los cinco delitos de
violencia machista menos denunciados a nivel mundial.
Una mujer que vive en los suburbios de una ciudad
inglesa cuenta que comenzó a plancharle el pecho a su hija en cuanto notó
señales de la pubertad. "Cogí la piedra, la calenté y comencé a masajearle
el pecho a mi hija", relata. "La piedra estaba un poco caliente. Cuando
comencé a masajearla, ella me dijo ‘¡Mama, está caliente!’". La niña quedó
con cicatrices y la policía interrogó a la madre, que luego fue puesta en
libertad con una advertencia.
Leyla Hussein, una activista y psicoterapeuta
británica de origen somalí que lucha contra la mutilación genital femenina,
afirma que en su clínica en el norte de Londres ha hablado con cinco mujeres
que han sido víctimas del planchado de pecho.
"Todas eran mujeres británicas, de nacionalidad
británica", aclara Hussein. Una de las mujeres le dijo que como consecuencia
de esta práctica, nunca le crecieron los pechos, señala Hussein. "Me
repetía: ‘Tengo pecho de chico’. Pero nunca nadie la entrevistó por este
tema, nunca le hicieron un examen físico. Esto sucedió en el norte de
Londres, aquí cerca", denuncia Hussein.
"Durante más de 10 años fui enfermera en Reino Unido
y he visto cómo han aumentado los casos", explica Jennifer Miraj, que
trabajó en hospitales en Essex, Glasgow, Birmingham y Londres hasta el 2015.
Miraj especifica que ha conocido casos confirmados de planchado de pecho en
aproximadamente 15 mujeres adultas y ocho niñas.
"Cuidé a una niña de 10 años que se le había
infectado. Hacía varios años que le planchaban el pecho", recuerda,
mencionando un caso que atendió en el hospital Broomfield en Essex.
Mary Claire, una mujer sacerdote en una iglesia en
Wolverhampton, cuenta que en Leeds habló con cuatro víctimas oriundas del
oeste africano. "Se les veían las marcas", remarca.
La policía dice que no ha recibido denuncias formales
por planchado de pecho en Reino Unido, pero sospechan que sucede. "Si yo
supiera de un caso concreto, haría algo al respecto", asegura el inspector
Allen Davis, de la Policía Metropolitana. "Es muy importante denunciar. La
gente tiene que reconocer estas prácticas como lo que son: abuso infantil",
añade.
Un informe
reciente de la oficina de salud mental del municipio de Brent, en las
afueras de Londres, menciona que organizaciones de voluntarios que trabajan
con migrantes africanos consideran que el planchado de pecho es "un problema
cada vez mayor al que no se le está prestando la atención suficiente".
"Me sorprende que la policía y otras autoridades no
estén ni siquiera destinando los recursos necesarios para lidiar con este
fenómeno tan horroroso", señala Alex Carlile, un destacado jurista exjuez
suplente del Tribunal Supremo y miembro de la Cámara de los Lores.
"Ya es hora de que la policía y los fiscales se
ocupen de este problema con seriedad y con sensibilidad respecto a las
cuestiones personales que afectan a las víctimas jóvenes y a sus
comunidades", añade Carlile.
"No es sólo una cuestión de asignar fondos, sino un
tema de voluntad política a la hora de enfrentarse a algo que históricamente
ha sido aceptado como una práctica cultural", señala la diputada
conservadora Maria Miller, que además preside el comité de Mujeres e
Igualdad en el Parlamento.
"Creo que los funcionarios públicos deben comenzar
por ser más honestos y realistas respecto de algunas cosas con las que se
encuentran y deben enfrentarse a estas prácticas abusivas y bárbaras,
especialmente las que afectan a la niñez", añade.
El Gobierno
afirma que está "completamente comprometido" con poner fin a esta
práctica. Sin embargo, activistas y trabajadores sociales dicen que hasta
ahora se ha hecho muy poco. "No han hecho nada ¡Nada!", se lamenta Geraldine
Yenwo, activista de Cawogido. "Siempre se habla del matrimonio infantil y la
violencia contra mujeres y niñas, pero nadie habla del planchado de pecho".
Nyuydzewira, que sufrió este abuso cuando era niña,
cuenta que las autoridades británicas no se toman en serio el problema y que
no han denunciado a aquellos que lo realizan a sus hijas argumentando que lo
ven como una "práctica cultural".
"Los británicos son muy respetuosos, en el sentido de
que cuando ven algo así lo primero que piensan es en no herir sensibilidades
culturales", afirma. "Pero si una práctica cultural está dañando a niñas…
Cualquier daño que se le provoque a una niña, sea en público o en privado,
debe ser denunciado", concluye.
Traducido por Lucía
Balducci
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