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http://www.europapress.es/epsocial/menores-00645/noticia-patricia-madre-sufrio-maltrato-cuando-le-quitaron-custodia-acabo-infancia-20160705143504.html
VIOLENCIA DE GÉNERO
Patricia, hija de una víctima de violencia de género: "Cuando le dieron mi
custodia a él, se acabó mi infancia"
CHANGE.ORG
MADRID, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
El
padre de Patricia Fernández maltrató a su madre hasta que un 20 de febrero
le dio "la última paliza" y ella le denunció. La niña, que ahora acaba de
cumplir los 18, tenía entonces seis años y junto a su hermano de cuatro, que
lo vio todo y se tiró tres meses sin hablar, pensó que la
pesadilla terminaba, pero entonces empezaron las visitas obligadas, los
puntos de encuentro y los psicólogos, una década "de sufrimiento". "Cuando
le dieron la custodia a él, me mataron en vida. Mi infancia se acabó",
relata.
Lo cuenta todo en un libro en el
que aspira a dar voz a quienes dice, no tienen ninguna: Los hijos de las
víctimas de violencia de género que como ella, padecen de frente el
maltrato en sus casas y de perfil, la batalla judicial que libran
sus madres. Su biografía, "Ya no tengo miedo" (Ed. Club
Universitario) no aborda la trama jurídica --"a mi de eso no me contaban
nada"--, sino los recuerdos de lo que vivió antes y sobre todo, después de
aquella última paliza.
"Fue
un caos. Yo tenía 6 años y mi hermano 4 y lo primero que hicieron los
servicios sociales fue cambiarnos de colegio. De la noche a la
mañana yo estudiaba en otro sitio y me fui sin despedirme de nadie.
Mi madre nos dijo que se separaban y no me puse a llorar, hasta que después
nos dijeron que tendríamos que ir a verle", relata Patricia, que en el libro
ha puesto un nombre ficticio al maltratador y se niega a identificarle como
padre.
En una entrevista con Europa Press,
recuerda que el primer día camino del punto de encuentro intentó tirarse del
coche en marcha. Al llegar siempre se negaba a bajarse. "La
policía me obligaba a ir a rastras. Era una desesperación increíble, un
miedo terrible. Tenía ataques de ansiedad cada dos por tres, o me llevaban a
urgencias o el SAMUR acababa en mi casa", explica.
En los juzgados no fue mejor. A
Patricia le explicaron que unas personas le harían unas preguntas. Recuerda
que estaba en una sala sentada a distancia de su hermano y la perito le dijo
que estaba siendo manipulada por su madre y que a su vez, estaba manipulando
al niño. "Me echó de la sala, tal cual. Yo no sabía qué era
manipular y ella dijo que yo lo hacía". Tenía ocho años.
A partir de ahí, se cerró en banda.
Tiene recuerdos de sesiones de "terapia" en un piso habilitado como punto de
encuentro donde ella y su hermano eran sentados en una cocina con dos
personas mientras otras observaban tras un cristal con una cámara. Dice que
les pedían que hablasen bien de él, que le escribiesen una carta,
con "la amenaza" de que aparecería en cualquier momento. Ese día llegó y
Patricia recuerda el llanto de su hermano cuando le pusieron frente a él.
"Los psicólogos empezaron a decir
que estábamos manipulados. Si yo decía que no quería ir a verle, decían que
yo estaba mintiendo. Yo sólo veía que nadie me creía y que cuando yo
decía por qué no quería bajarme del coche a ellos les daba igual.
Con el tiempo me enteré de lo que estaba pasando"; dice. Les habían
diagnosticado un "Síndrome de Alienación Parental", una teoría sin base
científica ni respaldo de la Organización Mundial de la Salud según la cual,
los niños se inventan el maltrato por influencia de sus madres.
"TENÍA QUE PROTEGER A MI HERMANO"
La consecuencia, que su custodia y
la de su hermano pasaron a ser del maltratador y con ellos, la casa
familiar. "No sé qué pasó en aquel juicio, pero un día nos dijeron
que se tenía que ir. La casa se iba vaciando porque mi madre se
tenía que llevar todas sus cosas. Era un 23 de junio, acababa de terminar
las clases. Él llegó a casa y mi madre se marchó. A mi me mataron en vida.
Fue lo peor. El día que se produjo el cambio de custodia me robaron mi
infancia. Ahí cambié. Tenía que protegerme y proteger a mi hermano. Él tenía
ocho años, yo diez", explica.
La custodia exclusiva del padre se
prolongó tres meses durante los que no tuvieron ningún contacto con su madre
por decisión judicial. "Mi mayor miedo no era que nos pasara algo, sino que
me quitaran a mi madre y me acababan de quitar a mi madre.
No supe nada en tres meses, estaba sola con mi hermano, no tenía a nadie. En
ese momento yo dejé de vivir y empecé a sobrevivir. Me volví fría. No sé si
hoy lo habría soportado. Estábamos destrozados. Esos tres meses es
lo peor que me han hecho en mi vida", asegura.
Afirma que estaban en peligro,
aunque no se paraba a pensarlo. "Él nos amenazó una vez con estrellar el
coche con nosotros dentro. Nos amenazaba cada dos por tres con llevarnos a
un centro de acogida. Hacía como que llamaba por teléfono y me decía 'haz
las maletas, que vienen a buscarte porque allí es a donde llevan a
los niños que nadie quiere'", relata de esa fase.
"FUERA DEL COLEGIO ERA LA NIÑA DE LOS PSICÓLOGOS"
Nunca dijo nada en el colegio
porque era "el único lugar" donde la trataban "normal" y fuera de allí "era
la niña de los psicólogos, de los puntos de encuentro, del SAMUR cada
semana". "El colegio era un paréntesis, un lugar donde ser feliz y yo sacaba
muy buenas notas. Creo que a nosotros nunca se nos notó.
Además, hay profesores y profesores, no todo el mundo se implica y
no a todo el mundo le importa de verdad lo que le esté pasando al crío de al
lado", afirma.
El 12 de septiembre su madre
recuperó la custodia y volvió a casa, pero los niños fueron
obligados a un régimen de visitas que incluía 40 días al año en
vacaciones y algunos fines de semana. Cuenta que él no les permitía llamar a
casa durante las estancias, que "era horrible" y que acabaron necesitando
una psicopedagoga.
Todo cambió cuando en un diario de
su madre encontró una fotografía del matrimonio. En el reverso, "él había
escrito de su puño y letra" la fecha de la última paliza, 20 de febrero,
junto a la frase "te lo mereces". "Cuando vino a por nosotros, bajé, le
enseñé la fotografía y le dije que no iría nunca más. Estuvo dos horas allí
hasta que vino la policía y cuando se lo conté al agente, me preguntó cómo
era posible que tuviera que ir con él. Le contesté que la policía llevaba
años arrastrándome", explica. Tenía 16 años y consiguió suspender el
régimen de visitas.
"TE CUIDAS DE LAS PERSONAS"
Cuenta que de todo lo vivido le
queda "mucha protección hacia uno mismo", porque "si en
diez años no has podido fiarte de nadie, te cuidas de las personas". También
algunas 'manías', como la necesidad planificar cada detalle de un viaje
--"yo nunca sabía donde iba los fines de semana"-- y cierto ojo para
reconocer relaciones tóxicas, pues dice que ve algunas parejas, gente de su
edad, en las que nota que él "apunta maneras".
Considera que "lo peor" es que
nunca le dieron "la oportunidad de hablar". "Eché de menos
que en vez de que mis palabras pasaran por veinte manos antes de llegar al
juez, el juez se sentara conmigo y me preguntase qué quería
hacer yo. Luego dicen que si los maltratadores matan a los niños pero es que
a mi me obligaron a ir con él. Imagina que ese día decide estrellar el
coche... Estábamos muertos de miedo", añade.
Su madre leyó el manuscrito y se
echó a llorar. Explica a Europa Press que se sintió "morir" al descubrir
todo lo que sufrieron sus hijos cuando estaban separados. Reconoce que el
día que Patricia cumplió 18, le volvió a latir el corazón porque ya
nadie podría obligarla a ver a quien quiere olvidar, aunque él
siempre acabe haciéndose notar, como cuando en marzo "montó un pollo" en el
instituto para exigir las notas de su hija.
"Ahora las autorizaciones las firmo yo", dijo
la niña en secretaría.
Patricia ha iniciado
una campaña de recogida de firmas en Change.org que ya tiene más de 89.000
avales para exigir a los líderes de los principales partidos que aclaren qué
van a hacer para proteger a estos niños sin voz. Según el CIS, un
63% de los hijos de mujeres maltratadas presenciaron episodios siendo
menores de edad y el 64% padecieron la misma violencia. Hasta 104
se han quedado huérfanos de madre desde 2014 y ocho han sido asesinados
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