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9 de diciembre 2017

¿Qué pasa por la mente de un adulto que maltrata niños?
Son 29 los niños que a diario
reciben maltrato físico o psicológico por parte de una adulto en el seno de sus
familias o en sus entornos de vida. De hecho, según información del Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar, 8.050 menores de edad de todo el país han
recibido atención por esta razón en lo que va de 2017, siendo Bogotá D.C. y
Antioquia, Arauca, Atlántico y Bolívar, los territorios en los que más hechos de
este tipo se presentan.
Lo más frecuente, según los expertos, es que el
maltratador sea un miembro de la familia, y la madre y el padre son los
principales responsables. Aunque fuera del hogar, docentes y terceros
también contribuyen con el maltrato infantil.
Y, aunque en Colombia y en el mundo hay leyes que
obligan a la protección y el bienestar de los niños, la cantidad de casos
registrados a diario, 29 en promedio – volviendo a las cifras del ICBF –
debe centrar la atención en que, como sociedad, algo está fallando.

Es normal: ‘La letra con sangre entra’
Luis Alberto Ramírez, médico psiquiatra de niños y
adolescentes, docente de la Universidad del Bosque, explicó que la mayoría
de los casos de maltrato ocurren en el ámbito del hogar, es decir, en el
seno de la familia. “Los maltratadores son usualmente los cuidadores de los
niños”, comenta.
Y esto tiene una razón: “el maltrato no se ve, no se
vive, no se estima como maltrato. Sino que se entiende como una serie de
acciones correctivas que giran en torno a educar al menor”.
Según los adultos, describe el experto, “las
diferentes formas de violencia física o psicológica contra los niños, van
básicamente orientadas a corregir las pautas de conducta y a generar
procesos de aprendizaje que están asociados de la producción de dolor”.
“El proceso de
corrección y de educación en nuestra cultura está asociado a la producción
de dolor. Si no se produce, el adulto piensa que no hay aprendizaje”. Psiquiatra
Luis Alberto Ramírez
Y el problema es que el maltrato no es una disposición formal,
sino un proceso de aprendizaje crónico y continuo que es transgeneracional.
“En los últimos 50 años del siglo pasado hubo una
máxima que formaba parte de la retórica de toda la gente: ‘la letra con
sangre entra’. La violencia y el maltrato se ve como un fenómeno extraño,
pero la violencia contra los niños y en los procesos educativos se ha dado
desde tiempos remotos en la historia de la humanidad”, afirma Ramírez.

El adulto está convencido de que el maltrato infantil es un acto correctivo
Lo que usualmente ocurre en la mente de un adulto maltratador: mamá, papá,
abuelos, hermanos mayores, tíos, “es que están convencidos de que ese acto es
correctivo”, dice el psiquiatra.
“Cuando
el maltrato se convierte de manera arbitraria en un correctivo no es un
delito o algo indebido, se permite y se acepta, incluso conviene”, reitera
Ramírez.
Y también está asociado a una lamentable realidad: la negligencia, que puede
decirse es una las formas más agresivas de ejercer maltrato contra los niños.
“Si el niño tiene sueño, tiene hambre, tiene ganas de
explorar el mundo, es desatendido, además está obligado a hacer lo que
quiere el cuidador”, comenta el psiquiatra, para quien la frase ‘no me
importa’ es la que mejor describe esta situación.
Y esto es grave porque, como dice la psicóloga Marta
Cecilia Gutiérrez, “los seres humanos dependen de unos cuidadores primarios
y la relación con ese cuidador lo provee de un apego seguro, que es la
garantía para tener herramientas, estrategias y fortalezas para enfrentar el
mundo adulto”.
Mientras
mejores cuidadores tenga la persona en la primera infancia, más protegida de
los trastornos de salud mental estará.
Lo impactante es que los niños que son criados con negligencia o
no reciben amor tienen una alta probabilidad de convertirse en jóvenes ansiosos.
De acuerdo con Ramírez, quien realizó un estudio al respecto, de 3.000
adolescentes estudiados, 75% sufren de ansiedad.
Y esa, dice, “no es una condición casual, sino de
rasgo. Es decir que que el joven está ansioso como una respuesta de su
organismo a la incertidumbre, el miedo, la angustia, a la incapacidad de
comprender un mundo que cada vez le exige más cosas”.

Y, qué pasa en la mente del niño
El maltrato es un círculo vicioso, porque si no se saca al menor del ambiente
maltratador y se atiende con psicoterapia, probablemente quede con una marca que
afecte el desarrollo de su vida.
Roberto Chaskel, médico psiquiatra de niños y adolescentes,
coordinador del departamento de Salud Mental de la Fundación Santafé de Bogotá y
el Hospital Militar Central, comenta que aunque no pasa lo mismo en la mente de
un niño de seis meses que de un adolescente de 17 años, hay unas consecuencias
que son comunes que, si no se tratan, dejan una huella crónica a largo plazo.
“Las estructuras cerebrales del niño se modifican como
consecuencia de un evento traumático. No solo la lesión se produce en un área
del cuerpo, sino en lo psicológico y cerebral”, explica.
Lo grave es que algunas veces las alteraciones que se producen en
la amígdala, el área prefrontal derecha, la sustancia negra y el sistema
reticular del cerebro, no son reversibles.
“Esto en los niños produce los más diversos síntomas,
pero tres son comunes en las diferentes edades: trastornos de sueño, en el
apetito, en la actividad social y de juego, en la concentración y en el
aprendizaje”, dice Chaskel.
El llamado para la sociedad en general, especialmente
para el entorno más próximo a los niños, es estar pendientes de estos
síntomas, porque son señales de que son víctimas de maltrato, y si no son
atendidos pueden producir ansiedad y depresión. Esa combinación, alerta el
médico, “conduce frecuentemente a grandes malestares psiquiátricos y a
intentos o suicidios consumados”.
¿Qué hacer para evitar el maltrato infantil?
Para el psiquiatra Luis Ramírez, lo fundamental es
restablecer la estructura familiar: “Que las relaciones entre los miembros
de la familia vuelvan a ser armónicas y desempeñen unos roles”.
“Estamos interesados en educar una sociedad
incluyente, que acepte que existen fórmulas de negociación y estilos de
reacción con cada tipo de personas. Los niños y adolescentes necesitan ser
observados, escuchados, atendidos, cuidados y sobretodo amados”, recalca el
experto.
También, dice, se requiere que la gente conozca el
marco normativo que lo obliga a cumplir la ley, para que sepa que cuando la
infringe va a recibir sanciones.
“La violencia y el maltrato son prácticas
recurrentes, transgeneracionales, y más que castigarlas (es el mismo
absurdo), se requiere urgentemente reeducarnos en las relaciones como seres
humanos. Necesitamos mejorar nuestra inteligencia social”, concluye
Ramírez.

Por: Elizabeth Correa Londoño
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