PRODENI

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 LA IDEA DEL SUICIDIO ESTABA SIEMPRE RONDANDO EN MI CABEZA

…CUANDO SE CERRABA LA PUERTA AQUELLO ERA UN INFIERNO

 TESTIMONIO DE UNA JOVEN MALTRATADA EN SU INFANCIA

(Se omite identificación y lugar)

 

Diciembre 2008

Tengo 30 años y soy mujer. Hasta los 20 años fui víctima de maltratos físicos y psicológicos por parte de mis padres. Tuve que irme de casa porque mi vida corría peligro, pues me hubiera quitado la vida ya que no podía aguantar más aquel infierno. Desde mi "fuga" mi vida ha mejorado pero no es un camino de rosas precisamente. Tuve que luchar mucho para tirar adelante, tuve que dejar mis estudios porque tenía que mantenerme y tenía que trabajar. Cuando empecé a conseguir un poco de estabilidad me di cuenta de todo lo que había pasado y me vine abajo. Hace 5 años que estoy en tratamiento de psicoterapia por las graves secuelas emocionales consecuencia de los actos de dos personas "taradas" (para conducir te hacen sacar un carné pero para ser padre... lo puede ser cualquiera). Tengo miedo a todo, gran ansiedad, etc.

Desde que tengo uso de razón y hasta que logré marcharme de casa, recibí malos tratos por parte de mis padres. Lo curioso es que la gente piensa que esto se suele dar en clases sociales bajas y con personas sin educación académica o poca cultura. Pero se equivocan, se da en cualquier clase social y da igual qué tipo de cultura tengan los agresores. Mi padre era una persona que ganaba un buen sueldo y mi madre era una persona con carrera y bastante inteligente.

En mi casa tuve casi todos los caprichos que quise, a nivel material tuve lo mejor, pero se olvidaron de lo imprescindible para un niño: El amor y el respeto. La gente nos veía como una familia feliz, pero cuando se cerraba la puerta de casa aquello era un infierno. Yo creía que lo que sucedía era normal y que pasaba en todas las casas. No había un motivo para que nos maltrataran (nunca hay motivo para ello) pero me refiero a que si nos portábamos mal tocaba paliza y más o menos entendíamos que si hacíamos equis cosa tocaba paliza. Pero muchas veces no había lo que nosotros considerábamos un motivo. Caían porque si, porque ese día se habían levantado con el pie izquierdo, o porque habían tenido un mal rollo entre ellos o porque habían discutido con alguien o porque el Sol seguía saliendo por el este.

Además, si daba la casualidad que delante de mi casa había una familia que siempre se estaban chillando y otra en la que el padre propinaba malos tratos a sus hijos, les acuchillaba las manos y les quemaba con cigarrillos, yo pensaba... "Qué suerte que mis padres no fuman y así no me queman"

A veces venían amiguitas mías a jugar y mis padres se transformaban en las personas más agradables del mundo. Cuando éstas se iban empezaba el "show". Claro, cuando yo iba a casa de las amigas y veía que sus padres eran amables y les trataban bien, pensaba que cuando me fuera yo de su casa, a ellas les tocaba palizas.

Nadie sospechó nunca nada de lo que ocurría, ya que cuando no estaba en casa me mostraba como una niña alegre, no tenía problemas en clase (de hecho era la primera de clase, siempre con muy buenas notas) Era muy sociable y nunca comenté nada con nadie. ¿Y los moratones...? Muchos niños íbamos con moratones y podían ser de caer de la bici, de hacer el mono y subirnos a árboles, muros, etc. Así, que si preguntaban decía que me había caído. Hacía muchas actividades extraescolares y normalmente era la mejor; me esforzaba para hacerlo todo bien y lo conseguía. De este modo, creía que mis padres estarían contentos conmigo y dejarían de hacerme daño.

Iban pasando los años, me iba haciendo mayor y me iba dando cuenta que lo que estaba pasando en mi casa no era tan normal como pensaba. No me acuerdo cómo me di cuenta de ello, pero poco a poco empecé a hablar de esto con la hermana de mi madre y descubrí que no era normal.

Ya era adolescente y cuando tocaban palizas corría a llamar a mi tía para que me ayudara. Ella se ofrecía para venirme a buscar y que me fuera a vivir con ella, pero me echaba atrás porque no quería que ellas dos tuvieran problemas por mi culpa.

La etapa de la adolescencia fue la peor. Ya es difícil de por sí para cualquier adolescente: Inseguridades, cambios, etc. En mi caso se sumaban los malos tratos. Los físicos duelen pero salen moratones y se van. El daño físico más grande que me hicieron fue partirme una escoba de madera en la espalda o cuando me arrinconaban en una habitación y golpeaban mi cabeza contra la pared hasta que se cansaban, pero nunca me hicieron nada lo suficientemente grave como para ir al hospital.

A cuenta de lo de la escoba recuerdo mucho dolor en la espalda y recuerdo la sensación que tuve en las piernas que me flojeaban hasta que me quedé doblada en el suelo del comedor de casa (hace un tiempo, y hablo de no hace mucho, mi madre me pidió perdón por este hecho en concreto) Y mientras me golpeaban yo chillaba mucho (pero más de lo que realmente sentía ) para que vieran que estaba sufriendo mucho y me dejaran en paz, así que nunca llegó a ser nada como para ir al hospital (esto de arrinconarme y darme de golpes contra la pared era más propio de mi padre, o al menos en mi cabeza, recuerdo mucho un día en concreto que me arrinconó en la cocina y me cogió del pelo del flequillo y me daba golpes contra la pared).

El peor recuerdo que tengo no lo sufrí yo, si no mi hermano mayor, al que mi padre le cogió del pelo y lo tiró por las escaleras de casa (vivíamos en un adosado) y yo veía como caía. Mi madre también lo recuerda y mi hermano pequeño dice que también, aunque cuando sucedió esto no debía tener más de 4 o 5 años, así que no sé cómo lo recuerda. Lo curioso del caso, es que mi hermano mayor no lo recuerda. Y yo lo tengo super grabado en la cabeza y creo que es una imagen que jamás se me va a borrar.

Lo peor es el maltrato psicológico, que éste no se va. Palabras como: “Ojalá no hubieras nacido nunca” “Por tu culpa mi vida es una mierda” “Eres una mierda” “No sirves para nada” “Eres una víbora” (palabra que más veces salía de la boca de mi madre) “Eres una puta” y un largo etcétera... Empecé a tener problemas con los estudios; no hacía nada y estaba siempre muy deprimida. También empecé a tener problemas de sociabilidad ya que la gente me daba miedo. Creía que si mis padres me hacían aquello y eran los que supuestamente me tenían que querer, los demás a saber qué me iban a hacer. Así que no me relacionaba prácticamente con nadie. Tenía unas amigas con las que salía, pero yo estaba allí de adorno. No hablaba, ni nada, simplemente estaba de cuerpo presente.

Adelgacé hasta casi rozar la anorexia (siempre he sido delgada) pero con 18 años me quedé con 38 kilos midiendo 1,67. La idea del suicidio estaba siempre rondando en mi cabeza. Lo intenté, pero afortunadamente sin éxito. No podía aguantar más.

Me llevaron a un neuropsiquiatra (porque decían que era rebelde) y le conté todo lo que sucedía en mi casa. Cuando mis padres entraron en la consulta, el médico les contó todo lo que yo había estado explicando. Evidentemente, lo negaron todo y al llegar a casa... pues paliza, para no variar. Entonces yo debía tener 16 o 17 años y me lo tomé como una traición tremenda. Cuando mis padres me llevaron allí, yo dije que si ellos entraban yo no pensaba hablar en absoluto. Así que entré sola. El médico se iba apuntando todo lo que yo contaba y entonces hizo entrar a mis padres y contó todo lo que le había dicho. Evidentemente, mis padres lo negaron todo y cuando llegamos a casa se lo pasaron pipa conmigo. Vi que ese señor me había traicionado y no recuerdo si volví allí. Me enchufó prozac y trankimazín, que me tomé durante muy poco tiempo, pero no me acuerdo si volví o no. Diría que no, pero no puedo asegurarlo.

En el instituto, una maestra me hizo salir de clase una vez porque me vio un golpe en la cara y me veía mal, así que quiso hablar conmigo. Primero le dije que el golpe me lo di con la puerta de la nevera. Ella me dijo que eso no era verdad y que le contara qué me había pasado. Me derrumbé y le expliqué lo que sucedía en casa con la esperanza que me pudiera ayudar. Me escuchó, pero nunca hizo nada (tampoco sé si en ese momento (1995) había ninguna ley contra los malos tratos. Lo desconozco).

Terminé el instituto y empecé otros estudios. Necesitaba irme de casa pero para ello necesitaba dinero o trabajo, así quise buscar trabajo mientras estudiaba.  Por otro lado tenía miedo de irme y que fuera peor lo de fuera que lo de casa. Así que aguanté un poquito más.

Al empezar mis estudios conocí a un chico y nos hicimos novios. Le conté mi malestar y mis ganas de marcharme. Me animó a irme a vivir con él en un piso de estudiantes y llegó el día que tuvimos jaleo en casa y ya fue la gota que colmó el vaso. Así que hice las maletas y cogí mis libretas de ahorro (mis padres habían estado metiendo dinero en ellas pero iban a mi nombre) y me fui sin trabajo ni nada, pero me fui. Llamé a mi madre y le dije que me iba y que no volvería a verme más.

Al principio me sentí muy aliviada porque salí del infierno y mi novio, que ahora es mi marido, me trataba muy bien, me quería y me respetaba.  Pero al poco tiempo caí en una depresión que me dejó en una cama. No me movía en todo el día, no me hacía cargo de la casa, ni cocinaba, ni me aseaba... sólo dormía. Me levantaba el sábado por la noche a trabajar en un pub en el que ganaba 24.000 pesetas (144 €) al mes y con eso tenía que pagar mi parte del piso que eran 17.000 pesetas (106 €) y con el resto comer.

Cuando mi marido terminó los estudios, nos trasladamos a vivir a la capital al encontrar un trabajo allí. Yo fui mejorando un poco (sola, porque no quería ir al médico, pensaba que ya se me iba a pasar) y conseguí un trabajo que no me gustaba nada, pero era trabajo y permitía mantenerme. Hasta que un día mi marido propuso de irnos a vivir a su pueblo, que estaba a unos 150 km. del mío, y nos fuimos.

Llegamos al pueblo y las cosas fueron estabilizándose: Nos casamos; nos hicimos una casa; teníamos trabajo los dos, etc. Pero tal y como se iba estabilizando la vida, se iba desestabilizando mi cabeza. ¿Qué paso? Por qué ahora que lo que me rodeaba iba bien estaba yo tan mal? Empecé a no dormir y con no dormir quiero decir que el día que dormía mucho dormía dos horas. Así durante mucho tiempo hasta que mi cabeza dio la vuelta y empecé a oír voces, a ver cosas inexistentes, a tener fobias y creer que me seguían, a creer que había todo un complot para hacerme daño. No podía quedarme sola en casa porque creía que me iban a matar y me encerraba en una habitación cuchillo en mano hasta que mi marido entraba en casa y recorríamos toda la casa para que yo viera que no había nadie.

Tardé un poco en ponerme en tratamiento porque pensé que me iban a tratar de loca y me iban a encerrar. Por suerte, encontré un médico muy bueno que me estuvo tratando una temporada, dándome medicamento y haciendo terapia durante un año, pero este médico ya no se podía hacer cargo de mí y me aconsejo que fuera a un médico psicoterapeuta. Me aconsejó uno y hace cuatro que estoy en terapia.

Las secuelas psicológicas son terribles, porque hoy en día tengo 30 años y va a hacer 11 que me marché de casa y todavía tengo miedo. Tengo una enfermedad mental llamada neurosis psicótica. Tengo muchos ataques de ansiedad, algunos se pasan rápidos, otros me han dejado inconsciente, otros se han manifestado en forma de enfermedad física (he tenido todos los síntomas de equis enfermedad y a lo mejor me han ingresado en un hospital por un supuesto cólico y resulta que sólo era ansiedad) Hay temporadas que me da por vomitar mucho... Tengo muchas fobias: A la gente, a la muerte, a los coches y la circulación (mi terapeuta dice que es porque veo los coches como armas que pueden provocar la muerte) etc. Además de un miedo horroroso a decir lo que pienso por miedo a las represalias que puedan tomar conmigo; así que siempre me pisa todo el mundo. La autoestima por los suelos y un profundo sentimiento de culpa. Creo que todas las cosas malas que pasan en el mundo son por mi culpa.

Ahora ya no tengo paranoias (no oigo voces ni veo cosas inexistentes) pero lo demás persiste y va a tardar en curarse, si es que alguna vez se cura, lo que me toca tomarme montones de pastillas (ahora 7 y media diarias pero empecé con 13).

La explicación de por qué esto no me sucedió mientras vivía con mis padres, que es cuando lo pasaba mal y ha salido ahora es sencilla. He tenido que luchar mucho para salir adelante; era lo primero, así que mi cabeza estaba centrada en sobrevivir. Cuando ya no he tenido que sobrevivir más, si no que he conseguido una estabilidad emocional gracias a mi pareja, un trabajo que me permite una estabilidad económica y una vida más o menos cómoda, entonces, como mi cabeza no conoce eso de "estar bien", pues se ha montado sus historias para que tenga que seguir sufriendo.

Con mi madre tuve más tarde la oportunidad de hablar y fue en mi casa. Le pregunté: "¿Tu madre te maltrataba?" Me dijo que si y me contó muchos detalles de su vida (prácticamente me estaba contando la mía). Y le dije... "¿Eres consciente de que tú has hecho lo mismo con nosotros?" Se puso a llorar y me dijo que sentía mucho todo el daño que nos había hecho, pero que entendiera que ella no había tenido una vida fácil.

 Le dije que si todavía le hablaba era porque se lo había perdonado. Entonces le empecé a contar detalles como lo de mi hermano rodando por las escaleras y de nuevo lloró y me dijo que lo recordaba perfectamente; detalles como palabras que me repetía a mi constantemente como “víbora” o que “Ojalá no hubiera nacido nunca” y que yo “le había destrozado la vida” (mi madre se casó con 18 años embarazada de mi) y le dije que todo esto me había provocado mi enfermedad. Ella se acordó de la escena de la escoba y me pidió perdón y me dijo que perdiera los nervios y que toda su vida se iba a acordar de ese día. Pero que, en general, para ella, mientras nosotros éramos pequeños, habían sido los mejores años de su vida y que ella no tenía la sensación de que las cosas fueran tan gordas.

 No sé por qué toda mi ira va hacia mi padre. También pasa que como con mi padre no se puede mantener una conversación porque es un poco corto y siempre termina quejándose de cosas (su salud, el dinero que gasta...) y no soporto las lamentaciones.

 Sobre mi padre sé que mis abuelos toda la vida lo trataron de tonto y respecto a mí todavía se pregunta por qué no le hablo, ni tengo ningún tipo de relación con él. Un día que nos encontramos en la comunión de mi prima, hablé con su mujer que me preguntó por qué no quería saber nada de mi padre y le dije que mi padre se había portado muy mal con nosotros y que había hecho cosas imperdonables. Ella me dijo que tenía que perdonar y olvidar porque yo era "el ojito derecho de mi papá" y que él estaba muy triste y le dije que cada palo aguantara su vela. Llora mucho, pero él tampoco ha hecho nada para intentar arreglarlo (de hecho no se puede arreglar; para mi no existe)

 Mi marido es una persona muy importante en mi vida. Desde el primer momento supo lo que pasaba en mi casa y me animó mucho para que me marchara de casa. Viene de una familia ideal. Recuerdo el primer día que fui a su casa  que aluciné porque todo el mundo se trataba con muchísimo respeto y allí se tenía en cuenta a todo el mundo. Pensé si todo era un teatrillo porque estaba yo, pero mi marido me dijo que siempre era así. Mis suegros me quieren y me aceptan como soy, no se meten en mi vida y respetan las opiniones que pueda tener aunque difieran de las suyas. Me tratan como uno más de sus hijos. Son muy buenas personas. Con la mala fama que tienen los suegros y yo he tenido toda la suerte del mundo!!!

Así, que ahora me toca aprender a vivir y aprender que nadie me va a hacer daño y que ahora me puedo defender. De todos modos, soy una persona muy fuerte y nadie nota que esté mal porque no permito que nadie lo vea. Cumplo en mi trabajo y salvo por algunos ataques que me han dado allí y lo han tenido que presenciar, nadie notaría nada.

Me gustaría ser madre, pero de momento no me dejan porque dicen que no aguantaría el embarazo por los cambios psicológicos que conlleva. Aparte, tomo demasiada medicación que puede perjudicar a un bebé. Últimamente, muchas de mis amigas han tenido bebés o están embarazadas y me hace sentir mal porque pienso que si hubiera tenido unos padres normales, ahora también podría disfrutar de un hijo y tengo la duda si algún día podré. De todos modos le tengo dicho a mi marido que si algún día podemos tener un hijo y se me ocurre levantarle la mano; sólo levantarla o le insulte y salgan serpientes de mi boca... que me haga las maletas, me eche de casa y me denuncie para que me encierren de por vida.

A grandes trazos he contado qué paso conmigo y qué está pasando todavía. Tengo otros hermanos que pasaron por lo mismo y sus vidas no son mejores que la mía. Por suerte yo tengo ayuda y me estoy tratando, que ellos todavía no han llegado al momento de "estabilidad desestabilizadora" y no buscan ayuda. Ellos también sufrieron, pero no puedo decir qué pasa por sus cabezas.

Espero que esto pueda ayudar a alguien, ya sea una víctima de maltrato como a personas que están a su alrededor y que pueden hacer algo por ayudarles porque los malos tratos infantiles los sufres durante mucho tiempo, incluso cuando te has alejado del peligro.