Justine, una niña francesa de seis años, fue lanzada por la
ventana de la cocina de su casa, en un cuarto piso, en
Marsella. La autora de los hechos fue su madre, Samyra. La
mujer declaró que escuchó voces que le indicaron que lo
hiciera. Aunque inicialmente los bomberos que acudieron al
rescate no temían por la vida de la niña, finalmente Justine
no pudo superar las consecuencias de los múltiples
traumatismos que le causó la caída y falleció.
La
madre está bajo arresto porque los investigadores consideran
que su situación mental lo permite, pese a las
declaraciones. Es más, no descartan que las alusiones a las
voces sea una estrategia de la defensa.
Conmoción entre los vecinos
Los
vecinos no salían de su asombro. Samyra y Justine se habían
mudado al barrio recientemente, pero la madre era muy
reservada y poco aficionado a hablar de su vida. Justina,
sin embargo, despertaba la simpatías de los vecinos: «Era
una niña llena de vida, que siempre decía buenos días». «Era
encantadora, le mostraba los caracoles a mi hijo pequeño»,
continúan.