Mi padre es un ultra
¿Tienen los padres la culpa de la violencia que
cada semana mancha el fútbol base en España? En este vídeo, El
Confidencial aborda este asunto con directivos, entrenadores, árbitros y
los propios padres
http://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/2015-12-11/futbol-padre-rayo-majadahonda-arbitros-entrenadores-psicologos-ninos_1115905/
11.12.2015 Por David Brunat Terraza
"Padres,
queremos jugar con estas 10 reglas: no me grites en público, no le grites
al entrenador, no menosprecies al árbitro, no pierdas la calma, ríe y
diviértete viéndome jugar...". Así, y hasta completar las 10, reza un
cartel colgado en la puerta que da acceso a las instalaciones del Rayo
Majadahonda, un club al que el mes pasado el Colegio de Árbitros de Madrid
premió por su comportamiento hacia este colectivo tan habitualmente
denostado. ¿Casualidad? No lo parece. Con razón, su presidente, Enrique
Vedia, enseña orgulloso la placa que le entregaron los trencillas.
Cada sábado
por la mañana, la veda para el insulto y la vejación se abre en toda
España. Mientras las calles inician el día en silencio y calma, en los
campos de fútbol se cocinan los peores improperios. Padres furiosos que
cargan contra el árbitro, se desesperan con sus hijos y terminan,
afortunadamente en pocas ocasiones,
protagonizando desagradables trifulcas. Claro que también está el lado
positivo, como ocurre en casos como el del mencionado Rayo Majadahonda,
donde los padres reciben charlas de información y concienciación al inicio
de cada temporada, a una de las cuales nuestras cámaras tuvieron acceso
para dar testimonio de los valores que ahí se les transmiten.
Mediante el
videorreportaje 'Mi padre es un ultra', El Confidencial se adentra en
varios de estos campos para abordar la lacra del fútbol base, muchas veces
el reflejo de lo que se ve en el de élite, donde ejemplos como el de José
Mourinho no ayudan. Entrenadores, coordinadores y psicólogos consultados
por este diario coinciden en señalar que la violencia de los padres desde
la grada puede frustrar la carrera del mejor jugador de fútbol, y afecta
en muchos casos a la autoestima y el rendimiento escolar de los chavales,
además de educarles en la falta de respeto hacia los árbitros o los
rivales, cuando no en la violencia verbal e incluso física.