PRODENI

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Rescatan de un ascensor de Vigo a cuatro policías y a un menor esposado

Los agentes acudieron al piso de los padres del adolescente para recoger y devolver al joven, que está en situación de desamparo, a un centro de internamiento

E. V. P. VIGO / LA VOZ

09 de septiembre de 2012 04:00

Cuatro policías nacionales y un adolescente esposado que estaban atrapados en un ascensor fueron rescatados por los bomberos en Vigo. El elevador quedó atascado por el exceso de peso de los cinco ocupantes y por los movimientos del menor, que intentaba zafarse. El incidente ocurrió a las 23.30 horas en el número 62 de la Avenida do Fragoso. Los agentes acudieron al piso de los padres del adolescente para recoger y devolver al joven, que está en situación de desamparo, a un centro de internamiento. El menor pretendía entrar en la casa de sus progenitores, pero no había nadie y golpeó la puerta repetidamente. Cuatro agentes redujeron al adolescente y lo esposaron.

Según explica la policía, el joven no fue detenido sino que los agentes tenían previsto acompañarlo de vuelta al centro. Una vez dentro del ascensor, el esposado se revolvió. «Hizo los movimientos típicos para zafarse, estaba nervioso, pero no es ningún delincuente», aclararon fuentes policiales. Con exceso de peso, el ascensor quedó atascado en la planta baja y las puertas bloqueadas. Los atrapados pidieron ayuda por emisora y los bomberos de Balaídos abrieron el elevador con llaves especiales. Nunca vieron algo similar.


http://www.lavozdegalicia.es/ noticia/galicia/2012/09/09/ rescatan-ascensor-vigo-cuatro- policias-menor-esposado/0003_ 201209G9P14994.htm


COMENTARIO DE PRODENI

Los bomberos de Vigo dicen que nunca vieron algo similar a lo que se acababan de encontrar: cuatro policías uniformados y un adolescente con las esposas puestas, encerrados en el ascensor. Allí estaban los cuatro hombres de Harrelson, los valientes fornidos defensores del orden y la ley atando en corto a un chaval que se había fugado de un centro de acogida y quería refugiarse en su casa, alguien, según los propios agentes, que no estaba detenido porque no era un delincuente y que simplemente lo estaban acompañando al centro de acogida (¿no suena a chiste de comic?) claro que rodeado y esposado, que es como tiene que  hacer la policía, ahora, cuando acompaña a alguien, aunque sea un adolescente, cosa que se ha venido generalizando desde hace una década,  niños y niñas borrados en España de la Convención de la ONU, aunque sea expresamente citada en las resoluciones administrativas /judiciales para que no se note o para figurar. 

Hace quince o veinte años las autoridades sentían cierto pudor a utilizar la fuerza pública uniformada y menos aun se llevaban esposados a los niños de protección, y jueces y magistrados se tentaban las togas antes de adoptar medidas que supusieran uso de la violencia y malos tratos. ¿O no es acaso un claro ejercicio de malos tratos llevarse esposado a un niño de protección entre cuatro (iba a decir gorilas) uniformados?

Desgraciadamente a día de hoy el mundo adulto se toma a chirigota la Convención de los derechos del niño y da igual que ponga que hay que oírles, que hay que tenerles en cuenta, que son personas sujetos de derechos, que debe primar su interés superior... sonando hasta normales noticias como esta sin que nadie se levante  ante la desproporción de una fuerza pública uniformada contra un pobre chaval al que no le preguntan los motivos de su fuga, ni le ofrecen para su consuelo llevarle ante alguna autoridad (por ejemplo, Fiscal) a fin de ser escuchado y mejor protegido.

Estemos convencidos de que si en vez del método represivo se hubiera echado mano de un par de funcionarios de paisano con ánimo dialogante, interesándose por el menor, este no se hubiera puesto de los nervios, y mucho menos nadie tendría que esposarle.Y más aun si al chico le ofrecieran la oportunidad de acompañarlo ante la autoridad administrativa o fiscal a expresar sus quejas, denuncias, malestar, motivos, que le indujeron a huir del centro de protección como alma que lleva el diablo.

Se está perdiendo el pudor, la sensibilidad, la profesionalidad y las formas, y son tréboles de cuatro hojas difíciles de encontrar jueces, fiscales, gente de protección de menores, policías y funcionarios que se comportan como humanos, por lo que tendremos que plantearnos como asunto político de emergencia la lucha por la vuelta a la racionalidad dado que son tantos y tales los desmanes que a diario se cometen que hay que volver a reivindicar la Convención como si todavía no existiera, que es a lo que la han reducido esos energúmenos de uniforme o no, que la atropellan con sus decisiones y actuaciones.