La
psicóloga Rocío Ramos-Paúl. (Mediaset)
Miguel Ayuso, 07/11/2014
Hay un día en la vida de todo padre en el que te levantas y
descubres que tu hijo ha dejado de ser un niño. Y
no sólo eso, además es insoportable: se enfada por todo,
está contestón, no cuenta nada… La psicóloga Rocío
Ramos-Paúl, más conocida como Supernanny (el nombre
de su programa de televisión), está acostumbrada a atender
en su consulta a madres desesperadas que piensan que su hijo
se ha convertido en un extraterrestre. Pero no es cierto, su
hijo es simplemente un adolescente, y sí, está siendo
abducido, pero por las hormonas.
Tras publicar varios libros con consejos
para educar a nuestros niños, la psicóloga aborda en Un
extraño en casa (Aguilar), escrito en colaboración con
su compañero Luis Torres, la etapa vital
que, sin duda, es más difícil de llevar para los padres.
Aunque, necesariamente, todos los padres
han sido adolescentes y han pasado por lo mismo que sus
hijos, lo que ahora hacen ellos les parece un sinsentido.
“El adolescente siempre ha tenido las mismas
características: es rebelde, es impulsivo, tiene
las hormonas que parece una noria y pasa de la euforia a
la depresión en minutos… Hay testimonios de esto de antes
de Cristo. Todo forma parte de esa crisis que necesitan
para desarrollarse y convertirse en adultos”, explica la
psicóloga a El Confidencial.
En opinión de Supernanny, tenemos que tener
claro que nuestro hijo va a pasar por esta fase, y es
mejor que sepamos a qué atenernos. “Es una etapa
de mucha crisis y los padres no saben manejarse en las
situaciones nuevas que presenta”, explica la
psicóloga. “¿Es malo? No, sin conflicto no hay
convivencia, pero hay que saber manejarlo. A los padres
les cuesta mucho mentalizarse de que a partir de ahora
tienen que negociar, es decir, ceder unas cosas para
conseguir un objetivo común con el adolescente”.
Como explica Ramos-Paúl, nos
cuesta comprender que el adolescente ya no depende de
nosotros, que es un ente distinto que tiene ideas
propias, pero algunos padres se pasan al darles
independencia: “Hay un tipo de padre que es
relativamente frecuente y es el que piensa que, como su
hijo ya es mayor, ya no tiene que ponerle normas. Pero
esto es justo lo que más demanda esta etapa. Las van a
discutir, las van a pelear, pero necesitan que tú les
pongas límites”.
Las 8
cosas que más nos molestan de los adolescentes (y cómo
lidiar con ellas)
Los conflictos entre padres y
adolescentes son generalmente los mismos, y
todos pueden solucionarse con herramientas parecidas.
Si piensas que tu hijo de 16 años es el único energúmeno
capaz de desaparecer de casa sin decir adónde va,
robándote 20 euros de la chaqueta, y volviendo borracho
como una cuba, estás muy equivocado.
Estos son los ocho comportamientos que
más nos preocupan de los adolescentes, y la forma en que
podemos hacerles frente.
1. Son maleducados y
contestones
Supernanny lo tiene claro: ser maleducado y
contestón está en el ADN del adolescente.
“Piensan que siempre tienen la razón, son impulsivos y
las hormonas andan por ahí. De repente se enfadan
muchísimo y pegan un estallido y van de cero a 100 en
muy poco tiempo”.
¿Qué hay que hacer?
“Debemos darle la importancia
justa”, explica Ramos-Paúl. “Si el padre entra
al trapo de lo que el niño dice lo tiene más difícil.
El padre tiene que pensar que esto es culpa de las
hormonas, es una etapa que pasa su hijo y aunque no le
guste lo que está haciendo es parte de lo que toca”.
Tras la pataleta, explica Supernanny, debemos que
hablar con el chaval y poner las cosas en su sitio:
“Cuando te tranquilices hablamos del tema y te digo
que así no me puedes contestar y, sintiéndolo mucho,
hoy antes de salir vas a quitar el polvo a los
muebles”.
2. Sus amigos no parecen
de fiar
De la noche a la mañana nuestro hijo
tiene un nuevo grupo de amigos de los que no nos
fiamos un pelo: son unos macarras, quizás son mayores
que él, y se pasan el día bebiendo litronas en el
parque (porque, claro, se juntan en el parque del
barrio, y se creen que la policía es tonta).
¿Qué hay que hacer?
“Normalmente es un grupo de amigos
el que no nos gusta”, explica Supernanny. “Si lo
prohibimos lo vamos a hacer mucho más atractivo. Esto
es un poco como el refrán: si no puedes con el
enemigo únete a él. Empezamos a invitar a
casa a sus amigos, permitimos que hagan fiestas o
comidas en casa, y por otro lado damos alternativa de
grupo distinto. Normalmente el grupo que no nos gusta
es con el que sale por la noche, con el que se pasa de
lunes a viernes hablando de la fiesta siguiente. Hay
que buscar también alternativas, para que haga amigos
con otros intereses distintos al ocio nocturno”.
3. Va con unas pintas
horribles
“Que todo el mundo se acuerde de
cuántas veces escuchó a sus padres decir lo mismo en
la adolescencia”, advierte la psicóloga. No
cabe duda de que lo raro es que a un padre le guste
cómo viste su hijo adolescente (puede ser
peor, a algunas madres les horroriza cómo visten sus
hijos con 30), pero, de nuevo, es lo que toca.
¿Qué hay que hacer?
“La pinta es una de las cosas que le
separan del mundo adulto y les identifica con su
grupo”, explica Supernanny. Si queremos poner límites,
tendremos que negociar. La psicóloga pone un ejemplo
muy común: “Para ir a casa de los abuelos
podemos decidir la ropa entre los dos, o
escoger algo que me gusta más, y para salir con tus
amigos no protesto y te dejo salir”.
4. No para de pedir
dinero
Al llegar la adolescencia nuestros
hijos demandarán salir más de casa, pasarán más tiempo
con sus amigos y empezarán a pedir dinero. Cada vez
más dinero, pues siempre tendrán algún amigo con más
disponibles. Por ello, y por su futuro, es importante
que los padres aprendan a gestionarles bien la paga.
¿Qué hay que hacer?
“La paga tiene que darse en función del esfuerzo que
haga”, explica Ramos-Paúl. “Es muy bueno para lograr
una tolerancia a la frustración y para que valoren el
esfuerzo. Hay que pagarles por hacer algo, ya sea por
estudiar, si se les da mal, o por ocuparse de sus
hermanos el viernes. Y si quiere completar más, yo le
animaría a que tenga experiencias con pequeños
trabajos: clases particulares, hacer de canguro…. A
veces dejar que el niño sólo estudie es negarle la
posibilidad de tener experiencias que le enriquecen a
nivel personal”.
Rocío Ramos-Paúl, la 'supernanny' de Cuatro (Mediaset)
5. Sólo
piensa en salir, emborracharse y fumar porros
Según la última Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas
en Estudiante de Enseñanza Secundaria, de 2012/13,
la edad
de inicio de consumo de alcohol en España se sitúa en
13,9 años. “En este país hemos sido siempre
muy tolerantes con el consumo del alcohol”, afirma
tajante Supernanny, y aunque ahora nos estamos
empezando a concienciar –porque a nadie le gusta
imaginarse a su hijo de 14 años con una litrona en la
mano– todavía no hemos aprendido a abordar el
problema.
¿Qué hay que hacer?
“Más que atacar directamente el alcohol y el consumo
lo que tendríamos que atacar es la responsabilidad del
niño”, explica la psicóloga. “Normalmente el consumo
se produce por la noche, en salidas de amigos, o a la
salida del colegio, o si deja de ir a clase. ¿Qué
hacemos? Pedimos que cumpla con sus
responsabilidades más que prohibirle que salga o que
tenga dinero. Todo se relaciona. Si tu
cumples con el horario escolar, cumples con tus
deberes y con tus responsabilidades de casa, vas
recuperando, por ejemplo, el dinero de la paga”.
6. Se pasa el día
enganchado al móvil e internet
Aunque el conflicto
generacional ya no es tan grande –pues ya hay
padres de adolescentes que han vivido la llegada de
las nuevas tecnologías–, nos preocupa que nuestro hijo
esté todo el día pegado al móvil y al ordenador y no
haga otra cosa.
¿Qué hay que hacer?
“Tenemos que aceptar que el ocio tecnológico
es parte del ocio del adolescente, pero tiene
que ser sólo una parte de este”, explica Ramos-Paúl.
“Si mi hijo tiene su deporte, su actividad creativa
extraescolar y además utiliza videojuegos, fenomenal.
Lo que tenemos que hacer es enseñarles a que hagan un
buen uso de las nuevas tecnologías. Decidir en qué
situaciones y tiempos puede usarlo y en cuáles no. ¿Al
cole vamos con móvil o sin móvil? ¿Por la noche lo uso
o no? ¿Durante una comida respondemos o no? Todo eso
es lo que hay que gestionar”.
7. Tiene pareja
Todo padre se escandaliza cuando
descubren que sus hijos tienen pareja, porque
empiezan a surgir preocupaciones que hasta la fecha se
podían obviar. Pero la adolescencia es el
tiempo de los primeros amores, y es importante que
está experiencia (que acabará seguro en drama) al
menos no sea traumática.
¿Qué hay que hacer?
“Si la relación que tiene con el novio es buena,
porque responde a un buen modelo, son ensayos para la
vida de pareja”, explica Supernanny, “y lo que los
padres tenemos que hacer, más que prohibir ni
nada de eso, es estar atentos a cómo va
desarrollándose la relación”.
8. Tiene muy baja autoestima
Como explica la psicóloga, que la autoestima fluctúe
es una de las características básicas de todo
adolescente.
“Hoy estoy eufórico y soy el mejor del mundo y al día
siguiente me encierro en el baño, no salgo y
cuando salgo estoy llorando porque me ha salido un
grano horroso y no puede salir. Y de repente parece
que toda su autoestima depende de un grano”.
¿Qué hay que hacer?
“Podemos darle habilidades que le permitan
identificarse con un grupo, que es al final lo que a
ellos les sube la autoestima”, explica Supernanny. “Si
toda su autoestima depende de estar guapo o guapa lo
que tengo que hacer es buscar alternativas. Uno
también puede ver su autoestima subida si ha mejorado
las notas, si ha empezado a hacer un deporte que le
apetecía, si empieza a bailar y resulta que es bueno…
Al final
la autoestima depende mucho de la imagen propia y la
que devolvemos los demás, el medio. Y el
medio en este caso son el grupo y los padres”.