Papá, más
dinero
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Los padres dan
cada vez menos a una paga fija a sus hijos y optan por
financiarles a demanda
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Los pedagogos
alertan de que se pierde un valioso instrumento de educación
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No importa tanto
cuánto se les da sino cómo
Raquel Vidales
28 FEB 2014
La paga semanal media de los adolescentes está en 13,5 euros. /
samuel sánchez
Nacieron en unos años en los que parecía que todo se podía comprar. Si
el sueldo no era suficiente, se pedía un crédito. Aquellos niños son
hoy adolescentes y la mayoría entiende que ese es el esquema natural:
si la paga semanal se acaba el miércoles, el jueves se pide más. Y a
la mayoría de los padres les cuesta decir no: el 80% de los jóvenes
españoles entre 12 y 19 años logra algún dinero extra a la semana al
margen de su asignación habitual. De esta manera, advierten todos los
pedagogos y educadores, los niños no aprenden a distribuir sus gastos
en función de sus ingresos, lo que les puede convertir en adultos
incapaces de gestionar su economía y acarrear frustraciones.
El informe
Adolescentes 2013, presentado esta semana por el equipo de
investigación de la cátedra Keepunto de la Universidad Complutense de
Madrid, corrobora que cada vez son más los padres que dan dinero a sus
hijos a demanda. “En 2001, según un estudio de la Universidad de
Valencia, el 62% de los chicos tenían paga semanal o mensual fija. Hoy
el porcentaje se ha invertido: el 62,1% van pidiendo a medida que les
hace falta”, afirma Francis Blasco, coautora del trabajo, realizado
sobre una muestra de 800 adolescentes de toda España. La consecuencia
es que acaban por no tener una percepción real de lo que gastan: dicen
que unos 12 euros a la semana, cuando en realidad la media es de
38,46.
¿Qué ha pasado en esta década? ¿Son los padres,
a pesar de la crisis, más permisivos con sus hijos? “Los datos parecen
indicar que sí. Es cierto que la crisis ha mermado la paga [un
38% entre 2008 y 2012, según el Instituto Nacional de
Estadística], pero a la hora de educar no importa tanto cuánto se les
da sino cómo. Y si se les da a demanda, aunque sea poco, no se les
está enseñando a ser responsables”, apunta Blasco.
“Es difícil inculcar conceptos como el valor
del dinero por la vía del razonamiento. Necesitan vivir determinadas
situaciones para aprenderlo. Y lo que la mayoría de ellos ha vivido
desde que nacieron es que el dinero se podía conseguir sin demasiado
esfuerzo”, coincide el psicólogo Ángel Peralbo, autor de varios libros
sobre adolescencia como De niñas a malotas. Según Peralbo, es
imposible que un niño entienda el valor del dinero con una
explicación. “Tienen que experimentarlo. En este sentido, la paga es
un instrumento muy educativo porque les obliga a tomar decisiones
sobre cómo gastarla y en qué. Y cuanto antes empiecen a hacerlo,
mejor. Pero hay que ser firmes, no darles más de lo estipulado y
exigirles algo a cambio para que aprendan también que el dinero no cae
del cielo, hay que ganárselo”, aconseja.
En este aspecto los padres también se muestran
blandos. Según el informe Adolescentes 2013, casi el 70% no
tienen que hacer ninguna tarea en su casa o en su vida cotidiana para
conseguir su paga. Y solo el 30% la pierde por malas conductas. “Los
padres han confiado en que las instituciones educativas enseñarían a
sus hijos el valor del dinero, y estas han considerado que era tarea
de los padres. En el medio se han quedado los niños sin que nadie se
haya preocupado de transmitirles una verdadera formación financiera.
Esto no se aprende de un día para otro, hay que entrenarles para que
en el futuro puedan tomar decisiones adecuadas”, advierte Raúl de la
Cruz, fundador de
Keepunto, una plataforma virtual que funciona como un simulador de
banco que enseña a los jóvenes a gestionar su economía.
Javier Urra, que fue Defensor del Menor en la
Comunidad de Madrid, está de acuerdo con este diagnóstico. “Los chicos
han visto que sus padres manejaban el dinero alegremente. Nos entró la
tontería y en lugar de comprar solo lo necesario o tomarnos las tapas
justas, pedíamos raciones dobles y tirábamos lo que sobraba. Y ahora,
cuando ellos empiezan a disponer de sus primeros ingresos, reproducen
ese comportamiento”, razona. “No digo que no se pueda permitir ningún
capricho, pero siempre con una reflexión previa con el adolescente
sobre la conveniencia de hacer ese gasto. Y no hay que dudar a la hora
de decir no por miedo a que se frustre; al revés, es bueno que aprenda
a hacer frente a las frustraciones”, añade.
El 80% de los
adolescentes logra ‘extras’ a su asignación
La crisis, opina Urra, ha sido buena en este
sentido. “La austeridad enseña que también se puede disfrutar con una
ración de patatas. Y hace más responsable el consumo”, subraya. Aunque
los padres han intentado apretarse el cinturón para que a ellos no les
repercuta tanto la crisis, algo les ha llegado. Lo sorprendente, según
los expertos, es lo rápido que han sabido adaptarse a la nueva
situación. “Tienen menos dinero, pero eso no significa que no intenten
seguir consumiendo al mismo ritmo. ¿Cómo? Gastando más de lo que
ingresan —pidiendo dinero extra aparte de la paga— y, por otro lado,
asumiendo la cultura del low cost y del casi gratis o gratis total en
Internet. Son expertos en el manejo de las web de ofertas y descargas
de la Red”, explica Guillermo Ricarte, director general de la
fundación
Creafutur, dedicada a predecir el comportamiento de los
consumidores.
Según un
estudio realizado por esta institución en 2010, los adolescentes
de hoy son consumidores más expertos que sus padres. Tienen una gran
influencia en las decisiones de compra y deciden especialmente sobre
su propia alimentación, ropa y productos para la higiene personal.
También, destaca el estudio, son grandes creadores de tendencias e
inspiran tanto a otros adolescentes como a adultos.
“Saben mejor que cualquier adulto encontrar la
mejor ganga en Internet y en muchos casos conocen mejor el mercado”,
coincide Miguel González-Durán Muñoz, director de la división de
marketing infantil de la agencia Arista. “Y eso las empresas lo saben.
Por ejemplo, si una familia va a comprar un coche con un adolescente a
un concesionario, el vendedor se dirigirá también a él porque
probablemente sepa más que su padre de marcas y precios”, apunta.
Casi el 70% de los no
tiene tareas obligatorias para tener ‘sueldo’
La fundación Creafutur calculó en su estudio de
2010 que los adolescentes gestionaban unos 8.000 millones de euros al
año. ¿En qué se lo gastan? Aparte de salir con los amigos, sus compras
preferidas son la ropa y la tecnología. Aunque si pueden, comenta
Ricarte, intentan que los productos más caros (sobre todo
tecnológicos) se los regalen sus familiares para no mermar su paga. El
director de Creafutur destaca otro dato interesante: “Si se les
pregunta, aseguran que tienen conciencia medioambiental y que rechazan
a las empresas que no son responsables socialmente. Pero en la
práctica no les interesa dónde ni por quién ni cómo se han hecho los
productos que quieren, y no creen que cambiar sus hábitos de compra
sirva para cambiar el mundo. En este sentido, la mayoría son bastante
cínicos”.
En realidad, los adolescentes se comportan como
lo harían sus padres si pudieran. “Si a mí me dieran todo sin exigir a
cambio nada, ¿por qué iba a rechazarlo? Si no saben controlar sus
gastos, es porque no les estamos enseñando a hacerlo. Ni los
educadores ni los padres”, insiste Raúl de la Cruz. “Unos por dejadez,
otros por la excusa de que no quieren que a sus hijos les falte de
nada y algunos porque les resulta más cómodo que estén entretenidos
con un dispositivo electrónico en lugar de prestarles atención”.
¿Lo están haciendo peor los padres de hoy que
los de anteriores generaciones? “No, pero tienen más recursos. Se ha
sobredimensionado la inversión en los hijos, pero este proceso no ha
ido acompañado de un refuerzo en la educación en valores”, opina Ángel
Peralbo. “Es lo mismo que pasa con la información. No es malo que
tengan acceso a toda esa información que hay disponible hoy día en
Internet, pero hay que enseñarles a manejarla y a interpretarla con
sentido crítico”, concluye el psicólogo.
Ropa, ocio y tecnología
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El 62,1% de los adolescentes españoles
entre 12 y 19 años no recibe paga fija, sino que se les da dinero
a medida que les hace falta, según el informe Adolescentes
2013. El 80% consigue dinero extra a su asignación habitual;
se lo dan sus padres, abuelos o parientes.
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El 70% no tiene que hacer ninguna tarea en
casa o su vida cotidiana para conseguir su paga. Al 30% se le
retira por malas conductas. Solo el 19,2% de los que tienen entre
12 y 15 años ayuda en la casa, porcentaje que sube al 50% en la
franja de 16 a 19 años.
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La asignación media es de 13,5 euros a la
semana. Dicen gastar unos 12 euros, pero en realidad su gasto
alcanza los 38,46.
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Según el estudio
Teens 2010, de
la fundación Creafutur, principalmente gastan su paga en ropa,
salir a comer o tomar algo con los amigos y en tecnología.
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El 38% se descargan programas o películas
en Internet. El 50% no quiere pagar por los contenidos y asegura
que aceptaría publicidad a cambio de acceso gratuito.