
theguardian
https://www.eldiario.es/theguardian/Trabajo-explotacion-infantil-industria-tabacalera_0_786022171.html
La explotación del trabajo infantil aumenta en la
industria tabacalera
El tabaco que se vende en Estados Unidos, Europa y
otros sitios del mundo contiene hojas producidas en arduas condiciones por
niños
Los expertos afirman que los bajísimos salarios que
se pagan a los trabajadores rurales en países como Malaui hacen que el
trabajo infantil sea inevitable
Sarah Boseley - Malaui
26/06/2018

Las niñas en situación de trabajo infantil han
disminuido en un 40% desde el año 2000, los niños, sólo en un 25% /
Fotografía: OIT
Una investigación de The
Guardian ha revelado que el trabajo
infantil abunda en la industria tabacalera y está en aumento en países
pobres, a pesar de que las empresas multimillonarias aseguren que están
trabajando en el tema.
Pruebas encontradas en tres continentes demuestran
que niños de 14 años y aún menores no van a la escuela y trabajan en
condiciones difíciles y a veces incluso sufriendo daño físico para producir
la hoja de tabaco que rellena los cigarros que luego se venden en Estados
Unidos y Europa.
Las familias están atrapadas en círculos de pobreza
generacional, mientras que los salarios en la cima de la industria ascienden
a millones de dólares al año. Las empresas dicen que supervisan el trabajo
infantil y que retiran a los niños de los campos para que vayan a la
escuela, pero los expertos han dicho a The
Guardian que el número de niños trabajando está aumentando, no
disminuyendo, mientras crece el cultivo de tabaco en África y Asia.
Los niños sufren consecuencias de por vida: "Quería
ser enfermera", afirma una niña malauí de 14 años que se pasa el día en el
campo bajo el sol abrasador, trabajando con una pesada azada.
Las familias creen que no tienen más opción que
utilizar a sus hijos como mano de obra no remunerada. Muchos están
endeudados con los dueños de la tierra y los arrendadores, y deben
permanecer en los campos de una temporada a la otra, incapaces de romper el
círculo de pobreza.
"No se está tomando ninguna medida efectiva para
revertir este escenario", dijo Vera Da Costa e Silva, jefa de la Secretaría
del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, un organismo clave
que se enfrenta a una industria que mata más de siete millones de personas
al año. "Lo que sucede es que los campos de cultivo de tabaco concede altos
beneficios a la industria pero muy poco dinero a los trabajadores rurales".
Las empresas tabacaleras aseguran que están haciendo
todo lo posible por acabar con la explotación infantil.
Silva destaca que las empresas multinacionales tienen
una responsabilidad directa por este escándalo. "La responsabilidad que
tienen es doble: por un lado la responsabilidad por el trabajo infantil y
por otro la de hacer que los niños trabajen manipulando un producto letal
que acaba por afectarles".
Silva dice que en 2011 había unos 1,3 millones de
niños al año trabajando en los cultivos de tabaco, y que –según la
Organización Internacional del Trabajo (OIT)– el número ha ido en aumento al
trasladarse el cultivo de países en mejor situación económica a países más
pobres. Entre 2000 y 2013, el cultivo de tabaco disminuyó en países como
Brasil, Turquía y Estados Unidos –afirmó un informe de la OIT de febrero de
2017–, pero ha aumentado en otros, como Argentina, India y Zimbabue.
Dado que el trabajo rural infantil es más común en
países pobres, el informe de la OIT afirma: "Este cambio en la producción
puede haber resultado en un aumento del trabajo infantil y en un mayor
déficit de empleo decente en la producción de tabaco. Aunque no existe una
estimación del número de niños trabajando en la industria tabacalera a nivel
mundial, los sondeos indican que en las comunidades tabacaleras pobres, el
trabajo infantil está fuera de control".
Los puntos negros
En Malaui: padres que trabajan en el cultivo del
tabaco y viven en extrema pobreza no dejan que sus hijos asistan a la
escuela para que ayuden en la cosecha de las hojas de tabaco. Algunas
familias que viven en chozas de paja no reciben ningún pago durante 10
meses, hasta que la cosecha de tabaco se vende. Viven con un cubo de maíz a
la semana que les dan los arrendadores y para reunir el dinero para molerlo
deben trabajar además en otros campos, algo en lo que también participan los
niños.
En México: The Guardian vio
niños trabajando en siete de las diez plantaciones de tabaco que visitó en
marzo en la región de Nayarit, a pesar de los avances que han hecho tanto la
industria como el Gobierno para combatir el problema y asegurarse de que los
niños vayan a la escuela.
En Indonesia: The
Guardian visitó comunidades cultivadores de tabaco en Lombok y conversó
con niños trabajadores, incluido un niño de 14 años que afirmó tener
problemas respiratorios que su familia atribuye a su trabajo en los campos
de tabaco.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos elaboró
una lista de 16 países donde suponen que hay niños trabajando en el cultivo
de tabaco. Organizaciones de derechos humanos incluida Human Rights Watch
han documentado el trabajo infantil en el cultivo de tabaco en Bangladesh,
Kazajistán, Indonesia, Brasil y más recientemente en Zimbabue.
Los expertos afirman que los bajísimos salarios que
se pagan a los trabajadores rurales en países como Malaui hacen que el
trabajo infantil sea inevitable.
Las empresas tabacaleras BAT y JTI aseguran que es
aceptable que niños de entre 13 y 15 años realicen en el campo tareas
livianas siempre que no afecten a su salud ni su acceso a la educación. Sin
embargo, los activistas dicen que no deberían estar en contacto con el
tabaco hasta los 18 años.
El ingreso promedio de un trabajador rural en
Kasunga, una de las mayores regiones tabacaleras de Malaui, es de 223.710
kwacha (unos 325 euros) por 10 meses de trabajo, según un estudio realizado
en 2017 por el Centro por el Interés Social, una ONG de Malaui.
Se estima que cada kilo de tabaco rinde para 1.200
cigarrillos. El año pasado, los trabajadores rurales de Kasunga ganaron 200
kwacha (0,25 euros) por kilo una vez que se vendió la cosecha.
Los trabajadores rurales son el eslabón más pequeño
de la cadena alimenticia tabacalera. Acceden a trabajar durante un año para
un arrendador que tiene un contrato y tiene la tierra, sea ésta de su
propiedad o alquilada. Ese contrato es con una de las grandes empresas que
compran hoja de tabaco –Alliance One, Universal (que el Malaui es conocida
como Limbe Leaf) o Japan Tobacco International (JTI).
Las empresas que compran la hoja de tabaco acuerdan
comprarle a los arrendadores con quienes tienen contrato y a cambio proveen
las semillas, los fertilizantes, los pesticidas y las herramientas. Estas
empresas dicen que les aclaran que no deben trabajar niños. Alliance One
aseguró que una de los "principales prioridades" es la eliminación del
trabajo infantil y afirmó estar comprometida a luchar contra el trabajo
infantil.
Las empresas que compran la hoja de tabaco cumplen
órdenes de las productoras de cigarrillos: British American Tobacco, Philip
Morris y Japan Tobacco.
Principal problema, los salarios
Las grandes empresas tabacaleras tienen sus propios
programas de responsabilidad social empresarial. Dicen que supervisan el
trabajo infantil y que construyen pozos y escuelas. Sin embargo, Marty
Otanez, profesor de la Universidad de Colorado en Denver, un antropólogo que
hace muchos años que estudia el cultivo de tabaco en Malaui, indica que los
proyectos de bienestar social han "demostrado cierta buena voluntad por
parte de las empresas tabacaleras para hacerse cargo de algunos de los
problemas, pero evitan encarar temas más difíciles como el precio de la hoja
de tabaco y los salarios".
Las cuatro mayores empresas tabacaleras dicen que
están haciendo todo lo que pueden. "BAT se toma muy en serio el trabajo
infantil y está de acuerdo en que los niños nunca deben ser explotados,
expuestos a situaciones de peligro o impedirles el acceso a la educación",
afirmó un portavoz. "Nosotros no empleamos a niños en ninguna de nuestras
operaciones en ningún país del mundo y les dejamos claro a nuestros
agricultores y proveedores que no toleraremos la explotación infantil".
Imperial Tobacco afirma: "El trabajo infantil es inaceptable y hacemos todo
nuestro esfuerzo para que no haya trabajo infantil en nuestra cadena de
suministro".
PMI dice que el trabajo infantil es una realidad
inaceptable. "Estamos comprometidos a eliminar el trabajo infantil y otras
formas de abuso laboral en todos los lugares donde producimos tabaco",
afirmó Miguel Coleta, director de sostenibilidad de la empresa. "Hemos
trabajado para atacar las raíces del problema del trabajo infantil y hemos
logrado una reducción mundial de los incidentes de trabajo infantil en las
tierras con las que tenemos contrato. Agradecemos la supervisión continuada
de nuestros esfuerzos y reconocemos que no podemos vencer nosotros solos.
Esto requiere esfuerzos serios y a largo plazo por parte de todas las partes
interesadas, incluidos el Gobierno y la sociedad civil".
JTI también afirmó que el trabajo infantil es
endémico en el mundo rural, pero que han logrado reducirlo en las zonas
donde contratan a los trabajadores de forma directa. "La realidad es que el
trabajo infantil surge de una combinación de factores sociales, económicos y
normativos. En JTI, no fingimos que somos capaces de resolver nosotros solos
el problema del trabajo infantil, pero estamos haciendo todo lo posible
desde nuestro lugar para solucionarlo, trabajando en colaboración con
otros", declaró la empresa.
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