La Voz de Galicia
 

Sin luz y con nueve hijos a comer en Ribeira

Los impagos dejan sin electricidad a una familia y sin gas a otra

M. Hermida / r. iglesias
Ribeira / la voz  14 de noviembre de 2013  


Imagen de archivo de Cristina Rivadulla y de sus cinco hijos en su casa de Santa Uxía. Carmela Queijeiro

Hay familias que viven en el filo de la navaja por la falta de ingresos, sobre todo ahora que el verbo trabajar ha dejado de conjugarse en muchos hogares. Son muchas. Algunas sufren en silencio. Y otras expresan en voz alta lo que supone para ellas tener que hacer regates continuos para pagar cosas tan fundamentales como la comida, la vivienda o los servicios básicos. Esas filigranas a veces no dan resultados. Y acaban produciéndose situaciones peliagudas. En Ribeira hay actualmente dos ejemplos. Uno es el de la familia de Dora Duarte, que tiene nueve hijos y que se ha quedado sin luz. Y el otro, el de Cristina Rivadulla, una madre que se quedó sin agua caliente con la que bañar a sus cinco críos. En ambos casos, las suministradoras actúan por los historiales de impagos.


Dora y Toño contaban ayer que en su hogar se hizo la oscuridad el martes. Llevaban varios meses sin pagar y se temían que esto les podía pasar. De hecho, no es la primera vez que se enfrentan a un corte de luz por impago. Lo primero que hicieron fue pedir ayuda a Cáritas, ya que el colectivo los socorrió en alguna otra ocasión. Y lo segundo, urdir soluciones de urgencia para intentar alimentar a su prole. Porque lo que está claro es que la mayoría de sus hijos, de corta edad, poco o nada comprenden de estrecheces y de que la cocina no funcione por un corte de suministro cuando el hambre les aprieta en el estómago. Así que ayer al mediodía, finalmente, lograron cocer unos fideos para alimentar al regimiento de criaturas.

Los padres, Toño y Dora, habitualmente acuden al comedor social de Cáritas de Ribeira. El horario del colegio hace inviable que los pequeños puedan acudir también. Pero los progenitores reconocen que muchos días les dan comida sobrante para sus críos, cosa «que nos viene de maravilla».

El drama continúa

Hace exactamente un año que Cristina Rivadulla hizo público el drama que estaba viviendo y una avalancha solidaria se le vino encima. Esta madre de cinco hijos y vecina de Santa Uxía sigue temiendo que se lleven a los pequeños, ya que apenas tiene ingresos y vive gracias a la ayuda de familias de todo el país. Un último obstáculo se interpuso en su camino estos días. Y es que asegura que al no poder pagar el recibo del gas le cortaron el servicio: «Mis hijos más pequeños tuvieron que ducharse en casa de unos familiares. Yo tuve que bañarme en en agua fría y acabé enfermando». Afortunadamente, una madrileña que se volcó con su causa desde el primer momento se enteró de su situación y accedió a pagarle las facturas atrasadas. Rivadulla tiene suministro desde el viernes, pero ahora también debe afrontar el pago de recibos atrasados de la luz. Afirma que sigue buscando trabajo y confía en encontrar algo pronto que la ayude a seguir tirando. No le falta el apoyo de vecinos de otros puntos de Galicia. Su caso movilizó a muchas personas hace meses y Rivadulla recibió alimentos y ropa, pero el tiempo pasa y su situación no termina de normalizarse.

Lucha contra el frío

Esta ribeirense fue víctima de malos tratos desde recién casada y ahora trata de ser optimista para salir de la tormenta en la que se encuentra. El ahorro es una constante en su casa y allí apenas se encienden las luces y la cocina. Ha tenido que mezclar la leche con agua para dar de desayunar a sus hijos y en su hogar no hay calefacción: «Es un piso frío y hay humedad en algunas paredes. Tengo un calefactor para calentarlo que está viejo, pero que por el momento aguanta».

Ellos son los rostros de la desesperación, pero también de la solidaridad humana.